—¡Beep!
Uno a uno, los mensajes inundaron su lista de amigos.
Monje Desafiante le escribió: —Eres un profesional ¡realmente mataste al jefe!
Jaja, ¡sabía que podías hacerlo!
Muerte Nívea le dijo: —¡Hermano! ¿Peleando contra el jefe sin invitar a tu hermano? ¡Vamos, hermano!
Cientiros le simplemente comentó: —¡Felicitaciones!
Gordo Han le dejó dicho: —Carajo, hombre. ¿Cómo que las perras antes que los hermanos? Hay dos chicas lindas ahí¿y no me dejas ninguna?
Fuego Carmesí y Nieve Sedosa también mandaron saludos, él sabía que había celos y envidia escondidos tras sus palabras.
—¡Está bien, está bien! Ya son grandes. Dejen de actuar como niñas, voy a saquear el cuerpo —suspiró Zhang Yang, ya no podía tolerarlas a esas dos. Ellas estaban tan intoxicadas con el dinero que sus ojos brillaron con un extraño símbolo de dinero.
—¡Ding! Has obtenido 40 piezas de plata en la distribución.
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