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La verdad de Mousse

NOTA 1: Los derechos de la serie Ranma 1/2 no me pertenecen. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.

NOTA 2: Durante el transcurso de esta historia se hace mención a algunos lugares de la serie de TV norteamericana "Going to Extremes", cuyos derechos no me pertenecen.

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La Universidad Croft estaba ubicada junto al mar, en lo que parecía ser un enorme edificio de madera de varios pisos y con una gran cantidad de habitaciones, que hacían las veces de salón de clases. Era de apariencia colonial, pero estaba bien cuidado, con amplios balcones, unos hermosos jardines y una vista privilegiada. Debían reconocer que era un lugar espectacular para estudiar. Finalizadas las clases podías simplemente salir del edificio principal e ir a la playa que estaba justo al lado, sacar una toalla y tenderte a tomar sol o bañarte en el mar; de hecho, había algunos jóvenes que estaban en ese plan y unos cuantos estudiando con unos gruesos libros de texto, vistiendo traje de baño, sentados bajo una sombrilla.

— Kasumi, retiro todo lo que dije. Este lugar es espectacular — dijo Nabiki observando a los jóvenes en la playa.

— La verdad no imaginaba que fuera así — comentó Kasumi.

— En un lugar como este, si que dan ganas de estudiar. Ojalá el Furinkan hubiera sido así — comentó Akane.

— Tienes razón. Este es el sueño del Director Kuno hecho realidad — dijo Ranma.

— La verdad debo reconocer que este lugar es más de lo que esperaba — dijo Soun, observando a su alrededor.

— Es verdad que parece un paraíso para estudiar, pero primero habría que ver la infraestructura y la calidad de los docentes — dijo el Doctor Tofú, analizando la situación con mas frialdad.

— Para salir de dudas habría que pasar y ver qué tal es en verdad — dijo Nabiki, señalando la entrada principal.

El grupo asintió a la declaración de la mujer y se encaminaron a la entrada principal, todos menos Shampoo, que estaba de pie observando a su alrededor buscando a esa persona que nunca imaginó que volvería a ver con vida otra vez, dispuesta ya a separarse del grupo e ir a revisar el lugar por su cuenta.

— Shampoo. ¿No vienes? — preguntó Akane.

— Si preguntamos adentro, de seguro nos dirán donde esta Mousse. Recuerda que es el Sensei del Club de Artes Marciales de la Universidad — comentó Nabiki.

Shampoo observó a la mediana de los Tendo, que la miraba con una sonrisa. Ella tenía razón, era más simple ir dentro y preguntar que perder el tiempo buscando por su cuenta. No pudo evitar sentirse un poco tonta por eso.

Cologne observó a su bisnieta con simpatía. Podía notar su nerviosismo y la ansiedad. Ella sabía mejor que nadie lo que Shampoo había sufrido por Mousse cuando lo creyeron muerto, e intuía el mar de sentimientos encontrados que debían estar en conflicto dentro de ella.

— Vamos bisnieta. Adentro nos podrán decir donde encontrar a ese ex-pato cegatón — dijo Cologne con una sonrisa gentil.

Shampoo observó a su bisabuela unos momentos antes de asentir y entrar junto con los demás por la puerta principal.

En el interior del lugar se podía apreciar a estudiantes y profesores transitar por los pasillos y algunos estudiantes conversando por aquí y allá. Era una visión común y corriente de cualquier Universidad. Frente a la entrada había un mesón con una mujer sentada detrás, que hacía las veces de recepción e informaciones. El grupo de Nerima se acercó y la mujer sonrió cuando los vio.

— Buenas tardes. ¿En qué puedo servirlos? — preguntó la mujer.

Shampoo esperó que Kasumi fuera la que hablara, pero para su sorpresa ella no dijo nada, por el contrario, se hizo a un lado y le cedió el paso con una sonrisa gentil y un asentimiento de cabeza. La joven china se sorprendió por este gesto de la mayor de las Tendo y las miradas comprensivas y de apoyo de todos los demás.

Shampoo no pudo encontrar las palabras para agradecer el gesto de todos y solo pudo asentir con la cabeza, agradecida de los buenos amigos que tenía. Dio un par de pasos y quedó frente a la mujer que miraba interesada lo que pasaba.

— Yo... estoy buscando al Sensei del Club de Artes Marciales de la Universidad. ¿Sería posible hablar con él? — preguntó Shampoo, con su inseguro pero comprensible inglés.

— ¿Tiene usted una cita concertada con él? — preguntó la mujer.

— No, no tengo cita con él, pero...

— Lo lamento, pero para obtener una entrevista con cualquiera de los profesores, debe primero concertar una cita por adelantado — se disculpó la mujer, dejando a Shampoo sin saber qué responder, momento en que Kasumi decidió intervenir.

— Disculpe, mi nombre es Kasumi Tendo, concerté una cita para una visita guiada por la Universidad para conocerla y ver la posibilidad de matricularme aquí para estudiar medicina.

— Déjeme ver... señorita Tendo, si aquí está. Aquí dice que viene de Japón.

— Así es. Ellos son mi familia y están acompañándome. Espero que no haya problema.

— No, por supuesto que no. Haré que la persona a cargo venga y la guíe en su visita — respondió la mujer con una sonrisa.

— Antes de eso y volviendo a lo que dijo mi amiga, Mousse, quiero decir, el Sensei del Club de Artes Marciales, es un antiguo amigo nuestro que no vemos hace muchos años. Nos acabamos de enterar que trabaja aquí y nos gustaría mucho poder saludarlo — insistió Kasumi.

Ante la sonrisa gentil de Kasumi y la mirada expectante del resto del grupo, la mujer terminó por ceder a la petición y les señaló donde podrían encontrar a la persona que buscaban. El grupo le agradeció y prometieron volver en unos 15 minutos para la visita guiada de Kasumi.

El grupo de Nerima salió a uno de los patios exteriores y tal como les dijo la mujer de la recepción, junto al edificio principal y en un amplio jardín con un cuidado césped y una espectacular vista al mar, se encontraba el susodicho Club de Artes Marciales, practicando Kata, siendo guiados por la misma persona que habían visto hace unas horas en la ciudad.

El grupo no pudo dejar de sorprenderse al verlo otra vez. Mousse estaba al frente del grupo, que eran mayoritariamente chicas, haciendo los movimientos de una Kata, con tal gracia y fluidez, que para un ojo experto quedaba más que claro que estaban frente a un experimentado artista marcial.

Shampoo quedó congelada en su lugar observando a Mousse, que vestía únicamente los pantalones de su traje de karate, dejando su torso desnudo, pudiéndose apreciar su bien trabajada musculatura y su piel bronceada, indudablemente por los dos años que llevaba viviendo en esa isla tropical. 

Aún le era muy extraño verlo con el cabello corto y rebelde, algo muy distinto a esa larga cabellera que ella recordaba, pero no podía negar que ese nuevo corte de cabello le sentaba muy bien. También llamó su atención el que ya no usaba esos gruesos lentes fondo de botella, por lo que suponía debía estar usando lentes de contacto. Otro detalle era la musculatura que había desarrollado, la cual se encontraba bien trabajada, viéndose músculos fuertes y bien definidos, pero manteniendo su contextura atlética. A simple vista se podía decir que estos siete años, Mousse había seguido entrenando a conciencia, por lo que sin duda su nivel debía ser mucho mayor que el de la última vez.

— Tal parece que ese ex-pato cegatón no estuvo perdiendo el tiempo. Se ve que ha mejorado mucho desde la última vez — comentó Cologne, viendo la kata de Mousse con ojo crítico.

Justo en ese momento, Mousse terminó la kata y se quedó de pie por unos momentos con los ojos cerrados, tal como los tenía durante el transcurso de la Kata, como si estuviera disfrutando del momento y el ejercicio realizado.

— Esa fue una gran demostración de Kata. Se necesita toda una vida practicando el arte, para realizarla con tal fluidez y perfección. Estos chicos tienen mucha suerte de tenerte como Sensei.

Al escuchar ese comentario, Mousse abrió los ojos sorprendido y observó hacia un costado donde estaba el grupo de Nerima y el autor de ese comentario que estaba de brazos cruzados, observándolo con una sonrisa el rostro.

