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Fate/Hierro en plata

Fue solo curiosidad que se extendió a cada año. Una figura que todos conocían, pero de la que nadie hablaba. Un conocido, un extraño, un amigo o un desconocido. Nada importaba ahora, sólo deseaba poder comprender que había debajo de esa red que no parecía pensante. Ella no buscaba una luz guía. Ella buscaba ser esa luz.

ReydePicas · Anime e quadrinhos
Classificações insuficientes
12 Chs

crescendo

―Pareces bastante ansiosa ―Romani caminó hasta quedarse al lado de Olga Marie que estaba parada frente a un gran ventanal viendo el paisaje frente a ella.

Un paisaje estéril y lleno de nieve.

―Shirou mandó un mensaje hace unas horas, dijo que estaba en camino hasta aquí ―Olga Marie habló sin pensar mucho.

― ¿Es así?, va un tiempo que no lo veo ―Romani se rió un poco después de comentar aquello. Olga Marie alzó una ceja y miró a al hombre que estaba tranquilo ante la mención de Shirou.

Lo normal era reaccionar de manera negativa ante Shirou, no había un magus en la actualidad que no haya escuchado de sus "hazañas" matando a los suyos.

― ¿Lo conoce bien?, hasta donde sé usted y mi padre se conocieron en la guerra, ¿también Shirou?

Romani parpadeó un par de veces y sonrió.

―Se puede decir que lo conocí en la guerra y estuve también involucrado en su caso después de esta.

― ¿Su caso? ―Olga Marie tuvo curiosidad.

―Como eres tú no veo problemas para hablar, lo más probable es que conozcas que convirtió parte de sus nervios en circuitos ―Olga Marie arrugó el rostro ante esa información y asintió―. Bueno, me sorprende que te lo haya contado, odia hablar de eso.

― ¿Cuál es el punto de esto? ―Olga Marie estaba molesta por como aplaudió el doctor, pero a la vez estaba feliz.

Porque Shirou le tenía tal confianza para dar a conocer algo que no estaba feliz de hablar.

―Hubo un tiempo en el cual perdió casi la movilidad total en su cuerpo ―Romani suspiró al recordar a Shirou usar cada músculo que podía para caminar con normalidad―, de verdad que viéndolo desde otra perspectiva es un monstruo.

― ¡No lo es! ―Romani saltó hacia atrás cuando Olga Marie golpeó el cristal frente a ella, obviamente no le hizo daño al cristal blindado, pero sí a su mano.

―Olga-chan tú-

―No es ningún monstruo, sufre como nosotros, le duele, cuando le dicen las cosas solo sonríe, pero sufre… tiene pesadillas, miedos y sueños… ―Olga Marie miró el suelo y luego alzó su mano para ver su puño que estaba manchado en los nudillos.

―Lo sé ―Romani le dio unas palmaditas en el hombro y luego le tendió un pañuelo. Olga Marie aceptó aquello con algo de escepticismo pero lo tomó de igual forma a los pocos segundos.

―Sí lo sabes entonces-

―Médicamente es un monstruo ―Romani se rió cuando vio la cara confundida de Olga Marie, confusión que pasó a un sonrojo profundo al darse cuenta de lo que hizo y como reaccionó―, no te preocupes tanto.

La risa estalló en Romani cuando vio como Olga Marie se tapaba el rostro con las manos.

―Yo… ¡es su culpa! ―la cara de Olga Marie seguía roja por la vergüenza. Había actuado demasiado emocional y a la defensiva por Shirou.

Obviamente por lo visto Romani y Shirou se llevaban realmente bien por como hablaban del uno y del otro.

― ¿Romani?, es solo un doctor molesto en el peor de los casos, pero es buena persona, la ultima vez que tomé algo con él terminé llevándolo a su casa, ¿creerías que lo vi entrar a un café con personas en traje de sirvientas y preguntar si había alguna dispuesta a casarse con él?, fue tan surrealista que no podrías creerlo sino lo vieras.

Olga Marie suspiró al darse cuenta de lo tonto que fue su actuar, era más que obvio que Romani no tenía en la misma categoría que los demás a Shirou.

―Ya, ya, podemos seguir ―Romani intentó calmarse, pero su risa salió al final de la oración, la mirada de Olga Marie indicaba que se callara o lo pagaría―, bien, lo que quería decir es que confía en ti mucho más de lo que creerías, la heredera Thosaka a pesar de estar siempre al pendiente de él, nunca se le fue informado el caso como tal.

Los ojos de Olga Marie se abrieron ante esa información, ella pensó que Thosaka fue la primera en aprender de eso.

―No lo fue, Shirou-kun no quería eso ―Romani contestó a la pregunta que se formuló en la cabeza de Olga Marie―, y no, no puedo leer la mente de los demás, solo que esa sonrisa tonta que se formó en tu rostro es bastante delatadora.

Olga Marie abrió los ojos y se dio la vuelta para verse en el reflejo del cristal a su lado.

―Shirou confía en ti mucho más de lo que darías crédito, eso no es algo lo cual muchos puedan contar, por lo cual incluso si algo así se repite recuerda, no importa quien vea como sea a Shirou-kun, lo que importa es como lo veas tú ―Romani se giró y se preparó a irse.

―Espere… ―Olga Marie habló e hizo que el doctor se detenga―, mencionó que siguió el caso de Shirou, ¿Qué pasó al final con sus circuitos originales?

―Ah… los nervios son extensiones de sus circuitos, pero no es algo bueno como podría sonar, sus circuitos se degradaron y la extensión es solo un apoyo que ayuda a que funcionen en forma, es por eso que es un monstruo en lo que se refiere a lo médico, ese chico tiene el cuerpo perfecto para ser un maestro de refuerzo.

Olga Marie asintió con la cabeza y pensó en lo mencionado.

Explicaba mucho el como el hombre reforzaba su cuerpo tan fácilmente.

―Gracias ―Olga Marie se recompuso, se paró en forma y luego tosió en su puño―, agradezco por la información compartida.

Romani se quedó unos instantes frente a Olga Marie sin cambiar de expresión, solo para reírse mientras que se daba la vuelta y se alejaba.

― ¡Oye, no te rías de mí, soy la directora! ―Romani solo siguió su camino―, ¡Soy la directora!

Shirou solo estaba sentado en el suelo, la boca semi abierta y una mirada perdida.

A su alrededor había una gran cantidad de soldados sin distintivos aparentes, una unidad de asalto y solo de ello, que no necesitaban volver a casa o ser identificados.

Un escuadrón suicida.

Desde que había terminado todo en Japón las cosas se volvieron cada vez peor en el resto del mundo, quizá el pequeño país del sol ahora estaba libre, pero eso no significaba que el conflicto terminaría pronto.

