Cuando TaiYang salió de la cocina en busca de los tres pequeños, se detuvo en seco en el camino.
No muy lejos de la puerta, se encontraba Gina sentado con las piernas cruzadas en el suelo. Su cola estaba expuesta a través de su ropa, pero la punta se encontraba siendo mordisqueada por Reich, quién estaba sentado en su regazo.
TaiYang no podía ver los pensamientos en el rostro blanco del otro, pero no parecía que le importara que su cola estuviera siendo mordida, es más, su palma todavía estaba descansando sobre la cabeza peluda de su hijo y la frotaba de vez en cuando, quizás para repasar la existencia del ser que lo mordisqueaba como un juguete para perros.
La imagen era muy fantasiosa y armoniosa, incluso si sus apariencias eran absolutamente distintas, parecían un par de padre e hijo conviviendo. TaiYang por un momento pensó que estaba viendo a una criatura antigua de alguna clase de novela.
El par pareció sentir su mirada embobada y voltearon en su dirección.
⎯ ¡Mamá! ⎯ Reich liberó a la cola de Gina y lo abandonó sin remordimientos.
El albino sólo miró su cola llena de baba y marcas por un segundo antes de volver a mirar a la pequeña familia de dos.
TaiYang extendió sus brazos y tomó a su hijo en brazos.
Beso su pequeña y rosada mejilla y dijo. ⎯ ¿Por qué le muerdes la cola?
No sabía que clase de título utilizar en Gina. La palabra "Tío" sonaba muy en discordia con su apariencia, sin embargo le daba mucha más vergüenza el título de "hermano". TaiYang quiso aprovechar de que a Gina no le parecían importar estos títulos para tirarlos aún lado.
Reich también se preguntaba lo mismo, ¿por qué le mordía la cola?. Aunque era bastante agradable la sensación de moler sus dientes.
Él respondió después de unos segundos. ⎯ Se siente bien.
TaiYang no entendía su pensamiento, y en su lugar volteó a mirar a Gina, quién todavía lo miraba desde su posición en el suelo.
⎯ ¿También quieres morder?⎯ Preguntó, antes de que TaiYang dijera algo antes.
TaiYang: ⎯ ...No, gracias.
Viendo su reacción, parecía que en verdad no le importaba eso. Así que decidió dejarlo de lado por el momento.
Miró a su alrededor y no vió a los dos pequeños faltantes. ⎯ ¿Qué pasó con los niños?
Gina, que estaba secando su cola con un pañuelo, al escuchar su pregunta respondió sin interés. ⎯ Cuando vine ellos ya se habían ido.
TaiYang asintió, no encontró nada malo en sus palabras. ⎯ Oh, ¿Ellos eran los pequeños de ayer?. Trajeron carne para que les cocinara.
Al oír esto, Gina levantó la cabeza. ⎯ Puedes ignorarlos si no quieres prestarles atención. Son demasiado ruidosos y groseros. Sí te molestan avísame, los colgare.
Gina no sentía ese apego instintivo hacía los cachorros de su etnia, a excepción de Reich, quién compartía aroma y relación con TaiYang, ningún otro parecía interesarle.
Sin embargo TaiYang no era un Tate verdadero y no sé dio cuenta de esta anormalidad. ⎯ Está bien.
En verdad no quería saber a qué se refería con el 'colgar' en su boca.
⎯ De todas formas, la carne todavía está cociendose. Estará lista alrededor de media hora.. más si es necesario. ⎯ Explicó, luego miró con un poco de nervios. ⎯ ¿Podrías decirme dónde estamos, y hacía donde nos dirigimos?
⎯ Mmh. Nos dirigimos a Kannon, ahora mismo nos encontramos en el espacio.
TaiYang estaba desconcertado, nunca antes había escuchado ese planeta. ⎯ ¿Kannon?
Gina lo observó por un momento, pensando que era reacio, dijo. ⎯ ¿Quieres volver a ese planeta desierto?, a excepción de los humanos que todavía deben de permanecer ahí, no hay nada más.
Por supuesto, TaiYang no quería volver. Sería capturado apenas lo encontrarán, sin embargo no esperaba que Gina lo trajera consigo mismo cuando no se dio cuenta.
¿Pero que podía hacer?, tampoco es que fuera un Tate al 100%, incluso este cuerpo solía ser humano antes.
TaiYang se acercó a Gina, su mano se apoyó sobre su hombro sin darse cuenta, él explicó avergonzado. ⎯ No conozco a nadie en Kannon, nunca he estado ahí.
Gina observó la pequeña mano que se sujetaba a su hombro con inconsciencia, unos segundos después, tomó la mano de TaiYang entre la suya, se levantó del suelo y lo guío hacía la sala central de la nave.
TaiYang se sorprendió, sin saber si quitar su mano o no, al final, no separó sus manos y lo siguió obedientemente, observando a Reich aún sujeto en su otro brazo.
Gina lo atrajo a la sala de comandos.
⎯ Siéntate aquí. ⎯ sujetó los hombros de TaiYang y lo dejó sentarse en una de las grandes sillas de color negro.
⎯ Ah, gracias.. ⎯ TaiYang todavía estaba confundido, no fue hasta que vió como Gina manipulaba la mesa frente a él y apareció un hermoso planeta blanco que entendió.
⎯ Este es Kannon. ⎯ Dijo.
⎯ No suele ser infrecuente que algunos cachorros nazcan fuera del planeta madre actual. Algunos ni siquiera son capaces de encontrar el camino de regresó, así que no te preocupes.
TaiYang entendió que Gina pensó que él era una clase de Tate que se había extraviado de casa, le hizo una seña a Reich, y siguió la corriente. ⎯ ¿Qué hay sobre su alteza, el rey que mencionaste?
⎯ No es muy importante. ⎯ Unos segundos después, quizás pensando que sus palabras sonaban un poco groseras, se corrigió de mala gana: ⎯ Es un buen líder.
Gina dio una pequeña explicación sobre su majestad.
Según entendió TaiYang, en Kannon existe un monarca, dicho monarca es descendiente del primer Tate que obtuvo conciencia y logró guiar a su propia etnia para evitar la extinción a la cual se veían amenazados, también de quién esparció una forma distinta de manipular el exceso de energía para neutralizar el feroz apetito y adoptar una apariencia humana.
Esta clase de Tate tiene fuerza e inteligencia, su energía también es muy grande y se caracteriza por el tono dorado en las pupilas y el cabello. Sus cuerpos originales también tienen un color rubio pálido como el oro en sus escamas, a excepción de sus cachorros, quienes tienen un color grisáceo como una forma primitiva de camuflaje.
Los dos pequeños que TaiYang había visto son los gemelos de su majestad actual, quienes se escaparon para jugar. Gina, quién es una rara amistad y un fiel confidente de su alteza real, fue el pobre al que enviaron a buscar al par de gemelos inquietos. Por supuesto, esto fue especialmente debido a su rara habilidad para ser inmune a los instintos biológicos de consentir a las crías.
Gina es el único que se atreve a colgar a los preciosos cachorros de un árbol o un risco sin temor alguno.