—¡No salió sangre! —Solo había un agujero en la planta del pie como si hubiera sido perforado por un clavo de acero. Lo que era mágico era que ninguna sangre fluía del sangriento agujero. Esto desafiaba completamente la lógica.
Li Qian estaba atónita, pero al ver la aguja de plata insertada en el acupunto, miró a Li Qianfan con aún mayor asombro y preguntó:
—¿También eres un médico?
—Sí, conozco algunas habilidades médicas —dijo Li Qianfan con indiferencia.
—¡Dios mío! —Li Qian no pudo evitar exclamar—. ¡Tus habilidades médicas son demasiado poderosas, detener la hemorragia con solo una aguja de plata, incluso más hábil que mi maestro!
Como médica ella misma, ella apreciaba completamente el significado de detener la hemorragia con solo una aguja de plata. Este joven definitivamente no era una persona ordinaria.
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