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El ladrón y Von Kramer. Quiero el libro. Es hora de seguir las pistas del ídolo.

                                           El ídolo a pesar de lo destructivo,  tiene un secreto. Sea lo que fuere, debemos encontrarlo antes que todos ellos. 

 

La gran nave simulaba una forma gigante de monstruo. Era un aspecto grotesco. Al observarlo, todos de forma  estoica como si una gran masa fuera hacia ellos, generaba un pánico escénico de la situación. Los hombres de negro salían de la taberna de la casa central del poblado.  Figuraban muchas especies que curiosas se amontonaban cerca del gran taller de Louis que estaba sobre el final de una extensa calle que tenía algunas bifurcaciones hasta un final que desembocaba con el nombre de Parasite, nombre que fue puesto por Noir y Louis, por alguna razón. Los motivos son desconocidos; otros individuos se estaban alejando de la zona por cierto temor a lo inexplicable. El polvo del viento de la pueblada se iba esparciendo gradualmente y aumentando a medida que se iba estacionando. La nave era una gran ballena en su forma metálica, y debajo de ella estaban los propulsores de aterrizaje, ampliando aún más la bruma que se dirigía a todos los que se habían asentado allí. 

El colosal aparato con una ventana pequeña, muestra una figura atenta cuya vista esta direccionada a alguien en especial. 

-          ¿Noir, sabes algo?  - Pregunta Louis con cierto análisis. -  

-          Tengo la misma pregunta – Responde  - ¿Tu? – Y dirige la mirada a Caciope con dudas. - 

-          A mí no me mires looter. No porque sea una saqueadora tengo que ser sospechosa por todo – 

Se mofa de alguna forma Mikonos – 

-          ¡Va! Creí que eran amigos tuyos – Confiesa con cierta ironía

-          Pensaba lo mismo de ti  - 

-          Parecen una pareja desalineada 

-          ¡¡Claro que nooo!! – Responden ambos

-          ¿Con él? Ni pensarlo – Expresa con asquerosidad Caciope

-          Esa dama es un demonio descarrilado – Manifiesta Mikonos con indiferencia

-          ¡¡Cállate!! 

-          ¡¡Cállate tú!! 

-          ¡¡Basta de tanta pelea!!. ¡Con seguridad los trajiste tú, mujer! 

-          Niña, deja de buscar riña – Le da un grito y luego se mantiene meditabunda – Espero no sea quien creo que es. 

-          Von … - Expresa Louis

-          ¿Quién? – Se pregunta Lerna – 

-          ¡Von Kramer! – Explaya Mikonos – Un antiguo mariscal; caza recompensas; mafioso, político, y bueno todo esos sinónimos de miserables de alto grado.   

-          ¿Y qué crees? ¿Looter?

-          No son buenas noticias. ¡Uhhff! – Primero Car, y todos su sequito, y ahora éste otro personaje siniestro.  ¿Es que todos se habrán puesto de acuerdo para la búsqueda de un ídolo? 

-          Vamos a tener una gran sorpresa. 

-          ¡Mikonos!

-          No respondas con tanta prisa Louis, te puedo asegurar que no tengo nada que ver con él.  

-          Lo sé looter, solo que me intriga, a no ser que tengan preparada una sorpresa con ustedes dos.  Sobre todo con la dama.

Caciope da una vuelta a mirar a Louis. 

-          En efecto, tu eres la que conoce bien la historia del ídolo de Aldebarán.    

-          Solo los datos que llevan el libro. No soy una erudita de ello. 

-          No hay tiempo para decidir quién o no conoce la historia,  preparémonos  - Expresó Mikonos alarmando la situación. -  

El gran aparato espacial se estaba estableciendo en el suelo en el fragor de un estrepitoso chirrido insoportable. 

Elmer Sou, uno de los hombres de negro dio aviso al mister, Westerland Car.  Comunicó ni bien la situación se estaba confrontando en una compleja manera de conflicto. 

-          Ese maldito de Van Kramer – Expira parte del puro con su sonrisa malévola – ¿Quieres quitarme la gloria del ídolo? ¡Je! ¡Je! Ni tú ni los de arriba podrán.  El mister toma su móvil, con un solo mensaje. "Vigilen al looter y la estafadora" De ser preciso, usen fuego. 

-          ¡Enterado! 

Desde su operador, da aviso a otro de sus hombres. 

-          ¡Argus!, Ponte en marcha. - 

-          No sé por qué nos meteremos en nuevos problemas – Confesó Mikonos. Todos lo observaron detenidamente y en sus pensamientos cabía la posibilidad del escape, algo que Caciope determinó con tal de lograr su objetivo, luego vería que hacer con el Mister Westerland Car, ya que aquel estaba constantemente vigilando. Tanto el looter como ella de forma empírica en la experiencia sabían que aquellos villanos deseaban el ídolo y la respuesta podría ser el libro. 

