_Kurgan: …
Adoptando la misma postura que había tomado cuando Garfiel salió del canal de agua, el Dios miró abajo hacia el perdedor que jadeaba.
Ser subestimado— sentimientos como ese no surgieron.
La cuestión ahora era al menos estar a la altura.
Pero sus respectivos niveles diferían demasiado para ser considerados guerreros luchando de tú a tú.
El nombre de este Dios de la Batalla —Kurgan de los "Ocho Brazos"— era una leyenda.
_Garfiel: Huu… Huu…
No podía ganar. Ganar era imposible.
Una leyenda que había pasado a la posteridad, un hombre que se había convertido en un héroe, éste era un Dios de la Batalla.
Prosperando en la imponente Vollachia, incluso cuando su clan había sido inferior y despreciado, este hombre cambió el destino de su propia raza.
Garfiel no era más que un pequeño niño que veneraba a esa leyenda.
_Garfiel: Huu… Huu… Huu…
Claramente era así, pero ¿por qué su cuerpo se puso de pie?
Su yo interior estaba tan agitado y aun así su cuerpo se levantaba.
_Garfiel: Haaaaah… cállate, cállate, ¡cállate ya!
El latido de su corazón era ahora inusualmente ruidoso.
Escuchando el sonido de sus latidos dentro de sus oídos, Garfiel pisoteó el suelo. El adoquinado debajo de sus pies comenzó a partirse, y las grietas se dirigieron directamente debajo de los pies de Kurgan.
El silencioso Kurgan y el ensangrentado Garfiel se enfrentaron.
Balanceándose, Garfiel reunió poder en los dedos de sus pies, una vez más aplastando el piso. Entonces, Kurgan se movió.
No, más bien fue movido.
_Kurgan: …
A través de las plantas de los pies de Garfiel, la Protección Divina de los Espíritus de Tierra hizo efecto. Este poder se movió a través de las nuevas grietas formadas hacia los pies de Kurgan, y el suelo soportando al gigante voló hacia los cielos.
El enorme cuerpo flotando en medio del aire, pulido por cientos de batallas, seguía siendo un esclavo de las leyes de la física.
Perdiendo el soporte de su tren inferior, ya no podía ejecutar sus ataques poderosos.
_Garfiel: ¡Haaaaaaah!
Este momento era clave.
Dirigiéndose hacia donde el cuerpo de Kurgan estaba flotando en medio del aire, Garfiel osciló su brazo.
Parte bestia, un brazo cubierto en el pelaje y musculatura de un tigre gigante golpeó a Kurgan. Incluso el Dios de la Batalla no tenía forma de resistirse si no podía ajustar su posición en medio del aire.
Con el sonido de armas colisionando, la interceptante Cuchilla Demoníaca fue echada hacia atrás.
Y entonces, la patada de Garfiel estaba esperando por él. Tomando ventaja de la primera grieta en su defensa, sus garras perforaron aquellos gruesos músculos abdominales.
Rugiendo y atacando repetidamente, Garfiel incesantemente empujó a su oponente.
Pecho, muslos, rodillas y estómago, todo recibió golpes constantes.
Suprimido por la fuerza del impacto, los numerosos brazos de Kurgan no podían ponerse al corriente en la defensa, y sólo podía tomar cada ataque en su posición extendida.
_Garfiel: ¡¡Te tengo!!
Garfiel, convencido de que la victoria estaba a la vista, gritó.
Las cortantes garras bestiales rasgaron a Kurgan, rociando a Garfiel con sangre oscura.
Garfiel se limpió la sangre de su cuerpo y siguió adelante.
Confiado de que su oponente había quedado indefenso, los ojos de Garfiel se encontraron con los de Kurgan, tallados en hierro ——y entonces, un escalofrío recorrió su espalda mientras sus pelos se erizaban.
_Kurgan: …
Los ojos del Dios de la Batalla miraron a Garfiel, su actitud era exactamente igual a como fue en el inicio, sin cambios.
_Garfiel: ¿—Hah?
Fue entonces que Garfiel se dio cuenta—
—demasiado tarde del incipiente contraataque del Dios de la Batalla.
