Es primera vez que venia al Bar el trébol verde, tuve que venir con mi armadura puesta ya que, después de esto tenía que juntarme con Roy para la ronda nocturna, de hecho me daba algo de pena ya que a Roy le había tocado estar todo el día trabajando... me pensare en llevarle algo al menos.
También me había puesto mi abrigo con lo que recibía una que otra mirada curiosa.
Entre directamente, me lleve una grata sorpresa, había personas bailando al ritmo de un tipo que tocaba una Gaita de codo, el bar estaba algo lleno, y el bullicio hasta me era algo que incluso me hacia recordar a los centros comerciales de mi tiempo donde apenas lograbas escuchar tu voz, por tanto bullicio.
-Llegas tarde Gran.
Helen estaba preciosa, llevaba un vestido verde con vuelitos blancos, sin duda se había arreglado para la ocasión.
Helen estaba sentada en la barra mirándome decepcionada.
-Lo lamento, Willfest me tuvo corriendo casi todo el día, y tuve que ir al río a bañarme.
-¿Como puedes bañarte con este frío?, eres tan raro como el abrigo que veo que aún cargas.
-No quería venir todo sudado a verte, a todo esto luces hermosa Helen.
Ella se había sonrojado, incluso no pudo mirarme cuando recibió el elogio.
-Gracias, al menos yo me vestí con algo apropiado, no como tú.
Supongo que eso es lo que la tiene molesta.
-Discúlpame tengo que hacer ronda nocturna, así que después de estar contigo me tengo que ir directamente a trabajar.
Ella no se vio muy convencida de mi respuesta, se acerco a mí, y me abotono el abrigo.
-Oculta tu armadura, aquí los guardias no son muy bienvenidos.
-No te preocupes por eso entonces, mi armadura no lleva los colores de Inglaterra, solo soy escudero de Willfest nada más, tengo que hacer ronda, porque es el castigo que me dio el Sir.
-Así que sigues portándote mal, tal vez Finley te contagio nuestro desdén por las normas.
Eso ultimo que dijo me hizo sentir algo incomodo, aun después de todo este tiempo me cuesta hablar de ellos.
-No, yo ya venia con un desde a las normas de fabrica.
-¿Fabrica? - pregunto Helen confundida.
-De nacimiento me refiero Helen.
-Tu manera de hablar a mejorado, pero aun sigues diciendo cosas raras... oye viejo decrepito, 2 cervezas bien heladas.
-Pero mira a quien tenemos aquí huesuda, veo que al fin conseguiste atrapar a un jovencito, ya era hora para ti.
Helen se había puesto nuevamente roja como un tomate.
-No hables estupideces viejo duende, es solo un amigo, nada más.
Nuestro pequeño tabernero apenas era un poco más alto que el mesón, yo estaba intentando no poner cara de sorprendido para no faltarle el respeto.
El tabernero me inspección con su mirada... no pude evitar fijarme en su muy ancha nariz.
-Qué extraña chaqueta llevas, pero creo que me gusta, cual es tu nombre Ingles.
-Al fin alguien con buen gusto... Gran y ¿el tuyo tabernero?
-Rupert el duende para servirte, si busca la olla de oro, luego de beber hasta perder la conciencia tal vez la encuentre en algún roncón de mi humilde taberna.
Rupert se había reído de su propio chiste.
-Un momento Gran, yo te conozco eres el desgraciado que hizo morder tierra al engreído de Fregan, ¿no es así?
No sabia se responderle o no, sobre todo por lo que me dijo Helen cuando entre.
-Si duende, este muchacho tonto de aquí es el que le gano al maldito.
Rupert me agarro firmemente los brazos, pense que estaba molesto porque me miraba con un rostro muy serio.
-Muchacho ese día me hiciste el irlandés más feliz de mi vida, no sabes cuanto el pendejo de Fregan con sus guardias me han venido a hincharme las dos bolas que me cuelgan por cualquier escusa estúpida que se le ocurra a esa cabeza de ingles que tienen, yo invito la primera ronda en agradecimiento.
-Gracias Rupert, te lo agradezco.
-Aprovecha, este duende avaro no suele ser tan considerado. -Dijo Helen como si estuviera enorgullecida de lo que Rupert me hablo.
El tabernero no demoro en llegar con las jarras de cerveza, incluso nos puso unos pequeños pasillos con frutos secos de regalo.
-Si Rupert te trata tan bien tendré que traerte más seguido Gran.
-No me molestaría, me agrada cambiar un poco de aires, básicamente lo único que me a dado tiempo mi entrenamiento es para pasarlo con Lay cosa que disfruto.
-Tú si que eres un estúpido, tienes a una mujer hermosa frente a ti y lo primero que haces es habar de otra mujer.
-Ella tiene razón Gran, y odio darle la razón a la huesuda. -Dijo Rupert medio en broma.
-Lo lamento, Helen, no quise menospreciarte, créeme, gracias a ti aun sigo con vida, tengo una deuda contigo.
-Así que solo aceptaste venir por eso.
Helen puso un rostro algo deprimente.
-Y la sigues cagandola muchacho, eres peor que yo con las mujeres. - dijo Rupert divirtiéndose por la situación.
Eso incluso me lo dijo Hero una vez, recuerdo que me moleste con ella por eso.
-Helen, no vine por eso, acepte porque quería pasar algo de tiempo contigo, casi siempre que nos topamos solo hablamos unos minutos, incluso cuando nos conocimos, solo recuerdo que hablamos por muy poco tiempo, pese a eso tú me salvaste.
