—Ya era de mañana cuando ellos cuatro llegaron al Jardín Jinxiu —dijo el narrador—. La primavera apenas se había terminado, pero el sol ya estaba ansioso por bañar a todos con su cálida luz dorada. Brillaba sobre la ciudad, y no se veían vendedores ambulantes por los alrededores, ya que todos querían evitar el golpe.
—En este calor abrasador, quienes pueden permitirse instalar acondicionadores de aire optan por quedarse en casa, pero los que no pueden deben buscar otras alternativas para aliviar el calor —continuó—. Quienes se podían ver recorriendo las calles o bien eran obreros que cargaban cosas sobre sus hombros o no tenían más remedio que hacer un recado.
—Dentro del Jardín Jinxiu, sus residentes no se preocupaban por el calor. A pesar de estar dentro de la ciudad, el Jardín Jinxiu era lo suficientemente grande como para albergar varios árboles en su patio, permitiendo a sus residentes aprovechar su sombra.
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