Rosina sonrió y caminó hacia Draco. Se arrodilló y lo abrazó fuertemente como si fuera la última vez que lo tocaría.
—Rosina, respóndeme. ¿A qué te refieres? —preguntó Draco. Su mente se centraba en su respuesta en lugar del contacto físico que compartían.
—Draco, ¿quieres construir un mundo mejor en este reino? —preguntó Rosina suavemente mientras acariciaba su cabello.
—Sí, quiero hacerlo, ¡pero quiero hacerlo contigo a mi lado! —exclamó Draco y empujó a Rosina suavemente para mirarle a la cara.
Rosina no respondió y dio una sonrisa suave. —Draco, espero que entiendas la situación en la que estamos hoy. No podemos escapar de esto. Además, sé que suena egoísta, pero estoy cansada. Draco, no quiero lidiar con este tipo de problemas —dijo con los hombros caídos.
—Rosina, si estuviera en tu lugar. Lucharía por nosotros. ¡Hablas como si te rindieras tan fácilmente! —Draco estaba cabreado al ver que Rosina había abandonado la lucha.
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