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Capítulo 37: Objetivo

Editor: Adrastea Works

—Maldición—. Ralf golpeó el techo con su mano, rompiendo las tejas de pizarra del techo con furia. Sus ojos emanaban una luz fría de color rojo sangre—. Una noche entera desperdiciada, y nada de él—. Suspiró, pasando las manos por el pelo.

Él y sus hombres estuvieron vigilando la casa toda la noche, esperando a que el titán apareciera. Habían obtenido cero resultados, y en su lugar había quedado exhausto. Ralf se frotó los ojos, sintiendo el cansancio detrás de ellos.

—Randall, Borranger—. Llamó a ambos nombres tranquilamente, agitando su mano hacia adelante.

Inmediatamente, aparecieron dos de sus subordinados de confianza en la guardia. Uno de ellos era humano, mientras que el otro era un vampiro.

Si bien este planeta estaba bajo el control de la Familia Aurelius, la gran mayoría de sus habitantes, y la mayoría de los mundos controlados por la Familia, no eran vampiros.

Los vampiros eran una raza poderosa, con una fuerza que podía crecer a niveles altos incluso sin entrenarse en la magia. Era una ley en este universo que mientras más fuerte o más poderoso fuese el linaje de un ser, más difícil era tener descendencia.

Por lo tanto, si bien la mano de Aurelius podía extenderse mucho, el número de vampiros en la familia no era tan grande en comparación con los humanos o los aeth, u otras razas populosas.

—Mantengan la vigilancia por si acaso, pero hagan contacto con la guardia general para hacer el cambio y dejar que descanses los hombres—. Ya que el titán no había aparecido de inmediato, tenía que hacer esto según las reglas. Estaba lleno de molestia y preocupación, además de arrepentimiento. De haber sabido que esto sería tanto problema, nunca habría tendido una trampa al titán.

—Sí señor.

—Sí señor.

El par respondió con intensos asentimientos de cabeza, y se dispusieron a trabajar para informar al resto de la guardia. Ralf suspiró de nuevo, y luego desapareció del tejado, deslizándose por el costado cuando el alba comenzó a romperse, y se dirigió a casa. Vivía a corta distancia de aquí. Volar en la ciudad estaba estrictamente fuera de los límites, y sería demasiado pedir un carruaje, así que decidió caminar.

..

—Por fin—. Los ojos de Dorian brillaron cuando observó al vampiro mago salir del tejado después de horas de observación. En este punto su paciencia se había agotado.

—Ausra, ¿cuánto tiempo tengo hasta que esta forma termine la adaptación?—preguntó, comprobando. Los humanos solo tenían dos etapas de crecimiento, y podían maximizar su crecimiento inmediatamente, al transformarse en adulto. No tenía la ropa exactamente para ello, y con el día ad-portas, podía quedar en una situación desagradable.

—Nueve minutos y doce segundos—respondió Ausra fríamente.

Dorian asintió. Podía lidiar con eso. Probablemente querría mantener su forma humana hasta que saliera de la ciudad, considerando todo, ya que los guardias estaban buscando un titán, y sus otras formas no eran realmente aplicables.

Se mantuvo en las sombras mientras seguía al vampiro mago, manteniendo su distancia. El vampiro no parecía preocupado porque alguien lo siguiera, probablemente por una buena razón. Ausra lo había etiquetado como un mago de clase Magnus Magister. La barrera innata de un mago de clase Magnus Magister podría anular el impacto de un golpe de mil libras con facilidad, por no hablar de cualquier ladrón o ataque. Eso, combinado con su propia fuerza física y resistencia como vampiro, daban un motivo de confianza considerable.

Según Ausra, el estudio de la magia podría acelerar el crecimiento hasta la madurez para cualquier criatura con un linaje que tenga el potencial para crecer, a través de las leyes de este mundo. Funcionaba de manera distinta para diferentes razas. En el momento en que la matriz de hechizos de almas se abriera paso, digamos, a la clase Magnus Magister, su cuerpo inmediatamente comenzaría a crecer y adaptarse a ese nivel de poder.

Sacudió los pensamientos erráticos de su mente mientras acechaba al vampiro a través del brillo más escaso del amanecer.

A su alrededor, la ciudad estaba cobrando vida poco a poco. Pudo distinguir varias figuras que empezaban a caminar por las calles. Cazadores, que salían de la ciudad para cazar bestias en el puente de mundo, o para cruzar a las otras islas. Los mineros cruzaban a las minas con recursos en las cercanías, comerciantes preparando sus negocios o preparándose para salir en expediciones.

