webnovel

Capítulo 10: Irrupción.

La sala de reuniones estaba impregnada de una atmósfera solemne, iluminada por la luz tenue de las lámparas colgantes que arrojaban sombras ominosas sobre los rostros de los presentes. Las paredes estaban decoradas con mapas detallados del continente y monitores de pantalla plana que mostraban imágenes en tiempo real de diversas ubicaciones estratégicas.

En el centro de la mesa rectangular de roble macizo, los embajadores de cada estado principal estaban sentados en silencio, con expresiones serias y gestos meditativos. Kim Rossman, con su porte elegante y sus ojos penetrantes, parecía estar analizando cada movimiento de sus colegas. Tadeo Ferreira, con su mirada intensa y su ceño fruncido, emanaba una aura de autoridad y determinación. Geovanny Armani, con su cabello plateado y su porte distinguido, mantenía una postura erguida y segura. Y José Díaz, con su aspecto austero y su mirada penetrante, parecía estar calculando cada palabra que pronunciaba.

En un extremo de la mesa, los tres contraalmirantes de la marina observaban atentamente a los embajadores, cada uno con su propia aura distintiva. El Barón, con su casco de resina que tenía pintada una sonrisa caricaturesca, emanaba una presencia imponente y misteriosa. Mako, con su físico impresionante y su mirada penetrante, irradiaba una sensación de poder y experiencia. Y Pumba, con su imponente estatura y su corte de cabello peculiar, parecía ser el más imponente de los tres.

En medio del silencio tenso, el Barón finalmente rompió el hielo, su voz resonando en la sala con autoridad.

—Bienvenidos, embajadores, contraalmirantes. Estamos aquí para discutir la situación actual del continente y tomar medidas para garantizar la seguridad y estabilidad de nuestras naciones.

Los embajadores asintieron en silencio, conscientes de la gravedad del asunto que se les presentaba. La reunión estaba a punto de comenzar.

El altavoz en el centro de la mesa ovalada se alzaba como el epicentro de la discusión, listo para transmitir las palabras que se intercambiarían entre los participantes.

—Esto es ridículo, la brigada norte de la marina acabó con Onaji Nikami y con casi toda su secta, la Ciudad del Zen solo quiere recursos —exclamó Pumba, su voz resonando en la sala con indignación, mientras sus puños se apretaban con fuerza sobre la mesa.

—Embajador Kim, ¿usted confía en la palabra del agente Crissalid Star? —preguntó Tadeo en tono calmado, su mirada fija en el embajador de la Ciudad del Zen, buscando indicios de certeza en sus ojos.

—Completamente, Crissalid ha dedicado varios años de su vida para cazar a los Sacros que aún siguen libres tras la caída de la secta, es por eso que convoqué esta reunión —respondió Kim con determinación, su voz resonando con autoridad en la sala.

—Kim dice la verdad, he tenido el placer de conocer a Crissalid Star y me ha hablado de sus investigaciones sobre los Sacros. No dudo de la capacidad de mi compañero Pumba, pero es Onaji de quien estamos hablando —comentó El barón, su tono de voz revelando una confianza sólida en el agente Crissalid, mientras apoyaba al embajador de la Ciudad Central.

—Bien, si el barón confía en ese agente, puedo darle una oportunidad —dijo Pumba, su voz reflejando una mezcla de renuencia y resignación, mientras asentía con la cabeza en señal de acuerdo. El embajador Kim se levantó de su asiento, su figura imponente proyectando una sombra sobre la mesa, y tomó un pequeño control remoto antes de presionar uno de sus botones.

—El agente Crissalid Star está esperando en la línea. Voy a iniciar la llamada para que él mismo aclare sus dudas —anunció Kim, su voz resonando con autoridad mientras se preparaba para establecer la conexión con el agente Crissalid.

Todos en la sala asintieron con la cabeza, sus gestos reflejando una mezcla de preocupación y escepticismo mientras escuchaban el ruido blanco que precedía la voz del agente Crissalid Star.

