``` La historia de un hombre que trae la muerte y una chica que la niega. ---- En la montaña embrujada del reino, dicen que vivía una bruja. Ella nació princesa. Pero incluso antes de su nacimiento, el sacerdote la declaró maldita y exigió su muerte. Envenenaron a la madre para matar al bebé antes de que diese a luz, pero el bebé nació de la madre muerta —una niña maldita. Una y otra vez, intentaron matar al bebé pero ella milagrosamente sobrevivió cada intento. Dándose por vencidos, la abandonaron en la montaña embrujada para que muriera pero ella aún sobrevivió en esa tierra estéril —una bruja. —¿Por qué no muere? Años más tarde, la gente finalmente se hartó de la bruja y decidió quemar la montaña. Pero el Diablo llegó en su rescate y la llevó consigo de aquel lugar en llamas, porque morir no era su destino ni siquiera entonces. Draven Amaris. El Dragón Negro, que gobernaba sobre los seres sobrenaturales, el Diablo con quien nadie deseaba cruzarse en su camino. Odiaba a los humanos pero esta determinada chica humana lo atraía hacia ella cada vez que estaba en peligro. —¿Es realmente humana? Él se llevó a la humana con él y nombró a esta misteriosamente tenaz chica “Ember”, un pedazo de carbón ardiente en un fuego moribundo. Un alma manchada de venganza y la oscuridad del infierno, se levantaría de las cenizas y cumpliría su revancha. ------ Este es el segundo libro de la serie de Los Diablos y Las Brujas. El primer libro es - La hija de la bruja y el hijo del diablo. Ambos libros están conectados entre sí, pero puedes leerlos de manera independiente. ```
—Te hemos estado esperando, Gregor —escuchó decir a su padre en un tono apático—. Bueno que finalmente estés aquí.
Shanel inmediatamente giró su cabeza para mirar a su esposo. Sus ojos llenos de lágrimas le pedían que hiciera algo. —Gregor…
Gregor simplemente la miró sin decir palabra. Luego volvió su atención hacia el hombre en el trono y, a pesar del enojo en su pecho, no tuvo más remedio que inclinar la cabeza.
La voz carente de emoción del Rey resonó una vez más dentro de la sala del trono.
—Espero haberte dado suficiente tiempo para pasar con tu difunta esposa.
Con la cabeza aún inclinada, Gregor casi se atragantó tratando de forzar una respuesta que sonara cortés.
—Agradezco… tu benevolencia…
—Lo que sucedió fue lamentable y, como tu padre, siento que se haya perdido una vida preciosa, pero nada es más importante que nuestro reino y su gente. Creo que entiendes por qué tomé tal decisión.
—...Entiendo.
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