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Caliente

NOTA 1: Todos los derechos de la serie Neón Génesis Evangelion pertenecen a Gainax/Khara, o a aquellos quienes les sucedan legalmente en el futuro. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.

NOTA 2: Este capítulo contiene escenas de tipo LEMON (descripciones explicitas de contenido sexual) por lo que no es apto para menores de 18 años.

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Un totalmente golpeado y decaído Shinji, caminaba por la acera en compañía de sus dos amigos. Es necesario destacar que iba cojeando de la pierna derecha, tenía un ojo en tinta, un labio partido e hinchado, vendas en la cabeza, muchos moretones y contusiones por todas partes.

— Aún no puedo creer que te suspendieran de clases por una semana por tu hazaña en los vestidores de las chicas — comentó Touji.

— No me lo recuerdes — dijo Shinji resignado.

— Aun no entiendo cómo no llamaron a Misato-San, con todo el alboroto que armaron las chicas — comentó Touji.

— La llamaron, pero estaba en una reunión y no podían interrumpirla — dijo Shinji.

— Bueno, como sea. ¿Qué fue lo que viste en esos vestidores para que te dejaran así? — preguntó Touji, dándole a Shinji un típico abrazo de camaradería masculina.

La mente de Shinji fue golpeada de improviso por la visión de la roja cabellera inferior de Asuka, que era medianamente abundante, pero por sobre todo, por la intimidad de la pelirroja que se veía perfectamente desde su posición inferior, con algunas vellosidades de color rojo ensortijadas por sobre esos tentadores labios vaginales.

La nariz de Shinji explotó en sangre ante ese recuerdo.

— ¿¿Tan bueno fue lo que viste?? — preguntó Touji.

— No quiero hablar de eso, por favor — dijo Shinji, sujetando su sangrante nariz.

— Después de ver cómo te dejaron, es natural que no quieras hablar de eso — comentó Kensuke divertido — En todo caso, te estás convirtiendo en una leyenda Shinji. Primero metes la cabeza entren las piernas de Ayanami, luego le agarras las tetas a la profesora Tendo y finalmente te metes a los vestidores de las chicas. Hombre, eres mi ídolo.

Shinji fue golpeado por las palabras de Kensuke. Recordó como accidentalmente quedó con la cabeza entre las piernas de Rei y como su rostro quedó pegado a su entrepierna. Recordó como pudo sentir su aroma de mujer, dándole además un beso indirecto en su intimidad, la que se sentía muy cálida y acogedora por sobre la tela de sus bragas.

La nariz de Shinji explotó en sangre por segunda vez.

— ¿Y ahora qué rayos te pasa? — preguntó Touji, sorprendido.

— Shinji, como sigas así, vas a morir desangrado — dijo Kensuke con preocupación — Bien, cambiando de tema, tengo dos películas de animé que acabo de comprar. ¿Qué tal si vamos a un Kombini por algo de comer y luego vamos a verlas a mi casa?

Touji dio su inmediata aprobación. Como Otaku que era, no podía dejar pasar la oportunidad de ver algo nuevo. Además Kensuke siempre se las arreglaba para encontrar buen material. Por su parte, Shinji agradeció mentalmente a su amigo por esta oportuna distracción. Ya había tenido demasiado de entrepiernas femeninas por él resto del día.

El trío se encaminó al Kombini, mientras que Shinji, pese a todo su esfuerzo, no pudo apartar de su mente las entrepiernas de Misato, Asuka y Rei, compararlas en su mente y preguntarse cuál de las tres tendría mejor sabor. Shinji gimió, resignado a tener que pasar al baño del Kombini para hacerse una "Paja Express" y poder calmar esa maldita erección que lo estaba matando.

 

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Los Tres Chiflados llegaron a casa de Kensuke con algunas cosas para comer y fueron directo al cuarto del susodicho para una de sus usuales sesiones de animé. Shinji era el más agradecido ya que al menos podría mantener su mente alejada de todo lo que significara mujeres, entrepiernas y sexo; al menos por unas cuantas horas.

— Oye Kensuke. ¿Qué películas compraste esta vez? — preguntó Touji, sentándose en la cama.

— "Vaginas de Fuego" y "El Ataque del Monstruo Multipene" — dijo Kensuke con orgullo.

Shinji cayó de rodillas al suelo y comenzó a llorar silenciosamente, ante sus ya preocupados amigos.

