—¡Por fin me he librado de ese puto sabor en la boca! —exclamó Nial.
Nial no tenía idea de que Jase ya había sido informado sobre su llegada, así que estaba bastante despreocupado. Mientras tanto, finalmente se había deshecho del problema molesto que más le había molestado: el sabor agridulce en su boca.
Sin embargo, una vez que se ocupó de eso, enfocó su rango de percepción en los alrededores, lo que permitió a Nial visualizar a todos en su proximidad.
Percebió a Jase, que también estaba entrando lentamente en la arena.
—¡Finalmente, estás aquí! ¿Tenías mucho miedo de venir? —dijo con sarcasmo.
—Deja de decir mierdas y pelea conmigo. No tengo todo el día, ¡y todavía hay otros dos desafiantes después de ti con los que tendré que luchar! —respondió Jase con impaciencia.
—¡Mierda! ¡Tú fuiste quien me hizo perder el tiempo porque tuve que esperarte casi 16 horas, perra! —replicó Nial con frustración.
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