—Buenas tardes, miembros de la sala blanca. Gracias por aceptar escucharme. Soy el agente especial Crissalid Star y me encuentro ahora mismo en el mismo edificio que Onaji Nikami —anunció Crissalid, su voz resonando con determinación a través del altavoz.

—¿Te has encontrado con él? —preguntó Jose, su voz temblorosa revelando una mezcla de incredulidad y ansiedad.

—Sí, pero es algo raro. Parece como si el mismo no se creyera sus propias palabras y amenazas —respondió Crissalid, su tono de voz denotando una leve incertidumbre.

—No te confíes, chico —advirtió El barón, su voz firme y autoritaria resonando en la sala con solemnidad.

—Es mentira. Si ese Crissalid se hubiese encontrado con Onaji, no estaría hablando ahora con nosotros —comentó Geovanny con escepticismo evidente en su tono.

—Sin ofender, niño, pero yo he peleado con Onaji y te puedo decir que el señor Geovanny tiene razón. Te encontraste con algún imitador. Onaji está muerto. Mi armada lo mató —declaró Pumba con la misma firmeza que caracteriza a los contraalmirantes, su voz resonando con autoridad en la sala.

—Estoy seguro de que es él. Él mismo me lo confirmó. Además, su cabello… —intentó argumentar Crissalid antes de ser interrumpido por Mako.

—Entonces, ¿esas son tus únicas pruebas? ¿Que este "Onaji" tiene un corte de pelo similar y que él te dijo que era Onaji? ¿Al menos su presencia era parecida? —cuestionó Mako, su voz tranquila pero firme, desafiando los fundamentos de la afirmación de Crissalid.

Un incómodo silencio se apoderó de la sala, mientras Crissalid luchaba por encontrar una respuesta convincente.

—No… su presencia no se parece en lo absoluto, pero… —intentó explicar Crissalid, pero fue interrumpido por Tadeo.

—Creo que hemos escuchado suficiente. Gracias por su tiempo, agente Star —intervino Tadeo, tomando el control para apagar el comunicador y poner fin a la discusión.

—Esperen, denme una cámara y algo para neutralizarlo. ¡Estoy seguro de que si lo ven, me creerán! —exclamó Crissalid con desesperación, su voz llena de urgencia mientras intentaba convencer a los presentes de su verdad.

Al día siguiente, Same deambulaba por los pasillos del estadio, con una expresión sombría en su rostro mientras se dirigía hacia los baños.

—¿Sigues aquí? Qué ridículo —se burló Yezauh, quien lo esperaba recargado en una pared fuera de los cubículos. Same simplemente lo ignoró y entró a uno de los cubículos para orinar.

—¿También lo sientes, verdad? —preguntó Bes, notando la tensión en el aire, pero no recibió respuesta alguna. Same salió del cubículo y les lanzó una fría mirada a ambos hombres antes de dejar caer agua en sus manos para lavárselas.

Al salir de los baños, Same comenzó a sentirse extraño. Sus manos no le respondían y todo a su alrededor comenzaba a dar vueltas.

Diez minutos antes de que comenzara la pelea entre Touko y Lewa, los miembros de la sala blanca estaban reunidos nuevamente, esta vez con un gran televisor al frente, esperando la transmisión en vivo de Crissalid.

—Hola, ¿me escuchan? —se escuchó la voz de Crissalid a través del altavoz, pero la pantalla permanecía en negro.

—Te escuchamos, agente Star, pero la pantalla está en negro —respondió Tadeo, tratando de disimular su impaciencia.

—Mis disculpas, estoy conectando el equipo —se disculpó Crissalid, mientras trabajaba para resolver el problema técnico.

—Sin ofender, ¿cómo es que usted solo fue capaz de capturar a "Onaji"? —preguntó Pumba, expresando su escepticismo.

—El embajador Kim me envió un sedante para osos junto con la cámara. Estuve siguiendo de cerca a Onaji y, cuando entró a un baño, cambié el jabón líquido por el sedante —explicó Crissalid, tratando de justificar su estrategia.

