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El ladrón y La ciudad. El mafioso se presenta. -

  Es hábil como bella, aunque para cautivar a un saqueador, se necesita alfo así como estilo. ¿Lo tendrá? 

 

El camino estaba delineado con postes que expandían una luminiscencia. En éste planeta como en muchos se misturan dos polos opuestos el antiguo estilo de vida de muchos años atrás con la biotecnología. Hay diferentes entornos de pragmatismo a la hora de elegir por cada gobierno como llevar a cabo ello. Todo siempre depende del capital. El vil y maldito capital por lo que nos adentramos en éste arte vil. Hubiera querido escoger otra profesión. Sin embargo no soy bueno en nada más que el engaño como ardid de talento. 

 

En cuanto las palabras de Mikonos se iban gestando, él imaginaba las situaciones complejas. Caminando con un bolso de poblado en poblado. Cruzando gentes. Entrando en lugares sanos, y lúgubres casuchas prohibidas. 

Pactando acuerdos siniestros por pagas que a veces pueden no ser lucrativas. 

Sus manos moviendo una perilla. Un número por aquí, otro por allá. Una letra allí, y otra aquí. La puerta de acero se abre. Los documentos a su alcance. Los toma y escapa silenciosamente expandiendo un gas.

Escalando un rascacielos que llega al mismo espacio. Alcanzar casi la cima y abrir con un lápiz dibujando un círculo un agujero en un vidrio. Entrar cuidadosamente como un gato sigiloso. Y junto al silencio expandir un polvo para ver el sistema de seguridad de aquel sitio. En medio la exposición de un bello libro con una imagen de un rey adorado por multitudes. Un documento único. Y El mercado oscuro lo venderá bien. Se mueve rápidamente estirando su cuerpo para pasar por cada línea de láser del sistema de seguridad. Esquiva hacia abajo. Y luego arquea su cintura estirando las piernas en una posición de yoga. Después vuelve a moverse dando un giro de ciento ochenta grados en dirección a la derecha en el aire pasando entre dos líneas cruzadas. Y por último el alambrado de luces que cubre el centro. Se agacha e inclina y con un pitillo lanza dardos envía un disparo a un agujero minúsculo, imposible para que el ojo normal pueda captarlo. Un orificio que si quiera cabe una pulga, realizado por una raza de habitantes microscópicos que se encargan de la seguridad. Calcula la física de la distancia para apuntar como un francotirador. El saqueador tiene esa capacidad que no posee nadie más. Al dar en el blanco. Poco a poco las bifurcaciones se desvanecían y fue acercándose al centro en el cual se ubicaba la pieza. Claro que los habitantes de seguridad estaban allí. Pero el vil ni bien ingresó lanzó el gas que los adormeció. Y luego cerró las cámaras de seguridad cegando las lentes. Un vapor letal que ingresa en todos los poros y trajes impermeables. Esas tretas solo podían ser de aquel semi humano intrépido. Dibujando un círculo con una tiza y creado un holograma tan real que confundiría a cualquiera. El cuadro estaba dentro de un cubículo transparente. Tomó otra obra. Una que hizo él mismo. Era de todo para éste oficio. A veces escribía e intercambiaba palabras creando toneladas de historias. Esta es sobre un robo excepcional de una pieza. El autor agradece. La imagen. Un horrendo dibujo.

- Supongo que les gustará – Firma atentamente "el saqueador". 

Todo el proceso anterior fue repetido. Y salió de allí. Aquel libro se perdió en algún planeta en subastas. Se expresa que lo posee un magnate de las Pléyades. El capital recibido fue suficiente. 

- ¿Ey? .. – Expresa Caciope – ¡¡Oye!! – Y lo palpa con su mano. - 

- ¡¡Uff! Me dormí unos segundos.

- ¿Solo segundos? ¡Eres increíble! – Respondió ella con una mirada de resignación. - 

- Bueno, no suelo descansar bien

- Deberías. Estamos a mitad de camino. Ya casi esta entrando la noche. Pero seguiremos para dejarte en la ciudad. 

- Gracias. Pensé que no me recogeríanadie. Estuve un tiempo considerable intentándolo. 

- Bueno es difícil, llevar a un sujeto extraño. El delito ha crecido de forma gradual. – Lo observa de reojo. 

- No soy un delincuente ¡Je! ¡Je! - Confiesa. 

