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Al ver recuperada su libertad, el grupo de personas de Huaxia comenzó a correr montaña abajo de inmediato.
Ren Feifan, desde luego, vio esto. Solo cuando llegaron al pie de la montaña soltó un largo suspiro de alivio.
Pero pronto, sintió un repentino embate de energía feroz que venía hacia él.
¡Lo habían encontrado!
Un escalofrío recorrió la mente de Ren Feifan mientras se retiraba rápidamente, solo para descubrir que el camino detrás de él estaba bloqueado.
Hattori Morizang emergió entre la multitud, con una sonrisa sarcástica en la esquina de su boca.
—Debo decir que me has sorprendido mucho. ¡Ha pasado muchos años desde que alguien me hizo sentir tan acorralado! —dijo Hattori Morizang, su voz rebosante de un aterrador ansia de matar.
Ren Feifan no estaba excesivamente aterrorizado, pues aún podía retroceder al espacio misterioso.
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