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El ladrón. Un profesional., y su talento. La dama de cabello plateado.

capitulo I - 

El ladrón. Un profesional., y su talento. La dama de cabello plateado. 

 

 No quisiera que me confundieran con un burdo, carterista de objetos valiosos, más bien soy un profesional de obras por las cuales los dioses me matarían. Soy algo más que un siempre mercenario, soy el que usted erigiría, si quisiera ser parte de la historia. Y todo, por una buena suma de dinero. 

 Así es la profesión de un looter…

 

 ...… 

- ….Recuerda Mikonos, nosotros somos un clan desechable. Eso son los hombres gato, un clan de seres desechables, pero que esa estigmatización no corrompa tu vida. Tú, puedes ser algo mucho más valioso – Esas fueron las palabras de un semi humano. Palabras de quien fuera mi abuelo. Luego de ello, nos atacaron, y lo último que recuerdo, fue un gran incendio y gritos de terror. 

- No vayas a morir, y corre lo que más puedas – Y luego solo hubo cenizas, mientras el humo del incendio se convertía en fragmentos de fantasmas 

 

- ¡¡Esperen…!!.....¡¡Esperen!! – Gritó sin consuelo y esas sombras lo miraban y se abalanzaron contra él - ¿Eh?..¡¡¡¡AHHHH!!! - El grito hizo que despertara de tal situación - ¡¡Uff!!.. solo es una pesadilla.. – Se toma su cabeza – La misma de siempre, ¿Supongo?. 

 

 

Planeta Kepler-128- región de Tuk:

 

Los soles de la mañana se estaban presentando, en las junglas añejas de una región inhóspita en el planeta. Desayuno una bebida de un recipiente de madera que tenía un líquido extraño. 

 

- ¡¡Wacala!! ..¡Es asqueroso! De no ser preciso, preferiría un filete de Orco, o un pescado del océano perdido. – Explayó con cierta vehemencia y asqueado de aquel brebaje. – Ya debería dejar de divagar en tonterías. La prioridad es el dinero, así podré marcharme de aquí a otro rumbo tranquilo, sin la necesidad de cometer actos de guante blanco. - 

Era un brebaje que tenía poderosos nutrientes, y era especial para cualquier tipo de enfermedad. Su parcero, conocido como el sabio de los trotamundos. Un mercader de tienda en el límite con el planeta. El satélite blanco, le dicen. 

- Bien.. El mapa dice que debo caminar, varios rigles (kilómetros) hasta el orificio de Tuk. ¿MMM?..¿Debe ser una cueva? – Se rascó el lóbulo derecho de la oreja, analizando la lectura de su pantalla. – ¡No estoy muy lejos! A la tarde ya podría estar listo. Luego ir por mi vehículo a la ciudad del enjambre a encontrarme con el cliente. La paga es buena, y no sería agradable, no cumplir, al fin y al cabo es un trabajo, aunque el objetivo se encuentre guardado en un recinto repleto de trampas. Un objeto es forma de disco, de oricalco. ¿MMM?, ¿Podría quedármelo y subastarlo en el mercado oscuro (mercado negro)? Ya veremos lo que pretenda pagar ese cerdo codicioso. 

El semi humano continuó su rumbo. Estaba vestido con una chaqueta marrón cerrada, con hombreras color rojo. Lleva sus manos descubiertas, en las cuales se muestran sus garras. Ante ello y evitar confusiones, tiene en sus bolsillos sus guantes. Pantalones oscuros, y su arma de fuego en su lado izquierdo, y su cuchillo de doble filo en su sector derecho. Un bolso con dos tirantes en su espalda. Zapatos con calcetines que cubren con una malla impermeable para poder caminar por aquel sitio, y evitar las pequeñas criaturas que se alimentan de la sangre de los seres vivientes. Su cabello plateado con pintadas de negro en sus largos rizos. Sus rostros con barba en patillas, y bigotes como los de un gato. Y sus ojos con retinas rojas que le permiten tener una claridad visual. No había pasado mucho tiempo desde que se inicio en esta profesión despiadada, pero por cada trabajo se cobraba muy bien, aunque ello le implicara un delito, y peor aún, la posible condena a muerte. En sus momentos libres, era un mero historiador, bibliotecario, escritor, arqueólogo, marinero, político, ingeniero, o banquero, abogado a veces. Etc…. Solo sus credenciales le permitían decirlo.

- Soy quien usted quiera y precise. Incluso, para el trabajo, puedo ser yo mismo. 

Merc Le Fare. Andre Fiuxton, Ernest Wac, Emer, Neptuno Cler, Pilotas Pen… y aún más. Y todos ellos…en un solo ser Mikonos Noir. Se autoproclamaba looter. 

Al recorrer ya suficiente espacio, corrió algunas plantas de lugar y señalo con el dedo del medio el punto exacto en la cual había una pared. Tenía configurado un petroglifo de un círculo con unas estrellas que no tardo en verificar. Tenía calculado todo el perímetro, y la naturaleza no se interpondría en su camino. Arrojó una piedra al escuchar un ruido en unos arbustos y pronto de la nada una gran serpiente se fue acercando. 

