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Re: zero arco 3, 4, 5.

Pueden seguir aquí después del cp25 Luego subiré el Arco 1 y Arco 2. A partir del CP 329 comienza el arco 5.

delta_zero_1153 · Fantasia
Classificações insuficientes
503 Chs

Escúchame atentamente, estúpida.

— ¿Cuántas veces había entrado a esta habitación para verla?

La primera vez que se conocieron, Subaru evitó fácilmente la ilusión del pasillo repetitivo y entró a la Biblioteca Prohibida.

Las primeras impresiones de las dos partes fueron horribles.

Beatrice le realizó una absorción de mana, a pesar de que aún estaba recuperándose, y enseguida lo dejó inconsciente. Después de eso ella tuvo que soportar los entrometimientos de un Subaru inspirado por la venganza.

Se insultaron diariamente cada vez que se veían, pero, aun a pesar de eso, se empezaron a llevar ridículamente bien, y Subaru llegaba inintencionadamente a la supuestamente escondida Biblioteca Prohibida.

En esos dos meses que Subaru había estado en la mansión, Beatrice y Subaru se gritaron muchas veces, discutiendo como dos niños una y otra vez. 

Esas discusiones cambiaron cuando Subaru volvió de la capital después que empezase formalmente la Selección Real.

Beatrice le estaba rechazando. Con el conocimiento ganado en el Santuario, donde ella no estaba, Subaru aprendió acerca del pasado y el destino de ella, por lo que podía entender por qué era tan testaruda.

Entonces Subaru le habló como si él lo supiera todo de ella, intentando entender su soledad — Y Beatrice, ya sin lágrimas después de estos cuatrocientos años, dejó salir sus lamentos.

No pudo decirle nada a la exhausta chica después de todo eso. Entonces las circunstancias de ese momento la llevaron a que perdiera la vida, y Subaru vio esa última expresión facial cuando ella le defendió.

Esa expresión quedó grabada en su memoria. Huyendo de sus emociones, Subaru volvió allí. 

— Así que esta vez, sin importar lo que costara, la sacaría de este lugar.

_Beatrice: ¿Sacarme de aquí?...

Esa fue la desconcertante respuesta que le dio Beatrice a la declaración de Subaru. Ella abrazó el Evangelio que poseía con más fuerza, poniendo sus rodillas sobre su pecho mientras se sentaba encima de aquel taburete.

_Beatrice: Una intromisión no deseada, parece. Nadie te pidió que lo hicieras, de hecho.

_Subaru: No se trata de que nadie me lo pidiera o no. Te voy a sacar de aquí. Decididamente.

_Beatrice: Sólo lárgate y que esa chica tonta te consuele en su regazo, parece.

_Subaru: ¡Tú, pequeña...! ¡Esto es la guerra! Si dices algo así, ¡te declaro la guerra!

Beatrice trajo de vuelta el tema de cuando Subaru fue superado por las circunstancias en esta mansión, y él forzó su voz para distraerse y evitar la vergüenza que sentía interiormente. 

Beatrice resopló por la nariz ante él y apartó la mirada. 

_Subaru: De todos modos, este no es el mejor momento para estar burlándonos como hacemos siempre. No tenemos tiempo para posponer nada. ¿Tienes alguna idea de lo que está pasando afuera?

_Beatrice: …Sé que hay algunos residentes no invitados en esta mansión, de hecho. Después de que la sirvienta grande y la sirvienta pequeña hicieran sus labores, dos personas absurdas empezaron a crear un alboroto, parece.

_Subaru: Aunque una de esas personas absurdas es un ayudante que traje conmigo. No creo que él pierda, en cuanto a habilidad de lucha se refiere, pero desafortunadamente tengo la sensación de que la diferencia en su determinación decidirá la victoria. Así que ahora no puedo tolerar tanta solemnidad.

_Beatrice: Entonces estás evacuando a los residentes de la mansión mientras tu ayudante gana tiempo... Ese es tu plan, de hecho. ¿Confías lo suficiente en tu aliado como para venir con esta estrategia tan descuidada, parece?

_Subaru: La estrategia es de esta manera porque sé que él es una persona demasiado amable.