 

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Misato estaba desparramada sobre el escritorio de su oficina, con cara de resignada y un intenso ardor entre las piernas provocado por un chico de 14 años y su acto masturbatorio. Sin contar con lo que pasó después esa noche, cuando Shinji la vio a ella masturbándose, cosa que la calentaba aún más. El ardor entre sus piernas aumentó un grado más. Misato apretó las piernas mientras trataba de apartar esos pensamientos de su cabeza.

Durante toda esa mañana, Misato estuvo en las nubes a causa de los sexuales acontecimientos de la noche anterior, motivo por el cual no entendió absolutamente nada en la importante reunión con los Comandantes de las Defensas Estratégicas de Tokio-3, que tuvo a primera hora de la mañana. Por fortuna el Sub-Comandante Fuyutsuki estuvo con ella y le salvó la vida en más de una ocasión, pero al terminar la reunión la reprendió como a una niña pequeña por su actitud. Pero lo realmente increíble vino después, cuando le informaron que llamaron de la escuela solicitando su presencia, pero al saber que estaba en una reunión importante, le solicitaron ir al día siguiente para ponerla al tanto de la suspensión de clases por una semana de Shinji.

¡Shinji suspendido de clases!

Eso era algo que ella nunca se imaginó que llegaría a ocurrir. Tendría que hablar seriamente con Shinji al llegar a casa; si es que podía mirarlo a la cara sin morir de la vergüenza o calentarse al extremo de correrse con solo verlo.

Misato gimió con resignación, sintiendo que el fuego entre sus piernas ya no lo podría aguantar por más tiempo. ¿Qué rayos tenía Shinji para calentarla de esa forma? "Un pene grande y gordo" fue la respuesta que llegó a su mente. Dio un gemido de resignación.

Misato se reprendió mentalmente. No podía estar pensando así sobre su protegido, era algo inmoral, pero no lo podía evitar. Había visto a otros hombres masturbarse antes, incluso había masturbado personalmente a más de uno, pero lo de Shinji la impactó de una manera sin precedentes. El solo recordarlo meneándosela frente a ella era suficiente para encenderla como un árbol de navidad, además que nunca imaginó que Shinji estuviera tan bien dotado. Es cierto que una vez se la vio, pero en esa ocasión la tenía colgando fláccida y sin vida y no en su máxima expresión como el día anterior. En verdad era grande, más grande que Kaji. No pudo evitar imaginar cómo se sentiría tener a Shinji dentro de ella.

— Shinji — dijo Misato soñadoramente, mientras se abría de piernas y llevaba sus dedos a su intimidad y comenzaba a trabajar para calmar el ardor que la estaba consumiendo — ¿¿PERO QUE ESTOY HACIENDO?? — se preguntó Misato horrorizada, observando sus ahora mojados dedos con los que se estaba masturbando mientras pensaba en Shinji.

¿Qué rayos le estaba pasando? Eso no era sano, no podía pensar así sobre Shinji. Es solo un chico de 14 años, pronto a cumplir 15, sin ningún tipo de parentesco con ella y… Espera. No tienen ningún tipo de parentesco.

Los ojos de Misato se estrecharon ante ese pensamiento, considerando que la idea no era tan descabellada después de todo. No había ningún tipo de parentesco entre ellos y sabía de parejas con diferencias de edad mucho más extremas, además ambos se quieren, eso lo tenía claro, así que no había nada de malo en que ellos…

Misato se dejó caer nuevamente sobre su escritorio. No estaba bien pensar así. Era inmoral, tenía que pensar las cosas con calma, y para eso, lo primero era deshacerse de ese molesto ardor entre sus piernas. Con resignación, Misato se acomodó para poder masturbarse a gusto, cuando golpearon a la puerta. Con un regañó se subió las bragas y se sentó correctamente ante el escritorio.

— Adelante — dijo sin ningún ánimo.

— ¡Hola Misato! — dijo Kaji, entrando a la oficina con su habitual sonrisa de casanova.

Lo siguiente que supo Kaji, fue que estaba de espaldas en el suelo, con una ardiente y deseosa Misato sobre él, arrancándole a tirones la camisa y haciendo saltar todos los botones.

 

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"Sensual"

Esa es la definición que mejor le calzaba a esa mujer. Para empezar, es de un porte imponente, algo poco común en las mujeres japonesas. Su cuerpo es simplemente perfecto, con pechos firmes y erectos, cintura estrecha, caderas insinuantes, junto con largas y torneadas piernas, enfundadas siempre en finísimas medias de color negro. Su cabello rubio; pese a no ser su color natural, le sentaba de maravilla, sumado a esos tentadores y sensuales labios carnosos, la convertían en la mujer más espectacularmente hermosa que jamás había conocido en toda su vida.

