—No te preocupes. Ya he dado instrucciones a mi equipo para que lo vigilen de cerca desde la distancia. Si algo sale mal, intervendrán para ayudarlo—, Xander tranquilizó a Scarlett, su voz llena de un tono calmante.
—¡Gracias, Xander!
—Srta. Riley, por favor, deje de decir esas palabras—, dijo Xander, acariciando suavemente su cabello sedoso—. Te he dicho varias veces que es mi deber como esposo ayudarte. Y no puedes negarte a mi ayuda. ¿Entiendes?— Su voz tenía un tono firme.
—Hmm, lo entiendo—, respondió ella sonriendo.
—Me alegra oír eso—, una sonrisa de alivio adornó los labios de Xander—. Cariño, ¿qué hay de tu viaje a la Isla B? ¿Todavía planeas ir?— preguntó.
—Sí, no puedo cancelarlo porque le prometí a mi padre y a la Tía Lana que volaría allí mañana—, explicó Scarlett—. Esperaré la llamada del Tío Noah desde la isla. Puedo volar allí directamente si él me pide que vaya a Ciudad Glace. Solo es un vuelo de dos horas desde la Isla B...
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