Olga Marie había estado trabajando mucho incluso a su espalda con tal de solucionar la mayor parte del conflicto. Una sonrisa salió en el rostro de Shirou cuando pensó eso. Era probable que Olga Marie termine con la guerra ella misma por como iban las cosas, casi parecía como si todo lo que hizo hasta ahora…

Fue innecesario.

Shirou sacudió esos pensamientos de su cabeza, no había forma que con todo lo que sacrificó, con lo que dejó atrás, con todo lo que alejó para llegar a este punto, que todo eso fuese nada más que un escalón más.

¿Si hubiera muerto a manos de Marisbury en la guerra en vez de formar una alianza el resultado hubiera variado en algo?

Todos los que quiso proteger hubieran muerto de igual forma, Rin también, ¿quizá Caren estaría viva aún?

¿Al final que hizo Shirou para poder llamar la atención de Alaya?

Matar.

Mató a muchos, tantos que no pudo estar tranquilo, fue demasiado.

― ¿Por qué te quedas quieto en medio de un campo de batalla? ―Shirou se giró y vio a Rin que estaba con los brazos cruzados y mirándolo con molestia.

― No le hagas caso senpai, solo está preocupada por ti ―Shirou se giró y vio a Sakura que estaba caminando hasta quedarse frente a él―, ¿te duele en algún lugar senpai?

―Estoy bien ―Shirou no pudo apartar los ojos de las dos personas que habían estado paradas frente a él. La mirada perdida aún se encontraba de todos modos, era como si los ojos de Shirou no estuvieran viendo de manera directa a nada en particular, eso más las ojeras daban una vista que resaltaba el cansancio.

―Idiota, siempre dices que estás bien ―Rin le señaló con el dedo ante la obvia mentira que dio Shirou.

―Senpai, está bien expresarte, eres igual que todos nosotros, eres-

― ¡No lo soy! ―Shirou se paró y miró a su alrededor.

No había nadie.

Llevó una mano a su cara e intentó calmarse.

― ¿Por qué no dejan de aparecer? ―Shirou apretó los dientes y su expresión se quebró cuando vio a Illya saltando sobre los charcos de agua que estaban alrededor de los hombres en el suelo.

―Porque tienes miedo de que seamos olvidadas ―Illya extendió los brazos y dio un brinco más antes de mirar a Shirou―, una vez que mueras, ¿quién nos recordará?

―Yo… ―Shirou extendió su mano y caminó hasta estar frente a Illya.

Ya no se encontraba.

―No hay gloría en la muerte ―Caren estaba con las manos en la espalda y pasando al lado de Shirou―, lo sabes mejor que nadie, solo Dios puede dar esa gloria…

Caren se detuvo y se agachó al ver que Shirou ahora estaba viendo el suelo, la albina se puso frente a Shirou y lo miró al rostro.

―A los humanos solo nos queda el olvido ―Caren terminó antes de ver como Shirou cerraba los ojos. Respiró hondamente y luego de unos segundos los abrió.

Estaba solo.

―No murieron en vano ―Shirou llevó una mano a su frente y se llevó sin pensar el cabello hacia atrás, la mirada perdida en el campo frente a él solo se intensificó con la puesta del sol que estaba ante él.

―Yo… quería protegerlas, deseaba verlas sonreír una vez más ―Shirou puso sus manos en el suelo y se hiperventiló.

Desde que aceptó el trato con Alaya las visiones parecían ser casi cosa frecuente.

―Está bien, estamos felices porque tú sonríes ―brazos se pusieron en la espalda de Shirou, un abrazo que pasó a dos, tres y cuatro, las manos seguían subiendo sobre él a cada momento. Ya no eran las manos amables que intentó guardar, ya no era aquel toque suabe que le gustó.

De la nada se sintió como cientos de manos subieron sobre él.

―Sonreír por los caídos, ellos no son olvidados, ellos no son descartados ―Shirou sintió como alguien tomó su mano. Se giró y vio la sonrisa de Illya, ella estaba feliz.

El golpe de realidad vino cuando se dio cuenta de que lo que había terminado en su mano era una granada y la persona que la puso fue uno de los soldados que había sobrevivido de alguna forma.

Los ojos de Shirou se abrieron cuando pudo ver cada fracción de segundo en que el metal de la granada se inflaba.

La boca del soldado soltando la blasfemia a su contra abrirse lentamente.

Luego todo a su alrededor explotó.

―Ha sido un tiempo, Olga Marie, no, lo correcto sería llamarla ahora directora, ¿no? ―Olga Marie se giró y vio a Lev que caminó hasta quedarse a su lado.

― ¡Oh!, ha sido un tiempo ―una pequeña sonrisa salió de Olga Marie, quizá el hombre no fuera la persona con el mejor interés, pero sí fue una de las pocas que le habló en el tiempo en el cual no era nada.

Era por ello que a pesar de ver más o menos que había interés de por medio es que lo dejó como estaba. Estaba feliz de que incluso cuando todo el mundo la llamaba inútil había alguien a parte de Shirou que le dio su voto de confianza.

―Parece bastante ansiosa ―Lev señaló viendo como Olga Marie estaba con su comunicador en mano.

―Ah, alguien importante viene de visita.

― ¿Sería el cabeza de familia Emiya? ―Lev preguntó con interés.

―Lo es, ¿es tan predecible? ―Olga Marie suspiró ante aquello. No era normal de ella actuar tan emocional o expresar como lo estaba haciendo todo lo que mostraba.

Una leve risa salió de Lev cuando ella comentó aquello.

―He hablado con el joven Emiya, fue la mano derecha de Marisbury un tiempo, ¿lo sabía? ―Olga Marie parpadeó un par de veces.

―Sé que él y mi padre trabajaron juntos, pero no sabía que estaban tan relacionados en esto.

―Desde que terminó la guerra el antiguo director llegó con un joven que estaba prácticamente paralizado en la mitad del cuerpo, al parecer su magecraft no era algo lo cual su cuerpo soportase, todos los registros de su caso están en el servidor.

― ¿De verdad? ―Olga Marie abrió los ojos con sorpresa. Después de recibir a Shirou y hablar con él iba a investigar un poco.

Fue tonto de su parte no haber buscado nada de Shirou en Chaldea.

―Lo es, estuve ahí cuando se dio la recopilación de datos, por cierto, lo siento si esta charla es corta, pero tengo que retirarme ―Lev dio un suspiro antes de meter su mano y sacar un reloj de bolsillo―. Me gustaría felicitarla, ni bien asumió el cargo logró mover todo lo que Chaldea necesita, no cabe duda que es alguien capaz, en los archivos encontrarás cosas bastante interesantes.