— Maya.

— Sí — dijo Maya soñadoramente.

— Maya.

— Sí — repitió la aludida en forma ausente.

— ¡¡¡MAYA!!! — gritó Ritsuko, para sacar a su discípula de su estado de ensimismamiento — ¿Se puede saber qué te pasa?. Hace rato que estas en las nubes. 

— Perdón doctora. No se volverá a repetir — dijo una apenada y sonrojada Maya Ibuki.

— ¿Segura que te sientes bien? Estás un poco sonrojada — preguntó Ritsuko con genuina preocupación, poniendo una mano en la frente de Maya, para comprobar su temperatura.

Esta acción fue como una descarga eléctrica para Maya, que sintió su corazón acelerar a todo lo que daba, junto con un conocido ardor entre sus piernas, asociado de un tiempo a esta parte a cierta rubia científica con un lunar bajo su ojo izquierdo.

— Es… estoy bien, doctora. No es nada — dijo la joven mujer, apenas audible.

— ¿Segura? — preguntó Ritsuko no muy convencida, levantando una ceja.

— Segura. No es nada — dijo Maya, ya más repuesta.

Luego de ese pequeño intercambio, ambas mujeres siguieron revisando gráficos, índices de sin sincronización y cosas por el estilo, hasta que finalmente se dieron un descanso. Maya fue al casino de NERV y luego de pedir un café negro, se sentó en una solitaria mesa para analizar su situación.

Para empezar, ella no era lesbiana; o al menos eso creía. Estaba segura de que le gustaban los hombres, había tenido novios en el pasado y algunas aventuras también. Había tenido sexo con hombres y había disfrutado de la experiencia, de hecho, con su último novio la relación se había basado casi por entero en el sexo.

Si, le gustaban los hombres, eso es definitivo, pero al conocer a la doctora Ritsuko Akagi, comenzó a tener deseos que nunca antes había experimentado. Comenzó a ver a esa mujer con otros ojos, cosa que la aterró, ya que ella es una mujer y eso no estaba bien. Pero sus deseos pronto fueron más fuertes que la razón, y pese a todos sus intentos por apartar esos inusuales deseo de su mente, nada pudo hacer, y terminó por caer rendida a los pies de esa mujer que le revolvía las hormonas.

El sentir como sus hormonas se alborotaban por causa de esa mujer, la hizo suponer que solo era cosa de calentura, ya que luego de comenzar a trabajar en NERV no tenía vida personal. Había tanto por hacer que actualmente solo vivía para trabajar, por lo que hacía bastante tiempo que no pasaba nada y de seguro ya tenía hasta telarañas ahí abajo. Es por esto que decidió sacudirse el polvo y botar todo ese deseo acumulado; y como Kaji siempre andaba rondándola…

Pese a toda la experiencia, empeño y dedicación de Kaji, los deseos por esa rubia científica no desaparecieron, todo lo contrario, seguían en franco aumento. Al final, Kaji consiguió lo que buscaba; un poco de buen sexo sin compromiso, mientras que ella obtuvo el convencimiento de que lo que sentía por Ritsuko Akagi, era algo más que una simple calentura.

¿Estaba enamorada de Ritsuko Akagi? La sola idea la aterraba, pero en el amor uno no puede escoger, simplemente llega. Finalmente dejó de nadar contra la corriente y se dejó llevar por lo que sentía. Aún no estaba segura de sí amaba a esa mujer, pero sí sabía que la cosa era algo más que un simple deseo carnal. El problema es que ese deseo la consumía por dentro.

Cada vez que estaba cerca de la doctora Akagi, sentía como mariposas en el estómago; y cuando por alguna casualidad sus manos se tocaban, sentía como una corriente eléctrica recorrerle todo el cuerpo. Si ese simple contacto era capaz de causarle eso, no quería ni imaginar lo que sentiría si ellas llegaran a estar juntas como amantes. ¿Cuántas noches se había desvelado mientras se masturbaba imaginándose en los brazos de su querida doctora? Había perdido la cuenta. Si solo pudiera realizarlo aunque sea una vez. Si pudiera estrecharla en un fuerte abrazo mientras besaba esos sensuales labios que deseaba con toda su alma, susurrarle cosas dulces al oído, recorrer su cuerpo con las manos memorizando cada rincón, para luego devorarla a besos... ¡¡COMO DESEABA A ESA MUJER!!