— ¡¡Ranma!!

— Hola viejo amigo. Me alegra verte — respondió Ranma con una sincera sonrisa.

Mousse quedó de una pieza al ver reunido junto a Ranma a todo el resto del grupo, a sus viejos camaradas de tantas peleas y aventuras de aquellos años que ahora parecieran tan lejanos. Ahí estaban los patriarcas Tendo y Saotome, las tres hermanas Tendo, que se veían incluso más hermosas que la última vez que las vio. Ranma estaba de pie con una sonrisa junto a Akane, ya sin ese aire de superioridad que lo caracterizaba, parecía mucho más centrado y maduro. También estaba el Dr. Tofú, que lo atendió y curó las heridas de tantas peleas que no podía recordarlas todas. También estaba la matriarca de las Amazonas, como de costumbre sobre su bastón, viéndose incluso más arrugada de lo que recordaba, pero por su postura no cabía duda que la anciana aún era una artista marcial de temer y junto a la vieja matriarca, estaba ella, la mujer que jamás pensó volver a ver, la mujer que lo había sido todo para él, la mujer por la que tomó la decisión más importante que un hombre puede tomar... dar la vida. 

— Shampoo — dijo Mousse, casi en un susurró, observando impactado a la mujer frente a él, congelado en su lugar, si saber qué hacer. 

Shampoo avanzó lentamente hacia Mousse, ante la vista de sus amigos y los alumnos de Mousse, que se observaban tratando de adivinar qué estaba pasando ahí. Finalmente Shampoo llegó frente a Mousse y lo observó fijamente por unos segundos. Lentamente levantó una mano y la posó sobre la mejilla del hombre frente a ella, como para cerciorarse de que era real y no una alucinación producida por el calor.

— Mousse... ¿En verdad eres tú? –- preguntó la mujer con voz temblorosa.

Mousse estaba congelado en su lugar, observando a los ojos a la mujer sin saber qué hacer. El solo verla ahí era algo impactante para él y el sentir su mano en su mejilla era una sensación electrizante. Aún así no pudo dejar de apreciar que la mujer frente a él se había vuelto incluso más hermosa de lo que recordaba. Su belleza había madurado junto con ella, ahora era toda una mujer.

— Si Shampoo... soy... soy yo — logró decir Mousse, luego de encontrar su voz.

Shampoo apartó su mano de la mejilla de Mousse y agachó la cabeza, quedando de pie por unos momentos, sin hacer ningún movimiento.

— ¿Shampoo? — preguntó Mousse observando a la mujer, momento en que ella levantó la cabeza, dejando ver dos ríos de lágrimas corriendo por sus mejillas. Fue en ese momento que a Mousse le llegó un potente golpe a la cara que lo mandó de cabeza al suelo. Cuando levantó la cabeza una potente patada lo mando volando varios metros a un costado, ante la sorpresa de todos. 

Todos se sorprendieron al ver esos golpes, sobre todo porque habían sido muy fuertes, pero el grupo de Nerima se mantuvo en su lugar. Sabían que no debían interferir. Por su parte los alumnos de Mousse, específicamente las chicas, se vieron visiblemente molestas por tamaña agresión a su Sensei. Había algunas que ya estaban dispuestas a ir a poner en su lugar a aquella entrometida mujer, pero el alumno que parecía ser el más aventajado del curso y mano derecha de Mousse, se paró delante del grupo de chicas y negó con la cabeza, haciendo que ellas desistieran de intervenir.

Por su parte, Mousse quedó con un hilo de sangre corriendo por la comisura de los labios. Estaba aún un tanto aturdido por el golpe, mientras se enderezaba y observaba a Shampoo aún con la sorpresa pintada en el rostro.

— ¿Shampoo? — preguntó tímidamente.

— Yo... yo... creí que estabas muerto — dijo Shampoo entre lágrimas, mirándolo acusadoramente — Por siete años creí que habías muerto... ¡¡SIETE AÑOS!!

Mousse dio un paso atrás ante el grito de Shampoo, pero ella aún no había terminado.

— Por siete años creí que habías muerto salvando mi vida. Por siete años he estado culpándome por tu muerte... ¿¿TIENES IDEA DE CÓMO ME HE SENTIDO EN TODO ESTE TIEMPO?? ¿¿TIENES IDEA DE TODO LO QUE HE SUFRIDO ESTOS SIETE AÑOS CULPÁNDOME POR TU MUERTE??

— Shampoo... yo...

— ¡ERES UN MALDITO MAL NACIDO! — gritó Shampoo, y se fue sobre Mousse, pero lejos de darle otra patada de artes marciales, ella simplemente se fue sobre él, golpeándole el pecho con las manos mientras lloraba — Eres un maldito... un maldito... ¿Por qué no me dijiste que estabas vivo? ¿Por qué? ¿Por qué? — preguntaba Shampoo entre el llanto, golpeando el pecho de Mousse, pero ya sin fuerzas, para terminar finalmente llorando en su pecho.

Mousse en un primer momento no supo qué hacer, pero finalmente se animó a darle un tímido abrazo a la mujer. Ese gesto hizo que Shampoo reaccionara y se diera cuenta de que estaba entre los brazos de Mousse y se apartó bruscamente de él mirándolo desafiante.

— No quiero tu lástima Mousse. Quiero una explicación.

— Shampoo, yo no...

— Quiero una explicación Mousse... me la debes — insistió Shampoo, observando fijamente a Mousse, aún con los ojos anegados en lágrimas.

Mousse observó a Shampoo y no pudo dejar de estremecerse. Al ver esos ojos no pudo evitar que su pasado se removiera y sensaciones que ya creía olvidadas comenzaban a remecer en su corazón. Suspiró pesadamente.

— Tomaremos un receso de quince minutos. Pueden ir a refrescarse un poco. Thomas, hazte cargo — dijo Mousse, observando al grupo de chicos que estaba muy pendientes de lo que había pasado, aunque no entendieran nada de lo dicho, ya que Shampoo y él, habían tenido todo el intercambio en mandarín.

El joven que respondía al nombre de Thomas, se hizo cargo de alejar a los chicos del lugar para darle espacio a su Sensei, ya que aparentemente tenía algo muy importante que resolver. Por su parte, Mousse no pudo sostener la mirada acusadora de Shampoo y agachó la cabeza, como tratando de encontrar las palabras adecuadas. 

— Han pasado muchas cosas Shampoo... demasiadas cosas — dijo finalmente, con una mezcla de sentimientos revolviéndose dentro de él.

— Para mí también pasaron muchas cosas Mousse. Por lo mismo necesito una explicación — respondió Shampoo, mirando seriamente a Mousse, con los ojos húmedos.

— Si... entiendo, es solo que... esto me tomó por sorpresa. Nunca pensé que volvería a... volvería a verte.

— ¿¿Y COMO PIENSAS QUE ME SIENTO YO AL VERTE VIVO?? — estalló Shampoo, haciendo que Mousse retrocediera un par de pasos.

— Tienes razón... yo... perdón — se excusó el ex-amazón, un tanto arrepentido de sus últimas palabras — Entiendo que debo una explicación... a todos, pero es una historia muy larga para contarla aquí. Este no es el mejor lugar ni el momento adecuado para hablar. Tengo entrenamiento ahora con mis chicos y después debo ir a los cuarteles de policía, por unas clases que estoy dándole a los reclutas.

— ¿Y qué pretendes Mousse? ¿Hacernos esperar otros siete años por tu explicación? — preguntó Cologne, interviniendo en favor de su bisnieta, mirando con ojos amenazantes al hombre frente a ella.

— No, por supuesto que no. Mi casa está cerca de aquí. Solo deben caminar por la playa en esa dirección por un rato y verán unas casas que están junto a la playa. La cuarta casa que verán aparecer es la mía. Hay una llave extra bajo un macetero junto a la puerta. Pueden entrar y esperarme ahí. Pueden prepararse algo de comer si lo desean, el refrigerador no está muy surtido, pero creo que alcanzará para todos. Apenas termine aquí llamaré a la policía para cancelar lo de hoy, no creo que pongan problemas. Luego de eso iré a casa y podremos hablar. 

