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Prólogo (5)

Liang chen se despertó y con movimientos calmados y relajados se vistió dejando su largo cabello suelto.

Anteriormente creía que le cortarian el pelo, pero para su sorpresa nada de eso había sucedido, solo le dijeron que bastaba con atarcelo.

Mientras se miraba en el espejo, no pudo evitar mirar su apariencia que tras 2 años cambio para mejor. Se volvió más guapo y alto; cosa que lo gratifico bastante.

Al llegar a la conclusión de que no había nada mal, salio de su cuarto. En el pasillo pudo escuchar una voz, era la de su madre en la cocina.

Al entrar en la sala principal, su madre giró su cabeza del fogón y lo miro. "Chen, ve al campo a ayudar a tu padre"

"Sí madre"

La señora liang al terminar de decir esto no pudo contener su nostalgia, su hijo había crecido tan rápido que la dejó con la sensación de irrealidad.

En el camino dirigido a los campos, miro a las cultivadores que estaban en el mismo ámbito de trabajo que su padre, miró los puesto de comida y se dio cuenta una vez más de algo; nada cambiado.

Esto por supuesto no era algo malo, solo que tras vivir en este mundo por ya unos años la monotonía no pudo evitar aparecer.

Mientras esos pensamientos salían de su mente pudo ver a su padre trabajar en la distancia con su azada.

"Oh hijo llegaste" Su padre saludó con calma, como si ya lo hubiera hecho múltiples veces. Cosa que no es un error, ya que 2 años transcurrieron desde que le preguntó a su hijo si quería trabajar con él.

"Claro, como podría perderme jajaja" Liang chen respondió con energía, a pesar de esta monotonía hubo algo muy especial que surgió con el tiempo y fue que... ya no se sentía solo.

Esta soledad, que antes aumentaba de manera pronunciada sus pensamientos de volver, comenzó a dejarse atrás en su memoria, la razón, pudo ver que ya no podía regresar a la tierra; no en un mundo tan normal.

En su primer año en la aldea bai e imperio jia ma, creyó que era un lugar de artes marciales. Cosa que al parecer no ocurrió, nadie mencionaba métodos de cultivo o algo parecido solo eran campesino normales.

En algún punto se dio cuenta de su infantilismo, quizá le haya ocurrido algo tan extraordinario como reencarnar pero no significa que esto fuera una novela en la que el iniciara su viaje de dificultades y hermosas mujeres en su harem.

Pero no es que se haya rendido tan fácil solo por ver lo que sus ojos podían presenciar, sino también más años en adelante, le pregunto a aldeanos que habían llegado de lugares lejanos y nada había les sucedio en relacion a lo que pregunto.

Así que decidió pasar sus años de mundanidad hasta que pueda ver con sus propios ojos la inmensidad del lugar al que llegó.Eso sonaría bastante cliché si lo vemos desde la perspectiva de una novela de cultivo, el joven que se embarcó en un viaje de autodescubrimiento y se volvió un poderoso artista marcial.

Lo que el quería era aprovechar esta nueva vida al máximo, sabiendo al menos que si no podía ser feliz con sus seres queridos en la tierra, podría ser feliz él por ellos; sonaba bastante mal, pero conociendo las circunstancias solo pudo llegar a tales términos.

Al terminar el trabajo y todo comenzaba a oscurecerse liang chen se subio a un arbol mirando la belleza de tales estrellas mostradas por un mundo no contenido en la contaminación de gases nocivos y un aire enriquecido de espíritu.

Mientras más bajaba el sol su sombra se fue expandiendo hasta que una voz melodiosa llegó tras su espalda.

"Hermano chen, la madre liang quiere que vuelvas con rapidez para comer. No quiere que te vuelva a ocurrir lo de la vez anterior"

"Oh... shuyu, si, bajare en unos minutos mas..."

La persona que acababa de hablar era la pequeña niña de hace 2 años. Cuando despertó nos dimos cuenta que aún no habíamos pedido su nombre y ya habiamos planeado que hacer con ella sin consultar su decisión, lo que nos avergonzó.

Esto al final no terminó siendo nada ya que la niña llamada fu shuyo al final solo agradecio y con elegancia algo impropio de una niña de su edad. con ello comenzó a vivir con nosotros y la familia liang se volvió más animada.

El por que, era que ella era a pesar de su apariencia alguien muy activa. Le gustaba ayudar en todo lo posible, pero aun ocurrieron casos de incomodidad. Cuando le preguntamos sobre cómo había llegado hasta la aldea bai, solo se quedo en silencio.

Nosotros claro que respetamos sus sentimientos y la ayudamos en lo que fuera necesario. Ya en la actualidad dejó atrás su energetismo y la madurez se pudo observar en su bella mirada.

Mientras me bajaba del árbol una luz brillo en los ojos de shuyo, algo diferente a como veía a los demás; como si liang chen fuera especial entre la multitud, como ¿Amor?

Liang chen con su años de vida actuales lo noto, aunque surgió duda en su mente. No sabía como responder a tales sentimientos, había prejuicios respecto a la edad que lo retenían; por ello quizá era mejor dejar que las cosas fluyan de manera natural.

Eso sonaría como un pensamiento irresponsable, pero fue la conclusión que llegó tras variadas reflexiones propias.