Maya dejó caer su cabeza entre sus brazos, recostada sobre la mesa, derrotada; y como ya era su costumbre, excitada. Sí, estaba excitada, y esa era la peor parte de todo. Vivía en constante excitación por causa de esa mujer.

¿Y cómo no estarlo?

Pasaba todo el día, todos los días junto a la doctora Akagi, analizando informes de sincronización, realizando experimentos, trabajando en MAGI; o su mayor tortura, ayudándola cuando la doctora se zambullía con equipo de buceo en las piscinas de regeneración, para ver el estado las EVA. El verla en ese traje de buzo ajustado y luego, en ese traje de baño que lleva debajo, era una verdadera tortura, pero a la vez un placer a su vista, apreciando lo blanca y suave que era la piel de esa mujer, junto a su espectacular figura, que la dejaba al borde del éxtasis. ¿Quién no se excitaría con eso? El problema era que se excitaba tanto, que terminaba con la entrepierna mojada y un ardor de los mil demonios que tenía que aguantar hasta poder estar sola para relajarse, mientras rogaba que la doctora no pudiera oler su excitación, que aumentaba exponencialmente al sentir su cercanía y ese perfume francés que la volvía loca.

— ¿Te sientes bien, Maya?

— ¡¡KYA!! — gritó Maya, dando un salto al ser tomada por sorpresa.

— Por dios niña. ¿Qué es lo que te pasa? — preguntó una enojada Ritsuko.

— ¡Doctora! Lo siento. No la escuché llegar. Perdón — dijo una apenada Maya.

— ¿Seguro estás bien? Hace tiempo que te noto un poco… no sé, distraída — señaló Ritsuko.

— Estoy bien doctora. No es nada, en verdad — dijo Maya con nerviosismo, al sentir la fija miraba de la mujer que le quitaba el sueño.

— No me lo parece, estás sonrojada — dijo Ritsuko, poniendo una mano en la frente de Maya, para comprobar su temperatura, causando que la joven mujer se estremeciera de pies a cabeza por este simple contacto — No tienes fiebre, pero no te veo muy bien. Tómate el resto del día y mañana quédate en casa a descansar.

— Doctora, no es necesario, hay mucho trabajo por hacer — se quejó la mujer de cabello corto.

— No te preocupes, puedo arreglármelas sola por un par de días — dijo Ritsuko con una sonrisa comprensiva, y dándole una suave caricia al cabello de su discípula — No quiero verte enferma. Ahora ve a casa y descansa — insistió la mujer con una sonrisa gentil, para luego salir del lugar, dejando a Maya en las nubes y sintiendo que se derretía sobre el asiento. Su doctora, su querida y deseada doctora, se había preocupado por ella y le había acariciado el cabello.

Maya quedó cerca de una hora sentada ante la mesa con cara de idiota, hasta que finalmente se bajó de la nube y se retiró a su casa, pero con una enorme sonrisa en los labios, sintiendo más que nunca el deseo de hacer suya a esa mujer que le quitaba el sueño.

 

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No quería volver a ese departamento, pero no tenía otra alternativa, tarde o temprano tendría que enfrentar esto, además que todas sus cosas estaban ahí. Suspiró con resignación y salió del ascensor. Al mirar por el corredor hasta la puerta al final final, sintió un vacío en el estómago, al tiempo que su cuerpo comenzó a temblar. Tenía miedo, mucho miedo. Algo natural, considerando la paliza que le había dado Asuka unas horas atrás, después que vio accidentalmente su excitante intimidad. Y es que Asuka estaba realmente "rica", mucho más rica de lo que se había imaginado. Además, se veía tan apretadita que sentía unas ganas locas de hundirse lentamente en ella, para poder sentirla con todo su ser mientras se la metía hasta al fondo.

"¿¿QUÉ DEMONIOS ESTOY PENSANDO??" se preguntó Shinji, jalándose el cabello.

No podía estar pensando en esas cosas justo antes de entrar al departamento. Si Asuka lo veía llegar con una erección… mejor ni pensarlo. Tenía que relajarse y no pensar en nada, así se le bajaría dentro de un rato.

10 minutos después.

"¡¡TODAVÍA NO SE ME BAJA!!" pensó Shinji, con ríos de lágrimas por la desesperación, mientras se sujetaba la cabeza, observando sus pantalones con nariz.