Shampoo observó a Mousse por unos momentos. Su cabeza era un verdadero torbellino de ideas y sentimientos. En verdad necesitaba despejarse un poco y tratar de ordenar sus ideas para escuchar lo que Mousse tenía que decir. Este tiempo que él pedía no le vendría nada de mal. 

— Está bien... solo, no demores demasiado. O vendré a buscarte y te llevaré a patadas — dijo Shampoo con frialdad, secando de un manotazo una rebelde lágrima que se escapó de uno de sus ojos.

— Solo serán un par de horas. Lo prometo — dijo Mousse.

Shampoo asintió y se dio vuelta para volver con el grupo de Nerima, pero Mousse la hizo detenerse con una pregunta que rondaba su cabeza desde que la vio aparecer frente a sus ojos. 

— ¿Cómo... cómo supiste que estaba aquí?

— No lo sabía — respondió la mujer sin darse la vuelta y siguió alejándose, entrando al edificio dejando a sus amigos detrás y a Mousse más confundido aún. Fue Kasumi la que le aclaró la duda.

— Ninguno de nosotros sabía que estabas aquí. El próximo año voy a estudiar medicina y vine a una visita para ver que tal es esta Universidad y ver la posibilidad de estudiar aquí. El verte con vida fue... una sorpresa para todos, pero me alegra mucho — dijo Kasumi, dándole una sonrisa gentil.

— Gracias — respondió Mousse, devolviéndole la sonrisa.

— Bien, si nos disculpas, Kasumi tiene una visita guiada y ya deben estarnos esperando — dijo Nabiki, recordando el motivo para estar en ese lugar.

El grupo de Nerima se despidió de Mousse, prometiendo verse poco después en su casa, solo Ranma se quedó atrás para conversar con su aún sorprendido amigo.

— Fue toda una sorpresa el verte aparecer frente a mis ojos, viejo amigo. Creí que no te vería nunca más. Nunca imaginé que terminarías en un lugar como este — dijo Ramna.

— Cuando te dije que volvería a China para vivir en el Templo en las montañas, hablaba en serio, es solo que las cosas se fueron dando y sin darme cuenta terminé en este lugar — comentó Mousse.

— Bien, es un lindo lugar para vivir y por lo que veo te va muy bien — dijo Ranma con una sonrisa.

— Si, no me quejó.

Ambos hombres se quedaron de pie uno al lado del otro, observando el mar por unos momentos hasta que Ranma retomó la palabra.

— No le dije a nadie que estabas vivo, tal como te prometí hace cinco años. Lo de hoy fue solo una coincidencia — dijo Ranma de pronto. 

— Lo sé Ranma. Tú siempre cumples tus promesas. Nunca lo puse en duda — respondió Mousse.

— ¿Lograste recordarlo todo, o aún...?

— Aún faltan muchas cosas. De tanto en tanto viene algo a mi mente, aunque no tan seguido como antes. No debo forzarlo, solo... dejar que pasé — comentó Mousse con un dejo de amargura. 

— Debe ser difícil — dijo Ranma, mirando a Mousse.

— Con el tiempo te acostumbras — dijo Mousse con una sonrisa amarga.

Se produjo otro silencio entre los dos hombres, hasta que Ranma volvió a tomar la palabra.

— Sé que tuviste tus motivos para irte de Japón, para dejarlo todo atrás, pero Shampoo ha sufrido mucho estos años. Ya te lo dije hace cinco años, tu supuesta muerte la afectó profundamente y el verte vivo de un momento a otro... no puedo imaginar como debe estar sintiéndose ahora.

— Si... debe ser difícil para ella — dijo Mousse, mirando al horizonte.

— Entiendo tus motivos Mousse, sé por todo lo que pasaste y que tu decisión no fue fácil para ti, pero te pido que tengas cuidado con lo que vas a decir. Shampoo no es tan fuerte como aparenta. No me gustaría verla sufrir como hace siete años — dijo Ranma, mirando seriamente a Mousse.

— Solo le diré la verdad, pero... descuida. Lo tendré en mente.

Ranma sonrió y le dio unas palmaditas en la espalda a su amigo, antes de emprender rumbo donde los demás, pero se detuvo y se volvió para mirarlo.

— Por cierto. En verdad fue una sorpresa para mi saber que eres Sensei de un Club de Artes Marciales, y que das clases para la policía. Podríamos tener un encuentro como en los viejos tiempos y medir a tus discípulos con los míos.

— No es mala idea. Ahora que todos saben que estoy vivo, podemos arreglar algo para más adelante — concordó Mousse con una sonrisa.

Ranma asintió y se alejó buscando a los suyos, dejando a Mousse a solas con sus pensamientos, mientras contemplaba las olas del mar romper suavemente contra la playa.

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Shampoo estaba de pie en uno de los balcones que daba a la playa, contemplando el mar. Se había excusado con Kasumi, diciendo que necesitaba un tiempo para pensar, por lo que no podría acompañarla en su visita guiada por la Universidad. La mayor de las Tendo asintió, comprendiendo la difícil situación que estaba enfrentando su amiga.

Para Shampoo la situación era en verdad difícil. Tenía un mar de sentimientos encontrados. Estaba feliz de ver a Mousse con vida y la vez terriblemente enojada con él, por haberse mantenido oculto por siete años. Siete años en que ella sufrió por su supuesta muerte, culpándose todos los días por ello, pero aún así... ella...

— En verdad es un lindo lugar el que eligió para esconderse ese ex-pato cegatón.

Shampoo dio un salto al escuchar esas palabras junto a ella, siendo sacada bruscamente de su tren de pensamientos.

— Bisabuela, no te oí llegar — exclamó la mujer con sorpresa.

— Lo noté. Llevo un tiempo aquí a tu lado y no te habías percatado. Estabas perdida en algún lugar lejos de aquí — comentó la anciana.

Shampoo no respondió al comentario de su bisabuela, solo se giró para volver a contemplar al mar. 

— ¿Qué vas a hacer respecto a Mousse? — preguntó la matriarca de las Amazonas, mirando al mar junto a su bisnieta.

— No lo sé... no sé qué pensar. Pasan tantas cosas por mi cabeza en este momento. Tristeza, alegría, rabia... realmente no sé qué pensar — respondió Shampoo, con la vista fija en el mar.

— Usa este tiempo para meditar y aclarar tus ideas. Cuando llegue el momento, escucha lo que tiene que decir ese tonto de Mousse, antes de tomar cualquier decisión. Al parecer él tampoco lo ha tenido muy fácil — dijo la matriarca.

— ¿Por qué lo dices? — preguntó Shampoo, mirando extrañada a la anciana.

— Cuando tienes tantos años como yo, aprendes a ver cosas que otros pasan por alto.

Shampoo no quedó muy conforme con la respuesta de su bisabuela, pero sabía que es todo lo que obtendría de ella, así que devolvió la vista al mar.

— Shampoo. Quiero que sepas que te apoyaré, sea cual sea la decisión que tomes luego de escuchar lo que Mousse tenga que decir. Solo hazme un favor... no quiero verte sufrir como hace siete años atrás.

Shampoo no respondió a las palabras de su bisabuela, solo se limitó a seguir contemplando el mar, pero ahora con más cosas en que pensar.

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Tal como dijo Mousse, su casa era la cuarta en aparecer junto a la playa. Era una casa de un piso, con una amplia terraza techada, que daba hacia la playa. Había una mesa con sillas y una banca de madera con respaldo y cojines donde poder sentarse. Ranma encontró la llave justo donde Mousse dijo que estaría y el grupo pudo acceder al interior de la casa, que obviamente era de estilo occidental.

La casa no era tan grande, pero tampoco pequeña. Tenía una sala, comedor, cocina americana, baño y dos habitaciones. El grupo de Nerima se instaló en la terraza para contemplar el mar, mientras conversaban sobre la visita guiada y revisaban la gran cantidad de folletos con información que le habían entregado a Kasumi, mientras la susodicha iba a la cocina a preparar algo de comer, ayudada por Cologne.

Shampoo estuvo tentada a ir y ayudar a las dos mujeres, pero su cabeza estaba en otro lado y de seguro hubiera sido un estorbo en la cocina. Se quedó afuera un rato haciéndole compañía a los demás, pero al final no aguantó estar de pie sin hacer nada y a fin matar el tiempo hasta que llegara Mousse, decidió entrar y recorrer un poco la casa y ver si lograba encontrar algunas de las respuestas a las preguntas que rondaban su cabeza.