Los efectos restaurativos de la Protección Divina de los Espíritus de Tierra de Garfiel hicieron que su estado actual fuera de un 80 - 90% de su máximo. Y si además se tiene en cuenta que no dudaba en batallar, era un luchador considerablemente fuerte. Pero Subaru dudaba de que tuviera suficiente resolución como para matar a su oponente, lo cual evitaría que lo diera todo de sí.

En cambio, Elsa estaba en perfectas condiciones. Subaru juzgaba su extraña e inexplicable fuerza de combate como un buen oponente para Garfiel en su mejor momento. La tendencia de ella a divertirse durante sus batallas sería algo negativo para su combate, pero ella tenía esa inexplicable inmoralidad. Las declaraciones de Elsa tampoco sugerían que matarla una cantidad indefinida de veces haría que se quedara muerta. Las estimaciones tentativas de Subaru dictaban que Elsa poseía una ligera ventaja.

_Subaru: Pero, si la estrategia funciona, Frederica debería recoger a Rem mientras Garfiel suprime a Elsa. Petra está con Otto, así que ahora sólo queda evacuar a alguien esencial antes de que podamos salvar a todos.

_Beatrice: Evacuar a alguien esencial... quieres decir que Betty es la última, de hecho.

_Subaru Sí, exacto.

Subaru le había ordenado a Petra que se reuniera con Otto, quien había guiado a los aldeanos de Arlam a un lugar seguro, y se retiró después de ayudar con algunas jugadas en la mansión.

Subaru había gastado ya un buen tiempo llegando a la Biblioteca, por lo que Petra ya debería de haber salido de allí.

_Subaru: Así que te voy a sacar de aquí. Si no quieres correr mientras me coges de la mano, te llevaré a cuestas o te acunaré o lo que sea, así que pórtate bien y ven aquí y—

_Beatrice: No me hagas repetirlo, parece. No necesito tu ayuda, de hecho.

Subaru dio un paso adelante y le ofreció a Beatrice su mano, pero ella lo rechazó. Entonces, Subaru se detuvo frente a ella mientras ella giraba la cabeza indicando la habitación.

_Beatrice: ¿Me oyes, parece? Un espacio aislado, digno del poder de Betty, separado de los claustros del tiempo. Ésta es la Biblioteca Prohibida de Beatrice, de hecho. Independientemente de lo que amenace el exterior, esta amenaza nunca llegará a la Biblioteca de Betty. Tus miedos son innecesarios, de hecho.

_Subaru: No, sí que son necesarios. La aleatoriedad de la conexión de tu Biblioteca es muy ventajosa cuando se trata de huir, es cierto... pero tiene una falla fatal. Y el enemigo sabe cuál es.

_Beatrice: ¿Una falla, fatal?

Beatrice frunció el ceño, sin poder pasar por alto el comentario. Pero Subaru sólo respondió a su severa mirada asintiendo con la cabeza, y apuntando hacia la puerta que estaba detrás de él.

_Subaru: Tu poder que conecta aleatoriamente con una puerta de la mansión es fuerte. Pero… Sólo funciona con las puertas que están cerradas. Por lo tanto, si dejas las puertas de la mansión abiertas, tarde o temprano encontrarás la Biblioteca, ya que irás descartando puertas hasta que solo quede la que lleve aquí.

_Beatrice: —hg.

_Subaru: Es algo bastante estúpido. Apuesto a que tampoco lo habías notado. Me preguntaba por qué nunca me había dado cuenta hasta que prácticamente lo presencié yo mismo.

Subaru recordó cuando Elsa, al darse cuenta del secreto en el Pasaje de la Puerta, encontró la Biblioteca. Si Garfiel no estuviera cerca para detenerla, sin duda alguna Elsa habría llegado aquí usando exactamente el mismo método. Y probablemente habría tomado la vida de Beatrice.

_Subaru: Aunque por supuesto, no es que te esté subestimando, ni diciendo que su aparición aquí significa que vayas a caer fácilmente. Es solo que su anormalidad es de las más extremas que haya experimentado. Lo mejor sería que hiciéramos esto sin encontrarnos con ella.

