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Segunda oportunidad

-Roy de Poart eres acusado por intento de asesinato contra el hijo del Barón, Claude de Mons, serás sentenciado junto a tu padre Sir Willfest de Poart por oponerse a tu captura, a la horca.

-Lord Irish, esto es una trampa, fue el barón que planeo toso esto. - Intentaba luchar Willfest con él hombres que lo mantenían en el suelo del salón del Justicar.

-Sir Willfest, su hijo ataco a Claude, dejándolo extremadamente mal herido, me dice usted que ese ataque lo planeo él propio padre, mi mano derecha el Barón de Mons. - escupió Lord Irish.

-Si, estoy seguro, es un cerdo, saben bien que el quiso abusar de mi hijo menor, Lord Irish debe creerme...

-Silencio Willfest, la sentencia esta hecha...

Un muchacho interrumpía dentro del salón de Irish.

-Yo tengo algo que decir...

Un día antes.

La mañana empezó siendo algo disfrutable, últimamente Lay era la que me despertabas con caricias, algo que agradecía ya que me hacia acordar cuando Hero se colaba en mi pieza para despertarme, incluso ayer llegue a pensar que era Hero la que me habia despertado, pero obviamente no era así.

El día proseguido de lo más normal, arreglándole el cabello a Lay, viendo lo destruida que estaba Roja, pero que aun seguía ganando todos los días, pese a eso cada vez llegaba más lastimada.

Yo seguía con mi duro entrenamiento con Willfest, al menos ya no me desmallaba después de recibir a estas alturas los 13 golpes que me estaba dando en el estomago, pero si necesitaba siempre al rededor de más de una hora para recuperarme, cosa que Lay me acompañaba en ese tiempo si podía, últimamente por alguna razón le estaban dando más trabajo del que solían pedirle.

Llego a mis oídos que Lord Irish estaba extremadamente molesto por haber rechazado su propuesta y la por orden de ir a la batalla de la pradera, cosa que sabia que me iba a traer más de un problema, pero ya tendría que lidiar con ello, ahora estaba nervioso porque debía ir a conversar con Helen, cosa que aun pienso que es una mala idea.

Me arregle lo mejor que pude, como siempre me puse mi abrigo, y partí, cuando iba a abrir la puerta nuevamente me volvio a suceder, cuando acerque mi mano al pomo, la vi manchada de sangre, esta vez me quede algo congelada viéndola.

-Oye tonto, ¿estas bien? - pregunto Mirian.

Me voltee para verla.

-Si descuida Mirian, solo recordé algo.

Cuando volví a ver mi mano estaba todo normal.

-Roy y Lay llegaran pronto Mirian, así que si alguien toca la puerta no abras, ¿entendido?

-Si, si, si, no necesitas repetirlo bobo.

Me despedí de ella y me fui, bastante ansioso, por mi pequeña alucinación.

Sin perder el tiempo llegue al Trébol verde, entre y al menos me tope con lo mismo que la vez anterior, diversión y risas como si nada de la mierda que sucedía afuera en Irlanda pasara.

Por lo visto Helen no habia llegado, así que me dirigí directo a hablar con el tabernero.

-¿Qué tal duende?, tienes algo fuerte que ayude a relajar los nervios.

-Vaya Gran, si que no te habías aparecido por estos lares, muy mal las cosas para algo fuerte tan temprano ¿no?

-Algo así, necesito relajarme eso esto amigo.

El duende me examino la cara viendo mis ojeras y mi tensión.

-Te preparare algo especial, a todo esto vienes solos o esperas a alguien.

-Gracias, si espero a Helen.

-La huesuda, así que se arreglaron, la ultima vez que vino estuvo borracha despotricando contra ti, parecía una amante despechada la muy tonta, me hizo reír mucho esa noche. - dijo el tabernero mientras cortaba unas hiervas.

Normalmente me hubiera reído de ello, pero por alguna razón me hizo sentir mal... ¿Qué carajos siento por Helen?, ¿acoso la quiero?, tal vez tuve una oportunidad de vivir un romance con ella y alejar la idea obsesiva de Hero de mi cabeza, que importa ya no hay oportunidad con ella.

-Toma, bébelo.

El duende me sirvió lo que parecía un trago caliente, olía bastante bien ya que lo primero que llego a mi nariz fue el olor a menta.

Bebi del vaso, pero no era lo que me esperaba, era menta, y creo que valeriana con azúcar.

-No pongas esa cara muchacho, la tensión y los problemas nunca se resuelven con la bebida, esta mal que lo diga yo, porque atiendo un bar, pero con el rostro que llevas para ser joven, las cosas no creo que marchen muy bien para ti.

Me quede mirándolo sin saber como actuar, no sabia si enojarme o darle las gracias.

-Veo que llegaste temprano Gran y mira esta vez si vienes más arreglado.

Me di vuelta para ver a Helen, ella vestía un vestido blanco con vuelitos, que hacia que se viera algo encantadora.