La sala tenía un par de sillones individuales, otro de tres cuerpos, una mesita de centro y un mueble en una esquina, donde estaba un televisor, un reproductor de DVD, un pequeño equipo de música, algunos CD y unas películas de acción y artes marciales. Shampoo no pudo dejar de sonreír con nostalgia al tomar una de las películas, se trataba de "Enter The Dragon" del maestro Bruce Lee, una película que ella y Mousse siempre veían de tanto en tanto en el Nekohanten. Dejó la película junto con las demás y paseó la vista por el comedor, que tenía una mesa con 4 sillas, un mueble con algo de loza, copas y algunas botellas con Whisky, Vodka, Ron y otros tragos varios. A un costado estaba la cocina americana donde Kasumi y Cologne, se movían preparando algo de comer.

Shampoo se internó un poco más en la casa hasta que vio que una de las puertas de las otras dos habitaciones se encontraba a medio cerrar. Al abrir la puerta se encontró con una habitación amoblado como si fuera una oficina. Había un escritorio con un notebook en el centro, carpetas y papeles que parecían tener relación con las actividades de Mousse en la Universidad. Había también un estante en una esquina con algunas carpetas, archivadores y abundantes libros que versaban sobre variadas temáticas, desde ciencia-ficción hasta filosofía, cosa que no le sorprendió. Y es que no obstante su problema de visión, Mousse era un devorador de libros, ya que siempre leía todo lo que se le pasaba por delante.

En el centro del estante había un espacio donde había un par de trofeos y una condecoración que parecía ser otorgada por la policía de la isla. Fuera de eso y un papelero junto al escritorio, no había nada más, salvo algunas fotografías enmarcadas, que colgaban en una pared. 

Shampoo se acercó a las fotografías para ver mejor y no pudo dejar de sorprenderse con lo que vio. Una de las fotografías fue tomada sin duda en "The Crazy Bird", y se podía ver a Mousse, Benny, el dueño de esa especie de Pub y otras personas que no conocía. Otra fotografía mostraba a Mousse recibiendo la condecoración que estaba en el estante junto a ella, de manos del que parecía ser el jefe de la policía de la isla. Otra fotografía mostraba a Mousse con el que parecía ser el Club de Artes Marciales de la Universidad, posando junto a un gran trofeo. Todos se venían muy contentos y exhibían unas flamantes medallas colgándoles del cuello, por lo que Shampoo intuyó que la fotografía debió ser tomada en algún torneo de artes marciales que al parecer habían ganado. Había también otras fotografías mostrando a Mousse y otras personas que no conocía, tomadas frente a la Torre Eiffel, el Coliseo Romano, lo que parecían unas ruinas en la antigua Grecia, la Estatua de la Libertad y la entrada de los Estudios Universal, en Hollywood.

— ¿Qué estuvo haciendo Mousse todos estos años? — se preguntó Shampoo en voz alta, observando las fotografías.

— Trabajando duro, pero gracias a eso pude conocer muchas partes del mundo.

Shampoo dio un saltó al escuchar esa voz a sus espaldas. Al voltear se encontró con Mousse parado ante el marco de la puerta, observándola vestido con la misma tenida con que lo vio esa mañana, pantalones claros holgados y camisa hawaiana.

— Pensé que tardarías más tiempo en llegar — dijo Shampoo, observando al hombre frente a ella.

— Tengo buenas relaciones con la policía, así que no tuve problemas en mover la clase de hoy para otro día — explicó Mousse.

Shampoo asintió con la cabeza y volvió su atención a las fotografías que colgaban de la pared.

— Estas fotografías... ¿cómo fue que estuviste en todos esos lugares? — preguntó la mujer, posando una mano sobre la fotografía que mostraba Mousse y ese grupo de gente frente a la Torre Eiffel, en París.

— Es una larga historia, pero creo que sería mejor que la escucharan todos, ¿no crees?

Shampoo asintió, miró al hombre unos segundos y salió del cuarto a la terraza, seguida del dueño de casa. Luego de los saludos formales, Mousse se instaló con ellos a degustar de la deliciosa comida que había preparado Kasumi y Cologne, comiendo todos en la terraza, ya que el día estaba hermoso y hacía una agradable brisa marina que refrescaba el ambiente.

Como si hubiera sido acordado, el grupo habló más que nada sobre la visita guiada de Kasumi por la Universidad y Mousse respondió todas las preguntas de esta sobre la Universidad Croft. Finalizada la comida, Mousse ofreció un bajativo, que todos rechazaron, a excepción de Soun, Genma y Nabiki.

— No sabía que habías adquirido la costumbre de beber. Por lo que vi ahí adentro, tienes una licorera bien surtida. Un artista marcial no debería estropear su cuerpo con alcohol — comentó Ranma.

— ¡¡Hey!! — reclamaron inmediatamente Soun y Genma. 

— No bebo todos los días, Ranma. La verdad lo hago muy a lo lejos — respondió Mousse, sirviendo los tragos — Todas esas botellas de allá adentro me las regalaron policías a los que les doy clases, amigos, alumnos y profesores de la Universidad. Todos cooperaron y siempre son ellos los que se las terminan bebiendo cuando vienen de visita — comentó Mousse con una sonrisa.

— Tal parece que te llevas bien con todo el mundo aquí — comentó Nabiki, dando un trago a su Whisky con Amaretto.

— Si, es verdad. He conocido mucha gente gracias a mi trabajo en la Universidad y como Instructor para la Policía — respondió Mousse, apoyándose de espaldas a la baranda de la terraza 

— Tu amigo Benny nos contó algo de eso — comentó el Dr. Tofú.

— Ya veo. Solo espero que no les haya dicho nada comprometedor — comentó Mousse, mirando hacia la playa y devolviendo el saludo de un grupo de chicos y chicas que pasaban por ahí.

— Mousse... pienso que ya he esperado bastante. Yo... necesito saber — dijo Shampoo, rompiendo un silencio que se había formado luego de esas últimas palabras.

El aludido bajó la mirada y su rostro se endureció, apretando en su mano su trago de Whisky. Sabía que le debía una explicación a Shampoo... no, se la debía a todos.

— ¿Por qué ocultaste por siete años que estabas vivo? — inició Shampoo — ¿Por qué no volviste a Japón al escapar de esa isla? ¿Por qué ocultarme que seguías con vida, si tu me...? 

Shampoo no pudo terminar lo que iba a decir. Solo pudo apretar los labios y bajo la vista.

— Las cosas no tan simples Shampoo… no es que yo no quisiera volver, es que no podía volver — respondió Mousse, desviando la vista al mar.

— ¿Qué quieres decir con eso? — preguntó Shampoo.

Mousse suspiró pesadamente, recargándose con más fuerza la baranda de la terraza, buscando las palabras adecuadas. Finalmente, miró a la mujer por unos momentos antes de responder.

— No podía regresar porque estuve en coma por cinco meses en un hospital.

— ¿¿En coma?? — preguntaron todos con sorpresa, menos Ranma, que ya conocía esa parte de la historia.

— Shampoo... cuando te rescaté y después decidí quedarme atrás para darte la oportunidad de escapar, lo hice de corazón — dijo Mousse, mirando fijamente a la mujer — Yo estaba dispuesto a sacrificarme. Mi intención era sobrevivir lo suficiente para que pudieran escapar. Sabía que iba a morir, pero si con mi sacrificio podías vivir, entonces moriría feliz. Eso era lo que pensaba en ese momento. 

Shampoo observó a Mousse con una mirada sorprendida y su corazón latiendo de manera desbocada, al escuchar esas palabras y rememorar en su mente aquel momento en que debió dejarlo atrás, luego de ese primer y último beso.

Mousse hizo un pequeño alto, entonces continuo.

