-General, ¿Por qué esos pendejos se retiran del combate?, ni yo ni usted hemos dado una orden para que lo hagan, necesito una explicación, pero ya.
-Barón de Mons, no se que decirle, estoy tan perplejo como usted... mierda, ustedes protejan a toda costa al Barón.
Unos hombres gritaron al unisonó, si señor, el nerviosismo se apoderaba de mi, no, todo el puto ejercito lo estaba, yo me mordía la ropa en señal de nervios, esos hijos de perra... además liderados por Willfest y Gran, me las pagaran, esos malditos que se interponen en todos mis planes...
-General, quiero que arresten a Willfest y Gran, por desacato a la autoridad... ¿y ahora a donde van?
Los muy desgraciados doblaron hacia el camino del bosque, tocando dos veces ese maldito cuerno en señal, para que los hombres que estaban con el lo siguieran.
-Ahora escapan, esto es inaudito, sabia que mi primo estaba equivocado en pensar que ese infeliz lo hicieran Sir, general debería...
-Cállate de una vez, ¿que no entiende, Barón?
El general miraba atento al bosque, y luego al ejercito de Irlandeses que perseguía a la otra parte de nuestro ejercito.
-Como te atreves hablarme a sí, a mi, hombres...
-Ya me tienes hasta las pelotas, protejan a este remanente de hombre señores, el resto síganme, por Inglaterra. - Grito el general.
Los hombres siguieron sin dudar al general, a encuentro de los Irlandés, no falto mucho para comprender todo lo que estaba sucediendo, del bosque salieron muchos hombres al encuentro del que lideraba Gran con Willfest, si nosotros hubieras seguido avanzando, estaríamos muerto ahora... maldito muchacho, tengo que buscar la manera de adjudicarme esto, y culparte por todo.
Me costo un montón poder separarme del resto, pero al fin pude mezclarme entre todos, ahí estaba el hijo de perra de Mons, custodiado por tres guardias un poco alejado de la pelea, el muy cobarde no quería meterse, pero eso me facilitaba las cosas, con esto podía cumplir fácilmente la orden de Gran, y poder vengarme de todo lo que nos ha hecho a nuestra familia.
Así que corrí directamente hacia el con un caballo perdido que estaba intentando salir huyendo.
-Señores, Barón Mons, se me ordeno sacarlo de este lugar, viene remanentes por nuestra espalda también, llegaran en una hora, según lo que se me informo, el general Maxwell, me ordeno que lo escoltara lejos de aqui.
Mons me miraba con desconfianza, no lo culpaba total nos odiábamos, y le deje manco a su hijo Claude.
-No te creo, de todos crees que me tragare que manden precisamente a ti Roy, sabiendo todo lo que a sucedido, no he llegado tan lejos siendo un estúpido.
No, llego tan lejos por ser el primo del rey adefesio de la naturaleza.
-Barón de Mons, si quiere puedo guiarlo donde el general para preguntarle directamente, además esta protegido por tres buenos guardias de renombre, no podría hacerle nada, aunque quisiera.
-Tienes un punto... bien muchacho sácame de esta mierda, y ustedes cabezas huecas, vigílenlo para que no intente nada, si ven alguna señal de hostigamiento de Roy el regalado, o ahora Roy el humillado ¿no?.
El Barón se reía a carcajadas, parecía un cerdo horrible revuelto en barro, no creo que a estas alturas, ofendería a los cerdos teniéndolo que comparar con este adefesio humano.
-Que ocurrente mi Barón, bien síganme, por el desfiladero, cruzaremos el río, y avanzaremos un poco más hacia el este hacia sus tierras.
Todo fue bastante fácil, se suponía que debía matarlo con una flecha perdida en el campo de batalla, pero preferiría poder hacer esto con mis propias mano, esto era muy personal, voy a convertir sus últimos momentos de vida en un infierno.
Bajamos sin problemas y cruzamos el rio tranquilamente, pese que la profundidad llegaba hasta el cuello de los caballos, pero apenas avanzamos unos metros ya cubiertos por el bosque me di media vuelta corriendo hacia el caballo de Mons y dándole una aptada a él para votarlo del suelo.
Chillo como puerco al caer, le dio ordenes a sus hombres para que me mataran, pero por muy buenos que eran para mi simplemente eran idiotas que jugaban.
Sin bajarme del caballo, le corte la cabeza a uno, el otro hizo que los caballos choran votándome al suelo, pero me reincorpore rápidamente, bloque la espada de uno, y con la otra mano que estaba desocupada me desenganche el escudo de mi espalda y me lo agarre con mi mano. Era fácil bloquear los ataques de los demás con el escudo, golpee a uno con el lanzándolo al suelo, al otro le abrí el cuello fácilmente.