No podía entrar así al departamento. Tenía que hacer que esa erección se le bajara cuanto antes, ¿Pero cómo? No podía meneársela ahí en medio del corredor, alguien podrían verlo, pero tenía que hacer algo. Entonces se le ocurrió. Tenía que pensar en algo tan desagradable y asqueroso, que se le bajara de la sola impresión.

"Shinji vestía un insinuante traje de cuero negro, un látigo en una mano y un enorme vibrador en la otra. Junto a él, amarrado de pies y manos a los extremos de una cama, estaba su querido padre, perfectamente maquillado y vistiendo un sensual conjunto de lencería rojo, que incluía el ligero, ligas y zapatos de taco alto, mientras decía: Sí, sí, castígame más duro mi amo, he sido un niño malo"

Shinji vomitó hacia la calle por sobre la baranda del corredor, esperando de todo corazón que no pasara nadie por abajo en ese momento. Una vez que su estómago quedó vació, se limpió la boca con un pañuelo y comprobó que la erección finalmente se le había bajado; como era de esperar. Entonces se encaminó hacia el departamento. Aun temblando de miedo, abrió la puerta con mucha cautela para hacer el menor ruido posible. Una vez adentro vio el camino despejado, así que se apresuró en llegar a la relativa seguridad de su cuarto, antes de toparse con cierta pelirroja. Desgraciadamente a medio camino apareció frente a él una conocida pelirroja y sintió un vació en el estómago.

— Tú… maldito pervertido ¿¿AUN TIENES EL DESCARO DE VENIR AQUÍ?? — rugió Asuka furiosa.

— Este… vivo aquí — explicó Shinji en voz baja y temblorosa, recordándole lo obvio a la pelirroja.

— Tú... tú... — intentaba decir Asuka temblando de rabia, mientras enseñaba amenazadoramente los dientes, caminando decididamente hacia él.

— Asuka, cálmate. Fue un accidente. Tú sabes que yo nunca… no, espera. ¡¡WAAAAAA!!

Shinji comenzó a correr por todo el departamento, mientras era seguido de cerca por una furibunda pelirroja, que le lanzaba todo lo que tenía a mano y destrozando todo a su paso. Finalmente Asuka se las arregló para sujetar a Shinji de una pierna cuando este dio un salto sobre una silla, que segundos antes había sido un peligroso proyectil, haciendo que Shinji cayera de bruces al suelo, llevándose a Asuka con él.

Shinji se dio vuelta y comenzó a retroceder de espaldas por el suelo, mientras Asuka lo sujetaba y jalaba de las piernas.

— ¡¡NO ESCAPARAS MALDITO PERVETIDO!! ¡¡NO ME DETENDRÉ HASTA MATARTE!! — gritaba una histérica Asuka, mientras jalaba a Shinji de las piernas, para que no se le escapara. Lo que Asuka nunca calculó con esta acción, es que terminaría por bajarle los pantalones a Shinji, llevándose sus calzoncillos en el proceso, por lo que quedó con una vista privilegiada del miembro del Tercer Elegido.

Asuka quedó más blanca que ratón de molino, al darse cuenta de lo que había pasado, y pese a su vergüenza por esta bochornosa situación, no fue capaz de apartar la vista del dormido miembro de Shinji; después de todo, era la primera vez que veía uno en vivo y en directo. Por su parte, Shinji quedó congelado al verse con los pantalones abajo y con Asuka en el suelo sujetando sus piernas y con la cara relativamente cerca de su bajo vientre, por lo que parecía que la pelirroja se disponía a realizar cierta acción de tipo bucal. Ese solo pensamiento provocó una reacción que Shinji no pudo controlar.

// Inserte aquí "Also Sprach Zarathrustra", el tema de "2001 Odisea en el Espacio" //

El segundos antes dormido miembro de Shinji, comenzó lentamente a dar señales de vida. Luego de un par de leves movimientos, ese dormido y fláccido pedazo de carne, comenzó a erguirse lentamente ante los ojos de una sorprendida Asuka, que observaba boquiabierta como el pene de Shinji crecía hasta llegar a su máxima expresión, irguiéndose finalmente en una poderosa e impresionante erección.

Shinji en ese momento no era capaz de mover un músculo, solo estaba ahí, con una palpitante erección de campeonato ante el rostro de una sorprendida Asuka. La pelirroja por su parte, no podía despegar los ojos de la imponente erección de Shinji, y observaba fascinada ese simiente de carne irguiéndose orgulloso ante ella. Asuka no supo cuándo comenzó a tener un cosquilleo entre las piernas, ni menos cuando estiró una de sus manos para tocar lo que tenía ante ella.