— Luego que se perdieron de mi vista, comencé a luchar contra esas criaturas mientras la erupción del volcán se intensificaba. No recuerdo cuanto tiempo estuve peleando con esas cosas, pero me pareció una eternidad. Había usado todas mis armas, estaba cansado y cubierto de heridas por todo el cuerpo, estaba perdido, entonces el suelo se resquebrajó y todo comenzó a volar por los aires. Al ver mi oportunidad traté de correr a la costa, pero apenas podía mantenerme de pie. Todo el lugar se venía abajo mientras el volcán lanzaba piedras y lava que caían como lluvia por todas partes, entonces escuché una gran explosión y lo siguiente que recuerdo es que estaba volando por los aires, entonces... entonces nada. No recuerdo lo que pasó después de eso. 

— ¿Pero, cómo lograste sobrevivir? El bote en que escapamos lo hizo por poco y varias veces estuvo a punto de zozobrar por la fuerza del oleaje — preguntó Akane.

— La verdad no lo recuerdo. Cuando abrí los ojos habían pasado cinco meses y estaba postrado en la cama de un hospital en China — explicó Mousse.

— ¿Cómo... cómo fue que llegaste ahí? — preguntó Shampoo.

— Por lo que me contaron los médicos y enfermeras del hospital, un bote de pesca me encontró inconsciente, agarrado al tronco de una palmera, flotando a la deriva. Al parecer llevaba un par de días en el agua. Supongo que la explosión que escuché fue lo suficientemente fuerte para lanzarme al mar. Debí sujetarme al tronco de esa palmera para no hundirme, entonces me encontraron. Al menos eso creo que pasó.

Todos guardaron silencio, digiriendo lo que Mousse les acababa de contar. Parecía increíble, pero no era tan descabellado si se analizaba bien.

— Como les dije, al despertar habían pasado cinco meses. Por lo que me dijeron los médicos, cuando me encontraron estaba casi muerto. Según ellos fue un milagro que estuviera aún con vida, aún así, al llegar al hospital mi condición se agravó y pese a que me salvaron la vida, caí en un coma profundo. No había forma de saber si despertaría. Podía tardar unas horas, días, meses o... podría no haber despertado jamás. Al final fueron cinco meses.

— ¿Por qué no intentaste contactar con alguien al despertar? — preguntó Shampoo.

— Ahí viene la parte trágica de la historia. No sabía quién era. Tenía amnesia — dijo Mousse, causando nuevas exclamaciones de sorpresa de parte de los presentes.

— ¿Realmente esperas que crea eso? ¿¿Amnesia?? ¿Esa es tu gran explicación? — preguntó con tono incrédulo una enojada Shampoo, levantándose de golpe de donde estaba sentada, por aquella excusa que en sus oídos parecía ser tan barata. 

— Es la verdad — afirmó Mousse, ofendido por la actitud de Shampoo — Si no me crees entonces puedes ir a preguntar por mi al hospital general de Wenzhou. Luego de salir del coma, pasé los siguientes seis meses en rehabilitación antes de poder aprender a caminar otra vez y lograr moverme sin la ayuda de una enfermera.

Shampoo miró a Mousse con sorpresa. El Mousse que ella recordaba nunca le hubiera contestado de esa forma.

— Como ni siquiera recordaba mi nombre, las enfermeras comenzaron a llamarle "Lee", pero los demás me decían "Lee, el amnésico" — añadió Mousse, antes de terminar de un trago su copa de Whisky. 

Shampoo guardó silencio, analizando lo escuchado, pero si era cierto que Mousse tenía amnesia, entonces cómo es que él ahora... 

— Luego de pasar todo lo que relatas, es comprensible y hasta cierto punto lógico, que sufrieras amnesia. Posiblemente sufriste un fuerte trauma en la cabeza que provocó esa condición y si le sumamos el coma... bien, médicamente hablando, es razonable — dijo el Dr. Tofú — En todo caso, por lo que veo lograste recuperar la memoria, de lo contrario, no podrías reconocernos. 

— Si, es verdad, pero no ha sido fácil. Mientras estuve en el hospital, la policía me ayudó a tratar de descubrir mi identidad. Me tomaron las huellas dactilares para cotejarlas con su base de datos, pero como no tengo prontuario policial, no aparecía en sus registros. También pusieron mi fotografía en carteles y por la televisión para ver si alguien me reconocía, pero como China tiene más de mil doscientos millones de habitantes, esa idea tampoco dio muchos resultados.

— Nuestro pueblo vive en un lugar remoto en las montañas, por lo que los diarios y la televisión no llegan hasta allá. Apenas llega la radio, por lo que todas las personas que podían haberte reconocido, nunca tuvieron la más remota oportunidad de ver alguno de aquellos anuncios — dijo Cologne, mirando a Mousse, que asintió concordando con la afirmación de la anciana.

— ¿Cómo fue que... recuperaste la memoria? — preguntó Shampoo, aún con algo de recelo.

— Durante la rehabilitación me di cuenta de que... sabía ciertas cosas — comenzó a explicar Mousse — En un principio no podía hacerlas, pero cuando mi cuerpo se fue fortaleciendo y pude irme soltando, logré hacer algunas cosas que no sabía dónde o cómo las había aprendido. Entonces un enfermero dijo: "Hey, eso que hiciste fue un movimiento de artes marciales". Esa fue la primera pista de mi pasado.

Mousse detuvo su relato por un momento mientras miraba hacia el mar, recordando esos momentos de su pasado, momentos que ahora parecían tan lejanos. Continuó después de un momento.

— Un enfermero del hospital practicaba artes marciales, pero era nuevo en el arte, así que no supo decirme qué estilo era el que yo practicaba, además que recién estaba redescubriendo de lo que era capaz, hasta donde mi cuerpo lo permitía. Finalmente fue el esposo de una doctora el que me dijo que yo parecía dominar un antiguo estilo de Kung-Fu, pero que no sabía identificarlo. Me recomendó que al salir del hospital visitara algunas escuelas de artes marciales para preguntar. En una de esas, era posible que descubriera algo que me hiciera recordar. 

— Aún no nos dices cómo recuperaste la memoria — insistió Shampoo.

— A eso voy — respondió Mousse — Salí del hospital once meses después de ingresar, ya con la movilidad de mi cuerpo recuperada, recordando algo más de artes marciales y haciendo ya algunas cosas con la técnica del Arma Oculta, la cual iba recordando y practicando cada día. Recorrí algunas escuelas de artes marciales, pero en ninguna sabían decirme qué estilo practicaba, ni conocían la técnica del Arma Oculta, hasta que de una escuela me mandaron a un Templo Shaolín, que quedaba en las montañas. Me dijeron ahí podía encontrar respuestas a mis preguntas y tal vez recuperar mi pasado perdido. 

— ¿Estuviste en un Templo Shaolín? — preguntaron Soun y Genma impresionados, ya que era mundialmente famosa la habilidad de los monjes Shaolín, en el dominio de las artes marciales.

— Si y no fue nada fácil entrar — explicó Mousse — Solo llegar ahí fue toda una aventura, después estuve toda una semana parado ante la puerta del templo antes de que me dejaran entrar. Creo que lo que los convenció de dejarme pasar, fue que ese día se largó a llover y saqué una sombrilla de una de las mangas de mi camisa para cubrirme del agua. Parece que uno de los monjes vio eso, se corrió la voz de que yo dominaba el Arma Oculta y me dejaron entrar.

Cologne estalló en carcajadas al escuchar eso, mientras todos la miraban extrañados.

— ¿Se puede saber de qué se ríe? — preguntó Mousse, un tanto molesto.

— Jejeje, ya me parecía extraño que un tonto como tú fuera admitido de buenas a primeras en un Templo Shaolín. De no haberte visto ejecutando la técnica del Arma Oculta, jamás te hubieran dejado pasar — comentó Cologne, con una sonrisa burlesca.

— Abuela, déjalo terminar — dijo Shampoo un tanto molesta — Continúa Mousse.

— Si, bien... después de entrar al templo, lo primero fue despedirme de mi cabellera. En el hospital me permitieron conservar mi cabello largo, pero en un Templo Shaolín las cosas son distintas, en cosa de nada andaba tan pelón como el resto, luego comencé a llevar el mismo estilo de vida de los demás monjes y a entrenar junto con ellos. El entrenamiento era realmente duro, en varias ocasiones pensé que no podría continuar, pero logré seguir adelante y eso me ayudó a recuperar la total movilidad de mi cuerpo, fortalecerme y mejorar en el arte. Con el tiempo se me dijo que yo dominaba un antiguo estilo de Kung-Fu, proveniente de la provincia de Quinghai, cerca de la cordillera de Bayankala y que además dominaba la legendaria técnica del Arma Oculta, que ya se creía extinta. Aún así y pese a saber todo eso, mi memoria no regresaba. 

