RASTREADO

—¿Entonces, dónde está? —Ethan le preguntó a Felix con impaciencia. En este momento, Ethan está en la mansión de los hermanos porque Felix dijo que puede localizar a Erika.

—Espérate —Felix continuó trabajando en su computadora escribiendo algunos códigos. Felix estaba rastreando el teléfono de Erika. Había colocado un rastreador en el teléfono de Erika cuando se lo compró, por si acaso—. Lo tengo.

—¿Y bien dónde? —Ethan preguntó rápidamente.

—En alguna zona deshabitada, no creo que Erika iría a tal lugar. Está bastante lejos de aquí —Felix estaba confundido—. Erika realmente nunca caminaba mucho, entonces ¿por qué iría a un lugar tan lejano y apagaría su teléfono? Solo una cosa vino a su mente. Erika ha sido secuestrada. Sus ojos se encendieron de ira y las únicas personas que podían hacer esto eran nada más y nada menos que la familia Evans y Hart.

Ethan no perdió más tiempo y comenzó a dirigirse a la ubicación en el rastreador con Felix siguiéndolo. Felix llamó a sus hermanos para informarles lo que estaba ocurriendo y ellos también pensaron en quién podría estar detrás del secuestro. Llamaron a la policía y también se dirigieron allí.

—¡Despertar! —Uno de los matones le echó agua a Erika para despertarla—. Habían pasado más de dos horas desde que la secuestraron y ella ha estado inconsciente desde entonces.

Erika abrió los ojos, pero su cabeza estaba girando demasiado rápido y cerró los ojos para calmarse primero.

—¡Dije despierta! —El matón ladró aún más fuerte esta vez, causando que Erika se sintiera molesta por el ruido.

—¡Oye! ¿Podrías callarte, ella es la princesa aquí. Esa no es la forma de tratar a una princesa, estúpido —dijo el líder acercándose a Erika, quien estaba atada en la silla.

Por lo que dijo el hombre alto y corpulento a quien ella supuso que era el líder, se dio cuenta de que eran un grupo de gente loca. «¿Esa no es la forma de tratar a una princesa? ¿Entonces secuestrar es la manera correcta de tratar a una?», se preguntó a sí misma.

—Ve a informar a los demás de que ya está despierta —el líder ordenó al que le echó agua a Erika y él salió para ir a informarles.

—Pequeña princesa, ¿tienes miedo? —El líder le pregunta a Erika mientras sonríe, mostrando sus dientes de oro."

"Erika no respondió y solo se mantuvo calmada, mirándolo de vuelta.

—¿Sabes a quién has ofendido para terminar aquí? ¿También sabes lo que nos han pedido que te hagamos? —preguntó mirando fijamente a sus ojos tratando de ver miedo, pero lo único que vio fue calma.

El líder estaba desconcertado. La mayoría de sus víctimas femeninas estarían temblando de miedo en este momento, pero esta mujer ni siquiera ha dicho nada todavía y se veía demasiado calmada.

—Bueno, nos han pedido que te violen, te graben en vídeo y luego lo suban en línea. ¿Qué te parece? Suena emocionante, ¿verdad? —El líder se rió en voz alta esta vez y el olor a alcohol de su aliento atacó la nariz de Erika y ella rápidamente frunció la nariz—. Para este momento, los demás matones ya habían entrado en la misma habitación en la que estaban.

—Oh, hola bella durmiente, finalmente te has despertado. Realmente me asusté pensando que te podría haber golpeado demasiado fuerte y pensé que no te despertarías —dijo emocionado el que la golpeó con la barra.

—Jefe, ¿ya le has contado nuestros planes? —El que tenía el palo preguntó, mirándola como si estuviera mirando a su presa.

—Sí, ya lo hice, pero parece que está actuando fuerte —respondió el líder levantándose de su silla y acercándose más a Erika—. Acarició su cabello y luego lo olfateó, hueles tan bien —le susurró al oído.

Erika hizo una mueca y apartó la cabeza.

—¿Cuánto quieres? —Erika preguntó.

—¡Oh, finalmente dijo algo! —exclamó el líder y sus lacayos se rieron—. Princesa, solo queremos que cooperes con nosotros.

—¿Quién te pidió que hicieras esto? —preguntó Erika—. Miró a los matones uno tras otro grabando sus caras en su cabeza para que cuando salga de allí, la policía pudiera localizarlos, pero primero necesita obtener alguna información.

—¿No recuerdas a quién has ofendido? ..... De todos modos, lamento no poder revelarte esa información —dijo el líder.

El líder llamó a sus secuaces para ir a cenar pero primero sirvió a Erika y se fue. Estaba confirmado, esas personas estaban borrachas. Le trajeron comida pero no le liberaron las manos para comer. —¿Se supone que debe usar sus pies para comer? —Erika se preguntó a sí misma—. Pero incluso si fuera posible, sus pies también estaban atados.

Erika no se molestó en pedirles que le soltaran las manos porque vio una botella rota en el suelo, junto a la mesa donde estaba la comida. Ahora todo lo que tiene que hacer es empujar su silla hacia la mesa en silencio, de lo contrario, sabrán que algo pasa."