Sorprendentemente, Adrienne recibió otro regalo de su tío. Ella recibió un sedán para su decimoctavo cumpleaños. Los tres lo recogieron del concesionario de autos, y Reese le señaló a Hunter Nian sus características de seguridad. Como guardaespaldas de Adrienne, Reese esperaba que Hunter lo usara frecuentemente.
—Tío, ¿no es esto demasiado? —preguntó Adrienne una vez que terminaron de probarlo. Su guardia seguía en alto pues sentía los ojos de Hunter posados en ella.
—¿Demasiado? Addie, esto no es nada para mí. No tuve la oportunidad de mimarte y consentirte desde el momento en que naciste. He decidido recuperar el tiempo perdido —Reese sonrió feliz mientras Hunter mantenía su mirada en Adrienne.
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