Bastante revuelo causo la desaparición del Barón de Mons, del cual solo habian encontrado a los guardias que lo custodiaban, muertos, pero ni rastro del barón.
Al final el general Maxwell llego a la conclusión que lo habian secuestrado los Irlandeses, cosa que por ahora a mi me venia bien.
Descansábamos en las tierras del Barón de Mons donde su hijo Claude que habia quedado bastante horrendo gracias a la herida que le provoco Roy. Nos recibía con muy buena cara, al menos al ejercito, porque cuando vio a Roy el rostro se le desfiguro, y puedo jurar que se veía mucho mejor así.
Nos tomo más de medio día llevar todo el ejecito al castillo de Mons, algo que normalmente uno se demoraría un par de horas, mover tanta gente era lento, algo de lo que debía aprender para el futuro.
Yo me sentía extremadamente cansado, ya llevaba 4 días desde que montamos el campamento y agradezco que la batalla solo haya durado un solo día, lo unico que quería era salir a buscar... pero buscar ¿qué?, estaba así desde que vi a Velaría y a Hero en mi mente.
Estaban todos celebrando, todos menos nosotros, yo por estar totalmente exhausto, y los demás no los veía con mucho ánimos, lo unico malo es que tenia que poner una sonrisa falsa cada vez que algún soldado me saludaba y venia a adularme o algo por el estilo por las decisiones que tome en la batalla, algo que considere molesto, nunca pense que preferiría que siguieran insultándome a que me adularan, era algo cansador.
Y hablando del asunto aqui venia otro guardía más a hacerlo.
-Sir Gran...
-Si, lo sé, gracias por tu palabras, pero te lo pido, estoy muy cansado para esto.
-No es eso mi Sir, una carta para usted.
Habia quedado como un tonto, no por soberbio o creerme la gran cosa, sino porque no quería hablar en este momento con nadie, la fatiga podía más conmigo.
-Lo lamento, disculpa mi estupidez.
Recibí la carta, y comencé a leerla.
Mi idiota amigo, le escribo esto con mucha urgencia, las altas esferas se enteraron de los juegos del herrero y la curandera, están en la mira del águila, y quieren colgar a las lombrices. Hay un ogro acechando donde se divierte los hombres.
Tú amigo el triste.
No habia que ser muy inteligente para entender el mensaje, iban tras mi Hel.
-Todos nos largamos ahora, necesito ir a Dublín lo antes posible.
Me levente de golpe, y de golpe me fui contra el suelo, el cuerpo se me estremeció por completo, no era como cuando me desmaye en aquella ocasiones, pero sin duda habia gastado de mala manera mi mayus.
Lay fue la primera en levantarme.
-Gran debes descansar mira tu estado, estas terrible.
-Escucha a mi hija Gran, ella tiene razón.
Di un par de pasos donde Will, y alcance agarrarme de el antes de caerme.
-No entienden, Irish, sabe que Magnus y Hel le entregan información de los movimientos de la corona a los Irlandeses, necesito ir a ayudar a Hel.
-Gran si te llevamos así pondríamos tu vida en peligro.
-No me jodas Will, si fuera una persona importante para ti, no importa que tan hecho mierda estarías, irías igual a salvarla.
Roja se acerco a mi.
-Señor Will, es la persona que Gran ama, si esta en peligro, creo que vale la pena que lo llevemos con ella.
Cuando Amelia dijo la persona que amo, eso me dolió, en todo momento en la batalla las únicas dos personas que estuvieron en mi mente, fue Hero y Vel, que ni siquiera se porque ahora se me venia a la mente.
-Gracias Amelia, Will necesito tu ayuda, por favor.
-Mierda, bien, danos una hora para preparar la partida, viajaras sin armadura, tu cuerpo debe descansar, que Lay te lleve en el caballo, y quiero que aunque no tengas deseo, comas y bebas todo lo que puedas para recuperar fuerza, ustedes llévenlo a comer, tú Roy no te despegues de Gran, cualquier cosa que suceda en mi ausencia estas autorizados a hacer lo que tengas que hacer.
-Entendido padre.
Willfest se fue rapido del lugar.
A mi, tanto Amelia como Roja me llevaron cerca del comedor del castillo donde estaba la comida y me sentaron en una silla. Varios miraron mi abrupta llegada con cierta preocupación o con malicia.
-Roy, si alguien se acerca a hablarme aléjalo de mi, te lo pido.
-Descuida, déjamelo a mi, Sir Gran.
Ver la comida en este momento me daba asco, todo lucia realmente bien, pero entre la fatiga, mi ruido mental, la preocupación por Hel, y todo lo que tuve que ver en la batalla, me hacia perder el apetito.
