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Reencarnado en Banshee Town

En el vasto universo de series y películas icónicas, los casos policiales y las tramas de gánsteres se conectan en un entramado más amplio. Desde Banshee Town, surge una historia en la que lo imposible se convierte en parte del día a día. Personajes de dramas como Chicago P.D., Walker, Texas Ranger, Jack Reacher, Hunter, Person of Interest, y Bones ven sus destinos entrelazados con el de Ethan Morgan, el protagonista. En un mundo donde las historias cruzadas desafían las expectativas, Ethan tiene una misión clara: romper con la narrativa predeterminada, salvar a aquellos personajes destinados a desaparecer y, lo más importante, sobrevivir en medio del caos.

TemporalPhantom · Urbano
Classificações insuficientes
86 Chs

Trabajo Privado.

Carrie cuidadosamente dobló los planos, antes de pasárselos a Job. Había repasado tantas veces la distribución del interior y las dos rutas de escape marcadas por él que ahora parecían estar grabadas perfectamente en su memoria. Mientras tanto, Job seguía inmerso en su teléfono, sus dedos deslizándose rápidamente por la pantalla, revisando los movimientos de los guardias de seguridad.

Carrie lo observó en silencio por un momento, intentando descifrar si estaba revisando detalles importantes o simplemente sumido en sus propios pensamientos. Al sentir su mirada, Job levantó los ojos y, con un gesto serio, dirigió su atención hacia ella.

—En cuanto al sistema de alarma adentro, necesito acezar a uno de los paneles de control en el interior. Lo desactivaré cuando lleguemos allí. Pero, con la prisa, solo podré retrasar el aviso de la alarma, talvez tengamos tres minutos para abrir la caja fuerte y salir de aqui.

Hace más de diez años, Carrie y Hood eran famosos y prolíficos ladrones en las calles de Nueva York. La especialidad de Carrie era robar autos, conducir y abrir cajas fuertes.

—No sera un problema, solo me bastaran dos minutos. —Carrie aplaudió y mostró la pequeña bolsa de herramientas en sus brazos.

—Haz estado demasiado tiempo fuera del juego, crees que podrás hacerlo.—Job negó con la cabeza y guardó el teléfono. Carrie había sido ama de casa durante más de diez años, y para ser honesto, aún estaba un poco preocupado.

—Deja de decir tonterías y vámonos —Carrie abrió la puerta.

Job dejó escapar un suspiro, se quitó el capó, y ambos salieron del auto y se dirigieron rápidamente a la puerta trasera de la compañía de seguros que estaba junto a ellos.

—Maldita sea, como extrañaba esto, es como en los viejos tiempos —murmuró Carrie al ver a Job sacar el decodificador de su mochila y conectarlo a la cerradura de la puerta.

No pudo evitar sentirse algo nerviosa por volver a su antiguo trabajo. Giró el cuello y miró a su alrededor.

—Relájate —le dijo Job, observando cómo los números en el decodificador latían rápidamente—Se precavida y resuelve los problemas cuando surjan. Así es como se hacen las cosas.

Carrie respiró hondo varias veces para calmar sus latidos.

—¿Aún recuerdas lo que te dije? Solo tenemos tres minutos.

—Claro que sí.

—¡Beep!

Se escuchó un sonido suave y la cerradura de la puerta se destrabó. Job guardó el decodificador y abrió la puerta con precaución. Coloco una cinta adhesiva en el pasador del seguro metalico.

—Vamos, con tanta tecnología disponible. La cinta adhesiva es lo mejor que sete ocurrió. —dijo con una sonrisa.

Job no dijo nada, sigo que siguió moviéndose atreves del pasillo. Siguiendo la dirección del dibujo en sus mentes, los dos rápidamente corrieron hasta el tercer piso y caminaron por el estrecho pasillo hasta la sala de finanzas.

—¿Estás segura de que este lugar guardan dinero en efectivo? —Job volvió a sacar sus herramientas.

—Cien por ciento segura —respondió Carrie ansiosa— Cuando me reuní con la gente de la compañía de seguros, vi con mis propios ojos que el personal de seguridad entraba con una bolsa de dinero bancaria. 

Justo cuando el decodificador se puso verde, ella extendió la mano hacia la cerradura de la puerta para abrirla, pero Job la detuvo.

