20.

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| CAPÍTULO VEINTE. |

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Los pasillos de Hogwarts se encontraban totalmente vacíos. Los prefectos hacían sus últimas revisiones a los pasillos antes de ir al gran comedor; hasta que un gritó desgarrador proveniente del baño de chicas del segundo piso alarmó a Tom y Ailén los cuales se encontraban cerca del lugar.

-Tom, ¿oíste eso?- dijo Ailén mientras lo miraban preocupada

-Si- respondió -Vayamos a ver- agregó mientras tomaba su mano

Ambos se apresuraron a llegar al baño de las chicas. Al entrar se encontraron el baño completamente inundado.

-¿Qué crees que haya pasado?- le miró con algo de temor

-No lo se- respondió mientras la miraban -Solo espero que no sea algo malo- agregó con algo de preocupación

Comenzaron a caminar adentrándose al baño, comenzando a buscar entre los cubículos; en el último encontraron el cuerpo de una chica. Ailén ahogó un gritó al recordar quien era aquella desafortunada chica.

-¡Por Merlín es Myrtle!- exclamó preocupada la pelinegra

-Mierda- dice el Riddle mientras miraba a la chica muerta -Alguien abrió la cámara de los secretos- agrega mientras mira con preocupación a su novia

-Pero se supone que solo alguien que pueda hablar parsel puede abrirla- comenta la pelinegra más preocupada que antes

-Al parecer hay alguien más que habla parsel y sabe sobre la cámara secreta- respondió frustrado -El basilisco debió creer que era yo...-

Se miraron a los ojos, saliendo rápidamente del baño caminando directo al gran comedor para dar aquella terrible noticia.

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Con forme los días pasaban, Tom era cada vez más vigilado por Dumbledore; él cual lo acusaba de ser el responsable de la muerte de la alumna de Ravenclaw, Myrtle Loperbec.

Aunque sin las pruebas suficientes, Dumbledore no podía hacer nada en su contra y eso lo aliviaba, no quería regresar al orfanato por algo que no hizo.

-Tom tranquilo- dijo Ailén tratando inútilmente de tranquilizar a su novio

-Van a cerrar Hogwarts. ¡No pienso regresar a ese maldito orfanato!- exclamó el pelinegro molestó

-Se que no quieres regresar al Orfanato, yo tampoco quiero regresar a mi casa- respondió mirándolo con una tierna sonrisa -Esto se resolverá, además no pueden cerrar la escuela. Eso espero...-

La pelinegra estaba igual de preocupada que su novio, realmente no quería regresar a su hogar. Todo en ese lugar era odio y violencia; lo que antes fue un hogar cálido y amoroso se convirtió en un ambiente pesado y sombrío; no lo soportaba. Hogwarts era el único lugar donde se sentía segura; donde estaba feliz a lado de sus amigos y novio.

Ailén miró a Tom con preocupación, el pelinegro paso su brazo por los hombros de su novia apegándola más a él. Y caminaron juntos, sin importarles las miradas de odio que los alumnos les daban. Al llegar a un pasillo tuvieron que separarse, ambos tenían clases diferentes.

Se despidieron con un beso y caminaron a los lados opuestos. Ailén se encontraba confundida porque en el pasillo no había nadie, se suponía que a esa hora los de primero terminaban sus clases. Pero no; no había nadie en el pasillo, siguió caminando hasta la aula de Transformación pero antes de poder entrar la pelinegra fue tomada por la espalda tapando su boca. Su vista se nublo cayendo en una inmensa obscuridad.

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En Hogwarts todo parecía estar normal, pero había algo que a Tom le inquietaba. Una sensación de angustia lo invadía; tuvo un mal presentimiento al sentir como un escalofrío recoria todo su cuerpo. Lo supo enseguida, Ailén estaba en problemas.

Levantó su mano llamando la atención del profesor de pociones el cual le dio la palabra enseguida.

-¿Si Tom?- le miró Horace

-Profesor Slughorn, ¿podría ir al baño?- preguntó el pelinegro con seriedad

El profesor de pociones asintió, y enseguida el Riddle se levantó de su silla y salió del aula. Al estar afuera salió corriendo dirigiéndose a la aula de Transformación, al llegar tocó la puerta y el profesor Dumbledore le abrió. Mirándolo con seriedad.

-Joven Riddle...- dijo este con un notable desprecio

-Profesor Dumbledore- le dijo el pelinegro educadamente -¿Se encuentra Ailén?- le preguntó con preocupación

-No, no llegó a mi clase- le respondió seriamente.

Claramente disfrutaba de la frustración y preocupación de aquel chico al no encontrar a su amada novia.

El pelinegro asintió mientras se retiraba del lugar, recorrió los pasillos preocupado y frustrado al no encontrarla; buscó en todos lado pero no ella había desaparecido.

-¿Dónde estas Ailén?- preguntó al aire con preocupación

Todas esas emociones negativas lo invadieron. ¿Por qué a ella?

Se arrepentía de no haberla acompañado hasta su salón, todo era su culpa. La había perdido y eso lo hacía sentir como un idiota.

-¡Soy un maldito idiota!- exclamó molesto, estaba solo en aquel frío pasillo del séptimo piso -La perdí...- Se dijo a si mismo con arrepentimiento

Las lágrimas comenzaron a salir deslizándose por sus mejillas. Por primera vez en 16 años, Tom Marvolo Riddle estaba llorando; y Dumbledore disfrutaba de ello más que nada en el mundo.

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