-Vas a pagar por esto Roy, soy el Barón Hercus de Mons, primo de nuestro soberano Rey Eduardo Primero, si me pones un dedo encima yo...
No le tome mucho atencion, me acerque al tercer guardia que estaba en el suelo mirándome con miedo, lo mate rápidamente, no quería ser un desgraciado con una persona que no tenia nada que ver con lo sucedido con Miran, al final estos guardias que estaba defendiendo a Mons solo cumplían ordenes.
Camine lentamente hacia al barón que chillaba despotricando contra mi, cada paso que daba tropezaba con algo el muy miserable, ni siquiera podía tener algo de valor, para mirar las consecuencias de sus actos, y yo era la consecuencia más grande, por un tiempo que me quede callado, yo culpaba a Gran por las humillaciones que sufrimos, pero siempre supe que ese enojo estaba mal, el unico responsable de todo lo que nos sucedió era este hombre.
-Mira Roy, puedo darte todo el dinero que quieras, joyas, no, mejor aun puedo darte títulos y tierras por montón, toma eso y olvidare todo esto, hare lo que quieras.
Algo de lo que dijo me intereso.
-¿Lo que yo quiera?
-Si, incluso ser el Rey de Inglaterra, Mons.
Obviamente mi comentario no le agrado, y no creo que haya sido sobre ser rey, si no que lo haya llamado sin su titulo como un igual.
-Si, tomaría tiempo tendríamos que mover algunos hilos, pero seria posible con mucho esfuerzo si eso quieres, te lo daré.
Yo simplemente me reí, de las estupideces que decía Mons.
-Solo bromeaba, no deseo ser rey, además creo que en algún punto alguien cercano a mi lo será, y yo le estare eternamente agradecido por concederme esta oportunidad, pero bien te seguiré el juego Hercus, si quiero algo.
Le arroje un puñal a sus pies.
-No te entiendo caballero Roy.
-Ahora me tratas de Sir, que gracioso, pero es simple, quiero que te cortes aqui mismo tus gesticulas y luego el pene, despues te comerás tu propio pene frente a mi, has eso y te perdono la vida.
El barón me miraba con absoluto miedo, estaba en pánico por las meras palabras que le habia dicho, o tal vez era por el rostro de sádico que le mostraba.
-Si, baroncito de cuarta, tengo este lado que no me gusta dejar salir, pero tu te lo ganaste el día que intentaste violar a mi hermanita, y no te preocupes despues de terminar contigo, terminare el trabajo que quedo inconcluso con Claude, despues seguirá el resto de tu familia hasta que no quede ningun Mons en la faz de esta tierra, y me asegurare que tu nombre se pierda en la historia.
-Yo... no puedo hacer eso Roy, si hago lo que me pides, moriré de todos modos.
-Es una posibilidad, pero también existe la posibilidad de quedes con vida rata sarnosa, tu escoge que quieres hacer, te aconsejo que escojas rapido se me acaba la paciencia.
Con un pequeño ademán le hice un tajo en la mejilla con mi espada, lo que provoco que el barón se meara encima, algo bastante asqueroso la verdad.
-Pídeme lo que quieras, mujeres, las tendrás por montón, oro, nunca te faltara, incluso puedo darte a la hija menor del rey, la jovencita, aun es una niña hermosa, una pequeña delicia...
Le enterré la espada en la pierna a Mons, el bastardo se refería a la pequeña hija de Eduardo que apenas tenia ocho años.
-Eres un monstruo peor que yo Mons, córtate los huevos ahora o muérete, ¡decide ya!
El barón tomo el cuchillo en su mano, miro su entrepierna, todo el cuerpo le temblaba a ese adefesio, estaba al borde del estrés ese idiota meado, pero al final paso lo que ya sabia que iba a suceder, no pudo hacerlo.
El resto fue fácil, con mi espada le apuñale la otra pierna, luego le hice un tajo en el rostro bastante grande, y lo ultimo que hice fue dejarlo inconsciente con el pomo de mi espada.
-Esto recién comienza barón y hay más personas que deben vengarse además de mi, solo espera unos momentos más a que esta guerra termine, y te concederé la muerte, o tal vez lo hagan ellos, será divertido averiguarlo.
Raje las ropas del barón y lo amarre en una árbol dejándolo completamente desnudo. También me asegure de rematar nuevamente a los guardias por si alguno aun siguiera con vida y menos mal que lo hice porque uno aun vivía.