—Espera. Hay un sistema de alarma adentro.

Job sacó su teléfono móvil y controló los sistemas a distancia, no podía apagarlos por completo sin alertar a la compañía de seguridad, pero podía retrasar la señal lo suficiente como salir con el botín.

—Listo, recuerda que la alarma se activará tan pronto como entres a esta oficina. Retrasare la señal, tienes tres minutos para abrir la caja fuerte y salir de aquí.

—Entendido —Carrie asintió y abrió la cerradura.

CADI - Edificio de la Policía de Banshee

Ethan llevó a los dos hombres de regreso a la comisaría. Después de varios días de intensas patrullas, no sabía si la ira de Proctor había sido calmada, pero su propia frustración estaba en aumento, todos los dias ocurrían incidentes provocados por los hombres de Proctor, por lo que habían estado muy ocupados.

—¡Vamos, si quieren pelear pueden hacerlo aqui! —dijo, empujándolos hacia la sala de detención, para cerrar la reja.-

Los dos borrachos, que estaban peleando fuera del Bar de Sugar, se miraron, cada uno caminó hacia un rincón y se sentó.

—Shet, necesito descansar un poco —murmuró Siobhan, apoyada en la mesa y levantando los brazos.

—Yo también quiero descansar, carajo si encuentro al maldito que hizo enojar a Proctor le partiré la cara. — exclamo Brock molesto por lo que había pasado los últimos días.

—A partir de mañana, todo volverá a la normalidad —dijo Hood, saliendo de la oficina del sheriff con una taza de café—. Han sido demasiados arrestos y papeleo en estos días, al menos las horas extras serán bien pagadas.

—¡Sí! —respondieron Brock y Siobhan, animados. Emmett también sonrió.

Ethan flexionó sus bíceps y propuso:

—Jefe, creo que estoy bien. ¿Qué tal si continuamos?

Varias bolas de papel volaron en su dirección, y Alma desde lejos le lanzó una mirada de advertencia.

—¡Por favor, era broma! —se rindió Ethan.

En ese momento, un sonido de alarma penetrante vino de la computadora, seguido de un mapa con puntos rojos parpadeando.

—Es una alarma de intrusión, al parecer hay un allanamiento en la Loew's Insurance Company —anunció Brock, enderezándose y moviendo el mouse.

Todos, excepto Alma, dejaron lo que estaban haciendo y salieron corriendo. Pronto, las sirenas de las patrullas resonaron, y los coches policiales partieron, dejando destellos rojos y azules, la compañía de seguros estaba en el centro de la ciudad no muy lejos de la comisaria, por lo que solo bastaron menos de dos minutos para llegara la compañía de seguros. 

Brock bajó la ventanilla y señaló:

—Por el costado hay una salida de emergencia. 

Hood asintió.

—Entendido. Ethan y yo iremos por allí. Ustedes vayan por el frente.

Ethan condujo detrás del edificio con Hood. Tras estacionar, con Hood cubriéndole la espalda, avanzó inclinado con la Glock en mano.

La puerta trasera estaba sin seguro, solo sellada con una cinta adhesiva. Los dos se miraron y entraron con cuidado al edificio de cuatro pisos, el cual resonaba con las penetrantes sirenas, aunque por lo demás, no había movimiento alguno.

Hood le indicó que debían subir, y Ethan entendió la señal.

Subieron las escaleras, alertas ante cualquier situación inesperada. La puerta del segundo piso estaba cerrada por lo que ignoraron el espacio y continuaron hacia el tercer piso.

Escucharon pasos suaves acercándose, y Ethan levantó su arma en dirección a la sombra que bajaba rápidamente. Con un movimiento ágil, el intruso lo desarmó.

Ethan no se echó atrás. Avanzó, capturó a la persona de negro y la arrojó hacia la esquina de las escaleras.

—¡Crash!

—¡Ah! —La persona gritó de dolor. Por su tono de voz dedujo rápidamente que era una mujer.

En ese momento, Ethan ignoró su género y alzó su bota negra rígida para golpear la cabeza.

—¡Ethan, detente! —se escuchó un grito bajo y rápido.