 

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"Caliente"

Así es como se sentía Misato en ese momento. Hubiera esperado calmarse cuando apareció Kaji en su oficina, pero después de técnicamente violarlo un par de veces, seguía casi tan cliente como al principio. Suspiró con resignación. Era una adicta sin remedio, una adicta al sexo.

En un principio le pareció algo divertido, después de todo el sexo es rico, pero en el fondo no era algo tan bueno. Aparte de ganarse fama de "puta", era algo bastante peligroso, ya que por lo general terminaba en la cama con tipos que no conocía. Al menos al conocer a Kaji e iniciar una relación con él, logró calmarse un poco. Pero al terminar las cosas con él, todo volvió a degenerar otra vez, hasta ingresó a trabajar en NERV.

Desde entonces tuvo que ser mucho más recatada, aunque tenía esporádicas recaídas. Al final terminó su incipiente carrera de adicta al sexo, masturbándose patéticamente todas las noches en la soledad de su cuarto. La aparición de Kaji la había sacado de la masturbación por un tiempo, pero la verdad ya se estaba hartando de que él estuviera metiéndose con cualquier mujer que se le cruzara por delante. Bueno, ella no era nadie para reclamar, pero ese no era el punto aquí. El punto es que toda esta excitación era causada solo por una persona: Shinji Ikari.

Misato estacionó su deportivo azul con un rechinido de neumáticos, se bajó y observó su edificio de departamentos con total resignación. No quería llegar a casa, pero no tenía otra opción. Tarde o temprano tendría que enfrentar esta situación, pero había un gran problema.

— ¿Cómo voy a mirar a Shinji a la cara después de lo ayer? — se preguntó.

Bien, el tema no era tan complicado. Ella había visto a Shinji masturbándose y luego él la había visto masturbándose a ella. Lo que tenía que hacer era hablar con Shinji, explicarle que no había de qué avergonzarse, y decirle que la masturbación es algo normal. Sí, eso es lo que debía hacer. No era tan difícil. Una vez que estuviera todo arreglado, podrían dedicarse a tener sexo entre ellos para no tener que masturbarse en el futuro.

— ¿QUÉ DEMONIOS? — se preguntó Misato, una vez dentro del ascensor. Eso último que pensó era una total irresponsabilidad. Pero a quién quería engañar, moría por hacerlo con Shinji — ¿Qué rayos voy a hacer? — se preguntó con algo de temor, sintiendo que el ardor de su entrepierna aumentaba un poco más.

Una excitada y confundida Misato salió del ascensor tratando de apartar ese perverso deseo hacia su protegido, y respiró profundamente antes de abrir la puerta del departamento. Ella era una mujer adulta, tenía que afrontar las cosas como adulta. Llamaría a Shinji y tendría una seria conversación con él, pero primero pasaría por el baño a masturbarse, ya que no podría hablar tranquila con Shinji con ese ardor entre las piernas. Con eso en mente, entró al departamento, olvidándose del tradicional "Estoy en casa" y caminó rumbo al baño, pero al llegar a la sala la boca de Misato cayó hasta el suelo y sus ojos casi se salieron de sus orbitas, ya que se encontró con una escena que jamás en su vida pensó que llegaría a ver.

Shinji estaba de espaldas en suelo apoyado en sus codos y con los pantalones abajo, mientras observaba a Asuka, que estaba recostada sobre sus piernas, con el rostro a muy corta distancia de su erecto miembro, que estaba a punto de sujetar con su mano izquierda, para… para…

— Asuka… Shinji… ¿Ustedes…? — articuló Misato, sintiéndose inexplicablemente traicionada.

Al escuchar el balbuceo de Misato, ambos jóvenes salieron del trance en el que estaban y observaron a la mujer, que los miraba con ojos desorbitados. Solo en ese momento, Asuka dimensionó realmente lo comprometedora de su posición y lo que había estado a punto de hacer.

¡¡ESTUVO APUNTO DE AGARRARLE EL PENE A SHINJI!!

Asuka miró el erecto pene a escasos centímetros de su rostro, observó el consternado rostro de Shinji y luego volvió a observar el erecto pene otra vez; entonces reaccionó.

— ¡¡KYAAAAAAAA!! — gritó una histérica Asuka, dándole un feroz palmetazo al pene de Shinji para apartarlo del frente y casi volándoselo del golpe, para luego pararse de un salto y correr a encerrarse de un portazo en su cuarto.