A Subaru le habría gustado poder derrotar a Elsa, pero eso no era un requisito esencial para completar esta serie de bucles. Si Roswaal fue quien la contrató, entonces siempre y cuando Subaru cruzara el límite de tiempo de los problemas en el Santuario, Roswaal ya no tendría razón para seguir contratándola. 

Lo ocurrido con la insignia en la Capital probaba que esto haría que Elsa se retirara. 

De cualquier forma, en este momento necesitaban sobrevivir al ataque en la mansión.

_Subaru: Beatrice. Este sitio no es seguro. Si te vas, ella no molestará la Biblioteca. Así que, solo por ahora…

_Beatrice: ¿Por qué esa mujer sabe cómo vulnerar el Pasaje de la Puerta de Betty, parece?

_Subaru: …

Subaru jugó las fichas de negociación adecuadas para convencer a Beatrice de que saliera.

Pero Beatrice, que quizá escuchaba a Subaru o quizá no, susurró algo que no era lo que Subaru quería oír.

Subaru se calló. Beatrice permanecía sentada en el taburete.

_Beatrice: Es inconcebible que ella de repente sepa cómo romper el Pasaje de la Puerta de Betty, en la primera vez que se lo encuentra, de hecho. Quien le haya enseñado esos métodos me conoce, parece.

_Subaru: Beatrice. Ahora no es el mejor momento de tener esta conversaci—

_Beatrice: —Es Roswaal, de hecho.

Subaru no logró disuadirla.

Su rápido razonamiento hizo que Subaru contuviera el aliento.

Al ver su reacción, Beatrice lo entendió todo. Roswaal había contratado a Elsa, y su meta era matar a Beatrice. Lo que significaba—

_Beatrice: En el Evangelio de Roswaal dice que seré asesinada, parece.

Sin prestar atención a si Subaru lo afirmaba o lo negaba, Beatrice suspiró.

Era poco probable que el alivio que percibió Subaru en ese suspiro se tratase sólo de su imaginación. Incapaz de ignorar el comentario, presionó a Beatrice.

_Subaru: ¿Quieres decirme qué significó ese suspiro? ¡¿Y por qué parece que estás de acuerdo?!

_Beatrice: Es lo que parece, estoy de acuerdo, de hecho. Si el Evangelio de Roswaal le ha ordenado esto, eso significa que mi destino está decidido, parece.

_Subaru: Eso es pura mierda… ¡El libro de Roswaal es el libro de Roswaal, y tu libro es tu libro! ¿¡Acaso tu libro dice que Roswaal te va a matar!? ¿¡En serio!?

Moviendo su dedo, Subaru apuntó al Evangelio que estaba en los brazos de Beatrice.

Si todo seguía igual que el último bucle, entonces ese libro sólo tenía páginas en blanco desde hacía cuatrocientos años.

Beatrice, con una expresión sombría, abrió el libro y se lo enseñó a Subaru para que pudiera verlo — mostrando un libro completamente en blanco.

_Beatrice: No hay nada escrito, de hecho. Igual que siempre, sólo páginas en blanco, parece.

_Subaru: ¡Entonces no hay razón para que mueras como dice el libro de Roswaal! ¡Es lo mismo de siempre, tú decides qué hacer!

_Beatrice: ...Lo mismo de siempre, ¿Yo soy la que decide?

_Subaru: ¡Sí! Como no hay nada escrito, significa que has estado tomando las decisiones todo este tiempo. ¡Desde las cosas pequeñas hasta las grandes, eres quien ha decidido cada camino que has tomado! Así que no hay razón para que te dejes llevar por las decisiones de otra persona esta vez, tam—

_Beatrice: ¿He decidido algo en toda mi vida?

Esa triste pregunta frenó a Subaru en seco.

Beatrice ladeó la cabeza, mirando a Subaru con ojos melancólicos. Ella empezó a pasar las páginas en blanco.

_Beatrice: Todo el tiempo que Betty ha pasado en la mansión de Roswaal, protegiendo la Biblioteca que Madre me confió, interminablemente, incesantemente… Durante todo ese tiempo, ¿cuándo he tenido tiempo que me perteneciera? Habiendo vivido siglos vacíos, ¿cuándo Betty dejó una huella en el mundo? ¿Qué ha hecho Beatrice, y quién es?

