—Nadie nos dijo nada, mamá tampoco habla de estas cosas con nosotras. La escuché a ella, a la tía Zhu y a la tía Jiang mientras hablaban por WeChat una vez hace mucho, también sé que él es la razón por la que tardaste tanto en volver... —explicó Pudin.
Frijolito asintió de inmediato.
—Sí, sí, papi, ese hombre luce astuto y malvado... en serio no me agrada. Mami siempre vende los obsequios que nos regala y luego dona el dinero a caridad... Estoy segura de que no le agrada por algún motivo. Por eso decidimos resistirnos a él.
—Em, ¿resistirse? —Qin Chu pensaba que realmente sus hijas eran genios.
—Papi, tengo hambre... Puedes llevarnos al Ramen de Ah—Xin? —dijo Frijolito mientras frotaba su vientre vacío.
—¿Ustedes van seguido a lo de Ah—Xin? —preguntó sorprendido Qin Chu.
—¡Por supuesto! Mami va una vez por mes sin importar qué, así que nos acostumbramos. En serio, los fideos de allí están bien, pero no queremos decepcionar a mami.
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