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Héroes de la magia

Una entidad malévola llena de venganza quiere manchar el mundo con su oscuridad. Pero... Siete héroes, cada uno de una especie mágica distinta, unirán sus fuerzas para evitar que la oscuridad se expanda

AvrilMeetWorld · Fantasia
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2 Chs

El jarrón

—Oye, espera —pidió Sebastian al lograr alcanzar a la chica —¿Quién eres tú? 

—Ah... Azul White Sea —se presentó la chica, aunque parecía estar concentrada en su horario, pues no lograba encontrar el salón que buscaba —Soy nueva.

—Si, se nota, no recuerdo haberte visto —comentó —Soy Sebastian, pero puedes decirme Seb.

—Un placer —dijo, aunque seguía caminando lentamente, revisando los números de los salones, no había visto al joven a la cara.

—Acabas de romper mi jarrón —le dijo.

El comentario hizo que la joven alzara la mirada y se apenara —Ah, de verdad lo siento. Lo reparé, no deberías estar molesto, a menos que se haya vuelto a romper.

—No estoy molesto —avisó dejando ver una encantadora sonrisa —Solo me dio curiosidad.

—¿Por qué?

—No te había visto por aquí y me sorprendió que pudieras arreglar mi jarrón. Es una reliquia mágica familiar —dijo Seb mostrándole el salón —No debía ser tan fácil arreglarlo.

—Ah... lo lamento. No lo sabia, y tampoco sabría decirte como lo hice, así que...

—Permíteme —dijo mientras le arrebataba de manera sutil el horario a Azul.

—Ah...

—Tu salón es ese —señalo la puerta de la izquierda —Que no te estresen los números, los alumnos de ultimo año usan su magia para confundir a los novatos.

—Gracias —dijo sinceramente antes de  tomar su horario y disponerse a entrar al salón.

—No es nada, toma —dijo devolviéndole el horario —Yo...

—¡Seb! —un joven mago se acerco a ellos, parecía sorprendido —¿Qué crees que haces?

—Ah, solo estaba.

—Vámonos, deja de coquetear —dijo mientras lo jalaba del brazo sin oportunidad de despedirse de la chica nueva, llevándolo por los pasillos hasta llegar al piso de arriba, donde ambos tuvieron que entrar a un estrepitoso salón lleno de simples magos novatos y uno que otro vampiro.

—¿Estas emocionado? —le pregunto Peter, su extraño compañero mago mientras lo acompañaba hasta el fondo del salón.

—¿Qué? —preguntó Seb al no entender a que se refería su amigo.

Ambos tomaron asiento y miraron unos instantes como el salón parecía ser una sala común pese a que el maestro ya había llegado. El hombre simplemente ignoraba a sus alumnos mientras leía en su escritorio.

—¿No te llegó la carta? —preguntó Peter al notar la confusión de Seb.

—¿Qué carta?

—Mi padre me envío una carta diciendo que me preparara porque —Peter se acerco a su compañero y a modo de susurro dijo —El destierro del príncipe estaba por llegar a su fin —Las palabras de Peter lograron que los ojos de Seb se dilataran un momento por la sorpresa, pero solo fue un momento, pues el joven y atractivo muchacho volvió a ala normalidad de inmediato —Es tu ultimo año aquí, Seb. En unos meses te dejarán volver a tu hogar ¿Eso no te emociona?

—Ah, sí supongo —dijo sin interés algo, haciendo que su amigo se sorprendiera y le reclamara.

—¿Que te pasa? Muestra algo de entusiasmo —le dijo.

—Y tú deja de hablar como anciano. Tenemos 16, relájate —le dijo mientras reí por la reacción de su amigo.

—Lo lamento, llegué tarde —un joven de cabello castaño entró con apuro al lugar solo para ser ignorado por el profesor, quien ni siquiera volteo a verlo.

El joven saco un cansado suspiro, miro todo el salón hasta encontrar a sus dos queridos amigos y dirigirse de manera digna hasta ellos.

—Oh, bueno —dijo Seb a modo de burla mientras veía al castaño acercarse —El correcto, perfecto y poderoso Noah llegó tarde, necesito una cámara —siguió burlándose.

—Que gracioso, madura ¿Quieres? —le pido Noah, el joven castaño.

—Uh, esta de mal humor —comentó Peter siguiendo con la burla, mientras que Noah se sentaba frente a ellos y volteaba la silla para verlos.

—¿Por qué el señor perfecto llegó tarde? —le preguntó Seb.

—Tuve... inconvenientes familiares —se limito a decir —Oigan ¿Escucharon la noticia?

—No —dijo Peter con curiosidad.

—Aceptaron a una híbrida de la tierra en la escuela —dijo Noah como si causara asco esa idea.

—¿Y? —dijo Seb riendo, pues no veía un problema en eso.

—¿Cómo qué "Y"? —le reclamó Peter —Eso nunca había pasado ¿Que va a hacer alguien que vivir en la tierra aquí?

—Aprender, idiota —dijo Seb —Cómo todos aquí.

—¿No te molesta? —le preguntó Noah muy desconcertado —Es una híbrida y viene de la tierra, ósea que no debe saber mucho sobre magia, lo que la hace inferior a nosotros.

—Cálmate —dijo Seb volviendo a reír —Dices estupideces.