_Subaru: Bea… trice…

_Beatrice: La vida de Betty, sus cuatrocientos años, están tan blancos como este Evangelio, sabes. Un vacío, de hecho. Lo que decidí por mi cuenta, lo que obtuve por mi cuenta, lo que puedo atestiguar de mí… ninguna de esas cosas existe.

Beatrice cerró el Evangelio y lo puso en su regazo. Acarició su portada vacía mientras hablaba en voz baja.

_Beatrice: Soy igual a un libro en blanco. Perderme sólo significa perder un texto en blanco y sin letras que nunca significó nada para nadie, simplemente un libro metido en un estante — sería elogiable que desapareciera, de hecho.

_Subaru: ¿Y si hay gente que no quiere que ese libro en blanco desaparezca?

Beatrice sentía estar al borde de abandonar sus cuatro siglos y su futuro. Subaru logró encontrar palabras para intentar conectar con su corazón.

Subaru aún no sabía qué responder ante el lastimero grito de Beatrice de aquél entonces.

Aun así, si él fallaba hablando ahora, ella se rendiría consigo misma.

_Subaru: Dijiste que no era nada, sólo un vacío. Pero seguro que hay un libro en ese estante. Hay gente que sabe que ese libro existe. Y quizá hay alguien que quiera tomar ese libro algún día. ¿Crees que esa persona soportaría ver al libro auto-destruyéndose?

_Beatrice: El libro no tiene nombre ni autor, parece. Suponiendo que esa benevolente persona existe, abrir el libro y ver su contenido sólo lo decepcionaría, de hecho. A ese libro en blanco tampoco le gustaría ver la creciente decepción en la cara de esa persona, parece.

_Subaru: ¡Entonces! ¿Por qué está el libro allí?

_Beatrice: …

Beatrice miró inexpresivamente a Subaru.

Decir que todo este diálogo carecía de sentido aparente se sentiría como una respuesta. A pesar de eso, Subaru levantó la cabeza, tratando continuamente de alcanzar el distante corazón de Beatrice.

_Subaru: Si la persona que tome el libro sólo quedará decepcionada… ¿Por qué motivo está ahí? ¿Acaso no lo hicieron porque tenía un significado?

_Beatrice: … El autor del libro lo creó por el bien de alguien, sabes. El libro está hecho para parecer vacío ante los ojos de todos, excepto los de ese alguien, parece. Si asumimos que existe un significado, entonces en cuanto el libro encuentre a ese alguien, habrá alcanzado el significado de su creación.

_Subaru: Entonces—

_Beatrice: El libro no debe desaparecer hasta encontrar a ese alguien, quieres decir, parece.

Subaru contuvo el aliento.

Él se dio cuenta un instante antes de poder hablar, lo cruel de la esperanza con la que había estado argumentando. Beatrice notó la expresión de Subaru, y apareció una sonrisa terriblemente llena de dolor en su rostro.

_Beatrice: Exacto. Si Betty simplemente fuera un libro… estaría feliz de esperar la llegada de ese día, de hecho.

Beatrice hubiera esperado hasta el día en que los dedos de ese alguien pasaran por sus páginas.

Si ella fuera un libro.

— Pero Beatrice no era un libro. Era una niña pequeña, temblando por estar mucho tiempo aislada.

_Beatrice: Si yo fuera un libro sin alma ni mente… Podría haber seguido las instrucciones de mi Madre para siempre. Podría haber sido la querida Beatrice de Madre para siempre, parece.

Si fuera como una muñeca, carente de corazón y compuesta sólo de decoración, nunca habría reflexionado.

Si fuera como un libro, inquebrantable por el paso del tiempo, nunca se habría lamentado.

Beatrice no era ninguna de esas cosas.

_Beatrice: Pero tengo corazón. Si el tiempo pasa, pienso en cosas, al menos lo suficiente como para perder la fe en lo que siempre he creído, sabes. Agonizo y reflexiono, parece. ¡Hubo incontables noches en las que traté de rescatar mis recuerdos, porque había olvidado cómo lucía el rostro de Madre, su sonrisa!

