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—¡Bien, bien! —¿sabe su Rey Demonio que todos ustedes se dan por derrotados tan fácilmente? Esperaba una pelea en cualquier caso y no esperaba que una vez que Shen Ying saliera, se rindieran inmediatamente. ¿Qué tan grande fue el trauma de la última vez?
—¡Liberen a los discípulos primero!
—¡Sí, sí! —los Demonios Celestes asintieron como pollos comiendo granos. Empezaron a apurar a los demonios detrás de ellos—. ¡Rápido, envíen… ah, invítenlos a bajar!
Solo entonces el ejército de demonios escoltó a la fila de discípulos quien en un principio eran considerados como rehenes.
Lonemoon contó y se dio cuenta que los discípulos capturados por ellos eran sólo unas docenas. Su corazón se hundió:
—¿Y los demás?
—Mayor, todavía están en el Palacio Demoníaco —contestó un discípulo.
Su cara se oscureció, y se dio vuelta para echar un vistazo a los nueve arrodillados todavía y vio que temblaban aún más fuerte.
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