En el Arca de la Paz, Cara de Águila, quien sujetaba con fuerza las compuertas de la esclusa y estaba preparado para tirar de ella, retiró su mano.
—¿En qué dirección?.
—Nueve grados al este. ¡Se dirigen al pilar de humo!
—Instructor, ¿qué hacemos después?—El piloto jefe giró la cabeza y preguntó.
Con la masa de la Deidad de los Dioses, era imposible evitar un bombardeo desde el aire aunque se moviera. Es más, la barrera mágica se había disipado. Mientras la segunda Gloria del Sol aterrizaba cerca de la pirámide de Piedra Negra, había una posibilidad no menor de que el obelisco fuera destruido. Para la flota, esta fue sin duda la opción más segura.
Sin embargo, él no había abordado este avión por razones de seguridad.
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