-¿Gran como piensas enfrentarte a Arthur?, si ni siquiera estas bien ahora.- Pregunto Lay mirándome con mucho preocupación.
Me agarre el pecho, ya que aun sentía como si me estuvieran quemando por dentro, pero muy leve.
-Morrigan me dio una pista, dijo que ocupara mi odio, pero no se que significa, ocupar mi odio... honestamente siento que eso no seria algo perjudicial...
Lay me observaba con mucho cuidado mientras me ponía atención.
-El odio si se ocupa bien puede ser un arma muy afilada Gran, pero a la vez es un arma con doble filo, tú sabes bien que cuando esgrimo mi espada ocupo mi odio contra el mundo, pero al hacerlo también vas perdiendo parte de ti y vas olvidando el mundo que te rodea... no creo que sea algo que valla contigo, pero si de esa forma ganas, toma su consejo.
-Al menos ahora entiendo que te as estado haciendo todo este tiempo Lay, pero no creo que Morrigan se refiera a eso, habia algo más en sus palabra, pero no lo entiendo.
-No creo que se momento de compadecerse de mi Gran, es tu vida la que esta en riesgo ahora... y la de mi familia... pensaba hacer que lucharas contra mi para entrenarte, pero si necesitas descansar, eso harás, no quiero replicas ante eso.
Me moví para acomodarme en la cama.
-Como quieras mamá.
Ninguno de lo dos pudo evitar reír.
-Aunque mañana tengo que ir a ver a Magnus, necesito ir a buscar el protector y mi armadura.
-Yo puedo acompañarte a ello Gran.
Helen estaba con una bandeja que tenia una tetera y tres tazas.
-Los dejos solos para que hablen ustedes, y que no haga tonterías Helen, Gran es experto en ello.
Helen dejo la bandeja sobre un pequeño mueble que estaba al lado de la cama.
-Descuida Lay, soy experta en tratar a pacientes difíciles.
Mi querida amiga nos sonrió a ambos y nos dejo, Helen comenzó a servir dos tazas de té, me entrego una, y ella tomo la otra.
-Necesito que me digas que cosas sientes Gran, para poder diagnosticar que puedes tener.
No creo que realmente pueda darme un diagnostico cuando tiene que con... magía creo... no perdemos nada con intentar supongo.
-Me siento extrañamente agobiado, casi fatigado, siento que me quema el pecho por dentro, en este momento hasta moverme hace que me duela el cuerpo, pero creo que contigo ya me siento un poco mejor.
-Baboso... deja la cursilería para después, ahora veamos que tienes... dijo con una sonrisa en la boca.
Ella toco mi frente, comenzó a hacer algunos sonidos con su boca, mientras lo hacia.
-Siéntate y sácate la ropa necesito examinarte.
-¿Examinarme?, o tal vez quieres hacer otra cosa Hel - dije pícaramente.
-No seas idiota, no voy a coger contigo, no sin que aclaremos todo lo que sintamos el uno al otro... tienes buen cuerpo Gran, recuerdo que la primera vez que te vi desnudo hasta tenias pansa, pero mírate ahora en unos meses tienes un cuerpo muy trabajado - Dijo sonrojándose.
-Yo no dije nada de precisamente tener sexo.
Ella me ignoro, me palpaba el cuerpo, preguntándome si me dolía, cosa que realmente no sucedía, luego paso su mano por la fea cicatriz que tenia en el hombro por culpa de Fregan... no de Willfest en realidad.
-¿Quien fue el idiota que te hizo esta sanación?
-Sir Willfest luego de mi duelo contra Fregan, lo hizo porque segun el estaba perdiendo mucha sangre.
-Pedazo de idiota, mira como te dejo...
Abrace a Helen mientras le decía que se sentía bien tenerla en mi brazos, nos miramos por unos segundos, entonces me nació besarla, acto que fue bien recibido por ella, mis manos lentamente comenzaron a recorrer su cuerpo, luego me acerque a su cuello, ella lo estiro para dejar que se lo besara.
-Gran ya te dije... no quiero follar contigo, no aun.
-Pero no estamos... haciendo eso... - decía mientras langueteaba y besaba su cuello.
Una persona se aclaro la voz en el linde de la puerta cosa que hizo que paráramos...
Hero...
Por un segundo habia visto a Hero, pero cuando parpadee la persona que estaba en la puerta era Madam Felia, cuando Helen se dio cuenta de la situación ella se movió rápidamente, sobre todo porque estaba encima mío.
-No es lo que cree Felia, yo solo estaba examinando a Gran.
-No sabia de esos nuevos métodos para examinar clientes, acoso le tomabas la temperatura con tu lengua querida. - Dijo Felia soltando pequeñas carcajadas.