- ¡Uff! No quiero hacer esto - Y sacó su arma disparándole con una bala de plata, dando justo en el blanco. El centro de su ferrea mirada ofidia. El reptil se sacudió, y repentinamente se desplomó al suelo arido diminutas piedras, en dos partes como si la bala hubiera hecho un efecto sierra. Sin más pausas, se acercó a la pared y comenzó a palpar quitando las ramificaciones que impedían el ingreso. – ¿Debería ser más fácil este trabajo? Vamos a ver si el mapa, realmente dice algo – Al ver tanto el dibujo de la cueva como el del mapa, noto algunos errores -¡Maldición , este tonto me ha dado una copia hecha por él parece? Y yo que pague bastante por este fragmento . 

- Dame por 10 chelin. - 

- 90 chelin, y estas ganando amigo Noir. - 

- ¡No seas maldito! ¡Es una fortuna!

- El miserable eres, tu - Sostiene el mapa – ¿Lo quieres? ¡Lo pagas!

- ¿Y qué seguridad me das de que sirva?

- No seas estúpido Noir. Soy el mejor cartógrafo del planeta

- Bueno eso sí – Pensó. Pero de todas maneras es caro 90 chelin.- 

- ¡¡Ya!!, ¡Dame los 90 chelin!. - 

- ¡¡Maldita sea Louis!!

Recordó Mikonos, cuando veía el mapa. 

- ¿Este mapa no sirve lo sabia! Tomó su móvil solo para dejarle un mensaje y decirle lo estúpido que era, y no tardó en recibir respuesta

- ¡Tonto! Lee bien el mapa y el dibujo, cretino

- ¡Cretino eres tú! 

Lo verificó durante una hora, pensando, mientras cada tanto disparaba alguna alimaña que se presentaba como amenaza. Hasta que se apoyó en la pared del círculo y sin querer fue tragado por una onda absorbente. 

- ¡¡¡Qué diablos!!! Y{ Su cuerpo se lanzó hacia atrás - ¡¡Wow!! ¡¡Estoy dentro!! ¡Claro! Louis, no lo confesó, sin embargo el dibujo muestra un ingreso con líneas – ¡¡¿Es un estúpido, podría ser mas especifico no?!! Bueno, ya estoy dentro, luego le escribiré para maldecirlos por esos 90 chelin. 

Se incorporó y desde donde se encontraba encendió una suerte de lámpara, para iluminar la oscuridad. Los contornos poseían varios minerales y goteras de agua que venía de grietas. Algunas especies se escondían del pánico. 

- ¡¡Chuff!! – Estornudo Louis – Alguien debe estar diciendo palabas inadecuadas sobre mí - ¿Serás tú, Mikonos Noir, gran tonto?

- ¡¡Chuf!! – Alguien debe estar diciendo palabras de mal gusto sobre mí. –¿Serás..? ¡¡Vaa!! ¡¡Olvídalo…!!

 

En el entorno de la cueva denotaban una inmensa gama de enredaderas que se expandían por doquier. Desde la entrada hasta el orificio mayor se iluminaba por los fluidos corpóreos de las rocas cual minerales estaban allí descansando sin extraerse. Mas allá del orificio se ubicaban una serie de telas sedosas. Eran trampas bien aplicadas. Aquel explorador lanzó al suelo una roca golpeando unas inscripciones en forma de petroglifos. De las paredes parecía escapar dardos que golpeaban ambos sectores, rebotando. Solo fueron varios disparos. Verificó con el mismo método y ya no ocurría nada. Había dado en lo cierto. Los dibujos y palabras de una lengua muerta.Eran unas letras de un idioma olvidado hace milenios. Aquel planeta era muy hostil para la supervivencia por lo que lo habían abandonado, no obstante dejaron sus rastros en exóticas figuras. Una de ellas el hombre sabio. Tallada en un metal. Oricalco. Propio de los atlantes. El trabajo era muy simple recuperar aquel objeto para la orden. Una entidad comprometida en piezas valiosas. Claro que aquel, no trabajaba para ellos, sino para si mismo. Un errante, mercenario y experto en la historia, ciencia, y arqueología planetaria. A medida que iba adentrándose se descubrían algunas sub especies, que solo pueden habitar en las cuevas. 

- ¡Vaya que aquí huele raro!! ¿Veamos? Según las inscripciones antiguas – Toma un papel viejo, dibujado por él. -aquí hay un circulo con una cámara que guarda otra cámara - ¡Rayos!. ¡Debería ser más fácil! Ni siquiera la información del móvil es suficiente como para verificar la veracidad. Solo puedo asegurar que aún se esconden trampas en éste sitio abrumador. 

Al concluir, revisó nuevamente el mapa y con su dedo índice señaló los puntos de las líneas. Continuó trayecto hasta palpar las paredes de otros dibujos. Allí pudo desentrañar otra lengua inverosímil. Se rascó la oreja derecha pensando. 

