—¿Qué quieres de mí? —preguntó Nial sin cambio alguno de emociones. No estaba enojado con la Anciana Walin por intentar jugar con él, ya que ella le había compartido muchas piezas de información esenciales.
Sin embargo, las piezas de información no eran suficientes para que confiara tontamente en la Anciana del Dojo del Milenio de Refinamiento Corporal.
La Anciana Walin sonrió al escuchar la pregunta de Nial. Había pasado bastante tiempo desde que una existencia más débil tuviera la osadía de cuestionarla abiertamente sobre sus maquinaciones y planes.
Nial ni siquiera parecía darse cuenta de que estaba siendo grosero y que sus acciones podrían terminar en su muerte dolorosa si fuera tan temerario con otras personas como lo era con la Anciana Walin.
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