Mi querida Hel estaba muerta de vergüenza, en cambio yo estaba conflictuado por lo que acaba de ver, estaba seguro que habia visto a Hero al menos por un segundo, o nuevamente mi mente me estaba jugando una mala pasada como cuando veía mis manos con sangre, tan mal era mi situación, tanto amo a Hero que incluso cuando ya no puedo estar con ella nunca más, no puedo permitirme querer a otra mujer.
-Pero es verdad, Gran no te ves muy bien, yo pense que al estar jugando a tener bebes tendría mejor cara.
Hel también se percato de mi rostro.
-Disculpe Felia... digo Madam Felia, digamos que no me encuentro en mi mejor momento, y disculpe por estar haciendo este tipo de cosas sobre todo donde usted duerme.
-Descuida, prefiero que me digas Felia, sobre lo otro no los disculpo, si quieren hacer cosas en mi cama tienen que invitarme a mi. - decía con pucheros, que hacia ver a la Madam con un aspecto un poco más infantil.
-Yo también me disculpo Felia, realmente me deje llevar, me siento muy avergonzado por todo esto, la culpa es mía, no de Gran.
-Ara ara... a todo esto me alegro que se encuentre bien.
Dijo Ara ara, no eso ni siquiera es posible, eso es algo que diría un personaje en un anime, además que es un modismo japones, Hero siempre me molestaba con eso mientras me lo decía en el oído, cosa que admito que me encantaba, pero no es ni siquiera posible que ella sepa sobre ese modismo.
-Felia disculpe, ¿de donde aprendió a decir Ara ara?
-Eso, cuando trabajaba en Francia, una chica que siempre traía una mascara solía decirlo cuando veía a nuestros mejores chicos y chicas, era una muy buena clienta, ella me explico lo que significaba, y para que servía.
Felia me guiño el ojo, cosa que me dio un pequeño escalofrió por que se sentía como si mi madre lo hiciera, cosa que me hacia sentir algo asqueado.
-Recuerdas el nombre de esa mujer Felia.
-Nunca dijo su nombre, pero trabaja para el Rey Eduardo es su organista personal.
-Disculpa que siga preguntando alguna vez la escuchaste hablar raro.
-Ahora que lo preguntas, si al inicio pense que hablaba francés con un chico, pero era muy distinto al que yo conosco, ese chico también ocupaba una mascara.
Entonces si es cierto, ahora todo tiene sentido, es por eso que las cosas no están sucediendo como debería, hay más gente como yo en este época.
-Pero ya basta de eso, ¿Helen pudiste examinarlo de verdad?
-Si, creo que tiene una fatiga extrema, tiene los síntomas de una al menos, y algo de fiebre.
Entiendo querida, puedes traer un frasco de color rojo que tengo en la cocina, esta de tras de todo la losa.
Ella dijo que si sin problemas, me dio una mirada, y se retiro a buscar el frasco, apenas ella se fue Felia se acerco a mi.
-No tengo mucho tiempo, me entere de todo lo que sucedió, de hecho todo el mundo lo sabe, Gran necesito que me respondas esto, el pacto en tú mano, tiene que ver con la recuperación de Lay... no dudes, ¿si o no? - Dijo muy enserio casi como si quisiera golpearme por ella.
Solo asentí, porque me sentí algo asustado.
-Ocupaste algo, o hiciste algo en concreto, necesito que lo digas rápido, antes que Helen vuelva.
-Si, una piedra, tuve que meterle una piedra en su boca, con la mía, eso me dijeron.
-Comprendo... Gran no se que eres, pero tu tienes algo que un humano no debería tener eso lo conocen como el Mayus, una palabra antigua de cierta raza, el Mayus es como el alma, pero como si pudieras manifestarla, es posible que no tengas reserva de ella.
-¿Como sabes todas estas cosas Felia?
-Conosco a un par de esa gente, se que me creerás porque y hiciste un pacto con algo más grande, cosa que fue una idiotez si me preguntas, pero no es tiempo para ello, la vez que entraste molesto a mi local, Expedia un Mayus corrupto probablemente lleno de sentimientos negativos, tienes que descansar tú Mayus, si quieres tener una oportunidad con Arthur y poder ganarle.
No comprendía casi nada de lo que me decía, pero al menos me estaba dando una claridad de lo que me dijo Morrigan o eso creía.
-¿Este frasco?
Felia se dio vuelta algo asustada por sentir la voz de Helen.
-Ese mismo querida, tráemelo.
Helen le entrego el frasco a Felia, luego ella lo abrió y saco un extraño dulce que ya lo conocía, uno que me habia dado la vez que vine a pedirle disculpas.
-Come uno de estos cada tres horas, eso te ayudara a recuperarte, pero es un efecto placebo Gran, esto es para que puedas recuperarte para tu duelo, después de eso tendrás que descansar, o si no ni esta medicina te salvara, ¿Entiendes?
-Perdóname, pero casi nada, pero te hare caso Felia.
-Bien dejémoslo descansar Helen, el necesita hacerlo, y vístete Gran, puedes enfermarte, esta noche será muy helada.
Que se supone que acaba de suceder.