- ¡Qué intrincado! De todas maneras, si muevo esto aquí. Y, el otro allá - Apretaba con su palma de la mano cada una. Era un tablero enorme. Una clave, para ser exacto. – Verifiquemos. El código. Q-/-¿-*-&¿Mmm? No ocurre nada. – probó nuevamente el método y esta vez apretó una letra diferente ■. – La pared se abrió - ¡¡Eureka!!– Expresó en la palabra de un personaje que estudió en sus épocas de aprendizaje. Al lograrlo, se entusiasmo por el simple hecho de esta a un paso de lograr su tarea. Allí frente a sus ojos felinos, tenemos, la cámara. Central con un espiral en medio. Amplió el campo de visión con unos lentes de rayos X para verificar el lugar, y su desarrollo en la topografía interna. Y luego tomó nuevamente el mapa para leer las reseñas resumidas de aquella habitación. Solo fue caminar al centro de ese espiral cubierto de piedras de un color turquesa. No ocurría nada en absoluto. 

- Para ser sincero – Se dijo – Preferiría alguna pieza de museo, por lo menos las trampas no son tan primigenias que no puedan resolverse con algún hackeo de sistema, o chip inteligente. En los alrededores es confuso por ser tan antiguo. – Vamos me dejaré por ésta vez llevar por la intuición. 

Sorteó el espiralado círculo conformando los pasos precisos. 

- ¿Y ahora? El mapa no explica nada – permaneció así un buen tiempo. Su temporizador. O reloj marcaba una hora nocturna. – Ya quiero terminar éste periplo. Se sentó de cuclillas, apoyando el mentón con la palma de su mano. Algo que le produjo jaqueca - ¡Qué dolor! Debo encontrar la otra cámara. El temporizador marcó una aguja en una latitud. Al verla miró al techo. La misma se dibujaba allí. - ¿Mmm? ¡Pero claro! – Saco su laser y disparó al techo varias veces. Sin atinar bien, hasta que dio en la manecilla de piedra. - ¡¿Si?!! ..- El suelo se abrió y calló a un agujero – ¡¡Ahhhh!! - ¿Dónde estoy? 

Una sala nueva y una figura en un centro de roca. Un altar prominente se presentaba ante aquel ser curioso y repleto de aventuras. Se fue acercando cuidadosamente, dando pasos equilibrados según el formato de un mapa que le denunció toda una leyenda. Aquel artefacto era muy preciado y la paga por ello era interesante. Un ídolo con forma de anciano barbudo de aleación de oricalco de la civilización hiperbórea aquella que era visitada por el Dios apolo en sus determinados retiros del sol. A medida que avanzaba aquel, el anciano parecía observarlo detenidamente. 

- Es como decían. Da espanto con sus ojos que lo calibran todo. Si no fuera mi imaginación, pensaría que me esta midiendo los pasos milimétricamente. Vamos a terminar con la operación. Es tarde y tengo hambre – Se dijo. E imagino aquel filete de orco con papas y tomates. Las ensaladas, como las carnes eran típicas en todo el universo, así como otros alimentos. 

Se acercó a una proximidad de unos veinte centímetros. De su viejo sacó, tomó una bolsa de una tela gruesa. 

- ¡Cuidado! ¡Cuidado! – Expresó - ¡Ahora! – Y lanzó cubriendo toda la figura que a pesar de ser un objeto generó un sonido como si estuviera vivo –¡no es el alarido! Debo salir de aquí 

Todo el techo comenzó a desprenderse y aquel comenzó a correr por donde vino en la entrada que lo llevo al agujero. Con un arpón metálico y una cuerda atadadisparó al techó. La avalancha de destrucción de rocas se dirigía a él. Antes que pudiesen taparlo el efectoautomático lo trasladó al siguiente sector. Recogió los elementos y continuó. 

- ¡¡Debo darme prisa, o vendrán!! – Recogió su laser, no obstante era tarde. Los guardianes arácnidos se presentaron lanzando sus fluidos. Uno capturó su pierna derecha cayendo al suelo. Al saltar encima de éste. Aquel le disparó en el centro de su cabeza. Otro que cenia por detrás recibió la misma suerte. 

Se incorporó y todo un ejercito se encimaba hacia él que esquivaba los ataques químicos que absorbían lo que fuere, mientras aceleraba el ritmo

- ¡¡Rayos!! Son demasiados. ¡¡Debí pensar bien un plan!! ¡¡Ahí hay una salida!! – con la poca fuerza que le quedaba hizo un movimiento maratónico. Las telas pasan a su lado con chorros de acido que iban quemando todo alrededor – ¡¡Solo un poco más!! – Un gran salto y pasó del otro lado donde había una luz incandescente. Los arácnidos se detuvieron ante aquella radiación. 

Aquel seguía saltando. - 

- ¡¡Ahhhhhh!! – Un grito que se escuchó en toda esa jungla galáctica. En un santiaménterminó en un rio - ¡¡Auchh!!¡¡ Gloup!! – Debajo en las profundidades se elevaban las burbujas de su respiración ante el impacto de la caída de un cuerpo. Se había desmayado. Y fue arrastrado a la orilla con sus pertenencias. Estaba entre las arenas. Inconsciente, alguien se acercó a él y lo despertó. 