- ¡Ja! ¡Ja! Perder. Es una broma – ¡Ey! Lo mira bien, algo que inquieta a Mikonos. ¿Por qué no te afeitas esos bigotes?

-¿Eh? ¿Bigotes? 

- Claro..- expresa mirando al frente ahora – Te verías mejor y guiña un ojo

- Esos bigotes son especiales. ¡A parte...…..!

- ¡Aparte eres un semi humano! – Se adelantó a la respuesta.

Él, miraba al frente el andar del camino. 

- ¿Sí?..Los bigotes son parte de mí estructura.

- ¿Nunca había visto un semi humano como tú? Eres un zorru (zorro), lec (Lobo) coma (comadreja) tig (tigre)

- ¡¡Oyee!! No me confundas.. soy un nek (gato) 

- ¿Un nek? ¡Qué especie extraña! 

- ¿Qué tiene de raro?

- ¿No deberías estar en las montañas?

- Posiblemente – observa a la ventana de un costado contemplando el paisaje que se dibujaba yendo al contrario de ellos cual recuerdos de su niñez de gato montés. 

- ¡¡Ya veo!!

- ¿Cómo? 

- Te distraes demasiado. Y no pareces conversar mucho que digamos.

- No es eso es que tuve un día agitado.

Ella mientras conduce observa un golpe en el cuello de Mikonos.

-Entiendo.

- ¿Y tú? 

- ¿Yo?

- ¡No yo! Claro que tú – Se burla. Eso irrita a Caciope.

- Soy un alma libre

- ¿Alma libre? Te refieres a esos llamados liberistas (hippies) 

- ¡¡No!! Solo soy una humana viajera. También me dedico a estudiar culturas y etnias de otros lugares exóticos. 

- ¡¡Ah!! Eso es perfecto. ¿Dónde te diriges? 

- A las afueras de la ciudad. Tengo alguien esperándome.

- ¡Ah! ¡Je! ¿Un amor de carretera?

- ¡¡Cierra la boca!! – Se irrita más Caciope. 

- ¡Je! ¡Je! Era solo una burla sin sentido. 

- ¿Tu seguro eres todo un galán?

- Eh tenido mi momentos – Confiesa con altanería hasta que recordó el pulpo femenino–¡¡IUFF! – ¡Qué imagen desagradable! – Se dijo así mismo.

- ¿Sorbo? Pues no lo parece.

- No tienes que creerme. Puedes salir conmigo y comprobarlo.

-Olvídalo. Solo soy tu transporte. Luego que llegamos a la ciudad te dejaré por ahí.

- ¡¡Que amable!!

- ¡Soy adorable! ¿No lo crees?

- ¡¡Claro que no!! – Se ofende Mikonos. 

- ¡Ja! ¡Ja! Esa es la aptitud. 

- ¡¡Si tú lo dices!!... – Se hizo un silencio en el que solo el sonido el viento y los motores conversaban por sí en su propio idioma. Mikonos quebró aquella barrera – ¿Y a que te dedicas?

Ella lo miro frunciendo el ceño.

- Haces muchas preguntas. 

- Solo te he hecho dos. – dijo extrañado – mujer complicada – Susurró

- ¿Cómo? 

- ¡No!, ¡Nada!

- ¡Je! ¡Je!...Soy arqueóloga, e investigadora en tecnologías. Es por eso que voy a las afueras. Debo completar un trabajo. ¿Ytú? ¿Se puede saber? 

- ¿Soja….? – Pensó Mikonos que decir.

- ¡Adivino"…Eres un trotamundos desempleado; divorciado y en tus ratos libres escribe poemas sin sentido a la vida…¿Dime que estoy en lo cierto? ¡Ja! ¡Ja!

- ¡¡¡Eyyy!!! ¡¡Grr!!– Gruñe enfadado – Siento desilusionarte – Soy…- Mikonos meditó. No podía decirle que era un saqueador. El famoso ladrón "Looter" - Soy un honorable abogado de la región de Urales – ¡Perfecto!, Esa mentira resultará – En tártaros. El pueblo zarista del Kremlin. 

-¿¿Jaaa?? ¿Abogado? ¿Tú? 

- ¿Por qué no? – Se pregunta enojado.

- Es que no lo pareces. ¿Y Tártaros?

- Es un sitio muy lejos en un sistema a varios Riglos (años luz) – Mikonos retuvo esos nombres sobre un objeto del planeta tierra que era de la Rusia Zarista. 