-Realmente no quiero comer...
Ni si quiera me habian dejado de terminar de hablar cuando Lay me metió un muslo de pollo entero en la boca.
-Come, tienes que recuperar fuerzas, quiero dejarte en claro que pienso igual que mi padre, deberías descansar, si fuera por mi no te dejaría ir, pero no puedo impedirte ir donde ella, pese a que se que no sientes eso por ella.
Me saque el muslo de la boca, que curiosamente sabia bien, pero no estaba para ponerme a pensar en lo delicioso que estaba, por mucho que se que compartimos de cierta manera lo que sentimos con Lay, que supiera sobre que no conseguía amar del todo a Helen me seguía sorprendiendo.
-Soy horrible, ¿no es así Lay?
Lay me miro lo afectado que estaba por eso, como me odiaba por no poder amar a Helen, por mucho que quería hacerlo.
Lay me abrazo, frente a todos los Sir, lo que hizo que se pusieran a hablar del asunto, pero a ella no le molesto para nada.
-No Gran, para nada eres horrible, solo, as tenido mala suerte, solo síguelo intentando.
-No quiero interrumpirlos, pero están hablando de ustedes dos, por el abrazo.
Amelia tenia razón esto no era bueno para Lay, a mi me importaba un comino, pero lo que importa en este momento es como ven estoy idiotas desgraciados a Lay, si quiero que ella logre ser un Sir, necesitaba que estos mugrosos la aceptaran.
-No sabes cuanto te lo agradezco Lay, necesitaba un abrazo tuyo... comeré todo lo que pueda, antes de irnos, siéntese ustedes también y coman.
Con mucha ayuda me llevaron a los caballos despues de comer, estaba entendiendo que necesitaba a alguien que me enseñara a controlar mi mayus, o si no me iba a terminar muerto en algún momento, recuerdo haberme sentido muy bien cuando lo tenia activo, pero ocupando solo un fragmento de lo que puede hacer, una sensación casi adictiva, no se si era normal o no, al fin al cabo es algo que solo pueden ocupar los elfos, no tenia a nadie como yo que pudiera entender sobre el mayus. Tal vez si encontrara a Velaria y la convenciera de alguna manera para que me enseñara, así también podría pasar tiempo con ella... Gran por un demonio céntrate, Hel, ella es la prioridad en este momento, tu hermosa novia, deja de pensar en otras personas.
-¿Todo bien Gran?, ni siquiera pareces presente están aqui.
-Si, Roy solo cansancio, gracias por preguntar.
Era obvio que mentía, al fin al cabo ellos sabían como me encontraba, además habia que sumarle mi preocupación por Hel.
-Gran abrázame fuerte por la cintura, iré a todo lo que pueda con el caballo, y no actives eso hasta que vuelvas a estar bien.
-Entendido, y no te preocupes por lo otro Lay, si lo activara creo que en este momento me desmayaría, no entiendo muy bien todo, ni se cual es mi limite, pero creo que si lo activo me quedare in energías.
Lay asintió, yo le hice caso, la abrace fuertemente, no tanto por que lo pidió, sino porque lo necesitaba, algo que ella habia comprendido, porque agarro una de mis manos tiernamente.
-No lo disfrutes tanto Gran. - Dijo celosamente Roja.
-Déjalos, tal vez así consiga que esos dos se casen en el futuro. - Dijo Will.
Obviamente el comentario no le hizo gracia a Amelia, más bien le dolió, y a mi tanto como Lay ya estábamos medio acostumbrado a los intentos de Will por acercarnos románticamente, así que nos dio un poco igual.
-Tranquila Amelia, románticamente Lay es toda tuya. - Le mencione susurrándole, para que solo ella escuchara.
-Entonces deja de actuar como si lo disfrutaras.
-Deja los celos Amelia, no te lo permito con Gran. - Dijo duramente Lay, algo que me sorprendió.
Yo la golpeo en la nuca.
-No seas tan dura con la mujer que sufre por ti, te ama Lay, y aunque, no debería tener celos de mi, los tiene, ninguna de las dos sabe gestionar bien lo que sienten, se lo dice alguien que tampoco lo sabe hacer, lo que quiero decirles, es que no se hagan esto, no es necesario, ni los celos, ni que me defiendas amiga mía.
-Perdón, yo me gustaria estar donde tú estas Gran es por eso que me puse celosa...
-Amelia... algún día saldremos a montar juntas, te lo prometo. - Dijo Lay mirando con ilusión a Roja.
-Ustedes dejen de estar secreteándose, partamos de una vez. - grito Willfest.
Tenia razón, además fui yo el que pidió salir con urgencia. Partimos a todo lo que pudimos, sin demora, salimos de las tierras de Mons.