―Gracias ―una sonrisa salió de Olga Marie ante aquel comentario. Lev hizo una reverencia antes de alejarse.

Olga Marie dio un suspiro y caminó hasta uno de los sillones que estaban en uno de los amplios corredores de la sala cercana al hangar. Esperó unos minutos más antes de que la comunicación de una nave aterrizando se diera.

La sonrisa brillante de Olga Marie fue enorme cuando se puso de y caminó en dirección al ala de desembarco, Shirou había llegado a Chaldea.

Caminó feliz y estuvo atenta al momento de ver como de la puerta del avión privado que había mandado se asomaba una mano enguantada. La sonrisa de Olga Marie incrementó cuando vio el cabello blanco asomarse.

Pero toda alegría se detuvo cuando vio como uno de los brazos del hombre estaba descansando en un cabestrillo, la mitad de su rostro estaba con vendas y estaba bajando con un bastón.

Shirou no se había reforzado casi nada cuando la granada estalló en él. Su mente al estar inestable no pudo procesar nada de lo que necesitó para poder llegar al punto en el cual había estado peleando contra todos.

Un punto de inmunidad.

El bastón de madera tocó el último escalón y Shirou se giró y vio a Olga Marie que estaba con los ojos abiertos y la boca abierta.

― ¿No vas a darme un abrazo después de verme? ―Shirou se burló de la joven que estaba petrificada viendo las vendas en su rostro―. Oh… ¿esto?, no te preocupes, no es tan grave como parece.

―Tú… mientras que estoy aquí viviendo así… ―Olga Marie apretó los puños y miró fijamente a Shirou quien no entendió el enojo de la joven frente a él.

― ¿Marie-san? ―Shirou vio como la joven no se movió de su lugar. Vio al piloto que estaba viendo la escena desde la parte de arriba de la escalera del avión―. ¿Por qué no vamos a un mejor lugar para hablar?

La sonrisa amable de Shirou no salió de su rostro, tocó a Olga Marie y la guió fuera del hangar privado. Era mejor no tener personas que pudieran ver algo malo de Olga Marie o que quieran ensuciar su persona con rumores.

El camino hasta el ascensor principal fue de silencio total, Shirou notó como Olga Marie había tomado su mano a mitad del camino, no se molestó en soltarla, tampoco en decir algo sobre aquello.

Le fue reconfortante el que alguien lo estuviera anclando.

―Debería estar afuera ayudando en vez de estar encerrada en este lugar sin sentido ―Olga Marie habló al momento en que el ascensor se cerró. Ella había puesto la llave para ir al piso, su piso, por lo cual los micrófonos del ascensor como las cámaras se habían desactivado.

―Tú lugar como directora está aquí ―Shirou comentó apoyándose contra una de las paredes del ascensor. El bastón que había estado usando ahora estaba en mano de Olga Marie y en la otra aún sujetaba la mano de Shirou.

―Es lo que todos dicen, ¿pero que hago más allá de organizar este lugar?, el mundo se está cayendo a pedazos a cada minuto, la guerra se detuvo en algunos sectores y se intensificó en otros

―No deberías pensar en ello tú-

― ¡Soy la encargada de mantener a la humanidad con vida! ―Olga Marie soltó la mano de Shirou y se paró frente a él―. He dedicado toda mi vida para poder manejar esta clase de situaciones y ahora que se supone que debo hacer, ¿me pides que me quede a un lado?

La irritación en la voz de Olga Marie era más que audible.

―No, no lo haré, quiero ayudarte a que puedas lograrlo ―los ojos de Olga Marie se abrieron cuando Shirou se paró erguido y miró con su único ojo bueno.

― ¿Qué le pasó al color de tus ojos? ―Olga Marie preguntó al ver como el ojo de Shirou ahora era de una tonalidad gris apagada.

Casi plata.

―Yo… es consecuencia de mi magecraft, ha llegado el momento en el cual se ha desarrollado por completo.

― ¿Dolió? ―la mano de Olga Marie subió a la mejilla de Shirou y rosó con cuidado la del hombre con sus dedos. Shirou ladeó un lado su cabeza y dejó que Olga Marie tocara su mejilla.

Le recordó a las veces en la que Caren hacía eso después de verlo deprimido.

― ¿Pensando en mí frente a otra mujer?, ¿es culpa o quizá lujuria? ―los ojos de Shirou se abrieron cuando vio a Caren pararse detrás de Olga Marie quien no se dio cuenta del leve cambio en la expresión de Shirou.

―No dolió tanto como crees, es más superficial de lo que piensas, mi ojo está bien por si tienes curiosidad, posiblemente mañana podré quitarme las vendas y el cabestrillo ―Shirou comentó con tranquilidad. La luz al pasar por los pisos parecía no terminar.

― ¿Estás seguro? ―Olga Marie dudó unos segundos más, poco después se dio cuenta de todo lo que había hecho hasta ahora, no solo había invadido el espacio de Shirou sino que había tomado su mano y le tocó el rostro.

La joven se giró sobre sus talones y se dio la vuelta dándole la espalda a Shirou quien no entendió nada, tampoco pudo ver el rostro que se había puesto un poco sonrosado y que era demasiado notorio en la piel pálida de Olga Marie.

― ¿Marie-san? ―Shirou llamó al no entender lo que hacía la mujer frente a él.

― ¡No importa!, confiaré en ti, si dices que estás bien, más vale que estés diciendo la verdad, porque si estás mintiendo me haré cargo de que realmente tengas que decir que te duele todo ―Olga Marie amenazó recuperando la compostura y cruzándose de brazos frente a Shirou.

Shirou solo se quedó quieto y sonrió unos instantes antes de tocar dos veces su brazo inmovilizado. Pocos segundos después el ascensor se abrió y dejó a la vista la oficina del director, no, la oficina de Olga Marie.

―Nunca pensé que viviría para estar aquí como la responsable de todo esto… mi padre parecía estar más que bien hasta ese día ―Olga Marie caminó y tocó con cuidado el escritorio que alguna vez había usado Marisbury.

El comunicador de Olga Marie sonó poco después de estar frente al escritorio. El rechistar de lengua no se hizo esperar antes de mirar el mensaje y suspirar.

―Volveré en un momento, sabes como es el lugar, has estado con padre mucho tiempo, maldición, ¿qué demonios quiere ahora el departamento médico? ―Olga Marie suspiró antes de caminar otra vez dentro del ascensor e ir.

Shirou esperó hasta que el ascensor empezara a moverse y luego llevó una mano dentro del soporte de su brazo y sacó un comunicador que tenía la pantalla prendida.