- ¿Parece un semi humano? Aún respira. – Se dijo aquel de porte militar 

Al despertar pudo notar una figura que lo apreciaba 

- ¡¡Bueno, ¡¡Parece que despertaste!!

- ¿Dónde rayos estoy? ¡Qué pesadilla – se toma la cabeza por la jaqueca. Y luego pensó en su encargo - ¡El rostro de oricalco! – Y buscó en su bolso. Respiró profundo al encontrarlo

- ¿Todo está bien?

Se hizo el distraído.

- ¡¡Ehh! ¡¡Sip!! 

- ¿Cuál es tu nombre y que hacías aquí?

El extraño aventurero lo pensó unos segundos frente a un militar. No quería dar sospechas. 

- Mi nombre es Miks….Miks Spencer. Soy arqueólogo – Luego de ello se desmayó.

- ¿Oiga?

Mikonos cerraba sus ojos y se iba desvaneciendo entre la somnolencia de los mareos y la agitación del escape de la caverna de los arácnidos. 

 

Conferencia de Arquímedes – Planeta Kepler-128. - 

 

En el planeta Betelgeuse, más propiamente dicho en las planicies foráneas; escondidas de sigma orionis, se hallan las ruinas de Mu. La antigua civilización que viajó por las estrellas para instalarse en las regiones del sistema solar A, en un planeta verde conocido como T, a los que los oriundos seres terranos llaman tierra. Es notable su característica por ser una civilización avanzada que ha logrado conquistar por el espacio y lograr expandirse a varios lugares de la galaxia, entre ellos el mencionado sistema de sol único, y la tierra. La clave de su cultura se guarda en cantidad especial de objetos que fueron tomados por los looters, o comúnmente llamados saqueadores de tumbas. 

En la gigante imagen cinematográfica, se ven las fotografías de ellos, y los llamados mu. Y pronto se mantiene fijo en una figura dibujada en una hoja añeja y amarillenta. La estatuilla del dios Aldebarán. 

 - Disculpe ¿Doctor?

 - ¡Pregunte!, ¿Alumno?

 - ¿Es el dios Aldebarán?

 - En efecto. Es la estatuilla perdida del dios. – 

Otro alumno pregunta

- ¿Es la leyenda del fuego del poder? O el llamado ídolo de Aldebarán 

- Así, es, pero es solo una leyenda. Aunque no tengo inconveniente en narrarles un poco lo que fue. El dios Todopoderoso Aldebarán, es un dios adorado por muchas razas, etnias, culturas. Su poder reside en la destrucción atómica de estrellas. La obsesión de la civilización de Mu, llevó al Jerarca Polux, un alquímico-fisicuantico. Una materia olvidada en el tiempo, y perdida en la vida, a que forjara junto al herrero Hefestos Paulo, el creador de maquinas, un artefacto con la figura del dios que pudiera activarse y destruir todo alrededor, para dar comienzo a nueva vida. Una nueva creación del todo, luego de la nada. Nunca se supo el verdadero fin. Pues no eran belicosos como civilización, ni tampoco si realmente existió. Es solo una inverosímil narración que fuera oral de las generaciones arcaicas del mundo primigenio. Es por ello mismo que sin embargo, es solo una leyenda. No hay registros del tal Polux, como Hefestos, ni tampoco un ídolo falso. Así que es solo un resumen…..

- Doctor…

- ¿Si es por la misma pregunta?, solo diré lo que expuse. En resumen es solo ello. Continuemos con la clase, no corresponde que me exprese sobre temas que se vinculan con la mitología ancestral. 

 El alumno asintió. En el último asiento de las gradas estilo coliseo en donde se sentaban los alumnos del seminario, una dama curiosa, escucha atentamente las pláticas de la disertación y tomaba notas con sus dibujos, copiando las imágenes. A su lado un libro interesante, sobre el tema. 

- Supongo que podría ser cierto – Se dijo aquella mujer de cabello semi corto plateado – Todo sea por el capital (Dinero). Pagaría, una buena cantidad de chelín. – Tomó otros apuntes, en cuanto en Profesor catedrático de historia de civilizaciones galácticas proseguía. Un sujeto en el otro extremo tomaba notas y escribiría en su móvil:

- Dile, que tengo algo de información

- No te preocupes. El jefe ya ha decidido a quien llamar para el trabajo

- ¿En serio?

- El looter, ¿Lo conoces?

- Es un ser despiadado

- Es el indicado – Expresa escribiendo. 

- ¿Cómo sabe el jefe donde encontrarlo?

- Es lo de menos. Es muy conocido en el bajo mundo. Con solo nombrarlo en la ciudad perdida, los carroñeros y desquiciados lo conocen bien. 

- Llevaré la información en una hora. 

- Bien, ya hemos enviado algunos miembros en su búsqueda, para nuestra suerte se encuentra en un hospital.

- Vaya, sujeto extraño

- Ni lo digas. Trae la información pronto. – Corta el mensaje.

En la ciudad madre. Un enorme complejo de edificios se desarrollaba. Un ser de clase humana, de peso extremado, y traje color café, fumaba una suerte de cigarro del tamaño de una mano. Su estatura de dos metros aproximados, y con un rostro redondo como una pelota. Sus facciones color verde naranja. Sonreía frente al suelo de sus pies que veía desde las alturas. Y apretaba el puño con cierta delicadeza en un ademan hacia el cielo. 

