—¿Sabe cuanta azúcar se encuentra en una pequeña porción de miel? No estoy intentando asustarlo, pero si no cuida mejor de su cuerpo, podría costarle la vida.
—Lo sé—asintió el anciano, con obediencia.
Huo Mian le dio una dosis de insulina, y luego de aconsejarle una vez sobre su dieta, le amenazó.
—Si no se comporta, entonces no jugaré al ajedrez con usted, y tendrá que sentarse solo por ahí.
—Me comportaré.
El anciano ahora sonaba como un niño pequeño.
Luego de haber acomodado al anciano en la habitación 2, salió y estiró su cuerpo. Su Yu justamente salía para hacer algo de ejercicio ligero con la ayuda de sus guardias.
Estaba por hablar cuando la vio, pero Huo Mian se volteó sin siquiera mirarlo. Esto lo enfadó. Él simplemente no podía deshacerse de su ego, así que no se acercó a ella.
—Joven señor Su, ¿qué desea comer esta noche? Haré que el chef se lo prepare —preguntó Nannan cuidadosamente, y se acercó a él.
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