Había enviado un mensaje a Romani para que llamara a Olga Marie.

―30 de julio de 1993 ―Shirou habló en voz alta. Las cámaras al instante bajaron y los sensores se desactivaron―. Colocar la fecha de nacimiento de tú hija como contraseña de seguridad… si supiera el mundo lo que pensabas de ella nadie la hubiera menospreciado nunca.

Shirou comentó aquello antes de caminar hasta el enorme logo de la organización que estaba en el centro del suelo de la habitación. Metió su mano en el bolsillo y sacó la piedra que había obtenido del collar de Marisbury…

―Está en el centro, das dos vueltas y luego insertas la piedra ―Marisbury estaba parado frente a un Shirou que se encontraba de rodillas. El hombre le estaba explicando algo que Shirou ya sabía.

Tocó el pequeño circulo separado del resto en el escudo de Chaldea y lo giró dos veces, dos vueltas a la izquierda, una pequeña fisura se abrió dejando ver un hueco deforme. Shirou no esperó y puso la piedra en aquel lugar.

No pasó nada. Shirou frunció el ceño, la piedra era la indicada, lo sabía por haber seguido a Marisbury a todo momento, esto era algo lo cual tenía ya en noción, el collar que el hombre había llevado siempre era la llave a muchas cosas. Shirou proyectó una aguja y forzó la parte de la piedra preciosa con el resto del collar. Vio un sello diferente en el otro lado de la piedra.

Colocó y esperó para que funcionase.

Los ojos de Shirou se abrieron cuando tres círculos más empezaron a rotar, el diámetro de cada uno era distinto, abriéndose cada círculo dejó algo parecido a brea visible, cosa que se empezó a elevar y luego se endureció, dejando un soporte que sostenía una pequeña caja que se colocaba frente a él.

Extendió el brazo con duda, era más que evidente que era lo que necesitaba.

Intentó tomarla, pero sintió una fuerte corriente recorrer todo su brazo, cosa que le hizo retroceder.

No fue un simple dolor el que dio aquella descarga.

Era algo que quemaba, y si no estuviera acostumbrado a ello hubiera perdido la consciencia al instante. Shirou miró la cara y el pequeño soporte que parecía tener un pequeño hueco abajo.

¿Un reconocer de voz?

¿Cuál sería la contraseña?

Pensó en ello unos segundos, no tenía mucho tiempo, y lo que sabía de lo que vio en los otros documentos de Marisbury podían ser tres cosas, pero optó por la que creyó correcta antes de hablar.

―Proyecto E ―Shirou habló claro y con fuerza, probó decirlo en el idioma natal de Marisbury.

La caja se abrió dejando ver un hueco para una llave, Shirou se sorprendió de que Marisbury hubiera dejado dos cosas para un solo objeto en este tiempo. Quitando la llave que había guardado consigo en su abrigo la puso dentro y vio una pequeña tarjeta de memoria que estaba dentro al lado de una libreta.

Shirou tomó la tarjeta y la libreta y separó la piedra del suelo haciendo que toda la estructura que se había levantado se fuera al instante. Miró las cámaras y tragó, caminó hasta el lugar donde había estado y en la misma pose en la que estuvo antes de desactivar todo.

―Levanta el comando y bórralo ―Shirou agradeció cuando todas las cámaras siguieron su curso y volvieron a reactivarse todos los sensores.

Miró la memoria en su mano y luego la guardó dentro de su abrigo.

Su misión principal en Chaldea estaba completa.

Obtener el retazo de información que había dejado Marisbury en su casa fue una cosa, el encontrar este otro retazo de información era otra, pero ahora quedaba lo que estaba buscando.

El taller de Marisbury, no, el taller que había pertenecido a los otros Animusphere. Aquel taller del cual ni siquiera Olga Marie tenía consciencia.

El sonido del elevador le llamó la atención. Shirou se giró y vio como este empezaba a subir nuevamente. Romani le compró suficiente tiempo entonces.

Se quedó quieto esperando y al cabo de un minuto el ascensor llegó. Solo que ahora estaba no solo Olga Marie sino también Romani al lado. Fue raro en parte, el ver como ahora ese hombre eran…

―Ha sido un tiempo, doctor ―Shirou le sonrió a Romani que alzó un brazo y lo saludó con una sonrisa, en la otra mano del hombre traía una bolsa de frituras.

― ¡Shirou! ―Romani caminó y le dio un abrazo con una mano de forma tranquila―, ah, pensar que ahora estás tan alto y más…

Romani desvió los ojos del hombre frente a él cuando pensó en lo que le pasó en su cabeza.

Shirou sonrió ante aquel comentario y negó con la cabeza.

―Hace un par de años mi piel pasó a este tono, funcionó bien el método del que me habló para poder seguir el mismo ritmo sin que tenga que dejar de practicar ―Shirou se paró a Romani quien se rió un poco antes de caminar hasta uno de los sofás que estaban al borde la oficina.

― ¿Ustedes dos se llevan bien? ―Olga Marie alzó una ceja y miró a ambos hombres que estaban hablando con tranquilidad.

― ¿Está celosa directora? ―a Romani se le esfumó su sonrisa poco después de ello cuando Olga Marie le tomó un dedo y lo empezó a torcer―, ¡lo siento!

― ¿Quién estaría celosa de ti? ―Olga Marie giró un poco más la mano de Romani antes de soltarlo―. Shirou tiene demasiada dignidad para ir por ahí con cualquier mujer.

Romani sonrió temblando intentando contener la risa, agradeció que Olga Marie no lo estaba viendo, por no mencionar casi estalló en carcajadas cuando vio como Shirou miró a otro lado por lo que mencionó Olga Marie.

No tenía donde poner su cara en este momento.

Olga Marie por gracia divina se volteó y suspiró antes de caminar hasta su escritorio. Shirou se recompuso, pero Romani estalló en risa.

― ¿Se puede saber por qué estás riendo de tal manera? ―Olga Marie alzó una ceja ante el actuar del doctor.

Ella se había quedado talmente fuera de lo que pasaba.

―No… no es nada ―Romani intentó contener la risa y calmarse―, pero me sorprende la estima que tiene sobre Shirou, normalmente las personas solo ven al tonto psicópata y no al tonto bonachón.

―No me llames tonto… ―Shirou se cruzó de brazos y frunció el ceño. Olga Marie abrió los ojos ante una reacción tal de Shirou.

¿Era esta la cara que mostró antes de pasar por todo lo que pasó hasta ahora?

Le gustó verlo actuar tan humanamente.

