El enorme Colacuerno chocó contra el suelo, creando un par de grietas debido a su peso. Harry se quedó de pie y tenía varias quemaduras en su cuerpo, pero ninguna era demasiado grave. La multitud quedó en silencio e incluso Krum no podía encontrar palabras para expresar lo que acababa de sentir.
-Oye, Liam... -Ji Ming parecía un poco serio en este momento -. ¿De verdad le has enseñado a ese chico como potenciar sus golpes con magia tan temprano? ¿Sabes lo peligroso que puede ser para su cuerpo?
Liam sonrió y se cruzó de brazos, acomodándose en su asiento.
-Les he mostrado a los tres cómo funciona, pero también les hablé sobre lo que podía pasar si lo usaban sin estar listos para ello -explicó con calma -. Si no me equivoco, el cuerpo de Harry aún no puede manejar el nivel que acaba de usar...
-Pero, entonces, ¿por qué les enseñaste algo que los puede potencialmente matar? -el cultivador chino parecía confundido, pero sabía que Liam no hacía las cosas sin pensar.
-Esto ya no es decisión mía, Ji Ming -le respondió Liam -. Yo les di las herramientas y les expliqué los pros y contras de estas. Harry sabe que si se excede puede terminar hiriéndose de gravedad, pero también entiende que un cultivador mejora a través de este tipo de situaciones.
Ji Ming pareció darse cuenta de una cosa y luego enfocó su mirada en chico que ahora peleaba contra un dragón.
-Ya veo, entonces no participa en el Torneo con la intención de ganar -dedujo -, sino para fortalecerse mediante situaciones de riesgo.
Escuchando a su amigo, Liam soltó una carcajada.
-Bueno, ciertamente esa es la razón principal, pero Harry también desea ganar... -observó como el Colacuerno se empezaba a levantar, pareciendo enfadado -. Hasta hace poco era un chico normal al que maltrataban en su casa, luego se dio cuenta de que posee el don de la magia y que, por lo tanto, puede aspirar a algo mucho mayor. Ahora mismo sigue siendo inferior a Krum y Delacour, pero si los supera en el transcurso de este torneo y acaba saliendo victorioso, será una manifestación física de lo mucho que ha progresado. Es por eso que no quiere retenerse ni un poco.
Ji Ming cerró los ojos y asintió.
-Tenía razón, cada vez se parece más a ti -luego sonrió -. Parece que nosotros tampoco podemos quedarnos de brazos cruzados o algún día nos pasará por delante.
Ambos rieron ante esto.
En la arena, Harry jadeó, el dolor en su mano le hizo entender lo mucho que realmente los estaba ayudando el entrenamiento de su maestro. Sabía que sin sus lecciones, ahora probablemente no tendría mano.
Teniendo en cuenta las circumstancias, no podría alargar demasiado la pelea. Su control de magia no era tan bueno como antes de convertirse en cultivador, pues había crecido demasiado de golpe. Si bien sentía su magia con más facilidad y, por lo tanto, mejorar su control sería más rápido esta vez, en medio de una pelea tener una desventaja así podría resultar en su derrota.
Aún así, extendió su En, recordando las enseñanzas de Liam, y se preparó para el contrataque de su adversario, que no tardó en llegar. El Colacuerno se movió mucho más rápido de lo que Harry normalmente podría, pero al fortalecer su cuerpo con magia y gracias al En, que aunque era pequeño aún le permitía sentir las cosas más claramente, pudo esquivar el primer ataque.
Dio un salto e intentó lanzar una patada a la espalda del dragón, pero este se giró y atacó con una garra. Ambos ataques colisionaron, creando un fuerte ruido. Tanto Harry como el Colacuerno hicieron una mueca de dolor, el primero debido a los daños colaterales de usar la magia y el dragón debido a intentar bloquear tal golpe.
Antes de que el Colacuerno pudiera retirar su pata, Harry la agarró e hizo fuerza. El pobre dragón no tuvo más opción que ver impotente como daba una vuelta por el aire antes de ser estampado contra el suelo. No le dolió demasiado, así que sin siquiera darse la vuelta, lanzó una corriente de fuego al joven Potter.