—Un pelotón de la marina partió hace una hora hacia el estado Ming para la ejecución de Onaji —añadió El barón, recordando la gravedad de la situación.

Crissalid conectó la entrada de video y giró la cámara lentamente hasta enfocar a Same, quien estaba sentado en una silla, amarrado de brazos y piernas con gruesos cables de hierro.

La sala blanca quedó en completo silencio hasta que Jose Diaz se atrevió a hablar:

—Ese es solo un niño. No es Onaji.

—Según mi investigación, logré deducir que Onaji tiene un Keiyaku capaz de cambiar su forma —explicó Crissalid, intentando convencer a los presentes.

—Eso es imposible. Una vez se tiene un Keiyaku, no se puede cambiar, y Onaji ya nos ha demostrado que su Keiyaku es la habilidad de detener el tiempo por tres segundos —refutó Mako, con un tono de incredulidad.

—Es verdad. Durante la "Noche D", descubrimos que el Jibun de Onaji era "Chains of Hell" y su Keiyaku "Perfect Time" —agregó Geovanny, respaldando el argumento de Mako.

—Tengo motivos muy fuertes para creer que las habilidades antes mencionadas son su Jibun, y el Verdadero Keiyaku es el que le permite cambiar de forma. Pero ahora no hay tiempo para explicaciones, el efecto del sedante está a punto de acabar —advirtió Criss, con un dejo de nerviosismo en su voz. Sin embargo, Same ya se había despertado y mantuvo los ojos cerrados, escuchando y analizando la situación.

—¿Dónde estoy? ¿Entrenador? —preguntó Same, fingiendo estar confundido mientras mantenía los ojos cerrados, tratando de mantener su actuación.

—¿Niño, cuál es tu nombre? —le preguntó Tadeo a través de la video llamada, preocupado por la situación.

—Me llamo Same Fixi —respondió el joven, con voz serena pero interiormente ansioso por lo que vendría a continuación.

—Agente Star, suelte inmediatamente al chico. ¡Es el hijo del señor Fixi! —gritó Tadeo desesperado, dejando a todos en la sala confundidos, mientras intentaban asimilar la nueva información.

—¿El hijo perdido de aquel millonario? —preguntó Jose, sorprendido por la revelación.

—¡Los está engañando, él es Onaji! —gritó Crissalid, frustrado por no poder convencer a los presentes de la verdadera identidad del joven. Pero antes de que pudiera continuar, una alarma atronadora resonó en la sala, acompañada por luces rojas que parpadeaban frenéticamente, alertando a todos los presentes de una emergencia inminente.

—Atención a todos los participantes y espectadores. Manténganse en sus habitaciones o diríjanse a la sala de reuniones del hotel en caso de no tener una. Tenemos una emergencia de nivel tres, la policía está en camino —anunció una voz robótica a través de los altavoces del lugar, instando a todos a tomar medidas de seguridad ante la situación de riesgo. Crissalid comprendió la gravedad del momento: detener a Onaji era crucial, pero su prioridad inmediata eran sus alumnos, a quienes debía proteger.

Sin dudarlo, salió corriendo por el abarrotado pasillo, esquivando a la multitud en su camino hacia la sala de reuniones.

—Por favor, mantengan la calma y salgan en orden —intentó decir Crissalid, pero sus palabras se perdieron en el caos reinante mientras la gente se empujaba y apresuraba por salir.

—¡Maestro Crissalid! —gritó Lyra desde la distancia, mientras ayudaba a Touko a salir de la enfermería, con los brazos vendados y afectada por la anestesia, lo que dificultaba su movimiento.

—¡Vayan a sus habitaciones, yo me encargaré de encontrar a sus compañeros en la plaza! —gritó el entrenador por encima del ruido, antes de continuar su camino hacia la plaza, decidido a localizar a sus estudiantes y garantizar su seguridad.

—¡Ellos están en la arena! —gritó Touko, pero Crissalid ya se había alejado y no pudo escuchar a la rubia debido al bullicio de la gente que llenaba los pasillos. Lyra captó la urgencia en la voz de Touko y asintió con determinación, tomando la delantera y guiándola a través de la marea de personas hacia la arena, donde la presencia de un hombre extraño captó su atención.