Dos Cuchillas Demoníacas chocaron con el par de escudos de Garfiel apresuradamente levantados, pero debido a la fuerza del impacto, sus brazos fueron echados hacia atrás.
_Garfiel: Gah—.
Ni siquiera pudo emitir un gruñido.
En un instante, la orientación se desvaneció de su campo de visión, y las extremidades de Garfiel estaban enteramente fuera de control debido a la fuerza del impacto que lo había mandado a volar.
Eso fue lo único que supo de lo que había pasado.
En medio del aire, sin nada en lo que apoyarse, Kurgan dio un feroz ataque únicamente con su tren superior.
El método era simple y directo: agarrando la hoja de la Cuchilla Demoníaca con dos de sus brazos para incrementar el peso al balancearla, aumentando drásticamente su poder.
—Se trataba del mismo principio aplicado al darle a alguien un golpecito con los dedos en la frente.
Haciendo un gancho con dos brazos, consiguió convertir su ataque en un golpe mortal.
El plan de Garfiel fue lanzarlo por los aires para reducir la fuerza de sus ataques. Pero esa táctica de combate había sido anulada completamente por su oponente.
_Garfiel: —hk.
Dado que su cadena de ataques fue interrumpida, Garfiel fue golpeado por una patada del enorme cuerpo directamente arriba de él.
Con el impulso de la patada y de la caída, todo el cuerpo de Garfiel crujió al ser arrojado contra el adoquinado.
Sus pensamientos fueron ocupados por dolor y pérdida, lo cual lo llevó a usar su magia curativa por mero instinto de supervivencia.
Tras unir los huesos rotos en sus brazos, codos y hombros, arregló sus órganos internos. Sus costillas, hueso de la cadera y parte de su muslo derecho también estaban rotos, pero no podría repararlos con una sanación rápida.
Activó su Puerta y usó toda su magia curativa, agotando sus reservas de maná.
Tomando ventaja de poder tomar fuerza del suelo con su cuerpo presionado contra él, comenzó a tratarse y repararse de pies a cabeza.
Unos pocos segundos, o decenas de segundos, o posiblemente minutos.
Bloqueando incluso el pasar del tiempo, Garfiel se enfocó en la restauración de su carne.
Finalmente, alcanzando un punto donde apenas podía moverse, escupió la sangre de su boca y se levantó.
_Kurgan: …
Calmadamente, el Dios de la Batalla observó al ensangrentado Garfiel.
Viendo este gesto, los bordes de los ojos de Garfiel se enrojecieron. La rabia que sentía le hizo bajar su cabeza, mientras sus dientes temblaban.
_Garfiel: ¿Qué mierda es 'sto?
Desde el principio, la postura de Kurgan se había mantenido consistente.
Él recibiría los desafíos de Garfiel, pero no tomaría la iniciativa de atacar, ni tampoco correría hacia Garfiel con sus cuchillas desenvainadas.
Garfiel había sido derrotado sin misericordia tres veces.
El sentimiento de la derrota y la humillación en su corazón había aplastado su presunción y su orgullo como guerrero.
Sentía que debía ganarle.
Y al mismo tiempo, también pensaba que sería mejor que lo matara para no sufrir este ridículo.
El Dios de la Batalla Kurgan, el héroe de Vollachia.
Considerado la cúspide de todos los guerreros, pedirle que entendiera la frustración en el corazón de Garfiel sería imposible.
_Garfiel: ¿Podrías simplemente—?
—Matarme?, podría pedir él.
Admitir honestamente la derrota, sabiendo la obvia disparidad de poder, pidiendo poder morir como un guerrero.
Bajar los escudos, extendiendo sus brazos, y formando una expresión de felicidad.
Suplicando de esta manera, ¿su súplica se haría realidad?
Batallar contra el Dios de la Batalla; para un guerrero, ésta era quizá la forma más honorable de morir.
_Garfiel: En 'ste lugar…
Sería más fácil si todo terminara.
_Garfiel: Sería más fácil si todo terminara, ¿eh?
Equipado con sus escudos, tensando sus brazos para mostrar hostilidad.
Mirando hacia delante, como si quisiera luchar.
_Garfiel: No se me va de la cabeza.
Alguien le había dicho una vez, que no pensara mucho mientras peleaba.