Fue la primera idea de Noir.

El monstruo descendió hasta la última expiración de sonido al establecerse en la base férrea de las arenas. Unas luces verdes marcaron la apertura de la compuerta que se abría con una escalinata, y sobre una opaca oscuridad descendían algunos seres de origen gamideano. Eran altos con barbas largas, ojos color celeste. Sus ropas eran color marrón. Chaqueta y pantalón y zapatos con plataforma que los hacía más altos. Se colocaron en dos filas y detrás de ellos con dos escoltas de la raza quimérica daba su aparición el tal Von Kramer. Mariscal gamideanodel planeta luxor en la constelación de tauro. 

Aquel al pisar suelo firme, verificó todo el perímetro. Al confrontar al looter y Caciope, sonrió de forma despectiva. 

-          Noir, son gamideanos, entonces. Entendía que era Von Kramer. 

Mikonos asiente. Y todos lo miran un tanto preocupados por la situación futura. - 

-          ¡Guarden silencio! – Expresa Mikonos –  ¡Hablaré! 

-          Sabes… - No llega a concluir la frase  Caciope. - 

Ladea la cabeza Noir.

-          Solo mantente distante. 

Los hombres de negro, habían dado aviso a Car. Otra nave, terrestre hacia su aparición. Algo que determinó Lerna. - 

-          ¡Mikonos!

-          ¡Si!,  Ya lo sé. - 

-          Esto se va poner interesante. 

Un robot vigía que servía a tareas serviles se acerco al grupo hasta llegar a Von Kramer. 

-          ¡Buenos días! ¡Bienvenido!

Recibió un disparo de un gamideano, en cuanto se iba acercando, estando a metros. 

Parte de la cabeza se esparcía en tuercas y cables eléctricos.

-          Buenos, chia..bienvenii…doo -  Sus circuitos se apagaban con el fuego generado hasta consumirse. 

-          Éste tipo es como el mister – Pensó Mikonos –

-          Les agrada el toque sutil de sus mafiosos

-          Veo que pensamos igual.

 

Todos se fueron acercando hasta recibir el alto del mariscal que siguió su trayecto en solitario. 

-          Mis condolencias por su amigo de metal. Es que me parece un tanto molesto el acercamiento de un desconocido. Sobre todo un aparato inservible. -  

Se mantuvo un silencio interesante entre el grupo y los gamideanos. Los hombres de negro estaban cerca. De ello se percata Von Kramer que chasquea los dedos para que sus laser apuntaran a ellos. 

-          Voy a ser franco. Tengo dos opciones para ustedes. – Señala a Caciope y Mikonos. – ¿O pueden unirse a nosotros en la búsqueda de ídolo, o pueden entregarme el libro de notas de la señorita?.....¿Y porque no a la señorita que conoce del mismo?.... Claro que me interesa más el libro de notas, por supuesto. 

La noticia sorprendió a Caciope ya que solo ella conocía de aquel, y Mikonos que lo había tomado sabía de tal. Entonces daba a comprender que información se había filtrado de alguna manera. En la redes de aquellos, nada permanecía a salvo. 

-          Ninguna de las dos opciones parece interesante – Responde Noir - ¿Qué nos asegura el trabajar con usted?

-          ¡¡Mmm!! .....Los dejaré vivir.  

-          ¿Y si le damos ese supuesto libro de notas, anotador, o lo que fuere?

-          ¿Qué? – Responde Cih

-          ¡¡Shh!!

-          Si me dan el libro, pensaré en respetar sus vidas.

-          ¿Lo pensará? Mmmm – Medita Mikonos. – ¡Es mal negocio!. ¡¡No hay dinero!!  Es inútil que tengan el libro. – Expresa Mikonos –

-          ¿A qué te refieres?

-          ¡Simple!.mi querido mariscal de bigote chistoso.  – Dijo Mikonos burlándose de él. Un hombre humano de porte antiguo, y traje militar al que solo le faltaba un monóculo en uno de sus ojos. -  

-          Sus notas, están en clave – Se adelanta a Mikonos. Caciope, Lerna y Louis, mantenían silencio. Louis preparaba algo interesante, mientras ellos ganaban tiempo. Éste visualizó a Mikonos que lo siguió con la mirada.

El Car estaba escuchando todo por un móvil. 

-          ¡Je! ¿Así que tenían un as en la manga? Bueno solo son herramientas. 

-          ¿Señor que....?

