—¿Son prisioneros?
Esas fueron las primeras palabras de Noah.
Podía reconocer la fuerza de sus cuerpos, todos estaban entre el segundo y tercer rango, pero parecían desnutridos y agotados, se parecían a los plebeyos mientras se movían.
—¿Qué están excavando?
Todas esas personas con collares de metal estaban cavando agujeros en el suelo con sus propias manos, algunas de ellas estaban cubiertas de sangre, Noah no podía imaginarse cuánto trabajo habían tenido que hacer para herir sus manos con el terreno.
Las cadenas unidas a los collares no les permitían mucha libertad, estaban clavadas en el suelo, obligando a esos prisioneros a trabajar en una zona circular basada en la longitud de las cadenas.
Noah no vio nada malo en aprender más acerca de la situación, había escapado precisamente para dejar de esconderse, no sentía necesidad de evitar ese campamento.
Una capa de energía mental envolvió su figura mientras avanzaba hacia las tiendas.
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