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O XLIII: El Poder de los Dioses

La batalla en la tribu fue violenta, sangre estaba por todos los lados en el que voltearas, cuerpos ensangrentados y desmembrados, lanzas y cuchillos en el suelo. Los campos de batalla son tan crueles y grotescos.

El poder del Dios Pachacamac se manifestó haciendo temblar la tierra, creando grietas y cuevas subterráneas en el subsuelo. En la batalla, las grandes serpientes perturbadas por el fenómeno divino temblaron confundidas y en pánico, dejando la oportunidad a que los soldados de élite pudieran cazar sus cabezas.

Uno de esos guerreros de élite es Nehú, quien acompañó al jefe de la tribu en su iniciativa de caza y regresó para brindar ayuda a la tribu. Sosteniendo su lanza buscaba el lugar perfecto para atinar, pronto su objetivo se fijó en el ojo de la serpiente, quien confundida por los temblores miraba hacia todos lados para tratar de comprender la situación.

Él tomó carrera, saltó en el cuerpo de la bestia y apoyándose en las lanzas que se habían quedado trabadas entre las escamas de la bestia, se acercó a la cabeza de la serpiente y antes de que la serpiente lo descubriera, saltó hacia un costado, arrojando la lanza justo en el ojo derecho de la serpiente.

Un extraño aullido de dolor se escuchó, la serpiente, quien naturalmente silva, aulló de dolor como si fuera una bestia enloquecida y sus grandes colmillos se expandieron con dolor, sin embargo, sin el control de los chamanes los instintos del gran animal prefirieron huir que quedarse a pelear. Lamentablemente, no todas las bestias escaparon y una de las grandes serpientes murió en batalla luchando contra el jefe de la tribu.

El poder de los Dioses sin duda no se debe subestimar, esta vez el poder invocado por Ymac para ayudar a la tribu trajo en ella serias consecuencias, sus manos se pusieron moradas y abultadas, mientras que un gran dolor de cabeza terminó por dejarla inconsciente.

La anciana, que en sus mejores días fue un gran chamán, conocía los peligros, por lo que ya había anticipado este resultado y llevó a Ymac de vuelta a su cabaña, aunque la batalla aún no había acabado, sin los dioses salvajes, el enemigo no era oponente para la tribu.

La tribu siguió luchando, pero como la anciana había intuido, el enemigo se retiró después de perder gran parte de su ejército. Una victoria más para la tribu, y una derrota más para los enemigos de la tribu.

La tribu había ganado, pero la guerra siempre es agria para los dos lados, con el cielo nublado y el sonido de las antorchas se recogieron los cadáveres de la tribu y del enemigo.

Muchos miembros de la tribu habían muerto si se hacía un conteo, probablemente sean entre 50 y 80 muertos, no parece mucho, pero para una tribu que apenas y llega a los 300 miembros, perder 50 u 80 miembros es número no permisible.

¡Hola! Vengo a disculparme por no haber subido capítulo hasta ahora, he estado ocupado y actualmente estoy enfermo, por lo que recién tengo la oportunidad de escribir y publicar. Espero que les guste este capítulo, apoyen la historia recomendandola y comentado. Sin más, gracias.

Johan_Peraltacreators' thoughts