-Lo perfecto de la destrucción es la nada misma y volver a crear. – Expresó con risas. Otro ser de forma reptiloide (reptil), apareció ante él. Su aspecto verdusco con atuendo de saco y corbata, con una camisa blanca, pantalón del mismo color y zapatos. Todos menos aquel líder vestían de negro. Hombres de negro. Es Logan, la mano derecha y principal administrativo de la corporación estrella rota, dominada por aquel hombre. El Jefe "Westerlund Car"

- Señor, ya hemos enviado la cuadrilla al hospital, según nuestros informes y lo manifestado en la ciudad perdida por las marginados del callejón

- ¿Así que quien le hizo el encargo habló?

- ¡Si señor!, ¡Fue necesario..!

- No digas mas…¡Je!¡Je! - Se rió – ¡Es perfecto para la labor!

-¿Y si no quiere aceptar? 

- ¡¡Lo hará!!

- ¿?

- Es un looter. ¡Es el looter! Un maldito saqueador de fortunas. - 

Hospital de Alnitak – Habitación veinticinco-K-Z: 

La máquina de sensores electromagnéticos.. Marcaba los pulsos.

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¿Quién es ese semi humano?

- No lo sé. Pero llevaba consigo un objeto desconocido.

- ¿Mmm? Sería importante revisarlo 

- Lo dejo en tus manos.

- Siento que lo he visto en alguna parte. 

- Cuando despierte lo interrogaremos 

- Presiento que lo he visto. – Rápidamente enciende su computador base y chequea la información disponible. Adjunta el análisis de su ADN y rasgos de imágenes. La base de datos no miente – ¡¡Demonios!! ¿No lo puedo creer? Se parece demasiado, pero no, no creo que sea. 

Información: 

Miks Spencer. Edad 22 cels (años). Nacido 27 del emblema de 05555. Planeta lemur – profesión arqueólogo. Estatura 1.63 min- es (metros-centímetros). Peso 64 kil(kilos). 

Luego se inmuta unos segundos mirando el techo y comienza a pesquisar nueva información sobre aquel sujeto que se vino a su mente. 

Mikonos Noir . Edad 21 cels (años). Nacido 27 del emblema de 05544. Planeta - indefinido - 

 Profesión – indefinida - Estatura 1.63 min- es (metros-centímetros). Peso 60 kil(kilos). Considera Looter

Información adicional:

Acusado de robar las alhajas maestras, la copa del rey, fon de rouge de la duquesa…. – La lista de fue ampliando. 

 Hurtos. Engaños. Compra-venta clandestina. ….

Luego de ver la información, verificó varios recortes de infos (periódicos) de la base de Lain universal (internet)

- ¿No puede ser? – Se sorprendió – Puede que tengamos en nuestras manos a uno de los mayores ladrones de la galaxia. – ¿Debería dar aviso? No. Tal vez no lo sea. Si, Debo dar aviso de inmediato a las autoridades – No se decidía en ello y pronto sonó su móvil, y atendió.

- ¡Hola!. 

- Seré breve…iremos en búsqueda del señor Mirk Steven. 

- ¿Ustedes?

- Mantenga las instalaciones vigiladas, sin levantar sospechas. 

- ¿Pe..pero…?

- Vamos de inmediato – Comentó el comandante de la elite Y cortó comunicación – ¡Increíble! Al fin tenemos al ladrón de piezas más buscado de la galaxia Orión. – Se dijo, con un puro en la boca, humeando como una locomotora - Sera interesante – se respondió así mismo. –

- ¿Debo acatar las órdenes? – Se decía la autoridad, que estaba un tanto indecisa. 

La enfermera se dirigió al cuarto en el cual se encontraba Steven. Dieron aviso a todos los allegados y reforzaron la seguridad. 

Al abrir la puerta para ver al paciente más famoso. Se acercó a la cama. Estaba todo tapado por las sabanas. De pies a cabeza. 

- Vamos señor Steven, es hora de su medicación 

Aquel no parecía dar respuesta 

- ¡¡Uf! Usted duerme demasiado. ¡Vamos despierte – Agita con su mano derecha el bulto de la cama sintiendo algo extraño - ¿Mmm? - ¿Señor…? – Se dispone a destaparlo. Al hacerlo solo había uno es esqueleto de adorno de hospital – ¡¡Ahh! – Se asusto y pronto pudo ver un mensaje allí. Lo tomó y leyó detenidamente

- ¡¡Gracias!! Pero era muy incómoda la cama del cuarto. Esa es mi sincera y humilde queja, la comida …¿Mmm? discreta – Atte …Un amigo de la galaxia. – Al ver el mensaje y notar que no estaban sus cosas fue de inmediato al pasillo. Revisó cada punto dando aviso a sus colegas. Y luego a la oficina central a dar la orden. Pidió que cerrasen La cuadrilla de elite llegaba para tomar el lugar y llevarse al ladrón. 

- ¡¡Director!!¡¡Director!!¡¡El paciente no esta!! No esta en su habitación. 