Harry intentó esquivarlo, pero no tuvo tiempo suficiente para evitarlo por completo. Gruñó de dolor al sentir como su brazo era quemado por las llamas. Por suerte, se protegió con suficiente magia como para no perder el brazo, pero ahora tenía quemaduras graves. Supo que la pelea ya estaba perdida, así que decidió ponerle fin de una vez.
El dragón se levantó del suelo y empezó a volar, viendo que su anterior ataque había funcionado, volvió a lanzarle fuego a Harry. SIn embargo, esta vez el chico estaba preparado y pudo evitarlo.
Corrió tan rápido como pudo hasta estar justo debajo del dragón y, impulsándose con magia, realizó un salto de más de diez metros de altura. El Colacuerno no tuvo tiempo para evitar al chico de Gryffindor, que se subió a su espalda.
Rugió con rabia al saber que un humano se había montado en él y empezó a subir mientras se sacudía para intentar sacarlo de su espalda.
Una vez estuvieron a unos cincuenta metros de altura, Harry sonrió y... saltó... impulsándose con el propio dragón.
Recordó un hechizo muy útil que su maestro les enseñó, usándolo justo antes de tocar el suelo.
-Arresto Momentum -pensó, y no llegó a estamparse.
Se movió tan rápido como pudo hacia su objetivo. El Colacuerno no tuvo tiempo de bajar y solo pudo mirar impotente como Harry levantaba el huevo dorado.
Más tarde, en la enfermería, Liam entró con una sonrisa. Vio a Harry, que estaba estirado en una camilla con el brazo completamente vendado.
-Harry -lo saludó, sobresaltando un poco a su alumno.
-Ah, Liam -le devolvió el saludo, pareciendo un poco tímido -. Lo siento por ignorar tus consejos, yo...
Liam lo interrumpió, negando con la cabeza.
-No te preocupes, Harry, entiendo por qué lo hiciste -dijo estas palabras con una sonrisa -. ¿Te has hecho algún daño permanente?
-No, Madame Pomfrey me dicho que se debería curar en máximo un par de días -contestó un poco más tranquilo -. De hecho me duele menos de lo que me duelen los entrenamientos matutinos.
Ambos soltaron una carcajada.
-Entonces está bien -soltó Liam aún riendo.
-¿Bien? -una voz sorprendió a maestro y estudiante -. ¿Cómo demonios te parece que eso está bien?
-¡Ah! Madame Pomfrey, hacia un tiempo que no la veía, ¿cómo ha estado? -Liam saludó alegremente.
-Mucho mejor que nunca, hasta que decides reaparecer y ahora traspasas tus costumbres de acabar en la enfermería a Potter -parecía realmente enfadada -. ¡Ni siquiera lo necesitaba! Este chico ya era de por sí frecuente aquí en la enfermería, y ahora con tus estúpidos entrenamientos lo veo prácticamente a diario.
-Vamos, vamos, me harás sonrojar si me alabas así -Liam rio tímidamente.
-¡No te estaba alabando! Demonios, cada día te pareces más a ese viejo director que tenemos -soltó un suspiro, cansada -. Vosotros, los cultivadores, ¿estáis todos locos o qué?
Harry se sorprendió de que la mujer conociera la existencia de la cultivación, pero Liam no se inmutó.
-¡Ja! Como si algún cultivador aleatorio pudiera igualar a Albus o a mí -declaró con orgullo y la cabeza bien alta.
Madame Pomfrey se frotó las sienes murmurando algo parecido a "encima está orgulloso de ello" y luego se fue a atender a Krum, dejándolos solos.
-Eres la persona con menos puntos, debido a que sufriste heridas graves durante la pelea -Liam miró profundamente a Harry -. Pero deja que te diga algo, Harry.
El chico escuchó con atención lo que su maestro quería decirle.
-Tu pelea contra un Colacuerno Húngaro a puñetazo limpio será definitivamente más recordada que la de los otros dos campeones, y te alabarán por ello -Liam aseguró, su mirada revelaba que lo que diría a continuación sería de vital importancia -. No te pierdas en los vítores de la gente. No has ganado la pelea, recuerda.
No dijo nada más y se fue hacia la puerta, dejando entrar a Ron y Hermione, que habían venido preocupados.