— ¿Entonces cómo la recuperaste? — preguntó Shampoo.

— Fue un día que andaba fuera del Templo con un grupo de monjes recogiendo leña. A poco andar vimos un pato que estaba herido bajo un árbol. Tenía un ala destrozada, al parecer había recibido un disparo de algún cazador furtivo. Entonces pasó. De pronto me vi a mi mismo cayendo en un estanque y saliendo convertido en pato, luego vino una palabra a mi mente, un lugar... "Jusenkyo". Luego de eso una sucesión de imágenes y recuerdos llegaron a mi mente. Creí que me estallaría la cabeza, entonces me desmayé. Cuando desperté estaba en mi cama, de vuelta en el Templo.

— Eso debió ser algo muy duro. Recordar tantas cosas de golpe, supone un gran esfuerzo para la mente. No es de extrañar que perdieras la conciencia — señaló el Dr. Tofú. 

— Si... fue muy difícil. Recuerdo que pasé unos días en cama, con fiebre y fuertes dolores de cabeza, mientras los recuerdos volvían a mi uno tras otro, en un bombardeo constante de imágenes y palabras — dijo Mousse con la vista perdida, recordando esos difíciles días — De pronto había recordado mi nombre, quién era y de donde venía, pero mi cabeza era un caos. Los recuerdos llegaban a mi mente como fragmentos al azar, sin un orden definido. Había veces que no lograba comprender del todo lo que recordaba. Pasé cerca de un mes tratando de ordenar mis ideas y digerir lo que estaba recordando, tratando de ordenar en mi mente lo que había sido mi vida.

— ¿Si ya habías recordado quién eras, entonces por qué no regresaste a Jozetsuko, o Japón con Shampoo? — preguntó Nabiki, interviniendo por primera vez.

— Casi dos meses después de comenzar a recobrar la memoria decidí dejar el Templo. Fue una decisión muy difícil, no en vano llevaba un año en ese lugar y me gustaba la vida que llevaba, al punto que ya me daba lo mismo el saber o no sobre mi pasado. Era feliz en ese lugar, pero... ciertos recuerdos me hicieron dejar el Templo. Había algo que debía saber, algo importante. 

Mousse guardó silencio un momento, perdido en ese recuerdo, hasta que continuó con su relato.

— Al dejar el Templo fui donde el médico que me estaba tratando por mi amnesia. Aun faltaban muchos pasajes de mi pasado que desconocía, pero seguían volviendo a mi mente, eso sí, ya no con la frecuencia y cantidad de los primeros días. El médico dijo que no debía forzar mi mente, que debía dejar que los recuerdos llegaran por si solos, pero me recomendó ir a los lugares que recordaba de mi pasado, ya que eso podía ayudarme a recordar más cosas. 

— ¿Si eso es cierto, por que no fuiste a Jozetsuko? Nunca escuché de nadie que te hubiera visto. Todos te creen muerto — preguntó Cologne, con ojos estrechos.

— Pensaba hacerlo, pero decidí ir a Japón — señaló Mousse, observando a Shampoo — Había un recuerdo, uno que me impactó y me dejó muchas preguntas. Un recuerdo de mi, sacrificándome por una hermosa mujer, pero no lograba recordar quién era, solo sabía que sentía algo muy profundo por ella.

Shampoo miró con verdadera sorpresa a Mousse por esas palabras. ¿Mousse no la recordaba en ese entonces? ¿Había vuelto a Japón por ella? ¿Entonces por qué nunca lo vio aparecer por el Nekohanten? La mujer hubiera querido hacer esas preguntas, pero Mousse continuó con su relato. 

— Lo extraño es que recordaba a Ranma, Akane, Ryoga, Ukyou y los demás, sino del todo bien, al menos a algunos de nombre. Mis recuerdos no eran del todo claros, pero había algunas personas, como Ranma, que las recordaba muy bien. Por eso decidí ir a Japón, reencontrarme con esas personas de mi pasado, que estaban presentes en la mayoría de mis recuerdos y dilucidar la interrogante de quién era esa misteriosa mujer de mis recuerdos, y por qué yo... bien, ya saben. 

— Pero Mousse, si es verdad lo que dices, ¿cómo es que nunca te vimos hasta ahora? — preguntó Akane.

Mousse miró a Ranma y este le devolvió la miraba con un leve asentimiento.

— Fui a Japón, Akane — dijo Mousse, mirando a la menor de las Tendo — Estuve en Nerima, pero poco antes de llegar a mi destino, me encontré por casualidad con una de las personas que recordaba... me encontré con Ranma.

— ¿¿RANMA?? — preguntaron todos con sorpresa.

— ¿Es eso verdad, Ranma? — preguntó Akane, sorprendida

— Si, es verdad — respondió este, un tanto intimidado por la mirada de su esposa.

— Ranma Saotome, durante todos estos años supiste que Mousse estaba vivo y no fuiste capaz de decir ni media palabra. ¿Acaso no sabes por todo lo que pasó Shampoo? — regañó Akane, pero al decir esas ultimas palabras se tapó la boca y miró a su amiga, que solo estaba de pie mirando el suelo, tratando de asimilar lo que estaba escuchando.

— No culpes a Ranma, Akane. Yo le hice prometer que no diría a nadie que me había visto con vida. Ranma es un hombre de honor y siempre cumple lo que promete, tú deberías saberlo mejor que nadie. Por favor no te enojes con él. Si quieres enojarte con alguien, hazlo conmigo — dijo Mousse.

— ¿Qué... qué fue lo que pasó? — preguntó finalmente Shampoo.

— Bien, Ranma casi muere de la impresión al verme con vida y tan calvo como bola de billar — rió Mousse brevemente antes de serenarse al percatarse que nadie le acompañó. Ante esto el aludido logró recuperar la compostura y prosiguió con el relato de su historia.

— Entramos a una cafetería, le conté todo lo que pasó y sobre mi amnesia. Ranma me fue poniendo al tanto sobre todas aquellas cosas que no recordaba. Conversamos por horas, hasta que emprendimos rumbo al Nekohanten. Para ese entonces ya sabía tu nombre... "Shampoo". Aún así no recordaba nada de ti más que tu cara.

Shampoo miró sorprendida a Mousse, sin saber qué decir. El continuó.

— Te vimos a lo lejos barriendo la entrada del restaurante. No sé por qué, pero me oculté jalando a Ranma conmigo y te observé desde detrás de un muro, desde la otra esquina... te observé y en ese momento los recuerdos comenzaron a llegar. Fue como si el verte hubiera sido la llave para liberar esas memorias. Fue todo de golpe, la cabeza me daba vueltas y apenas podía mantenerme en pie. No sé que hubiera hecho si Ranma no hubiera estado ahí — finalizó Mousse, señalando a su amigo, que le devolvió una sonrisa. 

— La verdad me sorprendió tu reacción. Temblabas como una hoja y estabas cubierto de sudor — señaló Ranma, recordando ese momento.

— Si eso es verdad, ¿por qué no lo llevaste al Nekohanten? — cuestionó Shampoo, entre sorprendida y algo enfadada al saber lo cerca que había estado Mousse de ella.

— Mousse me pidió que lo llevara a la posada donde se hospedaba. No quería que lo vieras así, además se veía muy afectado. No podía saber qué pasaba por su cabeza en ese momento, pero si pude darme cuenta que el verte fue una impresión muy fuerte para él. En vista de eso, decidí hacer lo que me pedía. Hice parar un taxi y lo acompañé hasta donde se estaba hospedando.

— Ranma... ¿no será ese el día que llegaste a casa cerca la 1:00 de la madrugada? — preguntó Akane. 

— Si, ese fue — afirmó Ranma.

— Ranma... tuvimos una fuerte discusión esa noche por eso, yo... pensé que andabas en malos pasos, ya que no supiste darme una respuesta por llegar tan tarde — señaló Akane, un tanto arrepentida.