- ¿Cómo? ¡¡¡¿COOMOO QUÉ NO ESTA?!!!...

- No señor. De alguna manera salió de allí. La puerta estaba con llave y él, estaba maniatado. No lo entiendo

- ¿Cerraron todo?

- ¡¡Si señor!! 

- ¡¡Controlen todo!!. Cierren cualquier espacio de todo el centro y demás lugares. – Cuelga el auricular. - 

- Correcto. – Cuelga ella 

- ¡¡¡Maldición!!!, debí suponer que pasaría.. – Se dice así mismo y toma su auricular – Avisen a todo que realicen un patrullaje en todas las inmediaciones del hospital. – al concluir la puerta se abre y se hace presente el mariscal de elite. El rostro del director lo dice todo. 

- ¡¡Ja!! ¡¡Ja!! No es necesario que me diga que ocurrió– dice tranquilo – ¡Ese maldito! Siempre logra lo mismo. 

- ¡¡Señor!!. ¿Yo? ¿No se que decir?

- Mi nombre es Lucios Andre Darknees, mariscal del grupo Elite de Orión. 

- No se percataron de mi salida.. ¿Veamos? Me encuentro en el cuadrante Lambda. ¿Debería dirigirme a…?..- Observa su brújula computarizada. Las flechas remarcaban varios puntos de geolocalización. Mikonos estaba un tanto confundido con aquellos cuadrantes. Su objetivo era ir a la ciudad y cobrar su trabajo, para luego escapar a la región subsiguiente. 

En la planicie de aquel planeta un individuo caminaba por una carretera desconocida a la primera estación que lo lleve lejos. El ídolo que había descubierto estaba entre sus manos. Recordó el suceso de escape: 

...La enfermera había salido del cuarto, aprovechando que Mikonos fue anestesiado con el suero. Él se percato la primera vez de aquel y verificó que era una pastilla que no ingirió. 

- Si la mantengo en mi boca y simulo el sueño podré salir de aquí. 

Al cerrar la puerta, aquel abrió los ojos de inmediato y escupió la píldora y tomo el vaso de agua para hacer gárgaras con su boca y volver a escupir. Se incorporó y mudó su ropa que estaba en un casillero. Faltaban todas sus pertenencias como así también su tesoro. 

La puerta estaba con una llave código. Mikonos solo digitó los números indicados que memorizó al ver a la enfermera. Su IQ era potenciado lo que permitía descifrar fuentes y códigos como parte de su oficio de ladrón aventurero. 

- ¡A ver!..¡A ver!..Aquí ….- La puerta se abrió - ¡Perfecto! 

A las afueras el pasillo estaba desierto. 

- Bien. El rostro de Oricalco, y mis pertenencias están en la sala x aledaña a la de rayos.

No tardó en ir allí. Pero primero pasó por un consultorio. En un armario encontró un ambo médico.

- ¡Esto, será necesario! – Debía pasar desapercibido. Pronto comenzaron a multiplicarse las personas y seres que iban y venían. Algunos confundidos lo saludaban. En su atuendo tenía grabado en el margen derecho arriba del bolsillo. Dr. Smith Wolf. – Un buen nombre, pero no para un médico – Se dijo. Lo agregaré a la lista de identidades. - 

 Al llegar un guardia se encontró con él. 

- ¡Buenos días! – Cumplimentó el agente 

- ¡Buenos días! – Levantó la mano con un gesto y una sonrisa mordaz. - 

- ¿Doctor Smith? 

- ¡El mismo!. ¡¡El mejor!! Si no le molesta, voy a ingresar. - 

- ¿Pero?

- ¡Necesito unos elementos! – Insistía. - 

- No puedo. Lo siento - 

- Llamando a seguridad. Hay una fuga de gas en el piso dos – Suena un megáfono, suerte de parlante. - 

- ¿Eh? ¡¡Diablos!! Disculpe doctor, debo retirarme, unos momentos. - 

- ¡No hay problema! 

El oficial salió corriendo a donde la fuga se había establecido. 

Mikonos con un ligero golpeteo abrió un caño generando la fuga que no tardaría en hacer sonar la alarma. Cerca del área del guardia. 

- Bueno solo resta abrir la puerta. No tenía código asa que se valió de sus mañas de uso de un alambre tomó de un cable de su habitación. Para este oficio todo tiene un uso. 

El éxito se expuso en él. El cuarto tenía varios casilleros. Su maletín de viaje. Y al lado sin clasificar su bolso. Una ventana. Perfecto se dijo. 

- ¡Ya deben saber que escapé!. 

- Bueno, supongo que aquí podré pasar. Esa estatuilla debe estar por aquí 

Recogió su soga de escalar. Y descendió por aquella que limitaba con un parque. Los guardias agentes venían por el otro lado. Por los aires un guarda polvos blanco flameaba. Era el doctor Smith Wolf que ahora era Mikonos Noir. Un pájaro sobrevolaba el sector. 

- Largo de aquí – Gritó Mikonos. Eso retraso su deslizamiento. 

Al descender, otro personaje se hacía presente en medio de una bajada. Era otro centinela. 