- ¿Y es un buen lugar?

- Ideal para vacaciones de verano – Dijo sin saber el extremo frío de allí. 

- Deberé ir. ¿Y por qué vas a la ciudad? 

-Trabajo. – Respondió rápidamente. 

- Debe ser pesado cargar con problemas. 

- No si la paga es buena. 

- Es verdad lo que dicen que son aves codiciosas del averno. 

- Tampoco des tantos cumplidos. No es tan interesante como meterse en una cueva y cargar una momia pútrida de mil años.

- Tiene sus ventajas. Y a parte se paga bien por el cadáver.

- Ahora si que estamos en la misma sintonía – Dijo él.

- ¡Ja! ¡Ja! En algo teníamos que coincidir. 

Pronto se fueron acercando a la ciudad que estaba amurallada y repleta de cables y naves que iban y venían. 

Desde las afueras dos grandes plataformas como puentes. Era un cruce debido a un gran río que cercenaba el paso. Un río de metano puro. Algunas criaturas se presentaban allí curiosas. Una aprovechaba la situación ante el descuido de un ser similar a un ave que se posaba en un montículo de tierra que sobresalía. La bestia era un reptil con dos cabezas. Al atraparlo se disputaron la presa tironeando para ver quién sería el que se quedaría con el cuerpo total. Ambas partieron en dos en igualdad de condiciones. Mikonos observa aquel espectáculo parte de la madre naturaleza. No le extrañó, pues en su tierra en la cual creció no era tan diferente.

- ¡Es aberrante! – Manifestó Caciope. 

- ¡Ejem! Pero normal. Ciclo de la vida. 

- ¡Qué siniestra naturalidad de exprimir palabras!

-Perdón.

- No te preocupes. – El carro cruzó, el puente. Una de las grandes puertas de acero que daban acceso a la ciudad amurallada estaba completamente abierta. Al ingresar un robot chequea monitoreando con luz ultravioleta todo el interior. Chequeo de rutina por seguridad. 

Al pasar del otro lado estaban en plena ciudad repleta de transeúntes, comerciantes y oscuros seres que intercambiaban información. Autos voladores y naves que se suspendían. 

Hay varios tipos de vehículos. De tierra, aire, agua. Espaciales. Volcánicos. Subterráneos. De hielo. Etc. El de Caciope, era el típico de tierra. Muchos preferían llegar por la plataforma desde el cielo. Era más seguro, pero esos eran los que privilegio tenían de pase. 

Dieron varias vueltas hasta llegar a una esquina en la cual había un café-bar habitual. Dos criaturas se veían desde la vidriera bebiendo. El mozo limpiaba un vaso.

- Aquí está bien – Dijo Mikonos.

- Bueno es hora de despedirnos 

- Muchas gracias por traerme. ¿No sé cómo pagarte?

- ¡Ja! ¡Ja! No te preocupes. Eso ya está.

- ¡¡Mmm!! – No comprendo qué quiso mencionar – Se dijo -¿Eso ya está?

- Gracias a ti. Adiós y buen viaje Mikonos

- ¡Buen viaje Caciope! 

Al descender Mikonos fue directo al café. El carro desapareció entre una oscura salida. Mikonos ingresa.

- ¿Qué le sirve?

- Un café doble platinado (platinado es con leche de dodo, un pájaro extinto en la tierra)

- Bueno.. veamos que nos dejó el buen Mikonos – Se fija Caciope al tener en su parte trasera de asiento el objeto de Oricalco – ¡¡¡Mmmm!!!..¡Interesante! Me darán buen dinero por él. – Se alegra ella. 

Mikonos saca algunos objetos de su bolso. - 

- A ver..un libro de notas. Y algunos billetes. Bueno, no está mal. – Abre el libro. – ¿Aldebarán?..y la destrucción.. ¿Parece un relato con dibujos? ¡¡¿Mmm?!! ¿Esto puede que sea interesante? ¿Creí que solo era una leyenda loca? 

- Su café señor.

- Gracias, guarde el cambio. – Mikonos sigue leyendo el libro. – Bueno, luego lo continuaré – Revisa nuevamente y se da por enterado que algo falta allí – ¿La pieza de Oricalco?? ¿No estás?....esa maldita bruja. Me lo robó..¡¡Gr!!

- Ese maldito – Se siente a lo lejos. – mi libro. Mi preciado libro y anotaciones. ¡¡¡Ese gato sucio, me las va a pagar!!!¡¡ Grrr!!