También vio a unos pocos mendigos, recostados descansando en los costados de las calles o callejones. Parecía que la pobreza era una maldición en este mundo, tal como era en la Tierra.

El mundo a su alrededor estaba empezando a cobrar vida. Nadie prestaba atención a un niño de la calle mal vestido, moviéndose a un lado.

Después de unos cinco minutos de caminata, el mago vampiro giró a un área residencial diferente, una que estaba completamente cercada. Una puerta bloqueaba cualquier entrada normal a esta exclusiva sección de la ciudad. Varios muros negros levantados bloqueaban el paso alrededor del área, dejando un solo camino hacia el muro o a través de la puerta.

La puerta en sí parecía estar hecha de algún tipo de metal dorado y desprendía una tenue luz amarilla.

Más allá de la puerta, Dorian pudo ver varias mansiones de lujo, al menos diez de ellas, muchas de ellas verdaderos palacios debido a su gran tamaño, las que se extendían cientos de metros unas de otras. Árboles, un pequeño río, y algunos jardines se ubicaban entre cada casa, dándole al área una apariencia natural y agradable. No como si estuvieran en medio de una ciudad poblada. Era la vista más lujosa que había observado de la ciudad hasta ahora.

El vampiro que Dorian estaba observando lanzó algún tipo de hechizo que hizo que la puerta temblara y luego se abriera, permitiéndole pasar. Momentos después se cerró, sellando el lugar.

Dorian frunció el ceño al ver esto. Sus ojos se arrastraron hacia arriba, mirando hacia los muros y por encima de ellos.

Sólo de manera débil, pudo distinguir una extraña distorsión en el aire. Supuso que, si volaba sobre ella, pondría en funcionamiento algún tipo de alarma. La puerta parecía ser algún tipo de objeto mágico, que bloqueaba el camino. No vio a nadie más moverse hacia o desde la puerta, parecía una comunidad exclusiva a que las personas raramente entraban o salían. Al menos, no en las primeras horas del amanecer.

Había pocas personas moviéndose hacia algún lugar cerca de esta calle. Las casas a su izquierda o derecha seguían cerradas, y la calle estaba casi vacía. No había tiendas o algo de ese tipo en este sector residencial de la ciudad.

Mientras consideraba qué hacer, una idea surgió en su cabeza.

Sabía que era capaz de absorber energía de objetos mágicos, y añadirla a su propio almacenamiento de energía de crecimiento. Aún no había probado totalmente esta habilidad. Sin embargo, ahora parecía una gran oportunidad. No fue encarcelado al intentar escapar o estado en algún peligro. Si algo salía mal, sería capaz de lidiar con ello de manera segura.

Dorian sonrió y luego arrastró los pies hacia el frente de la puerta.

Dio una última mirada encubierta alrededor de la calle. El camino de piedra pavimentada de gris y blanco estaba vacío la mayor parte, los peatones más cercanos estaban al menos a cien metros a su derecha.

Lentamente, puso su mano derecha en la puerta. Sintió una leve sensación de hormigueo cuando la tocó, y luego nada.

—Ausra, ¿tienes algún consejo sobre absorber energía de objetos mágicos?—. Una pregunta que sintió que debería haber hecho mucho antes.

—Es un talento natural único para tu matriz de hechizos del alma, y como otras habilidades o capacidades, simplemente necesitas querer que suceda—respondió Ausra puntualmente.

Dorian asintió y luego se enfocó en la puerta delante de él.

La miró fijamente, y luego se concentró poco a poco, deseando que cualquier energía en la puerta fluyera hacia él. Paulatinamente, sintió que una sensación de calor se instalaba en su mano derecha. Esta sensación comenzó a volverse más y más cálida. Sentía casi como si una conexión comenzara a formarse.

Mentalmente, en su cabeza, sintió aparecer una gran luz resplandeciente. Un orbe enorme y gigantesco. Flotando arriba de él. Casi al alcance.

Dorian miró fijamente el orbe, y luego deseó que se acercara a él.

Y lo hizo.

De repente, todo su cuerpo estaba cubierto por una enorme luz dorada, por un breve instante. Todo su cuero se sentía como si estuviera a punto de implosionar, una enorme reserva de energía siendo bombardeada hacia él. Esta sensación duró brevemente antes de desaparecer sin dejar rastro.