―Las personas lo confunden con un terrorista y un asesino en masa, es solo un idiota que quiere ayudar a los demás, pero no sabe en lo que se mete ―Olga Marie se cruzó de brazos y miró a Shirou quien la miró con confusión.

― ¿Tú también? ―Shirou miró a Olga Marie.

Antes ella no se habría atrevido a insultarlo o decir algo en su contra, ¿ahora podía decir cualquier cosa que tuviera en su cabeza con tal facilidad?

―Un idiota es un idiota, por cierto, el doctor me llamó para hablar porque dijo que querías contar un plan loco sobre como terminar la guerra o al menos hacer que las potencias cesen.

Shirou recobró la seriedad y dejó que su expresión pasara a una fina sonrisa. Cosa que no pasó desapercibida por ambos presentes.

―Sí, estoy seguro de que por tu cuenta lograras detener la guerra a su tiempo, he visto como has tratado con algunos países y su deseo por la presidencia, pero tengo una idea para juntar a todo opositor que tienes y dar un solo golpe.

―Haces que suene como si me convirtiera en alguna especie de dictador, ¿Cómo es eso de opositores? ―Olga Marie se cruzó de brazos y Shirou notó el leve rebote en el pecho de la joven.

¿No habían crecido bastante de la última vez?

― ¿Shirou? ―el nombrado parpadeó y miró a quien lo llamó y vio como la albina estaba desconcertada por su pausa repentina.

Shirou tosió en su puño y aclaró su garganta al no sentirse como para hablar en ese instante.

―Todo el mundo habla de "la noche azul" y de Dios, por lo cual he estado pensando en ello, ¿y si usamos eso como excusa para unir a la mayor parte de las personas bajo tu mando? ―Olga Marie parpadeó ante la propuesta de Shirou.

― ¿Qué? ―ella preguntó con sorpresa, no solo ella era la que estaba sorprendida, sino que también Romani.

―Para una fuerza mayor hace falta una amenaza mayor ―Romani comentó haciendo que Olga Marie se gire a verlo, pero vio de reojo como Shirou asintió con la cabeza.

―De hecho, es allí donde puedo usar mi imagen, Estados Unidos comenzó una campaña de difusión con mi rostro y otros países ya tomaron la noticia como una, soy considerado un terrorista y alguien que orquestó muchos ataques a civiles ―Shirou sonrió al pensar en ello.

Todo el trabajo que hizo para asegurar que la mayor cantidad de personas lograra vivir ahora lo venía en forma de castigo, haciendo que todos los que dejó morir ahora sean su condena.

A los ojos del público era alguien asqueroso que se merecía la peor muerte posible.

―Shirou ―Olga Marie lo miró y esperó que se diera la vuelta el hombre de pelo blanco―, ¿has perdido la cabeza?

― ¿Marie-san? ―Shirou vio como Olga Marie se puso de pie y caminó hasta ponerse frente a él. De un movimiento rápido lo tomó por la corbata y lo hizo agacharse para que se vieran a los ojos.

― ¿Crees que tú muerte resolverá algo? ―Romani y Shirou guardaron silencio ante el tono que usó la joven.

Ira.

―Sí soy yo lo hará ―Shirou tomó la mano de Olga Marie y la apartó con cuidado―. Me costó mucho, mucho tiempo, pero ahora estoy al tanto de algo que me hubiese gustado saber hace tiempo.

― ¿Y se puede saber qué es? ―Olga Marie aún sonaba molesta.

―No toda vida tiene el mismo valor ―Shirou sonrió ante aquellas palabras. El silencio llegó apenas se dio eso.

― ¿Qué? ―Olga Marie no entendió. Shirou siempre profesó que no importaba que, siempre intentaría salvar a todos―, ¿no has dicho siempre que intentarías salvar a todos?

―Y es algo lo cual no cambiaría, si pudiera dar mi vida por otra persona entonces lo haría ―Shirou se paró y miró a Olga Marie quien cambió su expresión de molesta a una difícil de leer.

― ¿Entonces como es que dices que no toda vida tiene el mismo valor?

―Porque tú vida vale mucho más que las de los demás ―Shirou levantó una mano y la puso sobre uno de los mechones de Olga Marie.

― ¿Cuándo llegaste a esa conclusión? ―una risa seca salió de Olga Marie, a pesar del contacto no se sintió bien como antes.

Fue algo más rígido.

―He pensado en ello mucho tiempo, ¿quién le da el valor a una vida? ―Shirou sonrió al ver los mechones de pelo entre sus dedos―. Nadie puede dar tal designación.

― ¿Entonces porque dices que no toda vida tiene el mismo valor? ―fue Romani quien habló.

―Porque existe la justicia, pero algo como eso es tan abstracto que no se puede tomar como un concepto único ―Shirou bajó el pelo de Olga Marie y comenzó a caminar hasta el ventanal enorme que daba a espaldas del escritorio del director.

Era visible el paso forzado que se daba en la pierna derecha del hombre.

Romani guardó silencio cuando notó el cambio en Shirou a la hora en que llegó a Chaldea, pero ahora que lo veía y podía sentir en su totalidad lo que se presentaba ante él es que pudo ver de que se trataba ese cambio en Shirou.

―Has hecho el contrato ―Romani comentó con una voz neutra, más era evidente el rostro de pesar.

Los ojos cansados color plata vieron a los ojos de Romani, la pequeña sonrisa amable de siempre estaba ahí.

―En la guerra he visto el comienzo, he visto el final ―Shirou extendió su mano buena y tocó el cristal―, esto es algo que estaba destinado a pasar, así que no tienes por qué llorar Marie.

Shirou vio como Olga Marie estaba con lágrimas formándose en su rostro.

― ¡¿Dices que me quede quieta y te vea morir?! ―Olga Marie se giró e hizo un movimiento con su mano como si sacudiera algo―, ¡solo tenemos que esperar un poco más y la guerra-!

―Se llevará a más víctimas.

―Acabas de decir que cada vida no vale lo mismo entonces porque-

―Porque me refería a que como ser humano no tengo valor ―Shirou se volteó y miró a Olga Marie quien se quedó quieta.

― ¿Qué? ―Olga Marie se detuvo a medio camino de Shirou y solo se quedó viéndolo sin comprender―, ¿eres un idiota lo sabes?

Shirou alzó una ceja ante aquel comentario.

―Lo único que tengo de valor conmigo es el recuerdo de los que quise proteger y no pude, pero estoy bien con morir al igual como lo tenía destinado por lo que-

― ¡Hablas de que viste tú futuro, pero no tiene sentido! ―Olga Marie se giró y miró a Romani quien alzó las manos en rendición al instante―, ¿No eres un doctor?, porque Shirou cree que eso es-

―El fue convocado en la guerra del grial ―Romani habló haciendo que Shirou se girara y lo viera casi como si dijera que estaba siendo traicionado.