-          ¿Qué hará?

-          Veremos que ocurre. Los necesito hasta llegar al ídolo. Aunque si todo sale como quiero, parece que no será necesario. Luego ya saben qué hacer en caso contrario. Por el momento los necesito vivos. Manden el destructor. ¡¡Rápido!!

-          ¡¡Si señor!!

-          ¡Ja! ¿Así que notas en clave? Ahora cambian las cosas. Me serían útiles. -  

-          ¿Y si nos negamos? No puede matarnos – Manifiesta con tranquilidad Caciope. 

-          ¡Puedo torturarlos! 

-          ¡¡Que sutil!! – Respondió el looter. - 

-          Es que el toque corporal me fascina. Ya saben los momentos previos de adrenalina, las amenazas, el miedo escurriéndose por los poros de la piel; gritos y más gritos – ¡¡Uff!!- pequeños detalles que dan sentido a una confesión. 

Todos lo miraban frunciendo el ceño. Se personificaba como un loco, pero no tanto. 

-          Me parece interesante. Oigan, ¿Qué les parece un juego? – Pregunta Noir con entusiasmo

-          ¡Oye! – Dice sorprendida Caciope que lo observa con rostro de no hagas estupideces. 

-          Aqui va de nuevo con el juego de cartas …. - Se dicen louis y Lerna. Caciope ahora los ve a ellos

-          ¿Eh?

-          Vamos señor..Kramer.. – Mikonos saca su mazo de naipes.

-          ¡Von Kramer!

-          ¡¡Ah no sea duro!! Todos tenemos un entusiasta en los juegos de azar. 

Fruncir el ceño ante una treta básica que los algunos conocían sabían a que llevaría. El looter fue un jugador renombrado en naipes lo que le dio un título sublime de mañoso. 

-          Recoja la carta que mejor le parezca y solo véala usted.

Von Kramer asintió, pero fue un subordinado quien la tomó. 

-          No quisiera pensar que hará el típico truco de adivinanzas. 

-          Para nada ¿No se ha dado cuenta?

Su subalterno miró su mano.

-          ¿La carta?

-          La carta está aquí - ¡Y la tiene Mikonos!.... - 

-          Pero..

-          ¿Estaba en su mano? 

Todos miraron asombrados, menos Louis que de hecho conocía el secreto lúdico de las manos hábiles del looter. 

-          Vamos con otro juego. – Comienza a barajar – Vamos por aquí, tenemos por acá. Aquí y allá. No pierdan de vista los Naipes. A veces son vagos, a veces siniestros. 

Todos seguían el ritmo y la velocidad. 

-          Elige con sabiduría, sin perder la noción. – Dice el looter

Un grupo de los hombres de negro hacia su aparición.

-          ¡¡Oh!! Tenemos compañía – Se dijo nuevamente así mismo. – ¡¡¡MMM!! …Esto será interesante. – Ustedes acérquense, pueden participar de la fiesta. - 

Los hombres sabidos de ello, estaban confesos de las trampas del looter.

-          ¡Vamos! Es solo un juego. ¡Un simple juego…! 

-          ¡¿Qué tramas?!  - Caciope expresa con su mirada. - 

Louis niega ello. 

-          Ya basta de juegos – Se enfada el subalterno. -  

-          ¡Déjalo! – Dijo Von Kramer.- Me encanta jugar. - 

-          ¡Vamos elije uno! 

El soldado señala con disgusto. 

-          ¡Éste naipe!

-          ¡¡Bien!! ¡¡Buena elección!!

Muestra al público todo el mazo, barajando rápidamente de una forma y otra.

-          No pierdan de vista las cartas. Una y otra vez. Vamos. Y vamos allá. No pierdas el sentido ¡¡No lo pierdan!! No…lo pierdan....

-          ¿EH? 

-          Uhh…

Las miradas se plantaron en un punto exacto. El efecto había dado resultado. Mikonos miró Louis que recogió a Lerna y Caciope.

-          ¿Qué fue lo hiciste? – Expreso, preguntando con asombro Caciope

-          ¡¡hipnosis colectiva!! Con solo mirar quedas atrapado. 

-          ¡¡Rápido!! Suban a los vehículos. El efecto no durará mucho tiempo. 

-          ¡Espera! – Expresó Caciope. 

-          No hay tiempo. 

Dos carros salieron a toda prisa. Caciope, Lerna y Louis subieron al vehículo de la estafadora. Y el looter a una moto deslizadora. El efecto se estaba desvaneciendo. Y un ladeó de cabeza hizo entrar en razón a Von Kramer.

