Nadie esperaba que Reuben Saruman dejara escapar esa oportunidad.
Los líderes de las fuerzas de la ciudad estaban sentados en la sala. ¿Cómo podrían no ver que el pequeño Merlín era una bala gastada? Desde el ímpetu imparable anterior, con un incremento de cien mil monedas, hasta la lucha final, con un incremento de veinte mil, todos sabían que ese era todo el dinero que la familia Merlín podía ofrecer.
En ese momento, hasta un aumento de diez mil monedas habría sido suficiente para aplastar por completo a la familia Merlín, pero Reuben Saruman no lo hizo. Vio caer el mazo de Kevin y dejó que el pequeño Merlín, atónito, se llevara a casa las últimas diez botellas de poción mágica arcana.
—¡Trato hecho! ¡Felicidades, señor Evan!
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