_Subaru: …

_Beatrice: ¡Hubo momentos en los que no podía soportar estar sola, y anhelaba tocar a alguien! ¡Pero todos me dejaban atrás! ¡No importaba lo que dijeran, afirmarían que lo hacían por una razón más importante que yo, asegurarían sus razones y me abandonarían! ¡Madre lo hizo! ¡Roswaal lo hizo! — ¡¡Incluso Lewes lo hizo!!

Beatrice gritó, con la cara arrugada y al borde de las lágrimas.

Al oír el nombre de Lewes, Subaru recordó lo que escuchó sobre el pasado de Beatrice en el Santuario. Y el origen de todas las Lewes presentes, Lewes Meyer.

Ella y Beatrice sólo se habían conocido durante un instante fugaz, pero su historia reflejaba un vínculo definitivo. —Eso dejó una persistente cicatriz en el corazón de Beatrice.

_Beatrice: …Es suficiente, de hecho.

Beatrice perdió su impulso. Su tono de voz decayó.

Su expresión, retorcida por la emoción, volvió a su apatía usual mientras abrazaba el libro que tenía en su regazo.

_Beatrice: El Evangelio de Betty no predecirá el futuro de Betty… Lo sé desde hace mucho tiempo, de hecho. Incluso Madre renunció al destino de Betty hace mucho tiempo.

La carencia de escritura sobre el futuro significaba que el dueño del Evangelio había llegado a un callejón sin salida. Eso concluyó Beatrice acerca de los libros cuyas escrituras habían cesado, mientras analizaba el hecho de que Subaru poseía el Evangelio de Petelgeuse. Concluyó que a ella le pasaba lo mismo.

_Beatrice: Si el destino de Betty ha sido trazado en el Evangelio de Roswaal… Qué irónico, parece. Pero eso me tranquiliza, de hecho. Es inconcebible que Roswaal haga algo a medias, parece.

_Subaru: Un viejo amigo tuyo podría matarte… ¿Cómo puede ser eso relajante?

_Beatrice: Es obvio, de hecho.

Beatrice asintió con la cabeza.

Una fugaz y afectuosa sonrisa apareció en su rostro.

_Beatrice: Si el Evangelio de Roswaal ha escrito algo sobre mí… Significa que seguramente Madre no me ha olvidado, parece.

—Retorcido.

La expresión sonriente de Beatrice hizo que Subaru se diera cuenta de que estaba a punto de ahogarse en un torrente emocional.

Era retorcido. El rostro de Beatrice mientras se regocijaba por el contacto con el amor de su madre era tan retorcido que era insoportable. Subaru no podía aceptar que esto, que este hecho, fuera amor de madre.

_Beatrice: …¿Qué vas a hacer, de hecho?

Subaru se mordió el labio y reprimió sus sentimientos mientras avanzaba.

La precaución cubrió la expresión de Beatrice, que percibía la alarmante vibra que emanaba de Subaru.

_Subaru: …

_Beatrice: Te pregunté algo, parece. ¿Qué vas a hacer, de hecho? Si tratas de hacer algo, no tendré piedad, parece. Ya he aceptado mi destino, sabes.

_Subaru: No me vengas con esa mierda de que has aceptado tu destino. No eres diferente a Roswaal. No, al menos él es consciente, tú eres mucho peor. Completamente sin esperanza, sólo dejas que la situación empeore.

La furia surgió de su interior.

Era una emoción con la que Subaru combatió constantemente desde los sucesos del Santuario.

Furia consigo mismo mientras enfrentaba las Pruebas, furia con las brujas por jugar con él, furia con Garfiel por subestimarse con tal terquedad infantil, furia con Roswaal por obedecer el Evangelio para probar y afirmar la fragilidad de los sentimientos, furia con Emilia por no creer en ella misma ni en el amor de Subaru —

— Y ahora, furia con Beatrice, y todos los que la llevaron a esto.