— Lamento haberles causado problemas — señaló Mousse.

— No te preocupes. En su momento yo también te causé muchos problemas a ti — dijo Ranma, restándole importancia al asunto, causando que Mousse lo observara con algo de sorpresa. El Ranma que él recordaba nunca hubiera admitido una falta. Se notaba que su amigo había madurado mucho con los años.

— Comprendo lo de Ranma. Cuando él da su palabra, su honor le demanda cumplir su palabra no importa qué, pero tú... ¿Qué pasó después de eso? ¿Por qué nunca fuiste a verme? ¿No habías ido a Japón para verme? ¿¿Por qué no fuiste a verme si sabías donde encontrarme?? ¿¿POR QUÉ?? — estalló Shampoo, con ojos húmedos, entre enojada y herida.

— Las cosas no son... 

— Tan fáciles. Si, ya lo dijiste, pero eso no responde mi pregunta. ¿Por qué ocultarte todos estos años? ¿Por qué si estuviste ahí, a solo metros de mí? — dijo Shampoo, ya con lágrimas corriendo por sus mejillas, sin saber si eran de enojo o pena.

Akane y Kasumi tomaron a Shampoo de los brazos y la ayudaron a sentarse tratando de calmarla, mientras Cologne le daba una seria mirada a Mousse, que decía claramente que fuera al punto de una vez, si no quería una golpiza en represalia. Mousse suspiró y continuó.

— Como dije, no recordaba quién eras hasta ese día. Solo recordaba tu cara y tu nombre lo supe por Ranma, que además me contó algo sobre nosotros... estaba confundido y los recuerdos que llegaron a mi mente me confundieron aún más.

— ¿Qué quieres decir con eso? — preguntó Shampoo. 

Mousse se dio la vuelta y contemplo el mar unos segundos antes de continuar.

— Sabía que estuve dispuesto a morir por ti, sabía que eras importante para mí... muy importante, pero todos los recuerdos que llegaron a mi mente eran de maltratos y humillaciones. Todo lo que recordaba eras tú golpeándome, insultándome o tratándome como si fuera basura — señaló Mousse, volteando para ver fijamente a una sorprendida Shampoo.

— ¡¡Mousse!! — dijo Akane, llamando la atención del hombre para que no siguiera con eso, ya que sabía cuanto daño podían hacerle esas palabras a Shampoo.

— Está bien Akane... él... tiene razón en todo lo que dice. Yo... fui una perra — señaló Shampoo, con la vergüenza y el arrepentimiento pintado en el rostro. 

Shampoo levantó el rostro esperando ver una mirada acusadora por parte de Mousse, pero por el contrario, su rostro presentaba pesar, como si estuviera arrepentido de hacerla recordar esos sucesos, arrepentido de hacerla sentir de esa manera. 

— Creo que fueron cuatro o cinco días los que estuve observándote — dijo Mousse, continuando el relato — Luego de eso tomé la decisión de irme. Todos creían que estaba muerto y decidí que lo mejor para todos era que lo siguieran creyendo.

— ¿Por qué irte? Tú la amabas Mousse. Te sacrificaste por ella — preguntó Akane, sentada junto a una acongojada Shampoo.

— En esos días recordé otra cosa aparte de los maltratos de Shampoo. Recordé que había tomado la decisión de volver a China, para rehacer mi vida y comenzar desde cero... lejos de Shampoo.

La aludida levantó la cabeza sorprendida y muy afectada al escuchar esas palabras.

— Yo había ido al Dojo Tendo ese sábado por la mañana a despedirme de Ranma y Ryoga, que se estaba quedando ahí. Cuando llegué, supe lo del nuevo secuestro de Akane. Fui a esa isla y ayudé en el rescate de Akane, por la amistad que había entre nosotros, pero luego de eso no pensaba regresar a Japón.

Mousse guardó silencio por unos momentos para luego voltear y continuar observando el mar, momento en que siguió con su relato.

— La verdad aún hoy no entiendo bien por qué hice lo que hice en esa isla, hay muchas partes de mi pasado que aún no recuerdo. No recuerdo nada de mi niñez, a mis padres, cómo aprendí la técnica del Arma Oculta, incluso no recuerdo casi nada de Jozetsuko, mas que algunos fragmentos sueltos. Incluso no recuerdo cómo fue que conocí a Shampoo... hay mucho de mi pasado que aún no puedo recordar, pero lo que si recuerdo, son los maltratos y humillaciones que recibía de Shampoo cada día y mi decisión de irme y olvidarme de ella.

— Mousse... yo... — intentó decir Shampoo, pero su voz no quiso salir.

— En vista de eso, decidí mantener mi decisión inicial — señaló Mousse, volteando para ver a Shampoo — Decidía irme de Nerima y nunca volver, dejando las cosas tal como estaban. Le hice prometer a Ranma no decirle a nadie que yo estaba vivo. Regresé a China con la idea de volver al Templo Shaolín y vivir ahí como un monje, por el resto de mi vida.

Hubo un tenso silencio por unos momentos, mientras todos asimilaban lo que habían escuchado y miraban a Shampoo, que se veía muy afectada por las palabras de Mousse.

— Me asalta una duda — señaló Nabiki, mirando a Mousse — Si ibas a regresar a ese templo para ser un Monje Shaolín, ¿Cómo es que terminaste en esta isla tropical?

Mousse dudo un momento antes de contestar, mientras observaba a una afectada Shampoo, pero finalmente decidió contestar y desviar un poco la conversación y darle tiempo a Shampoo a asimilar lo que él había confesado.

— Bien, hay un dicho occidental muy común que dice: "El hombre propone y Dios dispone" — dijo finalmente el aludido con una leve sonrisa — Por un error en el aeropuerto tomé el vuelo equivocado y terminé en Hong-Kong y sin nada de dinero, así que para hacer algo de efectivo comencé a trabajar en la calle haciendo trucos de magia, valiéndome de la técnica del Arma Oculta. Me fue bastante bien. Estaba en eso, cuando una persona se me acercó y me dijo que tenía mucho talento y me preguntó si me gustaría trabajar en un circo. Pensé que estaba bromeando, pero ese hombre era el director de uno de los circos más populares de China. Luego de unos días ya era parte del espectáculo.

El rostro de Mousse cambió completamente al llegar a esa parte de su relato. Se veía que rememoraba con alegría esa parte de su vida.

— Estuve tres años en el circo. Fueron tres años increíbles. Entrenábamos diariamente y muy duro para preparar el espectáculo. Aún recuerdo las luces, las exclamaciones de asombro y los aplausos del público. Recorrimos toda China con el espectáculo, hasta que el director consiguió un contrato para una gira alrededor del mundo. Fue como un sueño. Primero visitamos varios países de Asía y Medio Oriente, luego hicimos una extensa gira donde recorrimos toda Europa y de ahí a Canadá y Estados Unidos. Estuvimos un año en gira hasta que dejé la compañía. Tengo algunas fotografías de ese viaje allá adentro si quieren verlas.

— ¿Por qué dejar el circo si tanto te gustaba? — preguntó Nabiki.

— ¿Recuerdas que tenía un serio problema a la vista? — pregunto Mousse a Nabiki.

— ¿Tenías? ¿No lo tienes aún? — preguntó la mediana de los Tendo, confundida.

— No, ya no. ¿No ves que no traigo anteojos? — dijo Mousse.

— Pensé que usabas lentes de contacto — dijo Nabiki, a lo que lo demás también asintieron.

— Imposible. Mi caso era tan serio que los lentes de contacto no me hubieran servido.

— ¿Entonces cómo? -– preguntó el Dr. Tofú.

— Cuando estábamos de gira por Estados Unidos, nos contrataron para realizar una presentación en una Convención de Medicina en Washington. Quedaron tan encantados con el espectáculo, que nos rogaron que fuéramos a participar del cóctel. Ahí conocí a un doctor que se sorprendió por los lentes fondo de botella que usaba. Me dijo que podía hacer los arreglos para que viera a un oftalmólogo amigo suyo, que estaba trabajando con una técnica revolucionaria para corregir defectos de visión y ceguera y tenía su consulta ahí en Washington. Como podrán imaginar no lo pensé mucho. Dos días después estaba en su consulta.