― ¿Cómo es que fue convocado?, no hay forma en la que alguien en la actualidad pueda cumplir y ser un servant, por no decir que es lo del contrato, ¿Shirou? ―Olga Marie se giró y vio como Shirou desvió la mirada―. ¿Qué es todo esto?

―No fui exactamente yo el que fue convocado ―Shirou habló antes de girar y mirar a Olga Marie―. No estaba mintiendo tampoco cuando dije que he visto mi futuro, pero no es exacto el como pasa, pero sí comparto un final con cualquiera de mi persona que ha seguido este camino.

― ¿Qué?, en primer lugar, no tiene sentido, algo como un futuro alterno es solo eso, además que primero, ¿cómo puedes ascender al trono? ―Olga Marie sonrió nerviosa―, necesitarías un milagro para algo como eso.

No hubo palabras en los siguientes diez segundos, el silencio molestó a Olga Marie quien caminó y tomó a Shirou por la camisa en un intento de amenaza.

Era casi cómico por la diferencia de tamaño entre ambos.

―No hay una única forma de entrar al trono de héroes ―Shirou comentó casi con cuidado, como si hablar fuerte significaría algo―. La vía que usó mi yo de otro mundo fue la de convertirse en un Counter Guradian, hizo un contrato para servir al mundo.

Olga Marie ladeó la cabeza y no entendió del todo lo que pasaba.

― ¿Ellos no velan por la seguridad de la humanidad? ―un breve sentimiento de tranquilidad llenó a Olga Marie, pensó por un momento que había algo más grave que ello.

Shirou solo pudo cerrar los ojos ante la inocencia que presentó Olga Marie. Creyó que Marisbury le daría información necesaria para que ella pueda tener una idea de lo que realmente era ser un agente de Alaya.

No pensó que hiciera la vista gorda en ese asunto para dejar todo a su mano.

―No es necesariamente así… ―Shirou agradeció que Romani fue quien empezó a dar la explicación. Olga Marie se giró y miró al doctor que se estaba rascando la nuca de forma nerviosa.

―Explica ―fue más que notorio que esa fue una orden.

―Si bien cuidan de la humanidad… el concepto que se tenía de ellos no es el "bonito" que se puede llegar a creer, solo se cambió todo hace menos de una década, pero supongo que Marisbury no quiso que supieras nada por Shirou mismo…

―Deja de dar vueltas y habla.

―Muchos magus buscan la inmortalidad, pero la verdadera inmortalidad que existe es la no dependencia de algo, los agentes de la Counter Force están al mando de Alaya, y su existencia es eterna o dependiendo del contrato-

― ¡Dilo! ―Olga Marie gritó haciendo que ambos hombres se sorprendieran.

―Shirou Emiya como concepto existe, a menos que sea una variante el contrato junto con un juicio por la humanidad es la única resultante ―Romani lo dijo para luego tragar antes de ver como los ojos de Olga Marie se abrían.

― ¿Juicio?

―Mi final ya está escrito desde el día en que tomé consciencia, lo vi con mis propios ojos, lo sentí y lo experimenté, es por ello que sé que me depara al final, es por eso que sé el final de este camino.

―Dijo que variantes, no sé que demonios has visto y no entiendo nada, Shirou ―Olga Marie aflojó el agarre antes de abrazarlo.

El rostro de Shirou perdió el temple y su expresión también fue la asombro y horror.

― Tu no puedes morir, ¿me entiendes? ―Shirou miró sus manos, dudando en abrazar o no a Olga Marie quien había enterrado su rostro en su pecho.

Esto estaba más allá de aprecio y admiración. Shirou denotó eso, esto… había visto esta escena antes, había visto algo como esto una vez.

―Lo recuerdas no es así, ¿senpai? ―Shirou miró como al lado de Romani estaba parada Sakura quien estaba saludándolo con una mirada afectuosa―. Me recuerda a mí, pensé que me elegirías por sobre los demás, senpai, pero antes de darme cuenta…

Sakura llevó una mano a su cuello y se lo presionó como si estuviera sujetando algo.

Romani vio como Shirou pasó a tener una expresión de horror a una de miedo, el hombre miró donde Shirou estaba observando.

No había nada, no había ningún ruido, nadie estaba allí.

Pero se podía ver como Shirou extendía su mano hacía esa dirección, miraba a la altura del rostro de una persona y como creía que había alguien ahí.

― ¿Shirou? ―Olga Marie se separó y vio como Shirou se había quedado estático. Shirou parpadeó y respiró hondo.

Sakura ya no estaba.

―Yo… ―Shirou volvió sus ojos hacía Olga Marie quien estaba con lágrimas en los ojos, era obvio porque ella estaba triste.

Esta reunión fue una despedida de su parte.

―Lo prometo ―Shirou abrazó a Olga Marie quien sonrió ante aquello.

―Eres un mentiroso.

―Mentiroso.

― ¿Por qué estás mintiendo?

― ¡No es bueno mentir!

―No te enseñé a ser un mentiroso.

―Un rey no miente.

― ¿Mientes?, propio de ti, Dios perdona a este pecador…

Shirou sonrió amablemente e intentó mantener el abrazo con Olga Marie, la explicación siguiente vendría después de esto, porque había algo bastante obvio antes de poder seguir hablando.

Era apartar la mirada de los ojos que parecían juzgarlo, como si esperasen algo.

Las personas quienes más apreció, quienes más anheló que estuvieran en ese momento a su lado.

Estaban observando que sonriera, que tuviera esa expresión que prometió.

Ser feliz.

La sonrisa amable y la actitud tranquila volvió a Shirou quien miró a Olga Marie a los ojos.

―No te preocupes, estaré bien.

―Lo harás de igual forma, ¿no? ―Shirou se quedó en silencio cuando vio a Romani quien comenzó a caminar hacia él.

Estaba en el hangar preparándose para salir.

―Depende demasiado de mí ―Shirou comentó viendo el avión siendo preparado.

― ¿Y es por ello que vas a desaparecer?

―Si la traiciono la confianza en ti se perderá.

― ¿Es por eso que vas a lastimarla? ―Romani se puso contra el muro al lado de la puerta en la que entró―. Su padre murió no hace mucho, todos quieren algo de ella y la única persona en la que confía quiere suicidarse.

―Con mi muerte se puede prevenir la de muchos más ―Shirou señaló para darse la vuelta y ver a Romani.

Ahora estaba vestido con una gabardina pesada color negro, el aire frio del lugar era mucho más susceptible en los hangares.