Liam caminó hacia el despacho de su maestro, tenía una petición para él. Llegó en poco tiempo y picó a la puerta después de decir la contraseña. Dumbledore le dio permiso para entrar y así lo hizo.
-Liam, ¿sucede algo? -preguntó curioso el director de Hogwarts.
El cultivador de Ravenclaw asintió con la cabeza.
-Albus, necesito que me hagas un favor -el tono de Liam ahora era extraño y Dumbledore lo notó.
-Adelante -el viejo hombre le pidió que continuara.
Liam se mantuvo callado un par de segundos antes de endurecer su resolución.
-Maestro -Dumbledore quedó sorprendido, pues no lo había llamado así desde que empezó a entrenarlo -. ¿Podrías por favor luchar contra mí?
Se quedaron en silencio y los ojos del director brillaban con una profunda magia, exactamente iguales a los de Liam.
-¿Por qué? -Albus hizo la pregunta más obvia en ese momento.
-Yo... siento que estoy cerca de comprender algo -al decir esas palabras miró por la ventana, directo al cielo -. Algo extremadamente importante que decidirá mi futuro...
El viejo director se inclinó hacia adelante ante estas palabras.
-No estoy seguro de cómo lo siento... -Liam observó la magia que inundaba el despacho del director. Usar el Ojo Mágico ya era algo natural para él y lo hacía inconscientemente -. De alguna manera creo que pelear contra ti me ayudará.
Después de estas palabras, quedaron una vez más en silencio hasta que Dumbledore se levantó su asiento.
-Bien entonces, así será -declaró.
Liam respiró hondo y miró a su maestro con agradecimiento.
Desaparecieron, usando la Aparición, y volvieron a aparecer en un lugar apartado del Bosque Prohibido.
-Entonces, prepararé las defensas -informó Liam, y empezó a moverse para colocar barreras tan fuertes como era capaz de hacer.
Después de unos minutos, estuvieron listos. Se colocaron el uno enfrente del otro, separados por no más de veinte metros.
-Ya hace un tiempo que no tenemos una escaramuza -comentó Liam sonriendo -. No me voy a contener, Albus.
-Y espero que me hagas sudar un poco más que antes -Dumbledore eliminó su máscara de director viejo y arrugado, siendo reemplazada por una mirada feroz idéntica a la de Liam -. Vamos allá, chico.
Graznó un cuervo y, tomándolo como una señal para dar inicio a la pelea, ambos cultivadores se movieron. Ambos traspasaron la barrera del sonido, así que sonó un estruendo horrible.
Chocaron con sus puños y el área, anteriormente un bosque frondoso, quedó al instante liso. Si no hubiera sido por las barreras de Liam, el bosque entero habría podido ser eliminado. No se dijeron nada y volvieron a intercambiar golpes.
Liam lanzó una patada que fue agarrada por Dumbledore con fuerza. Gruñendo, empezó a dar vueltas para luego lanzar a Liam, que voló hasta chocar contra la barrera y escupió un poco de sangre.
Se recompuso casi al instante y dio un golpe al suelo que hizo que innumerables rocas se levantaran. Dumbledore no se dejó engañar y con un fuerte puñetazo creó una presión de aire que desintegró todos los escombros.
Sin embargo, no vio a Liam por ninguna parte, en canvio escuchó un sonido chirriante en el aire. Levantó la cabeza y vio al menos quinientas bolas de fuego ardiente que descendían a velocidades vertiginosas.
Dumbledore soltó una risita y él mismo, con un movimiento de la mano, formó una columna de agua de unos veinte metros de altura, bloqueando con éxito las bolas de fuego y formando vapor que los hubiera cegado a ambos de no ser porque eran cultivadores.
Dumbledore sintió algo moverse muy deprisa, pero no tuvo tiempo de evitarlo y notó que era una cadena. Se enrolló en su brazo y lo levantó en el aire. Liam, que estaba a casi dos quilómetros de altura sosteniendo la cadena, se lanzó tan rápido como le era posible, aprovechando la fuerza de la gravedad.
Dumbledore solo pudo formar algunos escudos antes de que Liam lanzara un golpe que creó un boom sónico tan fuerte que se hubiera podido escuchar desde Hogwarts. El director soltó un poco de sangre y salió disparado hacia el suelo, sin embargo Liam aún no había acabado.
