Pronto, la canción terminó, seguida de aplausos. Naia se levantó entonces y les dijo que era su hora de descanso, haciendo que más de un adulto pusiera cara de decepción.
—Aww…
—¡Una más!
—¡Qué hermoso!
—Pero tengo hambre —dijo Naia directamente, y de pronto todos los que pedían un bis la animaban a ir a comer.
Se rió con gracia y se giró, viendo a un hombre alto y conocido cerca. Sus ojos brillaron al verlo.
—¡Leon! —exclamó y fue a abrazarlo. Él sonrió y la abrazó de vuelta.
No se dieron cuenta de que la atención de todos siempre estaba en Naia, así que todo esto ocurría ante los ojos del público.
Las reacciones ante la muestra de cariño público fueron variadas, aunque curiosamente algunos miraban con desdén al recién llegado.
—¡Debe ser ese novio que la puso triste!
—Maldita sea, es alto.
—Si estamos juntos, somos más altos.
—¿Cómo vamos a vengarla si él le rompe el corazón?
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