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INDESEADO COMPAÑERO

                                 (***)

—Tus decisiones son tan malas como tu gusto musical, morena.—Acomodó su brazo para una posición más cómoda en el suelo, sobre mi manta.

—¿No te necesitan en tu casa o en otro lado?.

—No te preocupes por mí, todo está en orden por casa.

Me dediqué a rodar mis ojos y recostarme sobre la manta. Al parecer, haber estado en paz por diez minutos, fue un abuso.

—¿No tienes frío?, esa cosa que traes puesta no parece cubrir las bajas temperaturas.— Agregó cubriendo la luz solar que picaba maravillosamente mi rostro con su figura.

—El clima está bien, muévete.

—Va a oscurecer en unas horas.

—Como los trescientos sesenta y cinco días del año, Raphael.—Sonreí abriendo los ojos, para encontrarme a Raphael con los ojos entrecerrados y una extraña mueca.

—Muy graciosa, me refiero a que va a bajar la temperatura y para nada quiero darte mi buzo, morena. Conozco lo que hacen las mujeres cuando eso pasa, ¿cuándo nos vamos?.

—Puedes irte cuando quieras, yo quiero disfrutar el sol un poco más. Muévete.—Lo empujé levemente con mi mano en un intento fallido porque se moviera del sol.

—No debes caminar sola por la noche.

—Son las cinco.

—A las seis oscurece.—En un solo movimiento,  siendo tomada por sus manos, quedé sentada nuevamente en la manta.

—Que pesado.— Lo miré mal para comenzar a acomodar mi mochila.

Si me iba ahora, no tendría que soportarlo por lo que quedaba del día.

—Pesado tu cuerpo si te llega a ocurrir algo por estar sola en cualquier lugar, por suerte estas conmigo, agradéceme.

—Estoy en un parque, a dos cuadras de mi casa, a las cinco de la tarde, Raphael. Y no te invité, llegaste tu solito a molestar.

Sin más palabras, comenzamos a caminar hacia nuestras casas. Con Raphael pisandome los talones, pasamos por una librería a la que no pude resistirme a entrar.

Escuchando las quejas y retos de mi indeseado compañero, entré para ver que podía comprar, ya que no venía con nada específico en mente.

Finalmente me decidí por "El largo camino a casa" de Danielle Steel, luego de estar unos pocos diez minutos en la tienda.

—No puedes tardar una eternidad si vienes acompañada, morena. Es de mala educación.— Reprochó poniéndose de pie. Había estado en cuclillas a un lado de la puerta.

—Deja de quejarte, pareces hombre.

—¿Qué?.

Dejando a Raphael atrás, con la mayor expresión de confusión que pudo tener, y comencé a caminar nuevamente hacia mi casa.

[...]

—...Entonces me invitó a salir.

—¿Quién?.— No había prestado un gramo de atención a lo que mi amiga me contaba, estaba pensando en absolutamente nada.

—Mateo... El chico de Halloween, ya sabes. Alto, dulce, inteligente, mayor...

—Sí,  sé quien es. Ya lo recuerdo.— Me acomodé en mi silla, obligándome a prestar más atención a lo que Lía quiere contarme.—¿Algún lugar en específico?.

—Pensé en el cine pero creo que muy simple y tal vez él quiera algo más elaborado. También pensé en alguna feria pero podría no gustarle... Él es muy intelectual, tal vez una librería o biblioteca está bien, podría proponerle eso. ¿Qué crees?.

—Creo que hablas mucho.— Los hermanos Kane hicieron acto de presencia en nuestra mesa, siendo Raphael el que habló.

—Váyanse.

—Ajá.—Enzo se sentó a mi lado y Raphael, con una sonrisa a un lado de Lía. Invadiendo completamente su espacio personal. Si bien, mi amiga no se siente para nada atraída por él, no lo quiere cerca, puedo leerlo en su expresión.

—¿Qué quieren?, es una conversación privada, íntima, personal.—Tomé las manos de mi amiga para enfatizar lo privado que es este momento.—Entre dos, nosotras dos. Ambas.

—¿Te incomoda nuestra presencia, morena?.—Raphael, con una sonrisa y  moviendo sus ojos en dirección a su hermano y luego a mí se atrevió a molestar.

Hace algunos días, tuve una charla bastante profunda con Raphael, en la que sin querer queriendo le confesé que luego del beso que compartí con Enzo en Halloween, mi atracción hacia él fue evaporándose poco a poco. Aunque no sé la causa de eso, no me molesta para nada. Tal vez mi interior quiere cuidarme de algo o simplemente sabe que una relación no es lo que necesito en este momento.

Así que mi interacción con Enzo, no avanzó mucho desde esa noche, no muchl más que saludos o encuentros casuales en los estudios, en la calle o en nuestras casas.

Y está bien.

—No, ¿por qué cada vez que quiero un momento en paz, tienes que estar pendiente para arruinarlo?.

—Podemos irnos si quieren. De hecho, ni siquiera sé porque estamos aquí.— Enzo habló por primera vez desde que se acercaron.

—No, no. No molestan, tú no al menos.

—Auch.— Raphael se llevó una mano al corazón en un gesto dramático de parecer herido emocionalmente, cuando no es así.

—¿Quieren que pidamos algo para comer, los cuatro?.—En un intento de apagar la tensión del momento, Lía abrió la carta del menú.—Podemos hablar de nuestras cosas otro día, Xia.

Durante toda la comida, el tema de conversación fue cambiando aleatoriamente cada dos segundos. No participé mucho, fue más un monólogo de Raphael, que buscaba cada momento para hablar del mal gusto musical que tengo, o de lo poco que me cubre mi vestimenta en climas fríos, o de lo charlatana que puede llegar a ser Lía, o de lo callado y alejado que siente a su hermano últimamente.

No bastaron muchos minutos más para que terminaramos la noche. Lía tenía su auto, insistió en llevarme a casa pero rechacé su invitación, convenciéndola de que ir con los Kane era seguro. No quería que peridera más tiempo, estaba oscuro y la gente suele descontrolarse bastante en la carretera a estas horas.

—Avísame cuando llegues.

—Tú también, nos vemos. Tengan cuidado.

🌱¡BIENVENIDOS!

Recuerden que cualquier error será corregido al finalizar la historia. 💖