Mientras la pelirroja emprendía la retirada, Shinji gemía de dolor revolcándose por el suelo, sujetando con ambas manos a su golpeado y adolorido miembro.

Misato, que en un primer momento quedó estupefacta por la reacción de Asuka, finalmente reaccionó al ver como Shinji se revolcaba de dolor. No podía quedarse ahí sin hacer nada. Ella sabía lo delicado que era un golpe en esa parte para los hombres. Tenía que cerciorarse de que Shinji no estuviera lastimado o tendría que correr con él a un hospital. Se arrodilló junto al dolorido Tercer Elegido y trató de apartarle las manos.

— Shinji… Shinji, tranquilo, soy yo, Misato. Déjame ver — dijo la mujer, tratando de apartarle las manos, pero el chico no se dejaba — Shinji por favor, quiero ver si estás bien. Shinji, por favor — dijo Misato con angustia.

Esas últimas palabras de Misato, lograron llegarle a Shinji entre todo su dolor y miró a la preocupada mujer, con lágrimas en sus ojos producto del dolor que sentía.

— Shinji, no te voy a lastimar, solo quiero ver si estás bien... por favor.

Al ver el rostro preocupado y los ojos humedecidos de Misato, el joven Piloto EVA experimentó un sentimiento de confianza que nunca había sentido antes. Ya sea por el momento, el dolor, o cualquier otra cosa, Shinji olvidó toda la vergüenza que sentía hacia Misato desde la noche anterior, y se tendió de espaldas para permitirle a la mujer revisar su golpeado y adolorido pene.

Las expertas manos de Misato tomaron el ahora fláccido y arrugado miembro de Shinji. Con suma delicadeza, comenzó a examinarlo en busca de algún daño.

— ¿Duele? — preguntó Misato, examinándolo con mucho cuidado.

— Sí, pero ya se está pasando un poco — respondió un apenado y sonrojado Shinji, que aún tenía lágrimas en sus ojos producto del dolor.

— Por fortuna no parece nada grave. Solo es dolor producto del golpe — dijo Misato ya más tranquila, mientras masajeaba suavemente el miembro de Shinji — ¿Se siente mejor?

— Sí… mejor — dijo Shinji, más sonrojado aún al sentir el tacto de las suaves manos de Misato.

— ¡Esa Asuka es una bruta! Mira que golpearte de esa manera después de haber estado a punto de… — todo el enojo de Misato se evaporó al decir esas palabras y recordar lo que estuvo a punto de hacer la pelirroja — Shinji… no sabía que Asuka y tú…

— ¡¡Por supuesto que no!! Es un malentendido. Fue un accidente — se explicó un apurado Shinji.

— ¿Accidente? — preguntó Misato, levantando una ceja.

— Sí. Asuka y yo estábamos peleando, ella me agarró de una pierna, caí al suelo, ella cayó, me jaló del pantalón y… bueno… terminamos así.

— Te creo. Tú eres el único al que le pasaría algo así — dijo Misato con una sonrisa, sintiendo que se quitaba un peso de encima.

— ¡Ay! — exclamó Shnji de pronto.

— Perdón — dijo Misato, comenzando a masajear otra vez el miembro de su protegido.

Shinji cerró los ojos y comenzó a relajarse cuando el dolor finalmente comenzó a desaparecer. Por su parte, Misato seguía masajeando a Shinji a la vez que regañaba algo sobre pelirrojas estúpidas. Como era de esperar, el miembro de Shinji reaccionó favorablemente ante las caricias femeninas y terminó por recobrar su perdida gloria, gracias a las manos de una sorprendida Misato, que observo fascinada este suceso, hasta que se dejó llevar por algo más fuerte que ella y sin darse cuenta de lo que hacía, fue cambiando lentamente el masaje a…

Shinji comenzó a sentir que el masaje de Misato pasó de ser relajante a ser algo muy placentero, demasiado placentero en realidad, tan placentero que estaba a punto de…

— ¡¡Misato!! — dijo Shinji, al abrir los ojos sorprendido por lo que estaba sintiendo.

La voz de Shinji sacó a Misato del trance en el que había caído, para darse cuenta con horror que… ¡¡ESTABA MASTURBANDO A SHINJI!!