-          ¡Je! Ese estúpido, ¿Piensa engañarme? –

Todos estaban desconcertados. El polvo del camino de ampliaba con dos vehículos que iban a toda prisa. 

-          Tras ellos.

Todos subieron a sus motos de aire. Una guardia permaneció en la gran nave. Kramer regresó a su despacho. 

-          Traigan el libro. ¡Cómo sea! 

Los hombres de negro también fueron en marcha, esperando refuerzos. 

Antes de subir dio la misiva a uno de ellos.

-          ¡¡Dile al mister, que no se meta en mi camino!! – Lanzó una sonrisa que produjo terror.

Von Kramer, ingresó por la puerta central.

-          ¡Señor!

-          ….No digas más….Si el mister interfiere haremos una guerra.

-          Señor una guerra sería…

Von Kramer no dijo nada.

Desde la ciudad Weterland Car, ya había enviado su grupo. No interfieras con mis peones Mariscal. 

Todos los mafiosos debían mantener un pacto de no agresión. Según la logia mayor…

Pero al Car no le importaba como tampoco a Von Kramer. El ídolo era principal objetivo

La tropilla de hombres de negro estaba en camino debían interceptar al grupo del mariscal. El looter estaba preparado por ello, lo de negro siempre estaban en sus talones, pero para él, aquel conflicto de interés le suponía un beneficio como a Caciope. El destruirse entre ellos les sería un alivio.

Detrás de Caciope que conducía a velocidad extrema venia el looter, y con él, el grupo de Kramer. Y más lejos por otra ruta, los hombres de negro. Era una persecución incesante. 

-          ¿El libro? ¿Tan importante es? – Pregunta Lerna. - 

Asiente Caciope.

-          De hecho, tiene todas las anotaciones importantes. Pistas que demuestran su localización.  – Caciope aceleraba al costado iba Mikonos que señalaba extendiendo su brazo y mano a una dirección a la izquierda. Y se coloca unos lentes; antiparras de buceador. Ella asiente. Louis, recoge de su bolso un aparato del cual comienza hacer unas modificaciones 

-          Lerna, toma el aparato. - 

-          ¿Qué? ¿Otra vez? 

-          ¡No te quejes!

Caciope observa por el retrovisor de su gran nave-vehículo. - 

-          ¿Armas paralizantes?

-          Estos juguetes ya no se venden como en los viejos tiempos. Tú, solo conduce. Mikonos comienza a disminuir la velocidad hasta ir detrás de ellos. En un punto ciego viene la cuadrilla de enemigos.

-          ¿Qué está haciendo? 

-          Mikonos será el señuelo

-          ¿Está orate? Son demasiados. ¡¡Maldita sea!!

-          ¡No digas eso de él! – Se enfada Lerna – ¡¡Deeuu!! Y le saca la lengua en soneto burlón. -  

-          Éste idiota ya es así de nacimiento. Ama meterse en problemas. Él, creará la distracción. Nosotros solo disparamos. Solo remítete a ello, y conduce en línea recta todo lo que puedas. 

Mikonos gesticulo una nueva señal. Dos de las motos-naves se iban acercando apuntándolo. Y una tercera detrás de ellos. 

-          ¡¡Qué empiece la fiesta!! – Louis abrió la ventanilla y sacó parte de su cuerpo direcciono directamente a quien se acercaba. Lerna hizo la misma operación. – ¿Preparada?

-          Siempre ….¡¡Gr!!

Los dos al mismo tiempo sincronizan los disparos dando en los blanco de forma eficaz. Ambos caen en medio de la ruta y tercero que venía con ellos tropieza cayendo al suelo.

-          ¡¡Esoo!! – Expresa Louis. De lejos el pulgar arriba de Mikonos, hasta que un disparo pasa cerca de él. – Ahora si comenzará la fiesta. 

Cerca y a gran velocidad venían motos y vehículos blindados. El grupo de Von Kramer es bastante numeroso, piensa el looter, que en la vorágine de la prisa recoge su arma del bolsillo, disparando por detrás de sí. Todos los vehículos iban a gran velocidad y contratiempo de un viento cuya polvo impedía la visión. Cualquier movimiento o despiste podría concluir en tragedia. 

-          ¡Rayos! Es difícil atinar con seguridad– Verifica con su visor. Louis y Lerna le van indicando. Otro disparo pasa muy cerca, rosando la bomba de la moto-nave.

Lerna le señala con un tiro a uno que esquiva el laser, Mikonos metralla en la dirección que se mueve dejándolo en el suelo. Louis por su parte continuaba con su puntería. Y la pequeña Lerna era digna compitiendo

-          ¡Bien Lerna! – Expresa Mikonos – Aprendió después de todo. La balacera se intensificó – Estos tipos están dispuestos a todo. Ese libro – Se dijo Mikonos.