_Subaru: Eres estúpida. Di lo que quieras sobre tu destino, di lo que quieras sobre las órdenes de tu Madre, cualquiera que mire desde fuera pensará que es triste. ¿Tienes corazón? ¿No puedes ser un libro? Por supuesto que no puedes, estúpida. ¿Acaso estar encerrada en esta habitación mohosa te volvió incapaz de darte cuenta de eso?

_Beatrice: ¡Estú…!

Los ojos de Beatrice se abrieron de par en par, y después de mirar con sorpresa a Subaru — lo miró fijamente con indignación.

Ella se paró sobre el taburete, su falda se balanceaba mientras señalaba a Subaru.

_Beatrice: ¡Tú! ¿¡A quién crees que te refieres con ese comentario, parece!? ¿Soy estúpida, soy estúpida? ¿Cómo te atreves a decir eso, sabes…? ¡Y especialmente tú! ¿Qué crees que sabes sobre Betty, parece?

_Subaru: Sé que eres estúpida, y no te das cuenta de que eres estúpida, ¡yo diría que te conozco mejor de lo que te conoces a ti misma! ¡Estúpida! ¡Estúpida! ¡¡Estúpidaaaaa!!

_Beatrice: ¡¡S-s-serás…!!

Subaru le mostró el dedo del medio mientras maldecía, haciendo que el rostro de Beatrice se pusiera rojo, y no pudiera dejar salir sus palabras. El enojo de Beatrice era demasiado increíble como para responder.

Irrumpir en puntos débiles como éste era el punto fuerte de Subaru.

_Subaru: ¿Un vacío de cuatrocientos años? ¡No seas tan pretenciosa! ¡Durante cuatrocientos años, lo único que hiciste fue llorar abrazando tus rodillas! ¡Tuviste todo ese tiempo para pensar, ¿por qué te aferras a esa única respuesta siempre?! ¿Que el libro no tenga nada escrito significa que "no he hecho nada"? ¿¡Eres estúpida!?

_Beatrice: ¡P-por supuesto que pensé cosas, de hecho! ¡Pues claro que lo haría, parece! ¡No puedes imaginar cuántas cosas probé para ver si las escrituras del Evangelio cambiaban! ¡Pero sin importar cuánto intentara, cuánto esperara, nunca cambiaron! ¡Por eso!

_Subaru: ¡Eso es lo que yo digo que es estúpido! El libro no tenía contenido así que trabajaste para tratar de hacer que aparecieran letras, ¿qué crees que es, la tinta invisible de las tarjetas navideñas? ¡Ya nadie hace eso! ¡Si nada de lo que hacías funcionaba, deberías haber empezado a pensar en otras posibilidades!

_Beatrice: O-otras, posibilidades…

_Subaru: Exacto. La posibilidad de que el libro de tu madre estuviera mal.

Beatrice se quedó sin palabras.

Pero lo miró inmediatamente, determinando que su respuesta era idiota.

_Beatrice: ¡Mejor te callas, de hecho! ¡Madre nunca haría algo tan idiota, parece! Tú… ¡Tú nunca podrías comprender los vastos pensamientos de Madre, de hecho!

_Subaru: Pues claro que no los conozco, estúpida. Como si me importara lo que piensa tu mamá. Estamos hablando sobre ti. Y tú lo dijiste, ¿no? Dijiste que ella no haría algo tan idiota. ¿En serio? ¿Puedes asegurarlo? ¿Nunca has dudado de tu madre ni siquiera una vez?

_Beatrice: ¿Qué estás…?

_Subaru: ¡Cuatrocientos años! ¡Desperdiciaste cuatrocientos años con un libro que se escribe sólo y que siempre estuvo en blanco! ¡La persona que esperabas tampoco llegó! Pasaste todo ese tiempo sola, tuviste tanto tiempo para pensar que era absurdo, ¿y no pensaste en eso ni una sola vez? ¿¡En serio nunca pensaste que eso era extraño!?

Ella pasó cuatro siglos creyendo en alguien.

Puede que parezca una admirable forma de ser. Pero en verdad era retorcida. Especialmente cuando se la pasó pensando sólo en esa persona y sus palabras.

Especialmente tratándose de Beatrice, que no creía que su deseo se haría realidad, y estaba cerca de rendirse.