Ambos fueron implacables. Pero como dice el dicho, entre tigres no se cuentan las manchas.

Bebió un sorbo extenso generando un sonido implacable que podría incomodar a las bestias que estaban en la barra en cuanto maldecía el nombre de esa tal dama que le otorgó con generosidad engañosa el traslado a la ciudad. 

- ¿Cómo fue que descuide? ¿En qué momento?

Recordaba hasta que llego al punto.

- ¡¡Claro!! Fue cuando cerré los ojos un minuto. Solo ese tiempo. Vi una sombra traslada su mano rápidamente a la apertura del bolso. 

Ella al azar al introducir su mano palpó con sus llevas lo que había dentro. Luego lo dejó ligeramente mientras el carro se conducía de maneta automática. Mientras una mano quitaba el objeto de oricalco, la otra ingresaba colocando una pieza del mismo peso. Un montón de basura. 

- ¿Así que fue de esa manera?

- Ese tonto – se regañaba con los dientes. - ¿Me quitó mi libro? – Ella analizó la situación - Estuve conduciendo..¿Y entonces? 

Mikonos era un maestro en su velocidad sin producir sonidos. Al ingresar en una parte delantera verificó una bolsa con pertenencias. Ella colocó en marcha el móvil y agachó unos segundos la mirada en el tablero. Tiempo suficiente para que Mikonos con su garra hábilmente quitese los objetos. Entre ellos el libro que guarda en su bolsillo. Para compensar aquel hueco le dio plástico sobre ella. Otra distracción al mencionar a las bestias para que Mikonos coloquese un envoltorio de papeles en aquel sitio. El crimen perfecto a la velocidad supersónica. 

- ¡¡Maldita sea los saqueadores!! – Se dijeron ambos al mismo tiempo.

- Salud – Dijo un borracho de una barra. 

Mikonos lo observamos con cierta antipatía. Levantó su taza de café para dar un sorbo final. En su mente pensaba como alcanzarla debido a que una vez fuera de la ciudad, perdería rastro de ella. El chirrido de una canción proveniente del planeta tierra de su móvil lo exaltó. Era una música olvidada. "Llévame" 

- ¡¡El comunicador!! – Se dijo exaltado y lo sacó de su bolsillo. Era un mensaje – 

- ¿Cómo te ha ido? Y el rostro de oricalco 

Concurso Mikonos 

- Lo encontré, sin embargo, tuve algunos contratiempos 

- ¿Tú? ¿No me digas? ¿Tuviste los cólicos? ¡¡Je!! ¡Je! 

- ¡¡No mares tonta!! – La broma no le había parecido graciosa. El ego de un saqueador estaba masificado. –Tuve un problema con un aventón. 

- ¡Ay! Seguro que fue una dama

- ¿Cómo lo sabes?

- Eres un libro abierto. Ya me imagino. Pero el rostro.

- ¡No lo encuentro!

- ¿Cómo qué no lo encuentras? 

- Ya te he dicho ¡Problemas! Con el aventón 

- Mikonos. ¿No le digas que te engañó?

- ¿Mmm? – Titubeó al escribir y solo envió una pegatina. 

- Mikonos…Es increíble que te hayan burlado.

- Bueno, siempre hay una primera vez.

- ¿Qué harás? 

- Lo de siempre. Encontrarlo como si no lo hubiera tenido. Dile al cliente que se ha retrasado el trabajo 

- Pero ya estaba todo listo.

- Inventa algo. Eres buena en eso.

- Me das demasiados dolores de cabeza.

- Te compensaré.

- Setenta y cinco por ciento de ganancia de capital

- ¡¡¡¿Queeé?!!! 

- Ni más ni menos. ¡Adiós querido Mikonos!

- ¡¡Maldita usurera!!

- Salud – dice otro ser que está en la barra y escucha el maldecir de Noir.

- Debo encontrar – Dijo Caciope. Dio la vuelta con el carro. Mientras pensaba que decir. Tenía varias opciones. – puedo actuar con cierta nobleza y decirle: te has olvidado un objeto y por cierto ¿No tomaste mi libro? – ladea la cabeza – No, no..no… ¿Puedo venderlo? Y decirle. Que aquí no había nada. ¡¡Rayos!! ¡Necesito el libro! Si cumplo con ello, podré tener mi libertad por parte de Darknees. 