Ethan frenó a tiempo y vio que el hombre de negro en el suelo era Job. Hood, con el arma lista, intentaba contenerse para no disparar. El hombre en las escaleras se quitó la capucha, revelando su calva brillante. Job los miró a él y a Hood con impotencia.

Ethan guardó su pistola y pasó junto a Job sin decir nada, comprendiendo la identidad de la mujer en el suelo. Hood reaccionó rápido y lo siguió, manteniendo un silencio táctico, como si nadie hubiera visto a la otra parte.

Job ayudó a Carrie a levantarse y ambos corrieron escaleras abajo, para salir del edificio.

Job sostuvo a Carrie de los hombros para que pudiera escapar de la compañía de seguros y finalmente dio un suspiro de alivio después de regresar al auto.

—¡Ugh! —Carrie se quitó la capucha y tosió dos veces de dolor.

Para prepararse para posibles ataques, en realidad había estado entrenando en secreto en los últimos años. Pero no esperaba que, en un segundo, Ethan la levantara como si fuera una muñeca de trapo, dejándola sin poder defenderse. Cuando la arrojaron pesadamente al suelo, sintió como si sus órganos internos temblaran. Si Job no hubiera detenido a tiempo a Ethan, temía que la habrían hecho pedazos.

—¡Miderda!¡Mierda!¡Mierda! —Job golpeó el volante con fuerza y arrancó el vehículo, molesto—. Te dije que era una mala idea.

—Cierra la boca y sácanos de aquí, maldita sea —respondió Carrie con un agudo dolor en la espalda mientras apretaba los dientes—. ¿No dijiste que el sistema de alarma había sido desarmado?

—Vete ala mierda, ¡no me culpes a mí! —replicó Job emocionado mientras pisaba el acelerador—. ¿Cuántas veces te lo dije? Teníamos solo tres minutos, pero tú no querías irte. Te tomó demasiado tiempo abrir la jodida caja fuerte—bufó 

—Solo conduce —siseó Carrie— Ethan, ese bastardo me lanzo con mucha fuerza...

—¿Y que querías que te matara? —Job pisó el acelerador como un maníaco— Piensa en cómo explicar esto más tarde a todos; no pienso cubrirte la espalda en este asunto, te dije que esto era una mala idea.

Después de que Ethan interceptó a Job, abrió la puerta contra incendios en el tercer piso. Las sirenas seguían sonando de forma penetrante, pero en ese momento bajó la guardia y fingió buscar a su alrededor. Hood lo siguió, rebuscando entre las cajas con su expresión imperturbable.

—¿Encontraste algo?

Al otro lado, se oyeron pasos densos; varias figuras subieron corriendo desde otra escalera. Siobhan los descubrió y bajó su arma.

—No, no hay nada al parece que huyeron.

—Así parece —respondió Ethan, mientras abría la puerta de la sala donde estaba una caja fuerte abierta en la esquina, dejando solo algunos documentos, pero nada de efectivo a la vista.

—Asegura la escena y revisa qué pistas podemos encontrar —ordenó Hood con rostro lívido.

Brock asintió. El sargento, siempre distante, finalmente empezaba a integrarse. Hubo un robo en su jurisdicción, y no podía permanecer indiferente.

Pronto, el personal de la compañía de seguros también llegó al lugar, pero no obtuvieron pistas. Cuando se trata de seguridad, Job es la persona más cautelosa que Hood haya conocido, así que el hecho de que él hubiera sido bloqueado ya era sorprendente. No quedaría evidencia en la escena.

Ethan acompañó al personal de la compañía de seguros a revisar la vigilancia y descubrió que las grabaciones eran solo un video que se repetía en un loop intermiable. Hood le pidió a Siobhan que tomara fotografías de la escena del crimen, recogió algunas pruebas y regresó a casa. Lo siguiente sería sencillo: revisarían todo con calma.

Luego de muchas idas y venidas, regresaron a la comisaría para terminar el trabajo. Hood hizo un gesto y todos se retiraron.

Ethan y Hood, con un entendimiento tácito, se dirigieron al Davis Bar, donde aún quedaban algunos clientes. Job y Carrie estaban sentados en la barra, bebiendo tranquilamente en silencio.

Al verlos entrar, Sugar se sintió confundida; las dos personas que acababan de llegar no dijeron una palabra y solo se sumergieron en la bebida.