_Beatrice: ¡Es inconcebible que Madre hubiera hecho algo incorrecto, parece! P-por supuesto que no, de hecho. ¡Es Madre, parece! ¿¡Crees que es posible dudar de las palabras de tu propia madre!?

_Subaru: ¡Por supuesto que lo creo! ¡Creo que todo lo que mi mamá dice carece abrumadoramente de credibilidad! ¡Cuando escuchó mal la noticia de que "un meteorito se estrelló contra una arista del satélite" y me dijo que "un meteorito se estrelló contra un deportista de élite" fue cuando dejé de confiar en las big news que decía ella sin confirmar! ¡Y eso pasó en tercero de primaria!

Él nunca olvidaría el día en que creyó lo que ella le había dicho, esparció el rumor con sus compañeros y se convirtió en el hazmerreír en el patio de la escuela.

Subaru nunca volvió a confiar en lo que sus padres le decían. Y ya había considerado que las afirmaciones de su padre no eran confiables desde antes de eso.

_Subaru: ¿¡Cuatrocientos años, y nunca dudaste de ella ni por un segundo!? Ni siquiera tengo veinte años, y me faltarían dedos para contar cuántas peleas tuve con mi padre. Eso es en veinte años. Tú tuviste veinte veces eso, ¿y nunca te sentiste así ni una sola vez, eh?

_Beatrice: ¡Tú… ¿Qué quieres hacerme decir, parece?! ¡Realmente no lo entiendo, de hecho! ¡Tu objetivo, el significado de tus comentarios, es completamente incomprensible para Betty! ¡Incomprensible!

_Subaru: ¡Entonces lo diré fuerte y claro! ¡Para que tu estúpido ser y tu estúpida madre puedan oírlo!

Beatrice estaba lista para agachar su cabeza en frustración; pero entonces Subaru se acercó y la tomó de las manos.

Beatrice alzó la mirada. Subaru se había acercado a su rostro, muy cerca, y le dijo a la niña que estaba a punto de llorar:

_Subaru: Deja de desperdiciarte por un libro en blanco y una promesa de hace cuatrocientos años. —Elige tú lo que quieres hacer, Beatrice.

_Beatrice: …

_Subaru: Son cuatrocientos años. Es tiempo más que suficiente para tener al menos una fase rebelde.

Beatrice había estado tratando de obedecer las instrucciones de su madre admirablemente.

Su terca voluntad de cumplir esa promesa había generado su soledad, además de un intervalo de tiempo completamente vacío.

Su madre, Echidona, parecía encontrar dulce ese tiempo pasado en agonía, pero desde el punto de vista de Subaru esto era una inmoralidad profana.

Ella había olvidado cómo llorar y el sentimiento de querer llorar; a la mierda con esa "admirable forma de ser". Era nauseabunda.

Con las manos de Subaru aún sujetando las suyas, y sobre el taburete, Beatrice apartó la mirada de Subaru.

Al sentarse en el taburete ella quedo al nivel de los ojos de Subaru. Eventualmente Beatrice inclinó la cabeza hacia abajo y movió los labios.

_Beatrice: En… tonces… esto es, lo que intentabas decirme, parece. Que Betty, desobedezca las órdenes de Madre.

Subaru se mantuvo en silencio.

_Beatrice: Abandonar todo en lo que he creído durante cuatrocientos años y ser libre… eso es lo que me dices con tanta facilidad, parece.

Su temblorosa voz gradualmente recuperó la compostura.

Comenzó a llenarse con algo que no era sorpresa, y Subaru sintió cómo se le erizaba el cabello. Desde que llegó a este mundo, sin duda esta era una sensación que innegablemente había perfeccionado.

Esta era, la sensación de una entidad terriblemente peligrosa.

_Beatrice: — ¡Pedir que yo, Beatrice! ¡Viole un contrato! ¡Hablas como si lo supieras todo!

_Subaru: —¿¡Augh!?

Como si hubiera sido golpeado por una gran fuerza, Subaru salió volando hacia atrás.

