A la mañana siguiente.
Scarlett abrió sus ojos y encontró una aguja de IV pegada en el dorso de su mano. Cuando intentó levantarse, sintió dolor en su espalda. Un gemido bajo escapó de sus labios mientras se volvía a acostar. Sus ojos miraban fijamente al techo en silencio, tratando de reunir sus fuerzas.
Pero entonces se sorprendió al escuchar la voz suave de Xander en la habitación.
—Buenos días, señorita Scarlett. Le sugiero que no se mueva antes de que el médico revise su estado.
Xander dejó su iPad en la mesa de café y caminó hacia la cama. Vio a la chica acostada otra vez. Su rostro estaba pálido, y sus ojos turquesa estaban ligeramente enrojecidos pero aún hermosos.
Scarlett lo vio junto a la cama, luciendo guapo con una camisa blanca y pantalones azul marino. Su cabello está peinado hacia atrás ordenadamente; parecía que él había estado listo desde hace tiempo, a diferencia de ella, que todavía estaba usando un camisón con su cabello de león.
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