—Sugar, sírvenos algo fuerte.—dijo Hood, golpeando la mesa mientras se sentaba, cansado.

Sugar sacó dos vasos, sirvió medio vaso de whisky en cada uno, tomó uno y lo deslizó por la barra. La copa se deslizó hasta que Ethan la agarró y se sentó junto a Job.

—Esta es la ultima ronda de la noche, este viejo necesita irse descansar. —dijo Hood en voz alta al resto de los clientes. Hubo algunas quejas, pero era casi la hora de cierre. Los bebedores restantes, aunque descontentos, pagaron y se retiraron, nadie quería problemas con el Sheriff.

Ethan tomó un sorbo de su trago, se levantó y cerró la puerta del bar antes de regresar a su asiento. Todos estaban en silencio, excepto Sugar, quien, aunque no entendía la situación, pero sabia que no era nada bueno al ver la expresión de Job.

Job miraba fijamente una foto enmarcada de Sugar ganando un campeonato, mientras el largo cabello de Carrie caía, cubriendo su rostro, bebiendo té helado de Long Island a través de una pajilla.

Ethan encendió un cigarrillo, soltando una bocanada de humo mientras bebía. Después de unos tragos mas, Hood rompió el silencio asfixiante:

—Pensé que éramos un equipo. ¿Desde cuándo nos excluyen a mi, Ethan y a Sugar?

Sugar quedó atónito, miró a Carrie y a Job con expresión molesta y tomó su vaso de whisky.

Después de otro momento de silencio, Carrie levantó la cabeza y, con expresión inescrutable, respondió:

—No es lo que piensas.

—¿Cómo es eso? ¿Acaso no eran ustedes quienes estaban robando a la compañía de seguros esta noche? —replicó Hood, mirándola fijamente.

—Necesitaba el dinero.

—Todos necesitamos dinero, por eso trabajamos juntos. Asi evitamos riesgos.

—No es solo por dinero.

—¿entonces que es? —Hood no bajaba la mirada.

Carrie respiró hondo y miró a Sugar—Mi hijo está gravemente enfermo y necesita una cirugía, el seguro no lo pagara y con lo del ultimo trabajo no tenia lo suficiente.

El bar volvió a quedar en silencio mientras Sugar asentía lentamente.

—Si eso era, podrías decírnoslo y te ayudaríamos —dijo Hood bebiendo su vino, impotente—. Al menos antes de actuar, ¿podrías haber tenido la cortesía de avisarme?

Carrie se sentía molesta y avergonzada. Apretó los dientes.

—¿Por qué necesito tu permiso?

Hood dejó su copa con fuerza.

—No me importa si lo hace en otros lugares, pero no aquí en Banshee. Si haces esto otra vez, tal ves no tengas tanta suerte y no te encuentres Ethan y conmigo, sino otro de mis chicos de la estación de policía. ¿Qué harás?

—Asumiste un riesgo enorme. ¿Y para que? ¿Cuánto robaste? ¿100,000? ¿200,000? No olvides que acabas de salir de prisión.

—¿tus chicos? Son solo un montón de perdedores —replicó Carrie con burla, mirando a Hood— ¿te estas escuchando? ¿Realmente te crees un jefe de policía.? eres un maldito exconvicto, no quieras venirme a juzgar.

Ethan golpeó el cigarrillo, sacudiendo las cenizas, mientras la observaba.

Carrie notó la expresión dura de Ethan, su corazón se encogió y el dolor en su espalda empeoró. Preguntó con tristeza:

— ¡Que! ¿tienes alguna opinión?

Ethan aplastó la colilla—. Vete ala mierda Carrie, no soy tu jodido exnovio, asi que no tengo que escuchar esta mierda. Asi que te sugiero que pienses bien tus palabras antes de hablarme.

Carrie recordó la vez que él la había arrojado, sintiendo temor. Frunció los labios, respirando profundamente.

—¡Calma, todos! No hay necesidad de esto —intervino rápidamente Sugar al percibir la tensión.

Ethan se levantó y, señalando a Carrie, dijo:

—Por mi puedes irte a la mierda, y si vuelves hablar mal de mi amigos pondre tu cabeza bajo mi bota, sin importarme lo que diga Hood.

Terminó su copa, le dio una palmada en el hombro a Job, y salió del bar.