Lucía y Gastone observaron en cámara lenta cómo su punta se insertaba, pero antes de que estuviera completamente adentro, se oyó un golpe en la puerta.
—Mi Señor, hay una carta del Palacio —gritó Navin desde afuera, sin darse cuenta de lo que estaba sucediendo detrás de las puertas cerradas. Él no olía el aroma del sexo debido a los espacios cerrados y ajustados.
Ambos se detuvieron y parecían confundidos antes de que su cerebro registrara lo que estaba ocurriendo.
Gastone se retiró de prisa y agarró una toalla para cubrirse. —Espera, estaré ahí en unos minutos —gritó.
Lucía entró en pánico. No quería que otras personas supieran sobre su relación con Gastone, o se sentiría avergonzada.
—Me quedaré oculta aquí —susurró Lucía mientras se cubría. Quería usar la puerta que conectaba sus habitaciones, pero eso crearía un sonido.
Gastone se detuvo. Miró a Lucía y se preocupó de que Navin pudiera oler su aroma.
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