- ¡Oiga!..¿Doctor?

- ¿Sí?

- ¿Qué hace aquí?. Es peligroso. Se ha escapado un paciente. Hay una fuga de gas cerca. Hay militares y policías por doquier. ¿A parte no hay una reunión de galenos?

- No que sepa, o éste enterado. De todas formas es más conveniente estar fuera - opinó con elocuencia - ¡Aquí es más seguro! – Expresó con certeza - ¿Y una reunión? Nadie me aviso – Movió las manos como si no hubiera remedio y ofendido – Si nadie da aviso a una entidad importante como lo soy yo, entonces es porque no merezco ir. En definitiva. No podré asistir. – Afirmó negándose con una explicación seria y eficiente. - 

- ¡Bueno! ¡Tiene cierta lógica! – Meditó el centinela rascándose la cabeza - …¡¡Espere un momento!! - Dijo el oficial – Debe ingresar. Están buscando al paciente Spencer. 

- Entiendo, aunque también, tengo una urgencia. 

- ¡Doctor! – Dijo seriamente el oficial.- 

- Es que… - Piensa Mikonos - tengo – Miraba al cielo – Tengo que ir al baño – Se toma la parte baja Mikonos – ¡Sí! ¡Eso está bien! – Se dijo en su interior. - 

- ¿Baño? ¡Adentro hay muchos!

- Es verdad, aunque prefiero la brisa de la naturaleza. – Señala las afueras extendiendo la mano y el brazo marcando todo el alrededor. -

- ¿Oiga?

- ¡Buena suerte! – Y golpeó al oficial en el mentón – Bueno, la verdad, no se me ocurría una mejor idea, y deberás que debo ir al baño. – 

Al recorrer un sector apartado de campo, aprovechó para realizar su pedido fisiológico. Miró a todos lados, para evitar la vergüenza - 

- Bien, el doctor Smith, está listo. Tendré presente ese nombre – Pensó para futuros trabajos. 

Unos seres con forma humana pasaban frente a él. Vestían frac y sombreros de ala ancha. Parecían los típicos mafiosos italianos del planeta tierra de los años treinta. 

- ¡Adiós! – Saluda con suma tranquilidad Mikonos, ahora el doctor Smith Wolf. - 

Asienten los hombres que ingresan al hospital

Mikonos caminó dos kilómetros exactos, por detrás del complejo del hospital, hasta saltar un alambrado. Para su fortuna no había nadie que vigilara. Se percató de las cámaras de seguridad, no obstante las neutralizó con un espray. Aquel bribón estaba preparado para todo. Luego se escondió en a llanura entre pastos altos. Los insectos estaban insoportables lo que generó que apresurara el paso.

- ¡¡Ya déjenme en paz!! - Eran como mosquitos pero con agujas hipodérmicas temibles. Al salir de allí, el viento comenzó a soplar lo que le otorgó un alivio a ello. 

Entre un paramo de tierras, se bifurcaba un camino con otro. Eran bastante obsoletos los sistemas de infraestructura con calzadas de tierra y piedras. Se adentró allí y sus pasos le iban indicando conforme el sol que le marcaba la forma de dirigirse, hasta que sus pies desistieron. Mudó la ropa de inmediato. Era el de siempre. - 

- Debo ponerme en forma. No hay remedio. Y siempre digo lo mismo. Bueno será cuestión de que alguien me de un respiro llevándome. Siempre hay almas caritativas. – No terminó de decir la frase y colocó sus dedo pulgar en ademan para que algún carro parase por él. 

Uno había frenado – 

- ¡Gracias a dios! – Al acercarse – una mano desde la ventana le hizo un gestó obsceno y aceleró dejando polvo – 

- ¡¡Cuack!! ¡¡Cuakf!! – Tosía Mikonos – ¡¡Maldito!! ¡Eso lo serás tú!

Continuó, y otro móvil se hizo presente. 

- Se acercó a él, y la ventana de la puerta se iba abriendo 

- ¡¡Ahhh!! - Se asusta Mikonos

- ¡¡Holaaa guapoo!! ¿Quieres que te lleve? – Era un pulpo femenino de una edad avanzada – 

- ¿Eh? – Se pasó la mano por la cabeza haciéndose el distraído – ¡No hay problema! ¡Puedo caminar!

- ¡¡Vamos!! Podemos divertirnos - Y con un tentáculo toma su hombro – 

- ¡¡No!! ¡¡Gracias!! - Y se echó a correr hacia atrás 

- ¡¡Oye, ven querido!!

Mikonos comenzó a correr en la otra dirección. - 

- Bueno que remedio – Y se fue – 

- ¡Diablos! – ¡Cuak! – Seguía tosiendo. Ya su lengua estaba seca – No tengo nada contra los pulpos femeninos, pero no quiero involucrarme con uno. Es absurdo – Recordó con una imagen de una ex novia, y todo por un trabajo que le daría mucho capital (dinero) – ¡Debo dejar la codicia!. Ese es el dicho – Y se le vino la imagen de su ex –novia con un beso – ¡¡Wacalaaa!! – 

- ¡Repite esto Mikonos!: …! No ser codicioso! – Le dijo su mente – 

- ¡¡No ser codicioso!! – 

- ¡Una vez más!