La camioneta principal que traía a varios de los soldados del mariscal en el techo descubierto, se adelantó en cuanto se creaba una distracción contra el looter. Poco a poco se iba adelantado.

-          Métanse dentro – Dice Caciope a Louis y Lerna. Ellos asienten de inmediato. Y con un revés de control golpea el camión, lanzando al suelo, varios enemigos. Pronto estos comenzaron a dispararle y ella produjo otra maniobra haciendo saltar el vehículo desde una lomada. – ¡¡mi carro-nave!! Lo estaba pagando y me ha salido una fortuna en chelin..- ¡¡Grrrr!! – Dijo furiosa. Louis y Lerna se asustaron de ver el rostro de Caciope. 

La camioneta se volvió acercar continuando el avance a fin de detener el vehículo. Mikonos hizo un movimiento al otro lado del camión para una emboscada. Pero un avance veloz, desestabilizó su andar llevando a un desequilibrio chocando contra otro que venía contra él. Ambos vehículos firmes, mostraba dos seres forcejeando. Caciope se percató de ello, y quiso acercarse a él, sin embargo el gran camión nuevamente se acercó a ellos. 

-          Lerna toma el volante, le dice ella. Louis dispara contra dos que venían detrás 

-          - ¿Por qué yo?

-          Hazlo.  – Le grita. Lerna toma el piloto, y a su lado el busto de Caciope asomándose por la ventana. 

 

Junto a ella Caciope, tomo su laser, e iba direccionando la puntería.

-          ¡¡Diablos!!, muévete de lugar looter, ¡Estorbas! – Decía ella con dureza, intentando atinar en el blanco. Entre el forcejeo vio el punto exacto.  – ¡¡Ahora!! – Lanza un tiro, que sobre pasa por dentro del chaleco de Mikonos, y roza su estomago destrozando al soldado de Von Kramer- ¡Wow! Justo en el blanco se alegra ella.

-          ¡¡Oyeee!!  ¡¡Mi chalecoo!! – Se enfada Mikonos – ¡¡¡Ten más cuidado mujer!!!

-          Ay qué pena quería darle a los dos – Gritó con ironía burlándose del looter – Debo ajustar mi perilla de tiro.  – Y vuelve a disparar a otro pasando cerca del rostro de Noir

-          ¡¡EYYY!! – Grita 

-          ¡¡Gracias, por nada!! – Le sonríe - ¡Ji! ¡Ji! – Y sigue sonriendo, mientras el looter maldice.

-          Oigan dejen la plática emotiva, ya habrá tiempo – Dice Louis

-          Nada de emotivo, ya puedes dejarme conducir.   

-          Ya me estaba entusiasmando.

-          Vuelve a los disparos – Dice Louis

El camión regresaba, y con ellos otros, del otro lado parecía venir una tormenta de polvo propia de un desierto que se asomaba con ellos. 

-          ¡¡¡Mikonos!!! – ¿Logras ver eso? – Un disparo pasa cerca de Louis. Mikonos asiente, y señala adelante.

-          ¡¡Dirijámonos hacia allá!! - 

-          ¿Eh? ¿Acaso está loco? – Expresa Lerna y Caciope. 

-          ¡¡Claro!!, ¡¡De eso de trata!!

Pronto los hombres de negro de Car, se sumaron a la carrera. 

-          ¡Bien! – Expresa Mikonos – Tenemos ayuda y desde lejos uno apunta contra él con un disparo que pasa cerca – ¡¡Ey!! Soy de ustedes  - Otro tiro pasa cerca - ¿Qué está ocurriendo?

-          Son los hombres de Car, pero por qué atacan a Mikonos?

-          Así me parece bien, todos pueden comprarse – Expresa Von Kramer. Los llamados hombres de Car, estaban trabajando para Kramer en traición de un mafioso por otro mafioso.  Car, sabia de ello, y por eso envió otra tropa con orden de asesinar traidores.

Los grupos estaban cerca de ellos. 

-          ¡¡Superior!!, ---((---(-- (Hay una tormenta del otro lado, no podemos continuar). …$$### (Es una tormenta de desierto) 

-          ____///-- (Síganlos). 

-          Pero..

-          ¡Ahora!  esa fue la orden del segundo al mando de Kramer.

-          Señor Westerland – Expresa por radio la nueva tropa, hay una tormenta de desierto arribando – 

-          Continúen, continúen. – Ordena el míster. - 

-          Míster, creo que sería imprudente mandar a la tropa. 