—Solo creo que es... extraño que alguien... "así" pudiera entrar.

—¿Quién la aceptó? ¿Sabes? —preguntó Peter con algo de curiosidad.

—Escuche que el subdirector en persona aceptó y pidió que entrara.

—Eso es extraño —dijo Peter mientras se ponía a pensar —Creí que era un mago conservador.

—Tal vez le vio potencial —dijo Seb.

—Puede ser —dijo Peter, aunque el joven ya parecía entrar en su propio mundo con las especulaciones que aparecían en su cabeza

—¿Pete? —lo llamó Seb, pero este no respondió —Lo perdimos.

—¿Por qué no hacemos nada? —preguntó Noah al ver a todos conversando —¿Qué clase es?

—Ja —dijo Seb, pues en realidad no lo sabia —Ni idea, pero el maestro parece muy interesado en su libro ¿Quieres saber que lee? —pregunto con una enorme sonrisa en su rostro.

—Seb, no —le aconsejó Noah, incitando a su disque rebelde amigo a hacer.

El joven dirigió su vista al libro del maestro mientras hacia que sus ojos cambiaran y se transformaran en unas raros ojos verdes casi gatunos que reflejaban la verdadera naturaleza del joven, los ojos de un vampiro, los cuales uso para activar su magia y mirar a tararees de los ojos de su maestro por unos momentos.

—Creí que estaría leyendo una novela romántica —dijo mientras reía y ponían un poco más de atención a la lectura —Que raro, es como un... habla sobre...

—¿Seb?

—Es como la historia de este mundo, pero dice cosas que yo no sabia leído en mis libros —comentó Seb mientras usaba sus poderes y controlaba al maestro para que cambiara las ojos y poder endentar mejor la lectura —Habla de un villano y lobos mágicos.

El comentario hizo reír a Noah pese a que su amigo lo había dicho con mucha seriedad y duda —Debe ser un libro de cuentos de esa época.

—No es... como otra versión de la historia que conocemos.

Al escuchar eso, Peter salir de su extraño transe, y con voz preocupada dijo —Seb, basta.

—¿Qué? —dijo algo confundido por la reacción de su amigo.

—¡Sebastian For Victory! —se escuchó una autoritaria y algo gruesa voz hacer eco en todo el lugar, asustando a todos los presentes, y obligando a Seb a dejar de usar su poder y liberar al maestro —¡No se permite usar esa magia en profesores! 

—Maldición —dijo Seb con algo de nervios mientras aria como sus dos amigos ya comenzaban a despedirse de él —Nos vemos mañana... con suerte —dijo antes de desaparecer, seguramente siendo levado a al oficina del Subdirector, donde recibiría un muy especial e interesante castigo por hacer mal uso de su magia.

 El día fue muy pesado después de eso, pues las cosas que debían ser repaso para muchos, para ella era completamente nuevo, pues había pasado toda su vida viviendo en la Tierra, el planeta con menos magia del universo mágico.

—Señorita White Sea ¿Cual es el instrumento de un buen brujo?

—Ah...

...

—¿Qué es lo primero que se le pone a una poción de curación?

—Bueno...

...

—¿Tiene al menos una idea de lo que es esto?

—¿Una varita magica?

Sus respuestas solo causaban burlas a sus compañeros, pero sus bocas se fueron cerrando al ver las expresiones molestas de los maestros.

—No, señorita, no es una varita, al menos no tiene este nombre en este lugar. Las varitas solo se usan para controlar la magia de ciertos seres, la disminuyen y la concentran en un punto fijo. Esto que esta e mi mano es una rama de Esclou, el árbol con propiedades más mágicas de este mundo, es elemental para cualquier poción.

—Lo sabría sí viviera aquí.

—¿Por qué aceptaron a alguien de la tierra? —se escuchaban los murmullos en el salón, los cuales hacían que la chica se sintiera vulnerable.

Por suerte el día llego a su fin solo dos horas después de eso, dandole oportunidad a Azul de salir de ese extraño lugar y finalmente poder contemplarlo desde afuera.

Desde la entrada parecía una majestuosa escuela mágica con esas rejas doradas y ese raro logotipo como la cabeza de un oso.

—Por favor, por favor —dijo en voz baja mientras esperaba pacientemente que sus dos amigas salieran por esas puertas y pudieran irse juntas a casa como habían prometido, pero no fue así.

El sol comenzó a ocultarse, diciendo indirectamente a la chica que se fuera a casa antes de que oscureciera y no pudiera encontrar el camino.

Asi que, muy decepcionada, Azul entró en el bosque. Caminando por la parte más clara y despejada de este hasta llegar a su enorme y solitario hogar alejado de la ciudad, pero cercano a ala escuela.

Ya dentro de la casa, Azul fue directo a la sala y sacó su celular dispuesta a enviarle un mensaje a sus dos amigas. Terriblemente ninguna contestó.

—Esto fue una mala idea —pensó mientras revisaba sus fotos. Tenia miles de ella y sus amigas en la tierra, cada una en diferentes lugares, haciendo diferentes caras, aunque en la mayoría las tres sonreirán o reían con diversión y alegría. Azul paso todas las fotos hasta que llegar a las fotos que tenia con su padre y su familia enorme —Pero no puedo regresar, no puedo rendirme desde el día uno. Mañana será un día mejor.