- Recuerda. Tú eres la experta en el ídolo. El que lo traigas te asegurará la eximición por todos tus delitos. 

- Debo ir por el libro – Se dijo decidida.

En el café un auto – Nave de color oscuro estacionó. Mikonos reconoció aquel de camino a la ciudad. Dos seres de negro descendieron y se dirigieron al recinto. Al entrar fueron directos a la barra. Uno por la izquierda y otro por la derecha. Mikonos se percató de ello.

- Hoy si que será una noche extensa – Se dijo –

Ambos seres se mantuvieron de lado en lado por un minuto. Tiempo suficiente para que Mikonos tome una conclusión satisfactoria de ello. 

- El de la izquierda con cara de lagarto, debe ser un saurio. Viene vestido de frac con una corbata. Un saco de negro en desuso y con hedor de tabaco de la Andrómeda. Eso quiere decir que no lo ha lavado en décadas. Es lo malo de los saurios no saben lo que significa la limpieza. No me extrañaría que lo llamaran el inmundo como nombre clave. Desde que ingresó podía sentir ese aroma a transpiración de desierto. Tiene la típica mentalidad de que lo dejo su mujer, y se dedica a ver series de comedia antiguas bebiendo alguna Bers (cerveza) – Ese fue el primer pensamiento de Noir – El de la derecha, de apariencia humana, es más bien bajo de estatura . Su frac, huele un perfume barato de burdel. Haga una impresión de que viene de diversión. Tiene ojeras por lo que se ha de pensar que no duerme mucho por las noches. Un juerguista de la OTAN. Lo extraño que suelen tener camisa floreada y lentes oscuros. ¡¡Ah!! Ambos los tienen en sus bolsillos. - 

Luego de un minuto. Mikonos dio otro sorbo a su café. - 

- Bueno supongo que si los tengo detrás de mí, ¿estarán cuidando mi espalda no? – Dijo – Lo siento, pero no tengo capital, para contratar matones de seguridad. A parte de ser un ciudadano de bien en el universo, nadie querría lastimarme – Expresó con un toque de modestia con una mueca burlona. – Luego se levantó de su asiento y dejó capital en la barra – guarde el cambio amigo – 

- Gracias – responde el mozo que limpia un vaso con un pañuelo. 

Los dos colocaron de acuerdo a su ubicación su mano derecha e izquierda, en cada hombro de Mikonos –

- Está bien, ¿Seguro quiere invitarme una copa entonces?

Los seres de negro no contestaban. 

- ¿Qué tal si… les hago un truco de magia? 

Se negaron rotundamente. De hecho no estaban para bromas, cuando se colocaron ante Noir. 

- ¡Es simple!..¡Observen con atención! - Noir, toma una cajetilla con un mazo de cartas de su bolsillo. La quita cuidadosamente y comienza a barajar – ¡Elijan una! Y yo debo adivinar que número es. – ¡Vamos a ser divertido! – Abre en abanico toda la baraja. Sostenida en su mano

El ser lagarto, toma una. El otro lo mira detenidamente

- Bien, ¿Es el 28 de cobre? 

- Si – Expresa El juerguista

- ¡Guau! Pueden expresarse – Confiesa Mikonos – Eso es satisfactorio – Guiña el ojo – 

- ¡Genial! – Expresa un borracho de la barra – 

- Elige otra. - 

Toma la carta.

- ¿Es el 32 de azufre? 

- En efecto – Expresa el lagarto

Algunos aplausos de toda la muchedumbre. 

- Gracias, gracias. Es un don de mi madre ¡Je! ¡Je! - Confiesa con una mueca burlona – Elige otra más. Toma una carta. 

- El "22" de explosión – Lo mira sin reírse

- ¡¡Bravo!! – En júbilo, expresan todos los demás seres. - 

Ambos asienten.

- ¡Bueno! Aquí me despido – Y chasquea los dedos rápidamente. Y una explosión leve de humo inunda el sitio. Todos se alarman, y una sombra abre la puerta rápidamente saliendo hacia un callejón. 

- - ¡¡Cuak!! ¡¡Cuac!! – La toz invade el sitio. Todos se encuentran convulsionados – Abran las ventilas para que se expanda hacia afuera. 

- ¡No veo nada!

- Tampoco puedo ver – Entran algunos en pánico escénico. 

- ¡¡Vamos!! ¡¡Está escapando!! - mueve el juerguista las manos tratando de disipar el humo. Los hombres van detrás de él abriendo bruscamente la puerta.