-          ¡No!, Al contrario. ¡Es perfecto! –Si los alcanzan a todos podemos tomar ventaja del asunto. 

-          Señor debemos detenerlos, o perderemos a nuestro objetivos para el ídolo

-          Esos dos escaparan con vida. Por eso los contraté, me interesa, sacar del camino al mariscal. Y cuando lleguen a nuestro querido ídolo los eliminaremos. 

-          Aparentemente tienen un objeto valioso con ellos que quiere Kramer. 

-          ¿Ese diario? ¡¡Ahh!!, Es una pieza importante, pero la chica lo es más …¡Je!--¡Je!

El looter, se adelantó sobre el vehículo de Caciope, mientras tenían a todos detrás de sí.  

-          Es una locura, las tormentas de desierto, son tornados destructivos, no podremos sobrepasarla 

-          Este idiota es capaz de todo – Expresa Louis gritando. Lerna continuaba disparando contra otros. A lo lejos se veía al looter acercando más, subiendo la velocidad de la moto-nave. Contra él el gran polvo de arena que se iba arremetiendo con golpes de cada grano que se aventaban en su cuerpo como piedras por la fuerza centrifuga. 

-          ¡Esto va doler! – Se dijo 

Una terrible ráfaga se abalanza contra él, y luego metros detrás alcanza a Caciope, y el grupo y todas las tropas que estaban intentando aventajarlos.  Una humareda con una fuerte golpiza del viento va convulsionando todo alrededor. La tormenta consigo traía junto a ella, a las enormes criaturas gusano que escapaban de las arenas, comenzando atacar con un hambre voraz a todos los seres que iban ingresando en la lluvia de arena. La ceguera prohibía el movimiento de los vehículos. El looter estaba dispuesto a pasar del otro lado de aquel peligro que se estaba gestando, y junto a él, sus compañeros.   Uno de los grandes gusanos se expandió abriendo su boca llena de escamas y lenguas que escupían una saliva de acido, que quemaba a los hombres de Von Kramer, y los de Car.

El vehículo de Caciope, se activo en un modo de seguro, sellando las ventanas blindadas.-  

Los monstruos se fueron multiplicando por el efecto de la gran tormenta de arena que desplazaba todo alrededor.  El temblor del suelo se manifestó expulsando el carro de Caciope por los aires. 

-          ¡Cuidado! – Grita Louis. 

-          ¡¡Es por allá!! – Expresa Lerna.

-          ¡¡Lo sé!!  ¡¡Lo sé!! – Conducía como podía Caciope ante el diluvio - ¿Pueden ver a Mikonos?

Lerna, tomo el visor infrarrojo, y observaba desde el centro delantero del vehículo. Movía la cabeza en todas direcciones tratando de ubicar al looter. Solo cinco miembros en motos se desplazaban a un sector más seguro. Allí lo encontró delante de ellos. 

-          ¡¡Lo veo!! Es por allá – Señala con su de mano extendiendo su dedo índice – debemos ir por él. 

-          Aguardamos – Expresó Louis – Es peligroso con los Noides (los gusanos gigantes) . Cada vez hay más de ellos. 

Los grupos se fueron diseminando.  Varios fueron contra Noir, disparando a la nada. Un gran gusano sale debajo del a tierra, y Noir sube sobre él desde su cabeza con un salto. La bestia abre su boca y se traga a varios seguidores. Looter pasa del otro lado y utiliza el cuerpo del monstruo como tobogán, descendiendo rápidamente. Atrás suyos otros más los siguen. Tanto de los hombres de negro como los del mariscal. Cada uno se coloca del lado Noir, intentando desestabilizarlo. El cuerpo de la lombriz se mueve descolocándolos.  

-          Dirígete ahí.  -  Señala Louis – Debemos salir del ojo de las ráfagas  - Con un movimiento eficaz Caciope desatina a quienes los perseguían, generando que entre más en la tormenta, mientras ellos encuentran una salida leve.  

-          ¡¡Allá!!, ¡¡¡Arriba del gusano!!! – Grita Lerna – ¡¡Looter!!

-          ¿Ehh? ¿Está loco?    - Se sorprende Caciope

-          ¡Sí!, ¡Todo un maniaco! – Manifestó Louis -  ¡Je! ¡Je! -  

Desde la gran figura, se movían varias motos-naves. - 

-          ¡¡Dios, vienen por todos lados!!.  – Expresa el looter que acelera con híper velocidad su moto-nave – ¡¡Rayos!! – El rostro del looter se estira por la velocidad – A ..aee.. estt…esttee..pasoo..me voooyy… a morir… - A penas puede hablar por la velocidad. La aceleración socavó su nave y con un enorme movimiento al llegar a la parte final de la cola de la lombriz, saltó como una rampa, quienes lo seguían hicieron el mismo movimiento.  Otro gusano hizo su aparición intentando tragarse a Noir que salió de la moto, arrojándose al suelo por la expansión por encima de la cabeza del otro gusano. Los siguientes fueron devorados entrando inmediatamente a las fauces de la lombriz que sentía como varios aparatos y seres ingresaban directamente por el efecto de la velocidad dentro de su estomago para ser deglutidos y derretidos por los jugos gástricos. 

