La comida ya había sido servida en la mesa cuando Lin Jiage colgó el teléfono.
Shi Yao había estado llevándose comida a la boca cuando escuchó las palabras de Lin Jiage. Al encontrarse en un estado poco conveniente para hablar, ella sólo pudo mover la cabeza en respuesta.
Mientras tomaba su teléfono de las manos de Lin Jiage, notó la profunda mirada de culpa en los ojos de Lin Jiage. Se tragó rápidamente lo que masticaba y miró a Lin Jiage con sus grandes y sinceros ojos: —Está bien.
Quizás fue su sincera expresión lo que convenció a Lin Jiage, pero éste último finalmente retiró su mirada y cogió sus palillos.
...
Después de la comida, Shi Yao llamó a la camarera para pedirle la cuenta.
A diferencia de la vez anterior, Lin Jiage no discutió con ella por el pago de la cuenta. En vez de eso, se reclinó tranquilamente en su asiento, mirando como la camarera entregaba la cuenta en las manos de Shi Yao.
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