—Al escuchar la petición de Liu Sisi, Li Qianfan se sobresaltó un poco. Esta mujer era realmente atrevida, tomaba la iniciativa de pedir a un hombre adulto que fuera a su casa a ayudarla a frotarse la espalda.
—¿Era solo un simple frotado de espalda?
—Li Qianfan no podía decirlo, pero siempre sintió que esta mujer tramaba algo malo —dijo—. Lo siento, pero estoy trabajando ahora mismo.
—¿No vendrás? —preguntó Liu Sisi.
Liu Sisi entendió el significado detrás de las palabras de Li Qianfan. Soltó su risa hechizante 'ja ja ja' y dijo:
—Está bien, te he dado la oportunidad, pero no la valoras. La próxima vez que vaya al salón de masajes, espero que puedas prestar un servicio impecable. Si encuentro algún fallo, no podré controlar mi impulso de quejarme, ya sabes.
—¡Maldita sea, qué perra!
—¿Está tratando de chantajearme?
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