―Eso es lo que crees, los humanos… ―Romani sonrió un poco al recordar lo que había visto con su recorrido por el mundo―. Son tontos pero a la vez intentan cambiar.

―El cambio es tiempo suficiente mientras que Olga Marie monopoliza el poder.

―El mundo no necesita tú muerte, no es necesario que hagas esto ―Romani suspiró viendo como Shirou miraba el suelo y luego alzó y miró las grandes puertas de metal.

―He salvado a muchos, ahora intentar creer en lo contrario o ir en contra de lo que he hecho toda mi vida no tiene sentido ―Shirou se quedó viendo la puerta de metal sin pestañear―. Yo… ¿realmente tomé la decisión correcta aquella vez?

Romani supo a que se refería Shirou.

A la primera vida que segó a cambio de un bien mayor.

Sakura fue la primera en caer a cambio de un interés mayor.

―No lo sé ―Romani se dio la vuelta y se dispuso a salir.

― ¿No lo sabes? ―Shirou preguntó. Se giró y vio al hombre que se quedó en el marco de la puerta.

―Has hecho lo que creías que era lo correcto, si es lo que realmente deseabas hacer, entonces no deberías de arrepentirte, pero déjame hacer una pregunta ―la voz del hombre fue rara en ese momento, demasiado profunda para lo que normalmente sonaba.

― ¿Qué es? ―Shirou accedió.

― La felicidad que has experimentado al salvar a otros… ¿es mayor al dolor que has sentido al dejar a alguien atrás?

Con eso dicho Romani se giró y abrió la puerta antes de salir.

Shirou solo se quedó quieto viendo la puerta por donde había salido el doctor.

― ¿De verdad no estás feliz por nuestro sacrificio? ―Illya interrumpió la imagen que Shirou tenía enfrente, el hombre no se movió y tampoco respondió. Actuó como si la mirada de confusión de Illya no existiera.

¿De verdad había sido feliz hasta ahora ayudando a los demás?

Sería una mentira decir que no había estado emocionado al ver las sonrisas de los otros, de la felicidad naciente en todos quienes estuvieron frente a él. Sería una mentira decir que no estuvo alegre cuando le dieron las gracias por todo lo que había hecho.

Pero también sería una mentira decir que estaba feliz con haber dejado a las personas que juró proteger atrás solo por el bien común. Un bien que buscó, una salvación mayor.

Un bien mayor.

―Es raro verte aquí, ¿pasó algo lo cual necesites mi ayuda? ―una voz jovial, dulce y a la vez melodiosa.

Shirou se quedó viendo a la mujer que caminó hasta estar frente a él y sentarse en uno de los sillones que estaban en frente.

―No sabía a quien recurrir… ―Shirou habló con tranquilidad viendo el cabello rubio peinado en taladros que caían con gracia.

― ¿Es así?, me sorprende, sabes, si esto hubiera pasado hace unos años no dudaría en estar más que feliz de verte frente a mí ―la voz sonó juguetona, pero a la vez algo cansada.

―Luvia-san…

―Oh mí, por favor no lo tomes a mal, recuerdo perfectamente nuestro tiempo juntos, fue de lo más divertido y que más aprecio ―la mujer le sonrió a Shirou quien miró hacía otro lado ante aquella mención―, Oh mí, oh mí, ¿avergonzado?

―No yo-

― ¿Estás con una nueva mujer?, bastante descarado de tú parte pedir ayuda mía cuando tienes a otra mujer a tú lado.

―Luvia-san yo-

― ¿Cuánto necesitas? ―la mujer cambió su tono de voz, ya no sonó amigable, tampoco complaciente y mucho menos le dio la misma mirada cálida que Shirou recordó.

―… ―No hubo respuesta de Shirou ante aquella pregunta de Luvia.

―He estado esperando que algún día regreses aquí, ¿sabes? ―Luvia se puso de pie y caminó hasta ponerse frente a una de las ventanas de la sala―. Primero pensé que estabas jugando conmigo, pero poco tiempo después me di cuenta que no eras esa clase de personas, fui yo la que tuvo la ilusión de que podía haber algo más, fui yo quien se puso al frente en todo esto.

―No necesitas culparte por algo que-

― ¡¿Qué es tú culpa?! ―Luvia se giró y miró a Shirou quien abrió los ojos ante ese arrebato de la mujer que siempre fue risueña y bromista―. ¡Obviamente no fue tú culpa!

Luvia camino y se puso frente a Shirou quien no se movió.

―Te he visto caer cada vez más y más en los rumores, he escuchado como te han llamado a lo largo de los años, lo que has hecho, pero ¿sabes? ―Luvia sonrió antes de mover su mano a la mejilla de Shirou―. No me importaba lo que hubieran dicho los demás si es que pudiera haber logrado darte ese pequeño atisbo de esperanza que vi en tus ojos aquella vez.

― ¿Qué? ―Shirou no entendió de lo que habló la mujer frente a él.

―Esa niña, acaparó toda tu atención como si fuese lo más preciado que hubieras visto, al principio no entendí de la razón ―Luvia se separó, cerró los ojos y giró antes de cruzar las manos en la espalda.

― ¿Marie-san?

―Ella está igual de retorcida que tú ―Luvia habló casualmente después de aquel tono alzado y de emoción.

Shirou no entendió lo que quería decir Luvia, ¿de qué trataba todo aquello?

No tenía sentido que la conversación se hubiera dirigido a Olga Marie de la nada.

―Marie no es una mala persona ella-

―Busca ayudar a la humanidad como su padre, pero tú la influenciaste de la peor forma que he visto ―Luvia se giró y vio a Shirou quien seguía con una expresión de no comprender nada de lo que estaba contando la rubia―. No lo entiendes, ¿verdad?

―No he hecho nada que no fuese ayudarla ―Shirou ladeó la cabeza antes de ver como Luvia empezó a sonreír, sonrisa que pasó a una risa suave característica de ella.

―Esa misma inocencia es la que atrae, pero tú crueldad es tal que no es cruel, eso es lo que aterra de Shirou ―Luvia sonrió antes de sentarse de nuevo en su asiento y ver a Shirou que seguía confundido―, no hay persona más cruel que la que no sabe que es cruel.

―No lo entiendo ―Shirou ladeó la cabeza, pero sonrió de forma cortés y amable.

―Lo sé, eres demasiado puro para poder creer algo como eso o entender algo que nosotros, sabes ―Luvia solo suspiró antes de mirar a los ojos a Shirou―. Has ayudado mucho a la cabeza de familia Animusphere, pero esa misma amabilidad sin raciocinio no pensé que pudiera ser contagiosa.

― ¿No puedes decirlo de manera directa? ―Shirou se estaba cansando de la forma criptica en la que hablaba Luvia.