-          ¡¡Ahhhhh!! ¡¡¡ODIOOO ESTOO!!! - Gritaba Noir desde el cielo y los nubarrones que se iban diseminando que el fin de la tormenta pasajera. Desde el cielo y con la expansión como si fuera un cohete sobresaltó todos los campos descendiendo en una picada mortal hasta el suelo. La fuerza centrifuga aceleraba su caída. Noir, quitó con fuerza su chaqueta intentando producir una suerte de paracaídas, lo que por milagro resolvió ante la gran copa de un árbol con la cual se golpeó. Y poco a poco fue bajando golpeándose con las ramas, hasta dar con el suelo. –

-          ¡Auchh! – Iba gritando mientras los impactos en su cuerpo se producían.  -¡Auchh! – Y se desplomó en el suelo. 

Con celeridad, el vehículo de Caciope llegaba al punto en el cual vieron volar a Mikonos. La tormenta se había disipado y descendieron con el cuidado de que ya no había enemigos de ningún tipo. Su moto-nave, estaba hecha añicos, y agujeros se estaban cerrando con las bestias que se introducían en el interior.   

-          ¿No es su vehículo? – Preguntó Louis. Eso preocupó a Lerna y Caciope. -  

-          ¡¡Mikonos!!

-          ¡¡¡tontoo Noir!!!

Cada uno lo llamaba a su manera, comenzaban a preocuparse. 

-          ¿Dónde estás Noir?

-          ¡¡Allá!! ..Veo algo, allá!! – Verifica cerca de los arboles - 

-          ¡¡Es él!! – Explaya Louis – 

¡Uf! ¡Qué alivio! – Dijo Caciope. 

Fueron hacia él que estaba en el suelo.

-          ¡Auch! ¡¡Mi espalda!! – Debería pensar seriamente dejar éste trabajo– Se dijo así mismo y se masajea con la mano izquierda la cintura. Estaba con varias raspaduras de heridas leves, pero había sobrevivido a la caída gracias al gran árbol.   

-          ¡¡Mikonos!! – Lerna se lanzó encima de él 

-          ¡¡Diablos mujer!! ¡¡Cuidado!! ¡¡Esoo!!

-          ¡Tú, eres un tonto! Preocupándonos – Lo regaña ella – 

-          ¡Perdón! ¡Perdón! – Expresa. 

-          Nuestro amigo es de acero ¡Ja! ¡Ja! – 

-          Me alegra que este bien – Comenta Caciope 

-          Bueno, gracias – Dice Mikonos

-          ¡Es hora de irnos de aquí!  

-          Si que fue una odisea

-          ¡Ja! ¡Ja! Ni lo digas –

-          Vamos, el carro nos espera – Expresa Caciope. 

Mikonos se incorpora. 

-          ¿Puedes caminar?

-          ¡Claro!

Comienzan a realizar el trayecto de vuelta. 

-          ¡Oye Louis!  ¿Te queda todavía de esa bebida fuerte?

-          ¿Si te refieres al licor de víbora?, ¡¡Olvídalo!!

-          Yo le puedo ofrecer, señor Mikonos – Aparece desde el cielo la gran nave con Von Kramer, comunicándose en ella. – 

Caciope intentó tomar su arma. Todos lo miraban con desprecio al gran Mariscal.

-          ¡¡Yo no me atrevería!! -  Varios hombres humanos y otros seres aparecieron y apuntaban al looter y su grupo – 

Las compuertas de la gran nave se abrían, y él descendía. Uno de los soldados venía luego de revisar el vehículo. El bolso, el e cual estaba el cuaderno tenía toda la información.

-          Señor – Y le otorga el anotador del libro. - 

-          ¡Je!¡Je! ¿Tanto por ésto?  -Y lo arroja a las manos de su mano derecha – Llévalo para analizar.  – Luego dirige su vista a Mikonos y compañía – Fue interesante la persecución. Lastima las perdidas, pero bueno son gajes del oficio del poder – ¡Buena suerte! ¡Mátenlos! – Von Kramer se estaba retirando a su nave. - 

Todos apuntaban al grupo. El looter junto a Caciope pensaban una maniobra, y se miran y luego redirigen la vista a Louis y Lerna que asienten. 

