Aquellos que habían llegado a la mansión no notaron que Wang Chiang y su madre estaban ausentes, Wang Gang también había vuelto y se dirigió a su dormitorio para descansar. Todos estaban agotados y no tenían ánimo para pensar más allá.
—Ya te canté todo tipo de canciones de cuna, ¿por qué aún no estás durmiendo? Mnnh? —Su Wei Wei se quedó sin palabras con la garganta seca al ver esos ojos todavía abiertos mirándola, los cuales no parecían cerrarse pronto, no sabía que poner a un niño a dormir fuera tan difícil.
—Te dije que estaré bien, ¡no te esfuerces tanto! Puedes ir a descansar. —Con señas, le notificó cortésmente que estaría bien sin que lo arrullaran. Ya estaba acostumbrado a ello.
—Está bien, entonces te contaré una historia, quizás así te duermas... —Su Wei Wei se metió en la cama y con una cubierta diferente, se tapó yaciendo ahí a su lado. La calefacción estaba encendida y la habitación estaba cálida.
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