En la Mansión Ryder, Territorio de la Manada de Medianoche
—Ayúdame... No quiero que los miembros de mi manada me vean así —suplicó débilmente Clara mientras intentaba levantarse, retorciéndose de dolor por sus heridas.
Al escuchar su súplica, Gilas se apresuró a ayudarla y mantenerla quieta. Sin decir una palabra, luego comenzó a quitarse su atuendo de batalla frente a él. Le tomó un rato reaccionar ya que permaneció enraizado en su lugar, tragando saliva mientras su cuerpo comenzaba a temblar ante la desnudez de Clara.
—Ponme la ropa…
Las palabras melancólicas de Clara sacaron a Gilas de su embelesamiento. Moviéndose rápidamente, intentó parecer no afectado mientras la ayudaba a vestirse. Solo como consuelo a su vergüenza, Clara no se molestó en mirarlo, o de lo contrario habría visto cuán rojo estaba, con ambos su deseo por ella y su vergüenza.
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