- No ser codicioso..¡¡Callateee!! -Le grita a su mente dirigiendo la vista a su cabeza. 

Al parecer no tenía suerte. Cada uno que abordaba al parar su nave, carreta o móvil, era más extraño todavía. 

La carretera esta allí y mikonos sigue haciendo dedo para un aventón. Un vehículo estacionó. Se dirigía a una velocidad considerable. Era un vetusto carro con ruedas de metal gastadas. El polvo continuaba golpeando todo alrededor. 

- Bueno, Éste será el último – Advirtió ya extenuado por la desilusión que acareaba tantas transeúntes en vehículos que no eran, más que personajes desquiciados, enfermos, u insanos posesivos. - 

Al abrirse la puerta, de aquel automóvil –nave, descendió una pierna, y luego la otra. Mikonos dudó y allí una dama de un metro sesenta y tres. Cabello plateado con risos oscuros, como Noir. Una camiseta de mangas largas violeta como su pantalón, y unos zapatos. Sus ojos retínales blancos, con matiz azabache. Ella lo miró y el la miró a ella. 

- ¡¡Wow!! – Modificó su expresión desanimada. – Es una dama bastante bella. ¿Veamos? Buena figura, pecho voluminoso, buen carro. Parece tranquila. – Se dijo así mismo. – Y tiene una calidad voz primaveral – ¿Estaré enamorado? – Ladeó la cabeza – ¡Basta! El capital, es lo primero, es solo un vehículo al éxito Mikonos. El amor es para saltar ese trampolín. Diablos si lo sabré - Pensaba. - 

- ¿Y bien? ¡¿Te ocurre algo?!– Pensaba ella mirándolo y frunciendo el ceño, en cuanto Mikonos imaginaba toda una película de ella y el amor como herramienta

- ¡¿Eh?! - Vuelve en sí. - 

- ¿Te comieron la lengua los rutones (ratones en el planeta tierra)? 

- ¡¡Ahh!!..¡¡Perdón!!

- ¿Por qué te disculpas? 

- ¡Je! ¡Je! ¡Perdón! - ¡Je! ¡Je! Estaba distraído 

- ¡¡¿MMM?!!¿Otra vez perdón? ¡¿Te llevó entonces?!

- Si, por favor ¿Te diriges a la ciudad?

- ¡Nop!

- ¡¡Estem..!! – Se dijo desanimado – ¿Vaya mi suerte?

- Sin embargo puedo transportarte. Ya ha caído la tarde, no creo que quieras caminar por la noche de lunares, por aquí. – Observa todo el paramo de llanuras hibridas y conjuntamente lo señala con su dedo índice. De alguna forma parecía conocer el ecosistema. - 

Es sabido que la noche de lunares, ciertas bestias salen a cazar todo tipo de ser vivo. Se recomienda no estar vagando por esos sitios, según las medidas de seguridad. 

- Si me hicieras el favor. Estaría muy agradecido.

- Sube.. – Le indicó ella – 

- Gracias – fue por el otro lado – 

- ¿Tu…?

- ¿Sí? – hizo el gestó Mikonos por la pregunta

- ¿Tu nombre?

- ¿Tu nombre?

- No, ¿el tuyo!

- ¡Ay! Disculpas.. ¡¿Mmm?! – Pensó en inventar algo – Mi gracia es….Mikonos Wolf. - 

- ¡Bien!..Es un bello nombre y apellido natural. - 

- ¿Y el tuyo?

- ¿El mío? – Ella dudó –…Me llaman… Caciope…Caciope Microsoft 

- ¿Como esas computadoras viejas? – Dijo con un mueca graciosa. - 

- ¡No! – Respondió de forma seca – ¡No me vengas con esos chistes de la edad! -

- ¡Uff!... Lo siento, de todas maneras no era una broma. – El tacto de Mikonos siempre fue un tren descarrilado. – incluso, eres bastante joven. - 

- Lo sé - Sonrió ella – No te preocupes. Tenemos un camino extenso a la ciudad madre. 

- ¿De verdad, no es molestia?

- Claro que no. Siempre es bueno ayudar a alguien en apuros – Expresó sonriente – Aparte pareces una persona interesante 

- ¿En serio? – Mikonos colocó un rostro de seductor – 

- ¡No seas payaso!

- ¡Disculpas! – Agachó la mirada – 

- ¡¡Ja!! ¡¡Ja!! Eres muy divertido. Será un viaje divertido - Expresó – Y en voz baja explayó – ¡Colega!

- ¿cómo? 

- ¡Compañero de viaje!

- ¡¡Ahh!!.. ¡¡Gracias!!

El carro se movía a toda velocidad. Unos móviles oficiales venían del otro lado a toda prisa, rumbo al hospital. Otro carro los sobrepasaba. Eran los hombres que había visto de frac, que se dirigían a la ciudad. Él se percató de ello, sin prestar importancia. - 

- ¿Parece que hay problemas?

Mikonos no emitió palabra alguna observando delante al camino. Ella cruzó su mirada a él, y se rió.