-Hola Helen, si supongo que si... acabemos con esto de una vez.

-Si, pero aquí no, vamos a esa mesa que esta más aislada del resto para conversar.

-Me parece bien. - dije levantándome del asiento de la barra.

-Duende de mierda quiero hidromiel. -dijo Helen.

-Como quieras huesuda solterona, ¿Gran quieres algo más?

-Si podrías hacerme otro más de este agua, y una hidromiel no me vendría mal.

El duende sonrió, si por supuesto, vayan a conversar, luego les llevo las cosas.

Nos sentamos ambos en esa mesa alejada de todos, estuvimos un buen rato sin hablar, hasta que Helen tomo la iniciativa.

-Aquí estoy, después que insistieras tanto para hablar y te quedas callado... si no hablas tú, te diré lo que pienso yo, eres un desgraciado infeliz, un mujeriego, que jugo conmigo, además ¿puto enfermo que le hiciste a mi hermana? Dijo Helen al borde de las lagrimas, pero con actitud desafiante.

Mire por un segundo al techo para no responder la primera mierda que se viniera a mi cabeza

-¿Jugué contigo?, no me hagas reír, como me dices eso, si tu misma me dijiste que nunca fuimos nada, me es difícil decirte esto, pero créeme yo me sentí como la mierda por hacerlo con Iris, no te voy a negar que lo disfrute, de hecho es la primera vez que pude disfrutar del sexo... mierda que vergonzoso es decirte esto a ti Helen, pero nunca habia sufrido tanto por hacerlo... con respecto a tu hermana, te recuerdo que ella me vendió por unas monedas de oro a Inglaterra, y casi mata a Lay, una persona muy importante para mi, ella es como una hermana, que crees que iba a ser cuando vi que le abrió el estomago, puede que talvez me haya pasado, pero te aseguro que me fue muy difícil dejarla huir con vida.

-¿Y qué?, crees que decirme eso hará que me sienta mejor, no Gran, demostraste que eres igual que todos los demás, ves un lindo culo y vas tras él, y mi hermana idiota, le cortaste la mano y la dejaste tuerta, dime que clase de monstruo haces ¿eso?

-Uno que lucha por su vida, y por la gente que ama Helen... con respecto a lo otro, si eso crees de mi adelante, no voy a intentar hacer que cambies de opinión, pero si sirve de algo, creo que en algún momento del que no me percate, me empezaste a gustar, voy a ceder yo esta vez, te pido disculpa por todo el mal que crees que te hice, no quería hacerlo eso te lo aseguro.

Ella me miro en silencio un segundo, luego me pregunto algo que no me lo esperaba.

-¿Quién es Hero?

-¿Como sabes... eso?, la única mujer de la que me he enamorado, y la responsable del porque no podía disfrutar tirar con otra mujer, hasta hora claro esta... ¿Quién te hablo de ella?

El duende sin decir ninguna palabra nos sirvió el agua de hierva que le habia pedido y las hidromiel, luego se retiro, pense que se burlaría de algo, como suele hacerlo, pero nos dejo tranquilo.

-Iris me conto... ella te vendo los ojos y se hizo pasar por ella, ¿no es así?

-Si, de hecho hizo eso mismo que dijiste, ¿ella te conto eso también? - dije mientras le daba un sorbo al agua de hiervas.

Helen tomo un largo trago de Hidromiel.

-No, pero llevo trabajando un buen tiempo con ellas, me se sus trucos, e Iris hace un tiempo hizo algo parecido conmigo... dijo muy avergonzada.

No pude evitar ruborizarme por pensar en ello.

-Ya veo...

Helen me interrumpió antes de que siguiera hablando.

-Gran también soy una estúpida orgullosa, te pido disculpas, actúe de mala manera con respecto a lo de Iris, deje que mis propios celos me invadieran, tu, me mirabas distintos a los demás, entonces creo que me comenzaste a gustar, todos acá me tratan como una prostituta por trabajar para Madam Felia, aunque no presto ese servicio, pero tú me tratabas como una persona normal, eso me gusto, incluso me dejo de importar que fueras un ingles, pero te cargue con expectativas que no debí tener, y tal vez te trate mal por ello, solo me sentí traicionado, luego de nuestra cita aquí mismo, me ilusione, te pido disculpas por todo ello, pero no puedo dejar pasar lo que le hiciste a Fress.

-Helen... yo, perdóname también por no haberme dado cuenta de tus sentimientos, se me dan muy mal estas cosas, en realidad, yo hasta no hace mucho era un simple erudito como lo conocen ustedes que pasaba metido en sus libros, aunque me obligaban a entrenar con los cuchillos, he tenido que abrirme paso por mi cuenta, pero si tu ese día no me hubieras salvado, no estaría aquí, gracias a ti encontré una especie de familia... Helen por que no intentamos las cosas desde el principio como si nada hubiera pasado, solo si crees que es posible.