Ambos se miraron a los ojos con la sorpresa pintada en el rostro. Fue como un momento mágico. Ninguno atinaba a decir nada, solo estaban ahí, mirándose a los ojos como si fuera la primera vez que se venían, traspasándose con la mirada, mirando hasta el fondo de su alma, hasta que lo que ya era inevitable ocurrió justo en ese momento. Shinji se corrió liberando su carga en el rostro de Misato.

SHINJI 2 - MISATO 1

Por algunos tensos segundos ninguno atinó a hacer nada, solo se quedaron ahí, Shinji mirando entre sorprendido, horrorizado y avergonzado, a una Misato con el rostro embetunado de semen. Misato por su parte, observaba a Shinji con sorpresa, sintiendo como ese líquido caliente y espeso se le escurría por la cara. Finalmente Shinji pudo reaccionar y se subió los pantalones, se paró de un salto y salió corriendo del departamento.

Misato quedó como petrificada en su lugar, viendo como Shinji salía corriendo sin atinar a decir o hacer nada por detenerlo, hasta que se levantó del suelo y se fue caminando lentamente hasta su cuarto. Una vez dentro, se recargó contra la puerta y se deslizó por ella hasta quedar sentada en el suelo de su habitación.

— ¿Pero qué demonios fue lo que hice? — se preguntó Misato con ojos llorosos, y se llevó las manos al rostro para llorar, pero sus manos dieron con una sustancia espesa y pegajosa.

Misato finalmente recordó que Shinji le había atinado en el rostro por segunda vez en dos días, y al apartar sus manos, las vio untadas con la descarga del chico. Un sentimiento de angustia se apoderó de ella. Su cabeza era un verdadero torbellino. Sabía que lo que la había estado atormentando desde la noche pasada estaba mal, sabía que era una locura, pero deseaba a Shinji. Deseaba estar con él, tocarlo, besarlo y tener sexo con él hasta que su cuerpo ya no diera más, pero eso era una absoluta locura. Para colmo de males, ahora que de alguna forma y sin darse cuenta había entrado en tal confianza con Shinji, como para que él le dejara tomar su pene, ella va y lo masturba.

— ¿Qué demonios me está pasando? — se preguntó Misato mirando sus manos y sintiendo como ese ardor en su entrepierna volvía una vez más, pero 10 veces más intenso — Genial. Ahora voy a tener que masturbarme — se dijo Misato con ojos llorosos, lamiendo una de sus manos untadas de semen en forma ausente.

"Odio mi vida" pensó Misato, antes de correrse en el piso de su habitación.

 

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Shinji corría y corría por las calles de Tokio-3. No sabía adónde iba, solo sabía que necesitaba correr, correr, correr y correr. Correr para dejar atrás lo que acababa de pasar, dejar atrás el hecho de que nuevamente se había corrido en el rostro de Misato y… un momento, se había corrido porque "Misato" lo había masturbado. Shinji detuvo su alocada carrera al darse cuenta de ese importante detalle.

— Entonces… ¿ella me masturbó? — se preguntó Shinji en estado de shock, aún sin poder creérselo.

— Que no daría yo porque "ella" me masturbara — dijo una chica con voz soñadora, sentada en una banca junto a donde estaba parado Shinji, tan ensimismada en sus pensamientos, que ni se dio cuenta de lo que acaba de decir.

— ¿Ella? — preguntó un sorprendido Shinji a nadie en particular, al ser sacado tan repentinamente de su tren de pensamientos.

— Sí, la doctora Akagi.

— ¿Akagi? ¿Ritsuko Akagi? — preguntó Shinji, dando un par de pestañadas de sorpresa.

— Ella misma.

Luego de ese intercambió por inercia, las dos personas se dieron cuenta de lo que había habían dicho y se miraron fijamente a los ojos.

— ¿Shinji?

— ¿Maya?

 

Continuará...

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Notas del Autor: Hola a todos, y se vino el tercer capítulo de esta locura.

Esta historia ha avanzado particularmente rápido, supongo porque me siento cómodo en el terreno de la comedia picante, por lo que el capítulo 4 también llegará dentro de poco.

En este capítulo se vieron las consecuencias de la incursión de Shinji en los vestidores de chicas, y lo que solicitó uno de los lectores, saber cómo fue el día de Misato luego de los hechos de la noche anterior.

Rei no apareció en este capítulo, pero en cambio Asuka tuvo una importante participación, que la dejó con algunas cosas para meditar. También me la estoy jugando con la inclusión de Maya, esta simpática mujer tendrá algunas cosas que decir en esta historia.

Nos leemos dentro de poco.