— ¿Y cual fue su diagnostico? — preguntó interesando en Dr. Tofú.

— Que me quedaría totalmente ciego en no más de dos años — sentenció Mousse.

Hasta Shampoo levantó la cabeza al escuchar esa respuesta, por lo que Mousse continuó el relato.

— El oftalmólogo dijo que una cirugía láser convencional no me serviría de nada, ya que mi caso era demasiado severo, pero que él había desarrollado un sistema con el que estaba seguro me devolvería como mínimo el 95 por ciento de mi visión. Ese fue el motivo por el que deje el circo. Tenía que estar con reposo luego de la operación y asistir a unos controles periódicos para chequear mi mejoría. 

— ¿Entonces te curaste de tu problema a la vista? — preguntó Nabiki.

— El resultado roza el 100 por ciento. Valió la pena el esfuerzo y los problemas para conseguir la visa para poder quedarme a la operación, ya saben que las relaciones de Estados Unidos y China no son precisamente buenas. El oftalmólogo y su amigo médico me ayudaron con eso, luego me hizo un generoso descuento en la operación. Solo tuve que pagar los gastos de hospitalización y los medicamentos. Logré pagarlo todo, con lo que gane trabajando camufladamente de junior administrativo, en el centro médico del doctor que conocí en esa convención. Lo camuflado lo digo por el asunto de la visa, ya saben.

— Vaya. Esa sí que es una gran historia. En verdad pasaste por muchas cosas estos siete años. ¿Pero como fue que llegaste acá? — preguntó Nabiki.

— Cuando fui al último control y me dieron de alta, mi oftalmólogo me preguntó qué haría. La verdad no lo sabía, además la visa que tenía ya estaba por expirar. Entonces mencionó a un amigo suyo, Henry Croft, que era propietario y director de una Universidad de Medicina en una pequeña isla tropical. Me comentó que andaba en busca de un Sensei para formar un Club de Artes Marciales en su Universidad. Como yo le había contado que sabía artes marciales y sobre mi pasado en un Templo Shaolín, pues... de pronto estaba en un avión rumbo a esta isla y luego el puesto era mío. Con el tiempo me fui haciendo conocido y obtuve trabajo de instructor para la Policía, ah, y me hice amigo de Benny. Ya han pasado dos años desde eso. Esa es toda la historia. 

— No mentías cuando dijiste que era una historia larga — dijo Soun, interviniendo por primera vez.

— Es verdad, pero fue muy interesante. ¿No has pensado escribir un libro? — preguntó Genma, ganándose una mirada reprobatoria de todos los presentes.

Por los siguientes minutos nadie dijo nada. Todos estaban asimilando lo que habían escuchado, mientras Shampoo seguía sentada con la cabeza gacha, entre Akane y Kasumi. La mujer parecía estar digiriendo todo lo que había escuchado, hasta que se puso de pie y dio unos pasos hasta quedar frente a Mousse. Su rostro se veía demacrado, como si hubiera sentido el peso de todas las palabras que había escuchado.

— Dime la verdad — dijo Shampoo, mirando fijamente a Mousse.

— ¿A qué te refieres? Acabo de decir todo lo que querías escuchar.

— No todo... aún no me dices por qué no fuiste a verme esa vez que estuviste en Japón. Y no me digas que fue por seguir la decisión que habías tomado antes de lo que ocurrió en esa isla — insistió Shampoo. 

— Yo... no sé de qué hablas — dijo Mousse, apartando la mirada.

— ¡¡Lo sabes!! Sabes de qué hablo — insistió la mujer — Te conozco Mousse. Te conozco de toda una vida y sé que me estás ocultando algo.

Mousse no supo qué decir, estaba sorprendido por esa afirmación de la mujer que estaba frente a él, pero era verdad que había ocultado algo. Algo muy importante.

— Saber eso no cambiará las cosas... quedó en el pasado. Dejémoslo donde está.

— No puedo hacerlo... no puedo dejarlo en el pasado, no ahora... no ahora que te he vuelto a encontrar — dijo la mujer sintiéndose repentinamente emocionada.

— El saber eso no te hará feliz — advirtió Mousse.

— Aún así... necesito saber — insistió Shampoo, observándolo intensamente, sintiendo como sus ojos se humedecían sin poder evitarlo.

Mousse la observó unos momentos decidiendo si debía decir eso o no, pero finalmente se decidió y habló. 

— Como ya dije, cuando volví a Japón hace cinco años, no recordaba nada de ti más que tu rostro. Tu nombre lo supe por Ranma y los únicos recuerdos que tengo de ti, llegaron a mí esos días en que te observé oculto entre las sombras. Cada uno de los recuerdos que llegaban a mi mente eran de maltratos y humillaciones, que hasta hoy no logro saber cómo fui capaz de soportar — dijo Mousse con algo enfado en su voz.

— Mousse yo... — dijo Shampoo, pero luego su voz se negó a salir.

— Te observé, te seguí, fui a lugares en que recordaba que habíamos estado juntos, pero todos los recuerdos que llegaban eran iguales. No había un solo recuerdo lindo contigo, todo lo que recordaba eran maltratos y burlas... y con cada recuerdo volvía a revivir todo el dolor y la humillación que había experimentado en ese pasado que iba regresando a mi. No fue agradable recordar todo eso y cada día que pasaba, cada recuerdo que llegaba a mi mente me hacia cuestionarme una y otra vez: ¿Fue por esta mujer que estuve dispuesto a dar la vida? ¿Por esta mujer que me trataba como basura?

Shampoo no supo qué responder ante esas preguntas de Mousse y los demás tampoco sabían que decir.

— Cuando dejé el Templo Shaolín y fui a Japón en busca de la mujer de mis recuerdos, esa mujer por la que había estado dispuesto a dar la vida, jamás pensé encontrarme con eso. No podía comprender por qué había decidido llegar hasta ese punto por ti, después de recordar toda esa miseria que tuve que soportar de tu parte por tanto tiempo. En todos esos días y aún hoy, después de todos estos años, no logró saber esa respuesta. 

— ¿Qué... qué es lo que quieres decir? — preguntó Shampoo, con voz temblorosa.

— Lo que quiero decir, es que te amé, Shampoo. Te amé con locura, con todo mí ser. Mi mente lo sabe, está en mis recuerdos… pero no en mi corazón. Ese es verdadero motivo por el que me fui de Nerima la segunda vez. Recuerdo ese amor que tenía hacia ti... pero ya no lo siento... ya no siento nada por ti. Yo... lo lamento.

Shampoo no sabía qué decir, estaba horrorizada con lo que acabada de escuchar. ¿Acaso podía ser verdad? ¿Mousse ya no sentía nada por ella, aún después de haber estado dispuesto a morir por ella? No sabía qué pensar, la cabeza le daba vueltas y sentía una gran opresión en el pecho. Esto no podía ser verdad. No podía estar pasando, no ahora que había encontrado a Mousse con vida después de tantos años, no ahora que ella finalmente había aceptado sus sentimientos, porque después de todos estos años, ella... aún lo amaba. 

Shampoo retrocedió apenas manteniéndose de pie para dejarse caer donde había estado sentada hace unos momentos entre Akane y Kasumi. Su vista estaba perdida en algún punto indeterminado, mientras su corazón se comprimía y desgarraba por esas duras palabras, a la vez que una solitaria lágrima caía por una de sus mejillas.

Continuará...

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Notas del Autor: Finalmente terminé este maratónico capitulo. La verdad la idea sobre lo que pasó con Mousse en esos 7 años, estaba muy clara en mi mente, de hecho, hice una lista punto por punto sobre que pasó desde la isla hasta que llegara a la isla de Jantique. Solo fueron unas cuantas líneas, pero cuando me tocó escribirlo... ya no fue tan fácil.

Nunca imaginé que me costaría tanto escribir esto, no porque no supiera que escribir, como dije, ya tenía todo definido, sino porque sin querer me fui alargando hasta el punto de no saber si terminaría algún día. Solo espero que el esfuerzo haya valido la pena y que les guste este capitulo. 

Mousse ya dijo su verdad, ahora falta por ver que hará Shampoo al respecto. No se pierdan el próximo capitulo.

Nos leemos.