-¡Aún hay más! -exclamó.
Tiró de la cadena, aún envuelta en el brazo de Dumbledore, y la hizo girar. Enrolló por completo a su maestro, que estaba un poco desorientado debido al golpe anterior.
Lo levantó de nuevo y concentró una concentró una gran cantidad de magia en su puño.
-¡Destello Negro! -los relámpagos negros sugieron y el director fue mandado a volar hasta el suelo, creando un cráter de varios metros de diámetro.
Sabiendo que su maestro no caería tan fácilmente, Liam invocó a Ama no Sakahoko y se voló a toda velocidad hacia el cráter.
Dumbledore se levantó con un poco de sangre en su boca. No perdió tiempo e invocó una extraña armadura de color rojizo. Miró al cielo, a Liam que descendía a toda velocidad con su Herramienta del Alma en mano.
Liam balanceó su arma.
-¡Estilo del Alma: Cortador de la Gran Montaña! -exclamó.
Se formó un corte enorme que se acercaba peligrosamente a Dumbledore. Lo más terrible de este ataque era que conservaba las propiedades de anti-magia de Ama no Sakahoko.
Dumbledore expiró con fuerza y de su armadura salieron dos alas parecidas a las de un fénix. Desapareció a una velocidad muy superior a la que ya había mostrado, incluso sorprendiendo a Liam.
Dumbledore golpeó el corte de Liam con un puñetazo. Forcejearon un segundo antes de que Dumbledore pasara a tavés del ataque, destruyéndolo en el proceso y dejando boquiabierto a Liam.
Sin embargo, el puño del director no se detuvo y siguió volando hasta llegar a Liam, que no pudo evitarlo. Sintió como si a sus entrañas les hubieran prendido fuego, soltó una gran cantidad de sangre e incluso perdió por un segundo la consciencia. Ni siquiera lo notó cuando chocó contra el suelo.
Ama no Sakahoko se desvaneció y Liam se puso de pie, tembloroso. En el aire, Dumbledore lo miró con una sonrisa.
-El próximo será el último ataque -ambos pensaron.
-¡Maestro, te enseñaré la técnica que he estado practicando! -Liam exclamó con fuego ardiente en sus ojos.
Empezó a elevar su magia hasta el máximo, liberó tanta que el mundo dentro de la barrera pareció volverse azul.
-¡Entonces te enseñaré también mi golpe más fuerte! -Dumbledore le respondió y muchas más llamas salieron de las alas de su armadura.
Las dos auras, una roja y la otra azul, luchaban para dominar el mundo, empezando a romper la barrera solo por la presencia.
Este golpe sería el que determinaría el vencedor de la pelea.
Se movieron el uno contra el otro, para ellos era como si el mundo se hubiera detendio y casi no se movieran, pero la realidad es que ese desplazamiento les llevó menos de una décima de segundo.
-¡Veinte Dioses Ataque del Vacío! -gritó Liam.
-¡Fuerza Fénix! -el director también gritó, deshaciendose por completo de su fachada usual.
No llegaron a colisionar, la fuerza de ambos golpes fue tan inmensa que se quedaron a centímetros el uno del otro, pero no podían avanzar más. La barrera se rompió en pedazos y las nubes del cielo fueron erradicadas. De alguna manera, como habían colisionado en el aire el bosque debajo suyo no fue tocado, sin embargo todos los seres mágicos en un área de cien quilómetros cayeron inconscientes sin excepción.
Liam sonrió, feliz, al mirar el cielo.
-Así que esto era... ya veo -murmuró.
Mientras caía inconsciente una espada fantasmal se materializó encima de él, cortándolo por la mitad. Extrañamente, ninguna herida apareció en el cuerpo de Liam.
Dumbledore, con el varias heridas en el cuerpo, miró a su estudiante inconsciente.
-Parece que has logrado entender lo que te proponías -dijo mientras se acercaba a él -Me alegro.
Se sentó a su lado.
-Él casi me ha superado ya... -pensó -. Quizás es el momento de que me vuelva a plantear hacerme más fuerte.
Soltó un suspiro agotado y se puso a dormir al lado de su estudiante.
Fin del capítulo.