Punto de vista de Aimee
Nuestro largo viaje finalmente llegó a su fin. La luna estaba visible cuando llegamos al bosque en el territorio de Alfa Jacob.
—¿Qué piensas, Alfa Vincent? ¿Entramos ahora o esperamos a que amanezca? —pregunté.
—Podemos entrar ahora. Vamos —dijo Alfa Vincent, tomando mi mano y guiándome hacia la gran mansión que era visible en la distancia. Su mirada confiada me llenó de entusiasmo y me dio una sensación de esperanza.
Al menos mis dudas y miedos se disipaban lentamente. Él, que no tenía interés personal en este asunto, parecía feliz de ayudarme. Como la persona con el problema, también debería intentar transmitir vibraciones positivas.
Pero no podía mentir, mi corazón latía con fuerza cuando llegamos a las puertas de la mansión. Especialmente cuando la voz del guardia comenzó a oírse.
—¿Quién va?
Alfa Vincent me miró, sonrió y susurró:
—Tranquila, ¿vale?
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