Al menos al fin había contentado a Helen, ella tomo su jarra.
-A tú salud escudero del perro rabioso.
No pude evitar reírme por ese brindes.
-Si tienes razón es un verdadero perro rabioso, a tu salud Helen.
Ambos tomamos un largo trago, estuvimos hablando un largo rato de tonterías sin importancia, pero ambos los disfrutábamos.
-Entonces yo fui y le lance un valde de orina a unos de los guardias que patrullaban, el muy idiota nunca supo de donde le cayo.
Me reí un buen rato, honestamente no me molestaba para nada lo que me decía, no tenia aprecio por los ingleses, pese a ser uno, de echo a sido todo lo contrario si quitamos a la familia de Poart, me han agrado más los Irlandeses, además ellos pelean por sus propias tierras.
-Tengo una duda... de hecho tengo muchas, pero dejare las otras para otro día... no te moleste, normalmente no te preguntaría esto, pero creo que las cervezas que no hemos tomado me han envalentado un poco Helen, ¿Por qué te dicen Huesuda?
Helen se puso algo incomoda, incluso Rupert que había regresado a la barra se estaba riendo.
-Cielos Gran tu si que no sabes tratar a una dama... me dicen huesuda porque no tengo mucho trasero ni mucho busto.
Ella estaba entre molesta y avergonzado por decirlo.
-No te preocupes tienes un rostro muy bonito, y tus caderas no están mal, además ese toque varonil de tu carácter me es algo encantador.
Esa ya era la cerveza hablando por mi.
Helen me quedo mirando, ella agarro mi mano.
-¿Quieres bailar Gran?
-Perdón Helen, no se hacerlo, tengo dos pies izquierdos para eso.
-Ven no hay problema, solo sígueme.
Ella agarro mis manos y me tiro hasta el lugar donde las parejas estaban bailando.
-Sígueme Gran, extiende tu brazo y estira tu mano, eso júntala con la mía, ahora camina hacia el lado contrario que yo sin separar la palma de nuestras manos.
Intente hacer lo que me decía, no era muy difícil la verdad, pero comparada con ella yo parecía que estaba caminando en vez de bailando.
-Gran ahora, media vuelta, y cruza tu brazo conmigo, eso, estira las piernas, as como si estuvieras pisando uvas, eso es, ves que no es tan difícil.
Ella de vez en cuando se reía un poco de mi, porque la pise un par de veces, o me enredaba con los pasos.
La musica comenzó a subir de ritmo.
-Estira tu ante brazo hacia adelante Gran, ahora dobla el codo.
Helen junto nuestro brazos.
-Ahora giraremos entre nosotros mientras cambiamos de brazo cada tanto...eso es lo haces bien, ahora más rápido, eso, ahora incluso más rápido.
Le había empezado a agarrar el truco, y el gusto.
Otras personas se animaron a bailar, y comenzaron hacerlo al rededor nuestro, la gente se divertía, como si nada estuviera pasando, como si fueran libres.
-Gran la canción ya va a terminar, ahora solo debes...
Cuando entre a la taberna había visto el final de la canción así que creo que sabia lo que tenia que hacer.
Agarre a Helen por la cintura y la levante mientras giraba... ella sonría, estaba divirtiéndose, Helen estaba muy hermosa, por algún motivo no quería que esto terminara.
La canción había terminado, pero yo aun la cargaba.
-Gran suéltame ya termino es algo vergonzoso - me lo decía mientras se ruborizaba y reía.
Mire por la ventaba llovía y estaba anocheciendo. Ya era hora de irme, aunque no lo quería, yo preferiría seguir disfrutando de todo esto, de Helen, de esta festividad febril.
-Helen enserio disfrute mi cita contigo, si no te molesta, me gustaría venir otro día contigo.
Helen también miro por la ventana.
-Es verdad se hace tarde, también tengo que ir a mi trabajo... y si claro por supuesto que me gustaría venir contigo nuevamente, la pase muy bien contigo para ser un Ingles, bueno medio Ingles.
-Y ahí vas de nuevo con eso Hel... no te molesta que te diga Hel ¿no?
-Que vergüenza mi padre me llamaba así, pero no, puedes hacerlo.
Antes de irnos le pedí a Rupert si me podía vender algo de pan, queso y frutos secos, para llevárselo a Roy.
Algunas personas incluso se acercaron a decirme que no había bailado para nada mal, creo que les había agradado a esas personas.
-Tienes suerte Gran.
-¿Por qué lo dices Helen?
-Normalmente ninguno de los que visitan el trébol verde les agrada un ingles, pero les caíste bien, yo pense que tal vez alguien podría meterse contigo.
-Hey, hey, hey, me trajiste sabiendo que podía caer mal ahí.
-Tranquilo estabas conmigo, todos respetan a Finley, así que ese respeto siempre lo extiende a mi.
Helen se acerco a mi, me dio un beso muy cerca de la boca.
-La pase muy bien Gran enserio, me voy, ten una buena noches.
Helen se comenzó a ir corriendo.
-Yo también la pase increíble contigo, buenas noches para ti también Hel. - Al final tuve que gritar para que me terminara escuchando.
Ya es hora de juntarme con Roy.
-Tara rara rara rara Tara rara rara ra.
Por alguna razón se me había quedado en la cabeza la melodía que baile, incluso caminaba al ritmo de ella.