Su espalda se golpeó contra el suelo de la Biblioteca, todavía rodeado por un viento que lo enviaba hacia la pared. Su respiración se detuvo. Todos los huesos de su cuerpo crujieron, y su visión era intermitente mientras levantaba la cabeza.

Beatrice se quedó en el taburete, pero su expresión era de furia mientras miraba a Subaru.

_Beatrice: ¡Los contratos son absolutos! ¡Absolutos, sabes! ¡Especialmente cuando se trata de contratos hechos entre una bruja y un espíritu! ¿¡Exiges que sea el espíritu quien lo anule unilateralmente!? ¡No entiendes nada, parece! ¡Una cosa así sería imperdonable! ¡Nadie! ¡Nada! ¡Ni siquiera yo lo permitiría, de hecho!

_Subaru: —Lo dice la persona que intenta encontrar una puerta trasera en el contrato y piensa que si no puede violarlo es mejor ser asesinada, eso es inverosímil.

_Beatrice: ¡—!

Subaru suspiró para sacar el dolor de su cuerpo mientras se levantaba con dificultad.

La furia de Beatrice no flaqueaba, y su adorable expresión seguía llena de malicia. Subaru levantó la cabeza y rio venenosamente.

_Subaru: Eres un desastre incoherente, Beatrice. ¿No te has dado cuenta de lo poco consistente que estás siendo? Por supuesto que te has dado cuenta, ¿no? Eres una persona inteligente.

_Beatrice: Cállate, parece.

_Subaru: No, no me voy a callar. ¿Anular el contrato? Suena perfecto. Si odias tanto mantener la promesa que literalmente preferirías morir, solo detente. Nadie te culpará.

_Beatrice: ¡Yo me culparé! ¿¡Por qué no lo entiendes, de hecho!? Los contratos son absolutos, y mantenerlos es…

_Subaru: ¡¿Por qué no lo entiendes tú?! Si mantener el contrato te mata, debes violarlo y vivir. ¿Es tan extraño que yo prefiera eso?

Subaru descartó fácilmente estos contratos con los que Beatrice estaba tan obsesionada. Beatrice se quedó sin palabras. En ese momento Subaru podía parecer una incomprensible y monstruosa criatura para ella.

Subaru encontraba más decepcionante el hecho de que él fuera el destinatario de esta opinión.

Mantener las promesas es importante, por supuesto.

Emilia lo criticó muchas veces por no cumplir sus promesas, y pasó por muchas experiencias dolorosas a causa de romperlas. Aun así, Subaru sabía que mantener las promesas era muy importante.

De todas formas, no tuvo reparo en hacer que Beatrice violara su contrato.

Y sus razones para hacerlo eran las que le acababa de decir.

Si alguien le pidiera a Beatrice que cumpliera su contrato y muriera, Subaru diría que: él la haría violar el contrato, y se aseguraría de que Beatrice continuara con vida.

Ni siquiera era necesario pensarlo dos veces.

_Beatrice: E-eso es implacable e incorregiblemente insidioso de tu parte, sabes…

_Subaru: Sé que es implacable, y lo siento por decirlo. Pero esto es importante y no renunciaré en esto.

La posición de Subaru estaba decidida desde el principio. Desde el principio, todo el asunto dependía de los sentimientos de Beatrice.

Beatrice no podía esconder su pánico y confusión ante el menosprecio que tenía Subaru por los contratos. Y por supuesto, no pudo. Los contratos eran importantes para los espíritus.

Después de ver la relación entre un espíritu y un usuario de artes espirituales, Subaru sabía que eran firmes, pesados e inquebrantables.

Él lo sabía, y aun así estaba diciendo:

Eres más importante que eso.

_Beatrice: S-si, tú… fueras Él…

La respuesta de Subaru ante los contratos era abrumadoramente agotadora.

La fragilidad se apoderó de la expresión de Beatrice, quien estaba a punto de colapsar.

Sus labios hablaban de ese alguien insustancial que Beatrice había estado esperando desde hace cuatrocientos años.

La entidad ficticia que cruelmente creó Echidona para saber a quién elegiría Beatrice.

Beatrice quería ser salvada.

La forma en que las palabras de Subaru sacudieron su corazón y la hicieron llorar lo demostraba mejor que nada.