Mikonos corre rápidamente por medio de una avenida. Los hombres mal intencionados. Lo avistaron de inmediato

- ¡Oh, no! Pero si estaban en el café-bar. - 

Dio la vuelta en la esquina, saliendo por una bajada a otra calle.

- Creo que los perdí – Continuó el trayecto alejándose y al dar la vuelta. Estaban allí esperando - ¿Eh? ¿Oigan ustedes tienen hermanos gemelos que me esperan en otros sitios? ¿O alguna maquina de teletransporte? 

Ambos se miraron sin decir palabra alguna. Mikonos frunció el ceño. 

- Bueno, de todas maneras no iba a pedirles que me contesten. – Dio la vuelta y fue por un recorrido distinto - ¿Por qué será que desde que me metí en éste planeta tengo problemas? Y todavía debo recuperar el rostro de oricalco. ¡Esa bruja! – Siguió corriendo entre edificios y casas lúgubres. Era un barrio de los bajos. Un gato, animal terrestre de la tierra pasó cerca. Mikonos lo vigila con agrado, pues era de su especie. Se dio cuenta que estaba situado en un sector lúgubre lleno de paredes rancias, y un hedor desquiciante. Había como una bruma que se iba expandiendo. Eso impidió la visualidad del sector. Mikonos hizo caso omiso y continuó. En efecto mientras mejor fuera el escondite de acuerdo al panorama, sería más fácil escapar de sus perseguidores. 

- Un lugar así, da miedo, como pena en un mismo sentido. – A medida que iba avanzando se dio por enterado en cuanto la neblina se rebajaba su nivel que estaba en un callejón sin salida - ¡¡AH! ¡¡Perfecto!! ¡Mikonos! ¡Eres un tonto! – blasfemó por su ineptitud - ¿Cómo no me di cuenta de ello? No puedo regresar hacia el otro lado. Es muy probable que me estén esperando – 

Detrás de él y en las alturas presentía la presencia. 

- ¿Así que me estás mirando eh? Bueno deberáré ir por allá, y recuperar mi objeto preciado – Se dijo. También estaba otra presencia – Mejor aguardaré y continuó comprobando el panorama del paraje. Sabia de ante mano que podría estar en aprietos. No por los seres de negro, ni por quien podría observar. Algo mayor estaba por allí, agazapado. 

El gato se cruzó en su trayecto. Un maullido, y luego su piel se erizó mostrando las uñas y dientes con el típico sonido – ¡¡Shhiii!! – De alarma de peligro, y salió disparando temeroso saltando, hacia una ventana abierta de entre las paredes – Mimetizado en las nubes de las sombras, una figura grande casi redonda en su esplendor se veía a unos metros. Mikonos poseía buena visión, sin embargo, no lograba captar ¿Quien podría ser? – El saqueador, estaba frente a lo que suponía su sentido felino una amenaza. 

- ¡¡No me gusta lo que puede suceder!! -Manifiesta. La figura se iba adelantando y acercando a él. Una sonrisa con unos dientes afilados se presentaban. Noir frunció el ceño un par de veces. La gran figura con cabeza redonda, cuerpo redondo. Ojos color celeste. Calva prominente. Frac color gris plateado. Corbata rosa. Aroma a perfume de los paraísos del Cin (lugar de millonarios en el planeta). Su forma se presentó ante el saqueador, ladrón de ladrones. 

- ¿Mikonos Noir, supongo? - ¡Ja! ¡Ja! – Se río luego de la pregunta irónica, innecesaria y ya respondida 

Mikonos estaba frente al Matón de las mafias grandes. Westerlund, Coche

- ¿Usted es…? - Expresó y una mano se posó detrás de su hombro. Al dar la vuelta recibió un golpe de puñetazo 

- Si soy el mismo…llévenlo a la mansión 

Ambos hombres de negro lo toman y se lo llevan por donde vinieron al carro.

¡Diablos! - Observa con un binocular – Ahora para recuperar mi libro tendré que presentarme – Expresó Caciope que estaba siguiendo al looter. –Presentarme ante él y ese despreciable hombre. Es muy probable que el saqueador, haya sido su objetivo..Uno más importante de lo que puedo ser….¡¡Uff!! Podrías haber sido más atento y no dejarte encontrar. Me siento defraudada looter – Se dijo Caciope – Bueno, en definitiva, todo estaba planeado…..