Una fracción de segundo después… la puerta dorada en frente de él cayó, colapsando en polvo. El escudo resplandeciente y casi invisible que cubría los muros y el aire arriba de ellos se estremeció y luego desapareció.

-

-Humano – Etapa de crecimiento: (1/2) niño humano. Progreso de crecimiento – 59.794/300 –

-

Los ojos de Dorian se abrieron enormemente ante el impacto mientras revisaba los valores, y luego los comprobó nuevamente con estupefacción.

—¡¿Absorbí… cerca de 55.000 unidades de energía?!

..

Ralf comprobó su apariencia en el espejo de la entrada, asegurándose de que su cuello no estuviera demasiado alto. Aun cuando estaba en casa, no podía lucir mal vestido. El mantener la apariencia de uno era importante, especialmente cuando piensas que nadie te está mirando.

Por fin había llegado a casa después de una noche tan agotadora, y estaba listo para irse a dormir. Pasó por la entrada de su gran mansión, mirando la adornada escalera, las estatuas de piedra blanca que decoraban sus paredes, y el antiguo suelo de madera de teca blanca. Su humilde morada era su lugar de refugio.

—¡Maestro Tornstrew!—. Antes de que pudiera incluso llegar a la gran escalera, uno de sus subordinados llegó corriendo. Un guerrero vampiro vestido con una armadura de cuero negra, uno de sus guardias. Favian era su nombre.

—¿Sí, Favian?—reguntó, esforzándose por mantener la irritación fuera de su voz. Los hombres que resguardaban su mansión fueron lo suficientemente bien entrenados como para molestarlo solo si era urgente.

—Es, eh, es Molf señor—. Al parecer el nombre del hombre era Molf.

—¡Y, eh, señor! ¡Ha colapsado el hechizo de campo de protección de los Doce Palacios!—. El vampiro prosiguió, con sus ojos muy abiertos.

Ralf miró fijamente al hombre, con incredulidad,

—¿Colapsó?

—¡Sí señor, colapsó!—respondió el guardia, asintiendo con la cabeza.

Ralf se sobó la frente, sintiendo que un dolor de cabeza estaba tratando de forzar su camino,

—Favian…

—Es Molf, señor.

—Molf—comenzó, mirando fijamente al guardia por interrumpirlo—. El hechizo de campo de protección no puede simplemente 'colapsar'. Fue puesto en su lugar por un mago comisionado de clase Dominus, usando doce núcleos de energía terrestre. Un meteorito lanzando por un mago de fuego de clase Dominus no pudo hacerle mella al hechizo del campo, y mucho menos hacer que colapse.

Molf se retorció, pareciendo incómodo mientras respondía—. Bueno, eh, señor lo sé. Pero—continuó, señalando la puerta principal—. Eso, eh, bueno, lo hizo.

Ralf se giró hacia la entrada principal de su casa. Parpadeó y luego caminó hacia adelante, acechando afuera, su ira iba in crescendo mientras levantaba sus manos.

—¿Qué en el nombre de los cielos ha…—. Su voz se apagó.

Los ojos de Ralf estaban entrenados, capaces de ver y detectar rastros débiles de magia. Y el cielo sobre él estaba en llamas, con ondas mágicas al azar explotando de un lado para otro por encima y de manera errática.

La imagen perfecta de un hechizo de campo colapsado.

Se le desencajó la mandíbula y sus manos levantadas en ira cayeron mientras miraba el cielo agonizante.

—…q

—…¿qué?

...

—¡Ulp!—. Dorian eructó, con una sensación de satisfacción en su estómago. El absorber la energía de esa puerta lee había dado una agradable y calidad sensación de saciedad. Sonrió mientras se escabullía en el área amurallada, mirando las mansiones, enfocándose en la que el mago vampiro había entrado.

Era una gran mansión blanca de tres pisos de alto hecha de algún tipo de ladrillo especial. Tenía varias cornisas y grandes ventanales. Un pequeño foso decoraba el exterior de ésta, y un gran jardín de árboles salpicaba su patio.

Solo faltaban unos minutos apura que pudiera cambiar de forma de nuevo.

Dorian echó un vistazo a la casa, con su fina boca. Luego se precipitó hacia uno de los frondosos árboles cerca de la entrada, con sus ojos fijos en la casa, y comenzó a prepararse.