Nerio estaba cada vez más irritado e inquieto. Había esperado con ansias que se realizara el trato para obtener la libertad, y todo lo que hacía Eltanin era perder el tiempo. —¿Por qué siento que estás perdiendo mi tiempo? Sé que quieres desbloquear el alma de Tania lo antes posible, entonces, ¿por qué no cierras ya este trato? Puedes contarme más historias después cuando nos encontremos a tomar té —se burló.
—No estoy perdiendo mi tiempo —respondió Eltanin—. Estoy ganando tiempo. Contigo.
—¿Qué quieres decir? —dijo él.
El hombre de ojos dorados se levantó. Se colocó frente a Tania y dijo:
—¿Puedo ver tu piedra del alma?
Tania asintió. Ella sacó el colgante de su cuello, el cual él sostuvo en sus manos.
Nerio se preocupó un poco. Advirtió:
—Si piensas que puedes liberar su alma, confía en mí, no puedes. Nadie conoce la magia para desbloquearla excepto yo. En caso de que no hayas oído la conversación entre mí y el rey, déjame repetirla. No. Puedes. Desbloquear. El Alma.
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