La noche estaba tranquila mientras caminaba por el bosque, el aire fresco un alivio bienvenido del sofocante calor del día. Mi corazón aún latía con rapidez por el sueño, las vívidas imágenes de James luchando contra esa monstruosa criatura persistiendo en mi mente. Nunca me había sentido tan conectada con alguien antes, como si hubiera estado allí con él, luchando a su lado.
Extendí mis sentidos, buscando alguna señal de él. El bosque estaba espeso de sombras, los árboles se alzaban sobre mí como antiguos centinelas. La luz de la luna apenas se filtraba a través del dosel, proyectando patrones fantasmales en el suelo. Podía sentir la presencia de la manada a mi alrededor, sus emociones un zumbido lejano en el fondo de mi mente, pero James era diferente. Su energía era más intensa, más concentrada, como un faro en la oscuridad.
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