El individuo, ridículamente musculoso y de imponente estatura, casi rivalizando con Pumba en tamaño, tenía una boca desproporcionadamente grande y llena de afilados dientes que le conferían un aspecto amenazador.

—Mira que con ese corte fue muy fácil encontrarte —musitó el hombre mientras sostenía a Ik, inconsciente, por el cuello, antes de iniciar una extraña canción en un idioma incomprensible. Un espiral peculiar comenzó a formarse en el lado izquierdo de la frente de Ik, transformándose en un tatuaje enigmático. Simultáneamente, alrededor de los ojos cerrados de Ik, emergió un delineado negro grueso, mientras que sus uñas adquirieron un profundo color negro, como si estuvieran impregnadas de sombra.

—¡Oye tú, suelta a mi amigo ahora! —gritó Lyra, su voz resonando con determinación después de dejar a Touko en la entrada y rodear sus brazos con amor, lista para el enfrentamiento. El temible hombre se volteó lentamente, desprendiendo una presencia intimidante. Sin embargo, antes de que Lyra pudiera siquiera planificar su próximo movimiento, el hombre dejó caer el cuerpo de Ik al suelo con desdén.

En un giro vertiginoso, el agresor apareció justo detrás de Lyra, desafiando cualquier expectativa de tiempo o espacio. Lyra, sorprendida por la repentina cercanía del hombre, no tuvo tiempo para reaccionar antes de recibir el golpe más fuerte que había experimentado en su vida. Paradójicamente, era el golpe más débil que había lanzado el musculoso hombre, pero su fuerza era tan abrumadora que dejó a Lyra paralizada por el shock.

Touko, observando impotente la escena, sintió cómo la desesperación se apoderaba de ella. Incapaz de hacer frente a la amenaza ante sus ojos, su única opción fue correr en dirección opuesta, buscando desesperadamente a Crissalid.

—Mierda, ya llamé mucho la atención —murmuró en voz baja el atacante mientras cargaba a Ik sobre su hombro y se desvanecía entre el polvo y los escombros que caían tras él, como una sombra que se desvanece en la oscuridad.

Mientras la conmoción se apoderaba de la sala blanca, Same aprovechaba el caos para romper los cables que lo mantenían atado con una sorprendente fuerza física, dejando a todos los presentes atónitos. En un instante, su apariencia cambió drásticamente, abandonando su forma regordeta para transformarse en el hombre que había fracturado el brazo de Shori antes del torneo: Onaji Nikami.

—¡Es él, está vivo! —exclamó Jose Díaz con voz temblorosa, mientras sus compañeros luchaban por comprender la repentina transformación de Same. Sin siquiera dirigirles una mirada, Same destruyó la cámara con un rápido golpe, interrumpiendo la transmisión.

Mientras tanto, en medio de la creciente tensión, el barón, visiblemente alterado, gritaba por teléfono:

—¿Cómo que "en camino"? ¡Salieron hace una maldita hora, deben ejecutarlo ya!

La sala blanca quedó sumida en un silencio tenso, con la incertidumbre y el miedo palpable en el aire mientras trataban de procesar lo que acababan de presenciar y las implicaciones de la reaparición de Onaji Nikami.

Same se deslizó entre la multitud en los pasillos, aprovechando la confusión para ocultarse entre la gente en movimiento. Al llegar al comedor de una de las plazas, se detuvo un momento y se encontró con la mirada frustrada de Crissalid, quien lo observaba desde un primer piso mientras la gente continuaba pasando ante ellos. La mirada del agente especial estaba llena de preocupación y determinación, pero también había un rastro de reconocimiento en ella, como si intuyera la verdadera identidad de Same. Aunque la multitud seguía moviéndose a su alrededor, en ese momento, parecía que el tiempo se había detenido entre los dos, cada uno evaluando al otro en un silencio tenso y cargado de significado.

Gracias por seguir el Torneo del Ming

Angel_Monztercreators' thoughts