Una suave risa salió de Luvia ante esas palabras.

―Es por eso que todo el mundo cree que eres aterrador, querido Shiro, no entiendes el límite entre inocencia y brutalidad ―Luvia sacudió la cabeza negando lo que pensó para sí misma―. Te financiaré en todo lo que necesitas, pero quiero algo a cambio.

Shirou se sorprendió con la facilidad con la que iba todo esto.

― ¿Qué sería eso? ―Shirou no pudo evitar estar sorprendido ante el cambio de actitud tan variado de Luvia.

―Ah, lo siento por mi actitud anterior, pero el verte actuar igual de inocente que desde un principio fue como… si fuese yo la única que ha cambiado ―Luvia sonrió antes meter su mano entre sus pechos.

Shirou abrió los ojos cuando vio como Luvia sacó una carta que bajó sobre la mesa que estaba entre ambos.

―Quiero que me traigas a cierto grupo de personas de la torre.

Shirou se sorprendió ante el pedido de Luvia. Él sabía mejor que nadie que ella no era de ese tipo vengativa o algo parecido.

― ¿Qué? ―Shirou no entendió lo que pasaba.

―Considéralo un regalo de igual manera para ti, tú… ¿realmente crees que alguien como Thosaka moriría por unos simples humanos con armas? ―los ojos Shirou se abrieron ante lo que mencionó Luvia.

― ¿Fue asesinada por alguien de la torre? ―la pregunta no pudo evitar salir de la boca de Shirou.

La sonrisa de Luvia fue floja, casi sin ganas.

―Sabes, cuando estuvimos los tres juntos en la torre, probablemente fue uno de los momentos más felices que experimenté, ¿el ver como alguien como ella morir de una forma tan lamentable?, nunca se lo diría en su cara, jamás, pero de verdad la apreciaba y sé lo buen magus que era.

―Luvia…

―Alguien asesinó a Thosaka, y estoy más que seguro que ese alguien cree que su plan fue perfecto, oh, sobre el dinero no te preocupes, el mundo se está despedazando mientras que tenemos esta conversación por lo cual…

Luvia hizo una pausa antes de poner una mano sobre su palma abierta, su codo descansaba en su rodilla y le sonrió a Shirou con una sonrisa que Shirou reconoció al instante.

Fue la misma que ella daba cuando estaba por hacer algo loco y sin sentido.

―No me importa el mundo, mis recursos, tus recursos, ¿algo loco verdad? ―Luvia sonrió de lado ante esa mención.

―No, para nada ―sonrió cuando vio como Luvia se levantaba de su posición adelantada y se recostaba contra el respáldelo del sofá.

―Será divertido esto, ¿quieres ver la torre arder? ―Luvia sonrió cuando vio como la expresión de Shirou pasó de una sonrisa pequeña a una de sorpresa―. ¿sorprendido que una noble tenga esa idea?

―Es imposible desmantelar la torre, no importa cuantos recursos tengamos esto-

―Quieres buscar un lugar a quien señalar como el culpable, y estoy seguro que ambos queremos venganza.

―Esto es una locura ―Shirou no lograba entender como había terminado Luvia en aquella idea tan retorcida y loca.

―Viniendo de ti esa palabra es un cumplido, tengo esto cubierto, he estado trabajando en ello, sabía que me contactarías al final ―Luvia sonrió con confianza ante aquello―. No creo que la torre caiga, pero sí perderá su fuerza.

―Subestimas a la torre.

―No, te estoy sobreestimando querido Shirou ―Luvia sonrió cuando Shirou se quedó callado.

Era de las pocas veces en la que podía tomar tan por la guardia baja a aquel idiota. Shirou miró la convicción en la mirada de Luvia y no entendió como es que aquella mujer noble había terminado en aquel estado.

Pero no importaba, el bien mayor aguardaba, el bien mayor era lo que necesitaba y lo que quería.

La oportunidad estaba presente.

―Serás considerada culpable después de esto ―Shirou señaló intentando hacer que Luvia se quite esa idea de su cabeza.

Incluso si esto era el mejor curso de acción… ¿por qué dudaba ahora?

¿Por qué dudaba a estas alturas?

―Todo lo que he trabajado está siendo consumido lentamente, alguien me quiere sabotear, no solo a mí, a mí familia en general, yo no pienso dejar que eso suceda ―Shirou escuchó aquel tono lleno de aires, aquella voz fina y con modales.

Dar palabras que eran nada más que profanas.

― ¿Estás segura de esto? ―Shirou preguntó una vez más.

―El mundo está cayendo ahora, ¿por qué no hacer que caiga al menos un poco más lento? ―Shirou abrió los ojos con sorpresa y sonrió un poco al entender el significado total de lo que decía Luvia.

Al final.

Ella quería salvarlo.

―El mundo no necesita que seas tú ―Shirou comentó.

Porque necesita que sea yo.

Aquella palabra cruzó su cabeza al mismo instante.

―No soy arrogante para pensar que mi vida es tan valiosa, pero hay algo que sí quiero hacer, y es cumplir con un deseo de una tonta que no supo cuidar de un idiota ―Luvia sonrió al ver a Shirou confundido una vez más.

Era casi tierno el verlo actuar como un cachorro confundido una vez más ante ella. Le recordó los viejos tiempos.

―Por su puesto que el mundo no necesita que sea yo, soy demasiado fabulosa para eso ―Luvia sonrió cuando Shirou ladeó su cabeza, era obvio que no iba a comprender lo que ella decía.

―Incluso si el mundo entero está en su contra, ayuda al idiota, ¿sí?

Luvia sonrió cuando las palabras de Rin pasaron por su cabeza en un pequeño recuerdo.

Ella lo haría, ayudaría a Shirou a lograr salvar el mundo si es lo que deseaba.

Ella no necesitaba ser la del final feliz.

―Solo quiero que me prometas una cosa Shirou ―Luvia se puso de pie y le sonrió como lo había hecho tantas veces en el pasado.

Shirou lo pensó unos segundos antes de hablar.

― ¿Cuál?

―Deseo verte sonreír ―la sonrisa de Luvia fue hermosa, sencilla y sin ninguna emoción más allá de la sinceridad.

Shirou se quedó quieto unos segundos antes de formar su rostro, mover los músculos y hacer lo que siempre había practicado.

Sonrió.

― ¿Solo eso? ―Shirou sintió una opresión en su pecho ante las palabras y la leve risa de Luvia.

―Sí, quiero verte sonreír al menos una vez más ―Shirou no quitó su sonrisa amable, pero no entendió.

¿Por qué Luvia hablaba como si se estuviera despidiendo?