-          ¡Haremos aparecer un espectáculo! ¡¿Qué les parece?!  - Y arrojó muy lejos una suerte de granada explosiva de estruendo. -   

-          ¿Qué hace?

-          ¿Qué está haciendo?

-          ¿Recuerden que los gusanos suelen venir con el temblor y movimiento no? 

La granada explota, y no sucede nada. 

-          Es cuestión de tiempo – confeso tranquilo con sus manos admitiendo que suele ocurrir a veces si falla. -  

-          ¡Tonto saqueador!

Al momento de disparar, aparece otra nave que dispara. La tropilla de los hombres de negro. 

-          ¡Ahh! ¿Es otra opción, no creen? El car no dejará que su némesis se lleve la gloria. - 

-          ¡Devuelvan el anotador del libro! – Expresa su primer al mando de mister. Y se abre una pantalla donde Westerland habla desde un holograma – "Mariscal, no toques mi elementos" 

-          ¡Gr! ¡¡GR!!--- No te atrevas Mister – Comienza entonces un tiroteo entre ellos de varios flancos. 

-          ¡¡¡Al suelo!!! -  Grita – Louis entre ráfagas. 

El suelo pronto se mueve, y se abre un gran orificio. La lombriz se hacía presente. 

-          ¡Ahh!  ¡Llegó tarde!

-          ¿Eh? – Expresa sorprendida. -  

-          ¡¡¡Que nos larguemos de aquí!!! – Comenta Mikonos

-          ¡¡No podemos!!, ¡¡Debo ir por el cuaderno!!. 

-          Pero no seas ilusa..

-          Pero..nada, allí está todo…- Gritó Caciope – ¡¡¡Es un trabajo importante!!!

-          ¡¡No me tomes el pelo!! ¡¡Es muy peligroso!! 

-          No importa. Están todos mis años

-          ¿Para arriesgar tu vida?

Con una mirada Caciope lo dijo todo. 

-          ¡Mmm!.. ¡Bien! – Louis, Lerna – Operación rescate del libro. – cambio de ideas – Ordena con resignación el looter. - 

-          ¡Enterados!

Entre el movimiento de la bestia que llamaba a otras y los disparos, fueron moviéndose como podían hasta la nave.  Tomaron sus armas y se sumaron al tiroteo de láser de colores que iban y venían con el estruendo del gran gusano. Caciope corrió contra quien llevaba el libro que entraba en las compuertas que se iban cerrando. Logra al alcanzarlo y comienza un forcejeo; golpeándolo lo derriba con facilidad. Demasiada para su confianza.  -

-          ¡¡Devuélvelo!!..¡¡Grr!! 

Varios se sumaron, y Mikonos se acercó contra ellos, y Louis y Lerna lo cubrían. Entre la confusión  Kramer regresó. - 

-          No niña, no será tuyo, y la golpea arrojándola al suelo. Las compuertas se iban cerrando y la nave comenzaba su ascenso.

-          ¡¡No te llevaras el libro!! – Dijo Mikonos, e inmediatamente se arrojó contra Von Kramer, esquivando disparos que pasaban por todos los alrededores. 

En el forcejeo la gran fuerza de Kramer inutilizó a Mikonos. El hombro de éste se sintió por un ataque de un soldado del mariscal. Y fue obligado a ponerse de rodillas, y con una maniobra se suelta, no obstante la movilidad no le permitía un equilibrio verosímil.  

-          ¡Mikonos!  - Gritan desde abajo Louis y Lerna. -  

Éste cae rodando por la plataforma que se cerraba. Caciope fue contra Kramer, y logra cortarlo con su cuchilla, aunque es reducida en su totalidad muscular, y arrojada al suelo.

-          ¡¡Acaben con ellos de una vez!! – Expresa Kramer y se retira con el libro de notas. - 

-          ¡¡Mikonos!! – Le dice Caciope que lo ve inconsciente - 

Los soldados abre fuego en una seguidilla de disparos, y ella lo abraza y ruedan por la compuerta que se cierra descendiendo al suelo. Louis y Lerna van por ambos. -  

-          ¡¡Rápido!! –Debemos ir al vehículo – Expresa Caciope. Ambos asienten. Corren los más veloz posible, en cuanto las lombrices luchaban con los hombres de negro y los soldados de Kramer. 

La nave se iba esfumando. La tropilla de hombres de negro los perseguían, y el vehículo-nave de Caciope se colocaba en marcha.

Se lamentaban por la derrota y la pérdida del libro, sin embargo no todo estaba dicho. La aventura estaba en pañales. -